Primer examen ginecológico de Laura (3/4)

Siguiendo el protocolo del proyecto de investigación firmado por la joven para obtener a cambio su Certificado de Examen Ginecologico", debe seguir sometiendose a las pruebas lujuriosas de este doctor y su grupo de 'colegas'

Primer examen ginecológico de Laura (3/4)

Capitulo 3.- Primero lavativa y luego asiento en el sillón ginecológico

Una vez que Laura estuvo dispuesta sobre esta nueva mesa, el Dr. Gomis les dijo a sus ‘doctores’:

- "Como verán, la posición elevada de Laura permite un fácil acceso a su ano… Las correas son necesarias para asegurarse de que la paciente se mantenga en posición y no dañe su tracto anal por ningún movimiento repentino mientras la boquilla está dentro de ella... Esta es una gran bolsa de enema… En realidad se aplican al paciente tres enemas diferentes mucho más pequeños pero cómo sólo le haré a Laura, uno, será el equivalente a los tres… Además, usaré un enema caliente y jabonoso que funcionará más rápido y el jabón tiende a dar calambres que elimina la necesidad de meterle más enemas", dijo el Dr. Gomis a los demás.

Laura se zarandeó cuando sintió que la mano del Dr. Gomis tocaba, de nuevo, su ano... Esta vez su dedo estaba frío y gomoso por los guantes, masajeando el pequeño orificio y lubricándolo para meterle cosas más grandes… Notó cómo el dedo se movía más profundo que antes, dentro y fuera, lubricando su tracto anal para la boquilla.

  • "Vean cómo su ano está distendido por mi dedo, teniendo que moverlo alrededor en circulo… El ano es muy flexible y puede expandirse para tomar cosas bastante grandes sin romperse, siempre que se tenga cuidado durante la inserción… Tiende a dilatarse cuando se estira, por eso el coito anal puede ser una experiencia muy placentera para la mujer… Muchas pequeñas terminaciones nerviosas en el ano se estimulan cuando la hembra está siendo sodomizada... Un pene insertado dentro del tracto anal le da una sensación de plenitud a la hembra… Si la vagina está llena de manera similar al mismo tiempo, puede provocar lo que se conoce como ‘ orgasmo anal’ en la mujer."

  • "¿Estás bien, Laura?", le preguntó.

Él retiró su dedo del ano de ella y todos ellos miraron como se cerraba el pequeño agujero anal.

  • "Ahora el ano se reducirá a casi su tamaño original porque apenas lo hemos dilatado y trabajado poco tiempo… Pero después de un buen coito anal, con un buen pene dentro, el ano para recuperar su tamaño y forma anterior necesita al menos una semana, a diferencia de la vagina, que rara vez vuelve a su tamaño inicial... Muchos hombres encuentran que esto es muy placentero y esta es la razón por la cual disfrutan tanto de sodomizar a las mujeres… Es como tener una virgen una y otra vez". Y se rieron todos con el comentario.

El Dr. Gomis tomó la boquilla y la cubrió con lubricante arriba y abajo del eje como si fuera una llave… Levantó la cabeza y volvió a bajarla en dirección al orificio anal… Laura sintió que la boquilla de plástico duro empujaba contra su abertura anal... Apretó los dientes, presionando, tratando de evitar que la dura boquilla la penetrara.

  • "Observen cómo Laura está tratando de detener la inserción de la boquilla apretando con los músculos del esfínter pero su tracto anal está lo suficientemente lubricado, igual que la dura boquilla, y sus esfuerzos serán en vano"

Todos ‘los doctores’ observaron cómo el Dr. Gomis empujaba más fuerte y la boquilla de plástico negro se deslizaba más de 10 cm dentro de ella, atravesando su recto antes de entrar en su colon... Le dio unas palmaditas en el culo a Laura, diciéndole:

  • "Ahora ya tienes casi toda la boquilla dentro, Laura."

Y ella jadeó cuando su ano se llenó repentina y rápidamente con el plástico duro, inflexible mientras corría hacia dentro a lo largo de su pasaje lubricado.

Sintió que el Dr. Gomis tiraba de la boquilla hacia atrás unos dos centímetros, antes de volver a empujarla, esta vez más profundamente... Ni siquiera podía levantar las caderas o abrir más las piernas, para aliviar la sensación incómoda en su interior, porque las correas le impiden todo movimiento.

  • "Respira hondo, Laura… Sentirás que el agua se precipita hacia ti, rápidamente... Estará caliente y te hará sudar… Sentirás un poco de dolor cuando comience a moverse hacia tu colon y luego te llene y comience a darte pequeños calambres… Experimentarás una sensación de hinchazón... Debes retener el agua."

Ella nunca antes había sentido algo así… La extraña sensación cuando sus entrañas comenzaron a llenarse la obligó a golpear la mesa, tratando de escapar, pero las correas que la sujetaban se lo impedía.

  • "¡Detenga esto Dr.!", gritó.

Un dolor agudo provocado por el agua que ahora corría profundamente dentro de ella la hizo gritar... Miró hacia atrás, la bolsa roja gigante estaba menos de medio vacía… Un ligero sudor ya cubría su cuerpo… Sentía que su abdomen comenzó a hincharse.. Quería cerrar las piernas pero las correas la sujetaban con fuerza.

  • "No me meta más", rogó.

El Dr. Gomis apretó la bolsa, enviando un torrente de agua a sus entrañas… Ella volvió a mirar hacia atrás… Su rostro mostraba claramente su angustia mientras estaba llenándose su vientre sin piedad.

  • "Buena niña, Laura, casi hemos terminado", le dijo el Dr. Gomis.

Y le dio a la bolsa otro apretón rápido, disparando la última porción de agua profundamente en su colon.

  • "Voy a sacar la boquilla de tu tracto anal, Laura, y reemplazarla por mi dedo… Vas a tener que retener el agua por un tiempo para que ésta pueda penetrar y limpiar bien las paredes intestinales antes de expulsarla... Quiero aprietes muy fuerte el ano y no lo deje escapar el liquido... Es importante que lo sostengas o tendremos que hacerlo de nuevo… Y no quieres eso, ¿verdad, Laura?

  • "Por favor, al menos suelta las correas para que pueda ir al baño cuando me dejes… No creo que pueda esperar."

  • "Eso no es necesario, Laura… Lo liberarás aquí… La mesa tiene un desagüe incorporado en el fondo y tengo un aerosol muy fino y cálido que usaré para enjuagarte… No te preocupes, sólo suéltalo cuando yo te lo diga."

  • "¡Nooo..!... Van a mirar todos mientras lo dejo salir… ¡NOoo!"

Miró hacia atrás mientras el Dr. Gomis lubricaba sus dedos enguantados, sabiendo que, de nuevo, pronto sería penetrada por esos dedos.

Sintió que la boquilla se deslizaba por su ano, y apretó con fuerza su esfínter anal, no queriendo liberar los fluidos que gorgoteaba profundamente dentro de sus intestinos... Apretó aún más cuando sintió que la boquilla salió fuera, pero al instante fue penetrada por dos dedos resbaladizos del Dr. Gomis… Su ano se dilató alrededor de los dígitos que se movían dentro de ella, que presionaba firmemente.

  • "Como les comente a ustedes, Laura tiene un músculo esfínter muy fuerte… Su pareja disfrutará mucho con ella cuando decida tener sexo anal... Estás muy bien preparada para ello, Laura”, le dijo.

Él movió sus dedos dentro de ella, sintiéndola apretarse y aflojarse sobre ellos… Mientras lo hacía el Dr. Gomis notó que los calambres estaban comenzando y le dijo:

  • "Lo sé, Laura, los calambres duelen pero debes aguantar un poco más... Doctores, ¿sabrían qué hacer para ayudar a Laura a olvidarse de los calambres?"

  • "¡Nooo… Nooo!", dijo Laura sabiendo claramente a lo que se refería.

Pero no sirvió de nada… Sintió una mano deslizarse debajo de ella a lo largo de los labios de su coño antes de alcanzar su clítoris, agarrándolo con dos dedos grandes y frotando hacia adelante y hacia atrás… Otra mano cogió sus pechos, apretando la carne firme, moviendo los dedos sobre sus pezones y volviendo a ponérselos duros, otra vez.

  • “Oooh, por favor, nooo… Otra vez, nooo... Estoy agotada”

El Dr. Gomis no hizo caso a sus palabras de súplica y le dijo:

  • "¿Puedes correrte para nosotros otra vez, Laura?... Si te corres, liberaré mis dedos y te dejaré drenar el líquido que llena tus intestinos… De ti depende."

El Dr. Gomis se sonrió cuando ella comenzó a mover su pubis frotando el dedo que palpaba su coño casi antes de que terminara de hablar, sabiendo que haría cualquier cosa para detener los calambres.

  • "Sí… Eso que estás haciendo esta muy bien… Deja que los dedos del Dr. Martín encuentren los lugares donde quieres que te toque."

La orden para masturbarle la despertó de nuevo, rápidamente… Los dedos en su culo que tenía metidos el Dr. Gomis, masajearon su tracto anal y su esfínter lo apretó con fuerza mientras su cuerpo se sacudía con calambres… Tenía que correrse… Tenía que detener los calambres.

  • "Doctores, parece que Laura está preparada de nuevo para correrse... Vamos, Laura, deja que tus jugos fluyan de nuevo… Córrete para nosotros y disfruta una vez más."

Sus caderas se balanceaban hacia arriba y hacia abajo sobre los dos dedos que ahora el Dr. Martín tenia metidos dentro de su coño, empujándolos hacia adentro y hacia fuera… Su clítoris golpeaba contra otros dedos con fuerza, enviando destellos de dolor y placer a su cerebro.

  • "¡Síiiii… Meeee corroooo!"

Esta vez, lloró… Su coño soltó un chorro de flujo cuando se corrió... Y sintió, de repente, que su ano se había quedado sin dedos… Su esfínter incapaz de contenerse por más tiempo, permitió que el líquido contenido en sus intestinos saliera disparado por el culo con tanta fuerza que le abrió el ano... Luego, se cerró de golpe, sólo para volver a abrirse… Y otro chorro de agua sucia salió disparado antes de cerrarse de nuevo.

Dos dedos entraron de nuevo en su coño y lo masturbaron con fuerza, provocándole que se volviera a correr antes de que su ano se volviera a abrir para disparar el último chorro de agua sucia… Finalmente sintió que un chorro de agua tibia rociaba su cuerpo y una mano suave la recorría y la limpiaba... También sintió cómo la mano le abrió su ano y el agua tibia cayó sobre él, limpiándolo.

  • "Ahora ya has terminado esta fase, Laura", le dijo el Dr Gomis mientras deslizaba un dedo dentro de su ano relajado, entrando en su recto y su esfínter apenas lo agarraba.

"Estás mucho más relajada ahora, Laura... Notarás como te he metido el dedo hasta el fondo y tu esfínter no se ha opuesto."

Le soltaron sus brazos y piernas y el Dr. Gomis la limpió con una toalla suave, prestando especial atención a sus pechos, a su coño y a su ano… Y ella se dejó hacer sin oponer ninguna resistencia.

Luego, el Dr. Gomis la ayudó a levantarse e ir al sillón ginecológico… A Laura la vista de los estribos con sus cuerdas, le causaban una sensación de temor… Al observar también una pequeña mesa con ruedas cubierta por arriba con una toalla, el Dr. Gomis le dijo:

  • "Ahí está el instrumental que voy a utilizar contigo para para casi todo el resto del examen ginecológico."

El sillón de examen ginecológico estaba acolchado en cuero negro, para su fácil limpieza y es totalmente ajustable y se inclina tanto hacia atrás que la cabeza de la paciente puede llegar a estar más baja que el resto del cuerpo.

Los estribos no eran lo que Laura creía... Eran elegantes canales de acero, cada uno doblado bruscamente y las paredes casi tan gruesas como una pierna, conectadas con extraños engranajes y palancas.

La mente de Laura le hizo temer de inmediato cómo le doblarían y abrirían las piernas cuando se las pusieran en los estribos... Y lo sujetas que quedarían… Las gruesas correas de cuero negro resaltaban del metal brillante… Habían tres en cada estribo, capaces de sujetar sus piernas en el muslo, debajo de la rodilla y en los tobillos, dejando a la pierna sin ninguna opción para moverse de los estribos.

Ella entendió lo expuesta que quedaría su sexo abierto a lo que fuese, que habían planeado para ella.

  • "Relájate, Laura… Sé que esto te impone, pero no da tanto miedo como parece… Es realmente bastante cómodo... Ahora date la vuelta y siéntate en el sillón... Tendrás frío por unos segundos, pero tu piel se calentará rápidamente… Ya lo verás."

El Dr. Gomis la ayudó a subir al sillón ginecológico y observó su culo mientras se sentaba… Su polla estaba dura, muy dura.

Ella se sentó recatada… Se mordió el labio inferior y apretó los muslos con fuerza… Sus pechos subían y bajaban y sus pezones estaban duros por el frío.

Los ojos azules de Laura estaban bien abiertos y registraron la habitación como si buscara una forma de escapar.

El Dr. Gomis puso sus manos sobre sus piernas, ligeramente por encima de sus rodillas y le dijo:

  • "inclínate un poco hacia delante… Así… Muy bien."

Un pequeño control remoto en su mano hizo que la parte posterior del sillón se moviera hacia delante… Su espalda erguida, obligó a sus tetas a salir hacia fuera.

Volvió a hablar con los otros ‘ médicos ’ y les dijo:

"Ya hemos examinado los pechos para detectar bultos y descubrimos que Laura tiene tendencia a excitarse cuando se le pellizcan los pezones… Hemos encontrado hasta ahora, en nuestro estudio de investigación, que muchas chicas de la edad de Laura se excitan cuando sus pezones y pechos sean manejados con rudeza… Tenemos pruebas de esto en otras chicas de este grupo de investigación y continuaremos con Laura."

Laura odiaba a los médicos haciendo cosas a su cuerpo incapaz de detenerlos, pero una vez que comenzaban, lo disfrutaba… Recordó cómo el Dr. Gomis la obligó a correrse bajo las manos expertas de su equipo de ‘ médicos ’… Él vio que su boca comenzaba a abrirse como si fuera a hablar y le dijo rápidamente con un susurro:

  • “Sssh, Laura… Disfrutarás esto… Te lo garantizo."

El Dr. Gomis volvió a hablar con los ‘médicos’ diciéndoles:

  • "En nuestros otros estudios, hemos aprendido que lo mejor para la muchacha, objeto de la prueba, es no ver lo que está sucediendo y dejarla confiar en sus otros sentidos… Esto aumenta su excitación sexual… Para esto lo hacemos... Vamos, por tanto a vendarle los ojos a Laura... Dr. Fuster, ¿le importaría ponerle la venda en los ojos a Laura?”

El Dr. Fuster notó el pánico en los ojos de Laura cuando el Dr. Gomis le entregó la venda.

  • "Tranquila, Laura, sólo es parte del proyecto de investigación."

Sus manos volvieron a sus muslos y se los frotó sensualmente… Sus ojos parecían confundidos justo antes de que la venda se deslizara sobre ellos.

Laura pensó que se correría otra vez cuando las manos del Dr. Gomis palpasen sus muslos mientras la oscuridad la envolvía… La venda bloqueaba toda la luz… Sólo podía escuchar los sonidos de los médicos en la habitación y sentir las manos del Dr. Gomis sobre sus muslos… Sentía que era más el toque de un amante que un médico.

Las manos del Dr. Gomis intentaron excitarla y lo lograron... Le dolían los pezones… Él había estado en lo cierto… Su palpar le parecía ahora muy excitante y con los ojos tapados esperaba ansiosa donde la tocaría en cada momento.

  • "¡Oooh!", exclamo Laura.

Notó la sensación de algo frío… Quizás un metal debajo de sus pechos y la de una mano que se lo levantaba mientras el objeto empujaba por debajo… Sintió lo mismo en la parte superior de sus pechos… Los objetos fríos gemelos parecían querer atrapar su carne entre ellos.

  • "Aprieta lentamente", oyó decir al Dr. Gomis mientras unas manos se movían a sus costados… Las barras de metal se cerraron y Laura sintió la presión en sus pechos cuando éstos fueron apretados entre las barras rígidas.

  • "Por favor", rogó inutilmente Laura mientras sus pechos se comprimían incómodamente… La sangre fue empujada hacia sus pezones ya duros e hinchados inflamando aún más su lujuria.

Apretó los dientes cuando el dolor aumentó… Sus pechos juveniles atrapados entre las barras gemelas, apretaron la carne elástica.

Ella era capaz de imaginar cómo veían los médicos sus orgullosos pechos, ahora aplastados entre las barras de metal.

Le dolían los pezones al ser tocada porque la sangre se agolpaba en ellos... Sus manos apretaron el borde de la silla… Ella no quiso detenerlos… Dejó que se salieran con la suya y esperaba que trabajaran en sus pezones… Sabía que se correría tan sólo si se los tocaban como siempre lo hacían.

  • "Notarán cuán resistentes son sus pechos… Los pechos de las chicas jóvenes son muy maleables… Casi mendigan que se los aten con fuerza… Apriétalos un poco más… Así esta bien... ¿Ven lo hinchados que están sus pezones?... Deben tener más de 3 cm de largo por la sangre acumulada en las puntas endurecidas…  Esto los hace muy sensibles… Más de lo normal… Incluso sus areolas son empujadas hacia afuera, lo que las convierte en blancos para cualquier tipo de dispositivo de sujeción o pellizco", dijo el Dr. Gomis a los demás.

El Dr. Gomis frotó con la uña justo afuera del borde de su areola y Laura arqueó la espalda y empujó sus pechos contra sus dedos, buscando cualquier tipo de contacto.

  • "Observen cómo el cuerpo de Laura busca ansiosamente alivio... Ahora es receptiva a cualquier estímulo, placer e incluso dolor... Lo hemos encontrado en muchos de nuestros sujetos de prueba."

El Dr. Gomis cogió cuatro pinzas de ropa en miniatura, de sólo 3 cm. de largo, pero con fuertes muelles.

  • "Encienda la cámara, Dr. Fuster… Quiero capturar la reacción de Laura a medida que aumentamos la estimulación… Apunte a su cara mientras el Dr. Abellán graba la parte de su cuerpo que está siendo estimulada… La cinta final será editada junta y así podremos ver qué está sucediendo y cómo está reaccionando todo al mismo tiempo."

Filmaron su cuerpo, otra vez desnudo, pero con los ojos vendados… Sus pechos fuertemente apretados por las barras que atormentaban aún más su cuerpo cargado de sexualidad.

  • "¡¡Ay!!", gritó cuando su areola sintió el repentino pinzado severo de algún objeto desconocido… Ella movió sus pechos, pero fue incapaz de deshacerse de lo que habían colgado a su tierna carne… El movimiento solo aumentó el dolor.

Sus ojos comenzaron a lagrimear debajo de su venda… Sus manos apretaron fuertemente los brazos del sillón ginecológico mientras soportaba el dolor.

  • "Me duele… Por favor, ¡quítamelo!", les rogó.

Luego, cuando sintió la mano del Dr. Gomis moverse lentamente entre sus piernas, relajó sus músculos tensos y comenzó a abrir su coño casi como si le estuviera dando la bienvenida.

Las manos del Dr. Gomis se movieron hacia el interior de sus tiernos muslos, empujados hacia afuera, obligándola a abrirse más… Laura estaba ahora segura de que todos los ojos estaban puestos en su coño.

El dolor en sus pechos había pasado de un dolor agudo a un latido sordo y sus pezones le parecían que iban a estallar.

Las manos del Dr. Gomis, aún muy insistentes, aumentaron la separación de sus piernas, deslizándose hacia arriba y hacia abajo por sus muslos… Casi le tocó el coño, pero se detuvieron en seco para volver a bajar y empujarla hacia afuera nuevamente.

Laura no tuvo más remedio que aumentar la separación de sus piernas... Sintió el flujo de su coño por el duelo entre sus pechos y la separación forzada de sus piernas para el placer de los médicos.

  • "¡Oh Dios!" gritó de nuevo y se mordió el labio de dolor.

El repentino pellizco volvió a ocurrir… Esta vez en el otro lado… Un tercer pellizco igualmente doloroso pinchó al otro lado.

  • "¡Me duele!" gritó.

Las lágrimas empaparon la venda de los ojos mientras su dolor aumentaba… Toda su areola era una masa de dolor y placer en conflicto.

El Dr. Gomis deslizó, de nuevo, sus manos entre sus muslos ampliamente separados… Las yemas de sus dedos acariciaron la carne de los labios de su coño.

  • "Observen ustedes lo húmeda que está Laura."

El Dr. Gomis apartó los labios de su coño para que todos los ‘ médicos ’ vieran la humedad de su coño.

  • "Sus pechos pueden estar doloridos, como se puede escuchar de sus gritos, pero su coño está muy caliente... Si tocara su clítoris ahora, estoy seguro de que se correría... Pero primero debemos terminar con la manipulación de su pecho… Dr. Fuster, continúe.”

El Dr. Fuster usó cuatro pinzas de ropa en miniatura más para sacar jadeos de dolor de los labios de Laura cada vez que uno se aferraba a la areola sensible de su otro seno.

Cuando terminó, cada pezón estaba rodeado por cuatro diminutas pinzas que mordían dolorosamente su tierna carne… Sus pezones rosados ​​y duros sobresalían entre ellos… Objetivos que pronto serían visitados.

A Laura ahora le dolían los dos pechos, apretados entre las barras gemelas que comprimían la carne… La mordedura de cualquier objeto que usaran para pellizcar sus areolas se convirtió en un dolor gradualmente sordo que irradiaba de ellos, pero sus pezones aún buscaban alivio… Eran lo único que se había salvado, aunque eso no duraría mucho.

Las manos del Dr. Gomis continuaron la exploración de sus piernas abiertas con las puntas de sus dedos húmedas… Ella sabía que era por sus jugos, avergonzada por obligar a su cuerpo a hacer tales cosas.

  • "Por favor, por favor, toca mis pezones", rogó finalmente, deseando alivio, sin importarle lo desesperada que sonara… Sabía que todos podían ver lo excitada que la habían obligado a ponerse.

  • "Como puede escuchar, Laura ahora nos esta diciendo que la aliviemos… Y lo pide igual que lo han hecho otras chicas que se han sometido a estos mismos tratamientos."

El Dr. Gomis cogió dos pinzas para la ropa, no en miniatura como las que ya adornaban su cuerpo, sino una gruesa pinza de madera con muelles de metal pesado. Sonrió a los otros médicos y dijo:

  • "No nos gustaría decepcionarte, Laura... Dr. Fuster, ¿me podría  ayudar?"

Y le entregó una de las crueles pinzas de ropa... Quería que ella sintiera sus dos pezones apretados al mismo tiempo.

  • "Dr. Abellán… Tome esto"

El Dr. Gomis le entregó la otra pinza, queriendo masturbar a Laura al mismo tiempo… Quería hacer que se corriera bajo el dolor.

Sin más dilación, sus dedos tocaron los labios de su coño y las caderas de Laura saltaron por el toque inesperado… Su jadeo lo complació... Su cuerpo esperaba el toque de sus pezones… Sin embargo, las manos del Dr. Gomis la sorprendió cuando le tocó sus pubis desnudos… Él apartó sus labios y sus jugos cubrieron su coño rosa… Sus dedos frotaron arriba y abajo y ella jadeó por la inesperada masturbación.

  • "Oooh… Síiii," gimió.

Los dedos masturbadores del Dr. Gomis trajeron tanto placer entre sus piernas que el dolor en sus pechos lo había olvidado... Y tampoco dijo que le quitasen eso que le habían puesto cuando sintió un intenso dolor en sus dos pezones, que quedaron aplastados salvajemente por las pinzas entre las barras de acero.

Ella sólo sentió el dedo del Dr. Gomis en su clítoris mientras despegaba la capucha y dejaba al descubierto el brote hinchado e inflamado al tacto… Sus dedos apretaban con fuerza y ​​tiraban.

Y ella se corrió como si nunca antes se había corrido, soltando una enorme cantidad de jugos sobre el asiento de cuero debajo de ella.

Su cuerpo se estremeció y las pequeñas pinzas que pinchaban sus pechos le enviaron dolores punzantes en su carne mientras se sacudía de un lado a otro, encendiendo nuevos episodios de dolor.

  • "¡Más… Quiero más!", imploró.

Mientras sentía su corrida, se produjo un nuevo estallido de dolor agudo cuando alguien golpeó todas las pequeñas pinzas que pellizcaban sus pechos, al golpearlas de un lado a otro.

Los dedos del Dr. Gomis la masturbaba magistralmente, provocándole múltiples orgasmos… La cantidad correcta de placer se mezcló con el dolor que infligieron en su cuerpo.

Se estremeció por última vez y su cuerpo se desplomó en la silla… Le dolían los pechos y los dedos del Dr. Gomis aún estaban en su sexo.

  • "Espera un minuto… Aún no hemos terminado", dijo el Dr. Gomis.

Laura no estaba preparada para lo que iba a pasar y el Dr. Gomis quería que fuera una sorpresa.

Sus manos volvieron a su coño y sus dedos frotaron su raja empapada y todos disfrutaron viendo el movimiento de sus caderas.

  • “Ella ya se haya corrido, pero su cuerpo aún esta excitado… El tener sus ojos tapados la mantiene nerviosa y excitada”, les dijo a sus ’ colegas ’ el Dr. Gomis.

Sus dedos volvieron a su clítoris… Laura trató de alejarse al principio porque su clítoris estaba muy sensible al tacto después de sus orgasmos... Pero el Dr. Gomis perseveró moviendo sus dedos hacia adelante y hacia atrás hasta que las piernas de Laura se relajaron nuevamente, incapaz de detenerlo y se dejó hacer lo que quisiera.

Sus dedos continuaron masturbándola y su cuerpo volvía a estar al borde de un nuevo orgasmo... Laura escuchó una orden, pero no entendió que era.

  • "Ahora", dijo el Dr. Gomis a los demás.

Ella gritó cuando una serie de dedos juguetearon con lo tenía pinzándole sus pechos, especialmente, pinzándole sus pezones… Pensó que el dolor cesaría cuando se lo quitaran y esperaba ansiosa el alivio del dolor.

Al quitarle las pinzas, la sangre corrió hacia la piel y provocó un dolor que era peor que cuando se las pusieron... Lo peor fueron sus pezones, como si alguien los arrancara de su cuerpo… Notó un pellizco agudo en su clítoris, su cuerpo se estremeció por el dolor doble y volvió a correrse… Perdió el número de veces que se había corrido.

Las manos del Dr. Gomis se apresuraron hacia sus pechos, frotándolos, especialmente sus sensibles pezones, para mitigarle el dolor.

Tumbada en el sillón ginecológico, Laura estaba exhausta por la combinación de dolor y placer… Le quitaron las barras que atrapaban entre ellas, la carne de sus pechos y Laura quedó contenta de que no le hubieran causado daños físicos.

  • "Esta ha sido una excelente prueba, ‘ doctores ’... El video grabado será una prueba valiosa en nuestro proyecto de investigación", dijo el Dr. Gomis, sonriendo y pensando en su interior el dinero que conseguiría al vender el video en el mercado japonés al que tanto le gustan las mujeres jóvenes y rubias.

  • "Limpiemos a Laura para que podamos proceder a su examen pélvico", les dijo el Dr. Gomis.

Las manos de los ‘ doctores ’ lavaron ansiosamente su cuerpo con agua tibia, prestando mucha atención a sus pechos y coño.

Cuando terminaron, se pararon frente a ella de nuevo… Su cuerpo recién salido del baño de esponja que le habían dado, estaba preparado para dejarse mirar dentro de las partes más íntimas de su cuerpo.

  • "Laura, ahora necesitamos que pongas tus piernas en los estribos... Relaja tus músculos y deja que te ayude."

El Dr. Gomis le cogió el tobillo de su pierna derecha… Sintió que estaba relajada… Haber tenido muchos orgasmos habían hecho este efecto… Él tiró de su pierna hacia un lado, con todos los ojos de los ‘ doctores ’ puestos en su coño cuando éste se abrió… Su pierna quedo presionada en los elegantes canales de metal, encerrada desde la mitad de sus muslos hasta la mitad de sus pantorrillas.

  • "Necesito atar tus piernas esta vez, Laura… No quiero que te lastimes con ningún movimiento repentino… Voy a introducirte varios instrumentos en tus tractos vaginales y anales y un movimiento repentino podría causar desgarros."

Dicho esto, el doctor Gomis apretó las correas en su pierna derecha… Tres correas la sujetaron bien desde la pantorrilla hasta el muslo.

  • "Buena chica, Laura… Ahora la otra."

Su mano cogió su otra pierna y tiró de ella hacia el otro lado, la levantó y la depositó en el otro estribo… Luego, apretó las tres correas de la otra pierna y Laura quedó atada a los estribos.

  • " ‘ Doctores ’… ¿Ven cómo su coño se abre desde que le he puesto sus piernas en los estribos?... Una vez que las tenga atadas, los estribos se pueden manipular en cualquier dirección con sólo presionar este botón… Esto nos permitirá un acceso completo a sus tractos vaginales y anales para la exploración."

Laura podía imaginar los ojos de todos los ‘ doctores ’ puestos en su coño abierto… Sus piernas ya le dolían por la obscena postura abierta que la tenía el Dr. Gomis… Y sabía que éste no estaría satisfecho hasta que estuviera completamente abierta y humillada frente a los otros ‘ médicos ’.

A Laura le parecía que el Dr. Gomis disfrutaba obligándola a adoptar posiciones provocativas y las partes más íntimas de su cuerpo se las abría todo lo que podía para su inspección… La parte difícil era tratar de entender por qué ella le permitía continuar y por qué la obligaba tan fácilmente a correrse a su voluntad… Pero le gustaba.

Sintió que los estribos comenzaban a moverse hacia afuera y sus piernas eran forzadas a inclinarse… Su culo se movió más alto a medida que sus piernas se abrían progresivamente… Las correas mantuvieron sus piernas firmemente en su lugar, obligadas a seguir el artilugio de acero que el Dr. Gomis controlaba con el control remoto, sin saber qué tan lejos tenía la intención de mostrar su cuerpo para su inspección.

  • "Voy a poner a Laura en posición para el examen pélvico… El sillón ginecológico en la que se encuentra fue especialmente diseñado y construida para mí… Los grandes canales metálicos permiten que las piernas estén bien sujetas y, como habrán visto, el control remoto se usa para mover los estribos en cualquier dirección… Observe cuán abierto está su ano, lo que facilita el examen rectal… Y con la gran separación de sus piernas, es casi innecesario abrirle sus labios vaginales externos ya que estos tienden a separarse por sí solos."

Laura sintió que sus piernas se abrían más y más y ya le dolía la entrepierna, temerosa de que la partiera por la mitad… Le dijo:

  • "Por favor… Me está empezando a doler estar tan abierta de piernas."

Sintió las manos del Dr. Gomis moverse por sus muslos internos, hasta la V de sus piernas y sus dedos comprobaron la tensión de los músculos de sus muslos.

  • "Hay que ensancharte mucho más, Laura... Necesitamos que te abras mucho ya que los espéculos son bastante grandes… Así que cuanto más separados estén tus muslos, más fácil será la inserción... No quieres que duela, ¿verdad, Laura?", le dijo.

Laura, sólo se atrevió a sacudir la cabeza, temerosa de lo que había escuchado sobre el tamaño los espéculos, recordando lo que había escuchado de algunas de sus amigas sobre lo llenas que se sintieron cuando se los metieron y les dolieron mucho cuando se abrían dentro... Le habían dicho que era peor que ser follada por una gran polla grande ya que el metal no se doblaba y la carne de la polla, sí.

El Dr. Gomis puso una intensa luz entre sus piernas, una luz que también ocultaba una pequeña cámara que grabaría todos los procedimientos y daría excelentes imágenes de sus exámenes vaginales y rectales.

El Dr. Gomis pensó que muchos hombres japoneses se masturbarían al ver el video con el cuerpo expuesto de Laura.

  • "Lo primero que se debe hacer es inspeccionar los genitales externos… Palparlo bien buscando bultos o nódulos… Como ustedes saben esta área tiene muchas terminaciones nerviosas y puede ser muy estimulante para la mujer cuando se la acaricia… Observen como Laura tiene un arbusto cuidadosamente recortado… Las chicas con pubis afeitado parecen excitarse más rápido ya que las terminaciones nerviosas ya no quedan ocultas por el vello."

El Dr. Gomis metió los dedos en su pubis recortado y con las yemas frotó bien todo su montículo.

  • "Al inspeccionar visualmente los labios vaginales, notarán en Laura que sus labios menores son visibles… Encontrarán que un número bastante alto de chicas tiene labios menores que salen por fuera... A veces el clítoris o la capucha del clítoris también son visibles, aunque no en el caso de Laura."

"Como también saben forma de la vulva en una mujer es casi tan variada como la forma de una boca... Hay quien los compara con formas de la naturaleza: una flor, un higo, una orquídea…

"Además, la vulva no es simétrica... Los labios menores no tienen el mismo tamaño… Uno generalmente es más pronunciado que el otro. Esto se puede corregir con el bombeo femenino, la succión de los labios o estirando… Más adelante les haré una demostración con el coño de Laura... Tengo un equipo muy sofisticado y les mostraré cómo funciona, incluido el bombeo del clítoris que al aumentar el flujo de sangre lo hace muy sensible a la estimulación y produce orgasmos brutales… Ya lo verán pronto", terminó el Dr. Gomis.

Continuará....