Primer Encuentro (parte 2)

Continuación de la sesión con mi Amo, espero que os guste. Me gustaria saber que opinais tanto del primero como d este y los venideros.

Quizás se arrepintiese de a verle dicho que parase con los hielos, pero tenía demasiado frío, y estaba algo molesta, el hielo de su coño era bastante molesto, más de lo Él podía imaginar. Antes de seguir con el juego, el hizo algo, que ella le agradeció muchísimo, era algo que le gustaba mucho, te tumbó a su lado, la abrazó, sin quitarle la venda, pero la abrazó, comenzó a recorrer su piel con la yema de sus dedos, despacio casi rozando, de vez en cuando paraba para abrazarla, le gustaba mucho sentirle cerca, muy cerca, no quería que se separase de ella. Cuando la abrazaba, podía notar su polla dura dándole en la pierna, podía notar la calidez de su aliento en el cuello, sus suaves besos en la boca, bajando lentamente hacia el cuello, notaba como su corazón palpitaba, en un momento dado, cuando sus dedos estaban pellizcando sus pezones, casi retorciéndolos… de repente paró, los soltó, les dio un beso para aliviarlos con su correspondiente bocado, y ella notó como de nuevo se alejaba de ella, ya no le notaba tan cerca, pero esta separación apenas duró unos segundos, enseguida volvió a sentirle a su lado, la seguía acariciando, pero esta vez no eran sus dedos los que lo hacían, esta vez su cuerpo estaba mucho más sensible, este instrumento, que al parecer era bastante inofensivo para ella suponía una autentica tortura, se lo estaba pasando las piernas, cuando sintió la respiración de Él muy cerca de su oído, y de pronto le susurró al oído: “nena, me encantas, pero hagamos este juego más divertido.” Cogió su pezón derecho y lo estiró hacia arriba, ella soltó un gritó, tenía los pezones bastante insensibles, pero eso la hacía daño. Cuando lo tuvo bien estirado, el colocó una pinza de madera, hacían presión pero mucho menos que las de plástico, cuando hubo acabado con ese pezón fue a por el otro y realizó la misma maniobra. Cuando las dos pinzas estaban colocadas en su sitio, comenzó a mover el instrumento de tortura por todo su cuerpo, empezó por la planta de los pies, ahí no le hizo muchas cosquillas, fue subiendo por sus pantorrillas, la parte interior de los muslos, la pasó por su coño, y subió por la barriga se deslizó hacia sus costados, lo cual provocó que ella no pudiese pararse quieta, ahí tenia demasiadas cosquillas, fue deslizándose hacia arriba y moviéndose al centro y lo pasó por las tetas, cuando lo estaba pasando ahí, comenzó a mover las pinzas, lo cual hizo que ella comenzara a protestar bajito. Pero eso no impidió que Él siguiese con su tortura, continuó subiendo, por la garganta y moviendo las pinzas, lo pasó por todo el cuello, por su boca, por la nariz, de modo que consiguió una escena muy graciosa, ya que al no parar de mover las pinzas ella estaba gimiendo y a la vez estornudó, esto le hizo mucha gracia, así que quiso repetirlo, cuando se cansó de

hacerla cosquillas, ya que ese recorrido en sentido inverso lo hizo varias veces más, soltó lo que fuese ese maldito instrumento de tortura, aunque si las cosquillas le habían molestado, eso no había hecho más que empezar, ahora era el turno de sus tetas, había continuado moviendo las pizas, ahora cogió ambas por los extremos, pero solo por un lado y comenzó a tirar de ellas, ella gritó, era como si le fuesen a arrancar las tetas, pensó que se las llevaría con las pinzas, cuando consiguió arrancarlas, le dio un breve masaje para que la sangre volviese toda a su sitio y el dolor se le aliviara un poco. Pero cuando se hubo aplacado volvió a ponerlas y a arrancarlas, ella no podía parar de gritar, le dolía, era un dolor soportable y además placentero, notaba como su coño se mojaba, como su clítoris palpitaba de excitación. Algunas veces al quitarlas, en lugar de masajearlas con las manos, lo hacía con la boca, las chupaba y mordía un poco, eso era algo más doloroso, pero le gustaba, llegó un momento en que ya no podía aguantarlo más, Él lo notó, su forma de gritar, su expresión ya no era la misma que antes, en esta ocasión, abrió las pinzas y las quitó con mucha delicadeza, cuando fue a tocarla, sus manos estaban mojadas y muy frías, no sabía cómo lo había hecho, pero la verdad no le importaba le aliviaba eso. En su interior, daba saltos, brincos y volteretas de alegría, Él había sabido cuando parar, no se lo había tenido que decir ella. Cuando Él notó que estaba más tranquila, comenzó a besarla, esta vez el primer sitio fue el pecho, le hizo como una segunda piel de saliva; siguió subiendo hasta su boca, se recostó a su lado, mientras que seguía besándola, de vez en cuando, se apartaba de ella, para que fuese a buscar el beso que tanto ansiaba, pero ella no lo pensaba dos veces, en seguida levantaba la cabeza, y aunque si ver buscaba su boca, le encantaba que la besara. Después de un rato besándola y acariciándola, volvió a su oído, para susurrarle que ahora venía una parte que a ella le iba a gustar mucho.

Primero notó como se levantaba de la cama, ¿entró al baño? Eso es lo que le pareció a ella al menos, escuchó ruidos por la habitación como si estuviese moviendo cosas, estaba algo tensa, no podía ver lo que estaba haciendo, no sabía que era lo que la iba a hacer ahora, eso la ponía muy nerviosa. De pronto oyó su voz, estaba un poco alejada, le decía que ahora la iba a ayudar a colocarse, que le soltaría las manos, con la condición que prometiese estarse quieta, lo único que ella consiguió decir, a pesar de sus muchas dudas fue un simple, “Sí Amo, lo prometo”. Sabía que estaba cerca de ella, lo había notado por la voz, notó las manos de Él en las suyas para soltar la cuerda, cuando la retiró se masajeó un poco las muñecas para que la sangre volviera a correr por donde debía, pero Él le separó las manos, quería hacer eso Él mismo, empezó con una muñeca,

cuando ella le indicó que ya estaba bien, pasó a la otra. Al acabar con eso, la cogió por los hombros, y la ayudó a ponerse boca abajo, la indicó que sus manos las debía poner debajo de su cuerpo. Cuando estaba colocada, preguntó si estaba cómoda, ella asintió con la cabeza, y Él la beso en la nunca, fue bajando por su espalda, mientras que le metía la mano por el coño, estaba tan mojado, sabía que ella quería correrse, pero aún le quedaba un rato bastante grande para que eso ocurriese. Paraba de vez en cuando para evitar el orgasmo, notaba como se ponía tensa cuando hacia eso, lo odiaba y Él lo sabía, pero no protestó ni dijo nada. Después de cortarle en lo más interesante un par de veces, se sentó a horcajadas sobre sus piernas, eso impediría que por la sorpresa las subiese y le diese una patada. Pasó la pluma por la columna de ella, pero esa no era su sorpresa, al llegar casi al final, ella soltó un pequeño gemidito, algo le había caído en la espalda, al principio, entre los hombros, e iba bajando hacia abajo, era cera…Cuando le llegaba a la piel estaba prácticamente sólida, de modo que le dijo que podía bajar para echarla, Él la hizo caso y bajó un poco más la vela para que cayese más cerca de su piel. Volvió a hacer el recorrido vertical de su espalda a un lado de la línea que antes había dibujado. Cuando llegó al principio, preguntó si podía seguir bajando, ella le dijo que sí, e hizo otra línea en su preciosa piel. Él siguió bajando la vela a una distancia prudencial cada vez que acababa una línea. Cuando se quedó sin sitio para hacerle líneas verticales, estaba casi a cinco centímetros de la piel, no quería hacerle daño, no podía hacerle daño, era el punto más importante de su contrato y los dos lo sabían. La expresión de ella era de placer, pero aun así prefirió preguntarle, quieres que sigua, ella le dijo que sí, pero que no bajase más. Cuando acabó con su espalda tenía una especie de dibujo abstracto en toda su espalda, le gustaba como había quedado, había usado varias velas de distintos colores, y así se lo hizo saber a ella: “preciosa, tu piel y tu cuerpo es un lienzo precioso…” Ella solo contesto con una sonrisa.

Quieres saber, si seguiste con la cera en la parte de delante o si me hiciste alguna otra travesura… Me temo que tendrás que esperar a mañana.

CONTINUARÁ…