Primer encuentro [Soñar es gratis]
Por fin Sandra puede conocer a su ciber-amo. Primer relato (sed buenos con los comentarios xD Críticas constructivas), según qué me digáis sigo con ciertas correciones.
Dos largos meses. Dos meses era el largo período que Sandra había tenido que esperar para hacer cumplir una fantasía que se había tornado en un sueño por cumplir. Se cumplían dos meses de manera exacta desde el día que gracias a un chat conoció al que pronto se convirtió en su Amo, el que comenzó a iniciarla en el mundo del BDSM, a adoctrinarla y domarla y a enseñarla que a pesar de su caracter rebelde e inconformista, era una completa sumisa.
Había decidido dar el gran salto al encuentro real la noche anterior. Su Amo creía que ya estaba preparada, y ella, aunque estaba nerviosa, quiso complacerle. Ahora esperaba paseando por el pasillo de su casa, caminando de un lado a otro echa un manojo de nervios. Su larga melena negra ondulaba con cada paso, rozándole con suavidad los laterales de su rostro aniñado. La espera se estaba haciendo eterna. Vestía de manera informal. tal y como su Amo le había indicado que debía hacerlo: con unos vaqueros y una camiseta negra, que había elegido a conciencia gracias a su favorecedor escote. Entonces sonó el timbre.
Sandra corrió a la puerta, deteniéndose apenas un instante antes de abrir, sintiendo un nudo en el estómago. Era la primera vez que se veían y Sandra, aún novata como sumisa, no sabía como reaccionar. No se entretuvo mirando a sus ojos, pues la timidez le hizo bajar la mirada, pero sus labios carnosos y su pelo oscuro quedaron grabados en su mente.
Buenas tardes, Amo. - Susurró, haciéndose a un lado para dejarle entrar.
Hola, Sandra. - Él se adelantó y la tomó de la mano para hacerla girar ante él, observando su cuerpo de arriba a abajo, recreándose en sus labios suaves y su rostro dulce. - Estás preciosa.
Aquel comentario logró que la joven se sonrojara, sintiendo como el orgullo por haber complacido a su Amo se extendía por todo su cuerpo. - Gracias, señor. Me alegro de que le guste.
Ella le enseñó la casa y pasó después a servirle café. Hablaron un rato, intentando que su timidez se disipase de una vez por todas, sin mucho éxito. Él le aseguro que no sería demasiado exigente aquella primera vez. Los acontecimientos se precipitaron pronto. Sin embargo, cuando comenzó la sesión, Sandra ardía en deseos de complacerle una vez más. - Ven. - Ordenó él, a lo que Sandra respondió levantándose y siguiendo a su Amo, que por la dirección que tomaba se dirigía a su habitación. Él se apoyó en el marco de la puerta, mirándola. - No así, a cuatro patas. Así empezarás a concienciarte de que eres mi perra.
Sandra no dudó y bajó la vista mientras se arrodillaba, caminando tras su Amo a gatas, notando como la situación comenzaba a excitarla. Entraron a su habitación, decorada con póster de sus grupos favoritos y fotografías de sus amigos. Él se sentó al borde de la cama, observándola y ella se detuvo, colocándose en la posición de espera.
- Levántate, perra. Desnúdate.
Sandra se estremeció. No esperaba que tuviese que hacerlo tan pronto, pero era una orden directa y no podía desobedecer. No quería hacerlo. Se desnudó sin ceremonias, tirando la ropa al suelo. Cuando quedó en ropa interior, su Amo adelantó la mano para acariciar con un dedo la raja de su coño sobre la tela, haciendo que Sandra contuviese un gemido. Él rió, divertido ante sus reacciones y dejó que terminara de desnudarse en silencio. Se sentía totalmente expuesta, allí de pie frente a él. Sin embargo era su Amo y su cuerpo le pertenecía, ¿por qué sentir vergüenza?
- Preciosa, Sandra. Túmbate.
Sandra se apresuró a colocarse junto a él, con la cara sonrojada. Él acarició sus pezones y siguió descendiendo por su cuerpo hasta llegar a su coño, que ya palpitaba de puro deseo. Él sonrió mientras acariciaba su entrepierna suavemente, haciendo que la chica suspirase. Por fin introdujo un dedo en su interior. Sandra gimió suavemente y arqueó la espalda, queriendo más. - ¿Cuántas veces has hecho esto pensando en mi, perra? - Preguntó el Amo, introduciendo un dedo más. - Contesta.
Muchas Amo, muchísimas. - Respondió la chica a duras penas, arqueándose de placer, cerrando los ojos dejándose llevar.
Mírame. - Sandra obedeció y clavó su mirada anhelante en su amo, recorriendo sus facciones con la vista, con la boca entreabierta de anhelo. - ¡Estás empapada! - Su amo volvió a sonreír y sacó los dedos de su interior, llevándolos a la boca de la chica que se apresuró en lamerlos con lujuria, con suavidad buscada.
A pesar de que deseaba volver a sentirle en su interior, supo contener su boca de sumisa insumisa y bajó la mirada mientras él se desprendía de su cinturón. Levantándose de la cama, bajó la cremallera de su pantalón y la hizo un gesto. Sandra, aún sin poderse creer su suerte, dadas las veces que había soñado ese momento, se apresuró a arrodillarse frente a él, sintiendo su clítoris palpitar y esperó en la posición debida mientras él dejaba salir su miembro erecto acariciando con él la boca abierta de la chica. - Esta era una de tus fantasías, ¿verdad? - Preguntó él, agarrándola del pelo sin contemplaciones. - ¿Qué quieres que haga, perra?
Sandra apenas podía retirar la vista de la preciosa polla de su Amo, deseando lamerla, devorarla. - Quiero chupar la polla de mi amo. - Suplicó, con el rostro encendido.
- No, así no. Mírame.
Sandra alzó la vista. - Por favor, Amo, quiero chuparle la polla.
- Muy bien, Sandra. Puedes hacerlo. Y no te olvides de mirarme.
Sandra no esperó más para recorrer aquella maravilla con su lengua, jugueteando con el glande, apenas metiendo la cabeza en su dulce boca. En seguida se dedicó ensalivarla entera antes de metérsela por completo en la boca, con la mirada clavada en su amo demostrándole en ella toda su sumisión. Él la agarró con fuerza del pelo y la alejó de su polla, dejándola jadeando de ganas.
¿Te gustaría que te follara la boca?
Sí, amo.
Pídemelo.
Amo, por favor, fólleme la boca.
Así se hace, perra.
Él la agarró de nuevo apartándole el pelo de la cara, usando su boca como si fuera un coño, mientras ella se esforzaba en mantener la vista en el rostro de su amo, con el coño empapado por la excitación, sintiendo como su polla entraba y salía de su boca, presionándola la garganta. Sandra hacía lo que podía por contener las arcadas mientras él se la clavaba hasta el fondo, disfrutando de su cara inocente y sumisa, entregada por completo a su placer.
No tardó en correrse en su boca, tal y como ella le había contado tantas veces que deseaba que lo hiciese, sin dejar de bombear mientras la chica tragaba con dificultad. Cuando se apartó, la chica tosió un par de veces, aún con parte del semen descendiendo por su rostro, cayendo a sus pechos. Su Amo le obligó a mirarle a los ojos. - No debes desperdiciarlo, perra.
Ella recogió todo el semen que había caído fuera de su boca y lo chupó con gusto. Después obtuvo el permiso de su Amo para asearse y volvió a la habitación, temblando de excitación. - Ven. No, no. Ya sabes cómo. - Ella asintió y se dirigió a la cama a cuatro patas, subiéndose a ella como lo haría un perro, para colocarse junto a su amo. - Estás siendo una buena perra hoy. Espero que no me decepciones.
[Comentarios de la autora: Primer relato, como ya dije. Espero comentarios, críticas y blablabla para corregir la continuación y enviarla. Espero que os guste :)]