Primer encuentro (Gerónimo)
Podía verlo, sentir sus manos presionando mis senos, su dedo índice y medio introducirse en mí. Estaba a punto de estallar mientras masajeaba su miembro, aumentando paulatinamente la fuerza con que lo tomaba.
Mi nombre es Alicia, tengo 22 años y trabajo como creadora de contenido para un blog. Hacía dos semanas nos anunciaron, a mí y un par de creadores más, que nos visitaría el dueño de la empresa que nos patrocina, a quien le interesaba hacernos parte de un nuevo proyecto.
- Mierda –Dije subiéndome las bragas, había olvidado por completo la hora, estaría llegando 10 minutos tarde a la cita.
Tomé mi bolso y corrí al auto. Manejé a toda velocidad hasta el restaurante en el que habíamos quedado y entré completamente agitada.
Buenas tardes –Se quejó mi representante.
Perdona, perdona.
Te estamos esperando –Me señaló el camino a la mesa.
Y ahí estaba él, un uno ochenta y tantos de estatura, vestido con un traje plomo lo suficientemente ajustado para dejarme notar que se pasaba buen tiempo en el gimnasio. Jamás un hombre había tenido tal efecto en mí, no podía dejar de observarlo de esa manera.
- ¿Alicia cierto? –Asentí, estaba completamente nerviosa– Soy Gerónimo –Tendí la mano educadamente– Y detesto a la gente impuntual –Tardó unos segundos en tomar mi mano pero al fin lo hizo, no pude evitar saborearme sus perfectos y largos dedos.
Enseguida imaginé su dedo medio siendo introducido en mi boca, para cuando lo noté mi entrepierna ya estaba un poco húmeda y estaba a punto de perder el proyecto por no dejar de mirarlo como una loca acosadora y tener fantasías con él.
- Eso es todo, nos vemos esta noche en mi casa para celebrarlo –Dijo contento cuando todos quedamos de acuerdo en los términos.
Caminamos juntos hasta el estacionamiento y no perdí instante en observar su cuerpo, ese trasero, estaba por volverme a mojar.
¿Estás bien? –Preguntó mi representante.
Sí, nos vemos en su casa –Sonreí tranquila.
Lo vi abordar su auto y sonreírme cuando cruzamos miradas, Gerónimo no tenía ni idea de lo que acababa de causar en mí. Atrapada en el tráfico de la ciudad no pude evitar seguir pensando en él y en lo que se sentiría que me tocara, enseguida me imagine de rodillas frente a él, mirándolo fijamente a los ojos mientras introducía sin piedad su miembro hasta lo profundo de mi garganta.
Instintivamente una de mis manos bajó hasta mi entrepierna, sin importarme si quiera si alguien en otro auto lo notaba, subí mi falda hasta los muslos y se me electrificó el cuerpo en cuanto me acaricié un poco sobre las bragas. Las recorrí delicadamente a un lado, los autos avanzaban lentamente, estaba completamente mojada y mis dedos recorrían mi sexo sin problema, me concentré un poco en clítoris gimiendo descaradamente, al detenerme en un semáforo me corrí sin necesidad de introducir mis dedos, un par de chicos en el auto de al lado me observaban, debo aceptar que fue aún más excitante ver sus expresiones cuando sin pudor introduje mis dedos en la boca para saborearme.
Me despedí de ellos con una risita socarrona y ambos sonrieron, llegué a casa dispuesta a olvidar aquello, la verdad es que nunca había hecho algo parecido y el sólo recordarlo me calentaba de nuevo.
- Y pensar que ha sido todo culpa tuya Gerónimo –Dije, metiéndome a la ducha.
Ya en la comodidad de mi baño comencé a imaginarlo de nuevo, Gerónimo y esos caninos alargados, podía verlo, sentir sus manos presionando mis senos, su dedo índice y medio introducirse en mí. Estaba a punto de estallar mientras masajeaba su miembro, aumentando paulatinamente la fuerza con que lo tomaba y el clavaba sus dientes en mi hombro. Los músculos de mi cuerpo se tensaron y experimente esas leves contracciones.
- Gerónimo, ese festejo en tu casa será divertido.