Primer encuentro con mi prima Gemma XIV
Seguimos compartiendo momentos!!!!
Tras la maravillosa corrida y con mi tía no queriendo alargar más la estancia en el chiringuito de la playa mi tía y yo decidimos volver con mi tía Sofia.
Salimos después del agradecimiento del momento de Wendy del baño y volviendo a nuestra sombrilla vimos que en las sombrillas estaba mi tía Sofia durmiendo y mi tía Araceli con ella. – ¿Dónde estabais? – nos preguntó esta al llegar. – Llevo aquí más de una hora sola – nos susurró esta mientras nos sentábamos en corro los tres. – Hemos ido a dar un paseo y hemos estado hablando – le respondió mi tía Laura mientras se sentaba a su lado. – Por eso me duele tanto la mandíbula – susurro mi Tía Laura divertida. – Que le habrá pasado a tu hermana para estar tan agotada – le pregunto mi tía Ara a mi tía Laura. – No lo sé – le respondió mi tía de nuevo no queriendo seguir hablando del tema. – Se ha despertado hace un rato y al verme aquí se ha vuelto a dormir – me susurró de nuevo mi tía.
Yo no sabía cómo evitar el planteamiento de mi tía Ara y en ese momento una idea paso por mi cabeza. Desde luego era verdad que estaba todo el día pensando en lo mismo me dije a mi mismo mientras le sugería a mi tía Araceli el ir a bañarnos para apartarla de mi tía Laura. – Me parece una idea buenísima – grito ella alegre a mas no poder. – Que hay que ver lo abandonada que me tienes – me susurro ella mientras caminábamos hacia el agua. – Es difícil encontrar un hueco para nosotros – le susurre a ella mientras esquivábamos gente de camino al agua.
Entramos en el agua y una vez que ya casi nos cubría por los hombros mi tía se acercó a mí. – ¿Nadamos hasta la bolla? – me pregunto ella. – Me parece una idea estupenda – le respondí yo mientras ambos nos lanzábamos a nadar. En aquel momento la marea estaba bajando y ahora la playa se ampliaba unos dos cientos metros más por lo menos.
Llegamos hasta la bolla que estaba allí puesta para marcar a los barcos que allí había un banco de arena que debían evitar y que servía a los bañistas para adentrarse algo más de setecientos metros en el agua y desde allí divisar la playa. – Sobrino no sabes cómo te echo de menos – me susurro mi tía abrazándome por la cadera mientras se pegaba a mí. – Y yo a ti Ara – le respondí yo mientras me abrazaba de igual manera a ella. – La follada del otro día me dejo agotada – me confeso ella sin separarse de mí. – Y no sabes las ganas que tengo de repetir – me susurro a continuación. – Y yo tita – le respondí de nuevo.
Mi tía ahora se incorporó y me pregunto. – Como te dije soy tuya – me confeso ella. – Y yo me muero de ganas, aunque ahora no podamos – le respondí yo mientras me acercaba a ella y mis manos por debajo del agua hacían a un lado la braguita de su bikini. – No sabes cómo deseo volver a follarte tita – le susurre mientras mis dedos apresaban su clítoris. – No sabes cómo deseo volver a mearme sobre ti – le confesé yo. – Uuuuuuummm – gimió mi tía.
En ese instante me di cuenta de que realmente lo que ponía cachonda a mi tía era que me mease sobre ella y desde luego ese placer sí que se lo podía dar. – Dime tita – le susurre. – ¿Quieres que me orine de nuevo sobre ti? – le susurre mientras al mismo tiempo le hacia un rico dedo a mi tía. – A mí me encantaría vaciar mi vejiga que ahora mismo tengo llena sobre ti – le susurre yo. – No sabes lo llena que tengo la vejiga – le susurre mientras no paraba de follarla con dos dedos al mismo tiempo. – Ooooooooooooooooooh dios – gimió ella dejándome notar en mis dedos enterrados en su coño como en ese momento mi tía se estaba corriendo para mí.
– Joder me haces correrme como una colegiala – me susurro ella. – Como una colegiala muy guarra – le respondí yo. – Como la mayor de las putas, sobrino – me respondió ella. – Y no sabes lo que me gusta tita – le respondí yo. – Lo que no sabes es como lo disfruto yo joder – me susurro ella que ahora empezaba a cabalgar de nuevo mi mano. – ¿Me regalas otra corrida sobrino? – me pregunto mi tía. – Dime, ¿puedes hacer que se corra de nuevo la puta de tu tita? – me gimió ella mientras pegaba su cuerpo al mío. – Claro que si tita – le susurre yo. – Por la familia lo que sea – le susurre de nuevo. – Joder la familia – gimió ella. – Joder mi sobrinoooooooooo – aulló mi tía volviéndose a correr para mí. – Me encanta la zorra que sacas de mi – me susurro ella. – Me encanta ser tu puta sobrino – me susurro ella. – Sin darme polla y ya van cuatro corridas – me susurro ella besándome por un segundo. – Pídeme lo que quieras y será tuyo – me susurro ella. – Lo que sea – remarco. – Quiero mearme sobre ti mientras las tías lo ven – le susurre mientras yo en ese momento poniéndola de espalda a la playa empezaba a comerme sus tetas.
– Quiero que las tías y yo nos meemos sobre ti mientras te follamos con nuestras manos tita – le gemí yo a ella. – ¡Joder!, que cabrón pervertido eres – me gimió ella mientras yo no paraba de follarme su coño con dos dedos. – Tú me has dicho lo que quiera y eso es lo que quiero – le susurre yo. – Oooh joder – gimió ella mientras sentía como la dedeaba. – Oooh joder quieres que nos follemos todas juntas – me gimió ella. – Si vuestras tetas me encantan y quiero joderos a todas a la vez tita – le susurre. – Eso me pasa por hablar – me gimió ella.
– Esta bien – me gimió ella. – Sigue y me convertiré en la mayor de las zorras para ti y te ayudare a que juntos creemos la situación para que todas mis hermanas se meen sobre mi mientras tu y yo nos follamos – me confeso ella desembocando en un nuevo orgasmo. – Joder puta no pensé que pedirte que nos follásemos tu y yo mientras tus hermanas se orinan sobre ti te pondría tan cachonda – le susurre a mi tía mientras disfrutaba de los últimos latigazos de este último orgasmo. – Jamás pensé que sería tan puta como para follarme a mi sobrino y mírame – me gimió ella. – Pidiendo que me pida lo que más desees – me respondió ella.
Mi tía Araceli en ese momento me hizo parar. – Sobrino es increíble, pero me has dejado plena – me susurro. – No sé cómo lo haces, pero me satisfaces como nadie lo ha hecho en toda mi vida – me confeso mi tía. – Pues aún queda algo – le susurre a mi tía. – ¿El que? – me pregunto ella dudosa. – Quiero mearme dentro de tu coño – le susurre yo ahora. – Ahora mismo tita – le susurre. – Hazlo sobrino – me pidió ella. – Agarra mi polla y ponla clavada en tu coño tita – le pedí yo.
Mi tía tomo mi polla y sentí como el lateral de mi glande se apoyaba en la tela arrugada del bikini de mi tía que dejaba de lado para tener pleno contacto con el coño de mi tía. – Clávatela en tu coño tita – le susurre yo.
Mi tía haciendo lo que yo le pedía empezó a incrustar su cadera contra la mía y mi polla no estando dura del todo entro dentro de ella pasando el canal de su vagina. – Joder sobrino que bueno – me susurro ella. – No tita lo bueno viene ahora antes de que me empalme – le susurre yo mientras empezaba a miccionar dentro de su coño. – OOOOOHH – aulló mi tía mientras sentía como empezaba a orinarme dentro de ella. – Ooooooohhh dios – aulló ella. No me lo puedo creeeeeeeeeeeeer – aullaba ella mientras yo me orinaba sin parar dentro de su coño. – Joooooooooooooder cabrón – me susurro ella mientras se aferraba a mi cuerpo y sentía como todo el cuerpo de mi tía temblaba. – Jooooooooder no pares – me pedía ella. – No pareeeees -me gimió ella mientras yo seguía y seguía meándome dentro de ella. – Dioooooooooooooos – susurro mi tía cuando termine de mearme dentro de ella. – Desde luego no sé qué es mejor sí que me folles o que como ahora no me folles y me mates a dedos – me susurro ella mientras continuaba temblando de placer aferrada a mi cuerpo. – Me has hecho correrme cinco veces – me susurro ella. – El chorro de tu meada daba directo en mi punto “g” – me susurro mi tía. – Me has hecho enganchar cinco corridas en menos de un minuto – me susurro ella.
Mi tía me pidió que nos quedásemos allí ya que era incapaz de que sus piernas, mantuviesen su cuerpo. Así fue como nos quedamos en el agua luchando por mantenernos a flote. – Cada día contigo es una sorpresa – me susurro ella mientras se abrazaba a mi espalda. – Espero que en breve vengas a visitarme – me susurro mi tía ya que era la única que no vivía en vacaciones en casa de mi abuela. – No lo dudes – le respondí. – Por cierto – me susurro ella. – Dime – le respondí yo al ver que ella se quedaba en silencio. – Me encanta la idea de hacer que todas se orinen sobre mi – me susurro ella cachonda a mas no poder. – Solo la idea de ver como todos sus coños se orinan sobre mí me pone cachonda como no lo he estado en toda mi vida – me susurro ella. – ¿Cuál es tu favorita? – le pregunte yo. – Pues la verdad es que tu tía Natalia siempre me ha puesto muy cachonda – me susurro ella buceando a fin de ocultarme su cara tras su confesión.
Tras algo más de media hora salíamos del agua y mi tía se encaminaba hacia la sombrilla mientras tomando levemente mi mano se despedía de mí. – Ya sabes – me susurro ella. – Si, sé que te gustaría despedirte de otra manera, pero no puede ser – le susurre yo. – Es encantador que siempre sepas lo que quiero decir – me confeso ella. – Me encanta saber siempre que piensas – le susurre yo mientras nuestras manos se separaban y ella caminaba entre las sombrillas playa adentro.
Sin más viendo como el precioso cuerpo de mi tía Araceli se adentraba entre un mar de sombrillas no pude evitar sonreírme viendo la mirada de algunos tíos salidos que la miraban con deseo pensando en que mi tía solo deseaba en ese momento que yo y solo yo fuese el que pudiese disfrutar de ella.
– Primo – oí de repente que alguien decía detrás de mí. Me gire y en ese momento pensé que se trataría de Gemma pero al darme la vuelta descubrí que detrás de mí se encontraba mi prima Encarni . – Hola prima – la salude mientras la veía con su precioso bikini blanco que contrastaba con su piel morena haciéndola aún más bella de lo que era. – Hola guapa – le susurre. – Desde luego que caro te vendes – me susurro ella. – ¿Por? – le pregunte yo. – Porque desde que has llegado no paras con unas y con otras – me susurro ella con un brillo en la mirada. – Primero me han dicho que te has ido con la prima Raquel y con Lucia – me susurro ella. – Y luego has comido con las tías Laura y Sofia – me susurro ella. – Y ahora con la tía Araceli – me dijo ella tomándome del brazo y empezando a andar por la playa esquivando gente mientras caminábamos por la orilla de la playa.
Mi prima caminaba conmigo por la playa cogidos de la mano. – Nos sabes cómo te he echado de menos – me susurro mi prima alegando que a pesar de que en Madrid vivíamos cerca en este último mes apenas nos habíamos visto. – La temporada de exámenes prima – le respondí yo. – ¿De cuántos cursos te has examinado? - me pregunto ella. – De todos hasta la universidad – le susurre yo. – Ya el año que viene empiezo empresariales – le respondí yo a ella. – ¡¡Felicidades!! – me susurro ella mientras se abrazaba a mí. – No sabes cómo me alegro – me dijo en mi oído mientras pegaba su cuerpo al mío.
Mi prima en ese momento se separó de mí y seguimos caminando hacia la playa de dunas que había al otro lado de donde estaban los bañistas. Justo donde de igual manera había estado aquella mañana junto con Raquel y Lucia. A las que nos encontramos mientras íbamos andando por la playa.
Raquel al verme actuó normal pero Lucia guio su cabeza hacia abajo y apenas me miro. Hablamos levemente de que ellas volvían ya hacia las sombrillas y empezaban a desmontar el campamento ya que querían volver para la casa y ducharse para salir por la noche. – ¿Te quieres venir? – le pregunto en ese momento Raquel a Encarni. Esta acepto de buena gana mientras todos nos dábamos la vuelta y volvíamos hacia nuestra sombrilla.
Mientras caminábamos note el esfuerzo de Lucia por evitarme y por eso deje sutilmente que ella junto con Raquel caminase delante de nosotros mientras yo con Encarni hacía lo propio charlando con ella detrás. – Nos queda pendiente el paseo para otro día – me susurro Encarni mientras nos íbamos acercando a donde estaban mis tías. – Cuando quieras prima – le respondí yo. – Lo antes posible – me susurro ella. – Me muero de ganas por tenerte para mi sola – me contesto.