Primer Encuentro (parte 5)

Continuación

“¿Quieres hacerlo pequeña?” Le preguntó, sabía que sí que quería y Él también estaba deseando, pero también sabía que le daba un poco de miedo, “Sí Amo” le contestó con un hilo de voz apenas perceptible. Estaba asustada y Él lo sabía, la tumbó en la cama, y se colocó a su lado, quería que estuviese segura, que se sintiese segura con Él, ya debía de tener claro que no la haría daño. La besó en la boca, le encantaba su boca, nunca se cansaría de mordérsela y besarla, era tan… sugerente, atractiva, provocadora… Quiero que estés segura de que lo quieres hacer, no te haré daño ya lo sabes, ¿confías en mí? Ella airada le contestó que qué pregunta más tonta, que ya sabía que sí que lo hacía, sino no estaría ahí con Él ahora mismo. Le dijo que lo hiciera, y Él le dijo que no lo iba a hacer, porque no aceptaba órdenes de su sumisa, a ella le dio la risa, le encantaba como podía pasar de un momento tensó en el que se sentía insegura, a sentirse protegida a su lado, sabía que no le haría ningún mal. Le pidió que por favor lo hiciera, Él la puso cara de… no sé, no sé, tengo que pensarlo, y empezó a reírse, a lo que ella contestó con otra sonrisa, esa sonrisa suya le volvía loco, y lo peor de todo es que ella lo sabía. En un rápido movimiento la puso bocarriba en la cama, y en dos segundos se lo encontró montado de nuevo encima de ella, a horcajadas, con las manos por encima de su cabeza y las de Él la sujetaban para que no se moviese, la empezó a besar y morder por toda la boca, y bajo hasta su cuello, “voy a marcarte a mi manera Señorita Cantero” la mordió todo el cuello y siguió bajando por sus tetas, era su turno de nuevo, ella pensaba que si no había tenido suficiente con lo de antes, tenía el pecho bastante sensible, no quería que la mordiese más por ahí, pero no se lo iba a decir, en el fondo la volvía loca. Cuando notó que no estaba del todo cómoda cuando le mordía los pezones siguió bajando hasta su ombligo y luego a los costados, ella empezó a patalear, eso la hacía cosquillas y Él lo sabía por eso lo estaba haciendo, empezó a pedirle entre carcajadas que parase, que la hacía cosquillas y no aguantaba más, Él levantó la cabeza para mirarle y le negó con ella, para seguir con su particular juego. Cuando ella le dolía la barriga ya de tanto reír, decidió parar, por fin… pensó ella, odiaba las cosquillas, bueno en realidad, si se las hacia Él… no las odiaba simplemente le resultaban un poco incómodas. Volvió a empezar a morderla, desde su ombligo, bajando hasta su coño, cuando llevaba un rato comiéndoselo, ella casi le grito, “deja que me corra de una vez por favor” Esto se lo dijo prácticamente gritando, Él la miró atónito, no esperaba esa reacción por parte de ella, se puso muy serio y le dijo que la dejaría cuando Él quisiera, ella, dándose cuenta de su erro, le pidió disculpas

rápidamente, sabía que no había actuado bien, pero estaba tan cachonda, necesitaba correrse, y Él no lo veía o no lo quería ver. La cogió del brazo, se sentó en el borde de la cama, y a ella la puso justo encima de sus piernas, tu manera de hablarme merece un castigo nena, le dijo, y empezó a azotarla con la mano, en su culo, ella no dijo nada, sabía que no había actuado bien y que merecía eso, con cada azote que Él le daba ella en silencio le pedía perdón y le daba las gracias. Al principio los contó pero ya había perdido la cuenta de cuantos llevaba, solo sabía que el culo le ardía, sentía un pequeño hormigueo, cuando paró la puso de pie y la llevó al espejo del baño, para que se viese el culo, estaba muy rojo, y en algunas partes aun podía diferenciarse los dedos de su mano como si de un tatuaje en color rojo se tratase, “no vuelvas a hacerlo…” le dijo Él en tono serio y estricto, ella le prometió que no volvería a perder los papeles, que había aprendido la lección pero que por favor la perdonase, no le gustaba verlo enfadado. La besó en los labios y le susurró al oído que ya estaba olvidado

La volvió a coger de la mano, la llevó a la cama y le dijo que se colocase el cojín debajo de su barriga y se colocase cómoda, Él se acercó a su lado, la besó en los labios y le susurró que estuviese tranquila. Se levantó, se puso detrás de ella y comenzó a acariciarle el culo con un dedo, como antes había hecho, cuando consiguió meterlo dentro lo sacó, se mojó la poya en lubricante y la colocó en su culo, empezó a hacer presión contra su culo, vio como ella agarraba las sabanas y clavaba o al menos intentaba sus uñas en el colchón, después de un rato, consiguió meterle la punta de la poya en el culo, cuando entró ella dio un pequeño grito, “tranquila mi niña, ya ha entrado el principio, si no aguantas dímelo” ella no podía hablar, solo asintió con la cabeza, la acarició la espalda, esperaría un poco para que su culo se acostumbrara a tenerla dentro, le acarició la espalda le dio algún azote y la acarició el coño con la mano, eso fue lo que consiguió que se relajase bastante más, y eso le gustaba, sonrió para sí mismo. Pequeña voy a seguir empujando un poco más, si no aguantas por favor dímelo, ella volvió a asentir, para seguir empujando para que su poya entrase, la seguía acariciando en el coño, sabía que podía correrse, pero si era la única manera de que se relajase lo haría así, aunque de todos modos, se lo volvió a repetir, quería ver hasta qué punto podía llegar su autocontrol. Según la poya iba entrando en ella, le parecía que la estaban rajando en dos parte, pero sabía que tenía que aguantar un poco, que ese dolor solo sería al principio, pero no podía evitar los grititos, le dolía y no podía evitarlo, sabía que estaba haciendo lo imposible por que se relajase, y ella lo intentaba pero aún le costaba mucho. El notaba como su culo iba

engullendo su poya poco a poco y le encantaba, cuando estaba casi entera dentro la avisó de que iba a dar un último empujón para que terminase de entrar, a pesar de que la había avisado no pudo evitar el grito de dolor, eso sí le había dolido, Él intento calmarla con las caricias en su coño y los besos en su espalda, se quedó ahí quieto sin moverse, ahora el culo de ella tendría que acostumbrarse. Cuando llevaba un poco sin moverse, le preguntó si estaba mejor, y que ahora iba a follarla, pero que tenía que seguir así de tranquila, empezó a moverse dentro de ella, la sacó poco a poco y cuando estaba a punto de sacarla la volvió a meter despacio también, no quería hacerla daño, y si lo hacía de golpe seguramente lo hiciera, poco a poco consiguió follarla sin problema, pero aún tenía mucho trabajo para poder follarla por el culo sin hacerle daño y con ella totalmente tranquila. “No puedo más por favor” le dijo ella, estaba demasiado dolorida. Él le dijo que lo entendía y que ahora se la iba a sacar entera, lo hizo poco a poco, cuando la sacó a ella le dolió un poco. Ella calló bocabajo en la cama, y el la acarició el culo y se lo masajeo un poco.

¿Seguimos? Le preguntó Él cuando vio que se había relajado un poco ya, la dio un azote en el culo, y ella le dijo que sí, que nunca se cansaba de jugar con Él. La puso bocarriba, le puso la venda en los ojos otra vez y le ató las manos al cabecero…

CONTINUARÁ…