Primer encuentro con mi prima Gemma IX
Vuelvo de la playa después de haber pasado el día en la playa con Gemma y nos espera el resto de la familia
De repente una algarabía de gritos de todos nos saludo entre vítores mientras pensábamos por un momento que nos habían pillado. – Bienvenidos – se oyó a varios miembros de la familia que nos recibían entre abrazos y besos a mi prima y a mí. Varios miembros de la familia acababan de llegar a pasar el resto de las vacaciones con nosotros.
De repente alguien vino hacia mi corriendo y se lanzó a mis brazos mientras sus piernas se anudaban a mi cadera. Era mi prima Encarni morena de piel casi negra que tenia en ese momento veintiún años. – Primooooooooooooooooo – grito super contenta nada mas abrazarse a mi alegre a mas no poder por vernos de nuevo. De igual manera vi como su cara se transformo por completo al notar entre sus piernas al apresar mi cadera mi polla dura por el calentón que tenía después del dia con mi prima y de lo que veníamos preparados para rematar. Los ojos de mi prima se abrieron como platos al notar la extensión de mi miembro entre sus piernas llegando hasta su cadera al tiempo que yo me excitaba al sentir sus enormes pechos contra el mío. – Encantado de verte prima – susurre mientras me percataba y me sentía avergonzado de tener clavada mi erección contra ella. – Ya veo que estas encantado – me susurro mi prima desenganchando sus piernas de mi cadera. – Muy, pero que muy encantado – me susurro ella mientras me daba dos besos y se separaba de mí.
Mi tía Eva , madre de Encarni vino a saludarme de igual manera muy alegre y me encajo entre sus brazos mientras de igual manera mostrándome su cariño me acogió entre sus grandes y confortables pechos de igual manera mientras yo sutilmente girando mi cadera evitaba que mi tía se percatase de la trampera que llevaba en mis pantalones. – Sobriiiiiiiiiiii – me susurro mi tía mientras me apretaba y mecía contra ella. – No sabes lo que me alegra verte – me susurro ella mientras meciéndome cariñosamente de lado a lado no podía evitar que la punta de mi polla rozase la pierna de mi tía sintiéndola ella a través de la fina tela de gasa del vestido que llevaba. – Uuupps vaya – dijo ella sintiendo mi hombría paseándose por su pierna. – Ya veo que cada dia estas más mayor – me susurro ella pícaramente dándome un beso en la mejilla.
Me acerqué a la mesa y vi que también estaba mi tía Natalia que era rubia con unos ojos azules sello de la familia preciosa con unas facciones muy marcadas y alta, cercana al metro noventa. – Hola cariño me dijo ella saludándome sin levantarse y pasando sus manos por mi cadera. – ¿No le vas a dar un abrazo a tu tía? – me pregunto guasona cuando vio que yo tan solo pasaba un brazo entorno a su cintura. – Vamos hombre – me dijo ella divertida mientras se giraba más en la silla y yo la abrazaba por completo pensando que ella sentiría antes o después mi erección morcillona en un momento u otro. – Este niño cada dia está más guapo – dijo mi tía volviendo su cara a los que estaban en la mesa. Ella al girar su cuerpo y dejar resbalar sus manos por mi cadera las dejo caer y puta casualidad en ese momento sentí como por completo la palma de mi tía recorría por completo mientras abandonaba mi cuerpo más de diez centímetros de mi polla. Mi tía me miro amen de sorprendida viendo como en ese momento al sentir la extensión de mi polla abría los ojos como platos divertida. – Bueno ya parece que más que un niño eres todo un hombre – me susurro mi tía mientras me daba los dos besos de rigor.
Por último, me acerque a mi prima Susanna , preciosa hija de su madre, era como ella, pero con veinte años menos. Mi prima llevaba un liviano vestido de gasa y miraba su móvil hasta que al verme acercarme a ella lo abandono y cariñosa conmigo como siempre vino a besarme mientras al inclinarse para hacerlo me daba una maravillosa vista de sus tetas recogidas en un precioso sujetador negro. – Primooooooooooooo – me saludo ella alegre estrechándome entre sus brazos y por los veinte centímetros de altura que nos separaban llevando mi nariz casi sin quererlo a clavarla entre sus tetas. – Hola prima – la salude yo de igual manera acercándome a ella. – Uuupps vaya – me dijo ella cuando noto como mi nariz se clavaba entre sus tetas. – Bueno somos familia y no pasa nada – me susurro ella mientras yo le respondía – Pues no sé yo – le respondí a la vez que pegaba mi cadera a ella y dejaba que mi polla morcillona se pegase a su pierna punteando mi polla la piel de su muslo. – Joder lo que siento por ahí – me susurro ella guiñándome su ojo a la vez que divertida me susurraba – Ya veo que estas hecho todo un hombre –. – Cuando quieras te lo enseño – le respondí yo a ella mientras nos dábamos el segundo beso en la mejilla. – Lo hablamos luego – me susurro ella.
Lucia era de igual manera otra de mis primas, hija de Natalia dos años más pequeña que Susanna por lo que en ese momento tenía unos treinta y dos años. Al verme la sensación de ella fue de calidez, me encantaba estar con ella porque de todas era la que más madre era conmigo, me cuidaba y me concedía todos los caprichos y se encargaba de que nunca me faltase de nada. – Hola Sol – me dijo ella divertida ya que me llamaba así porque me decía siempre que yo era su mundo. – A ver si mañana Raquel se levanta bien y nos vamos los tres juntos por ahí – me dijo ella mientras me miraba justo antes de abrazarme. – Me encanta la idea – le respondí yo mientras su cuerpo entero abrazaba el mío y sentía como sus manos se anudaban a mi espalda. – Cuanto tiempo llevo esperando verte – me susurro ella que a cojones estaba sintiendo como aquel maldito bañador no retenía una mierda la enormidad de mi polla y de igual manera se rozaba con la pierna de mi prima. Esta se apartó levemente y vi como sus ojos color miel se clavaban en los míos. – Cada dia estas más grande y más guapo – me susurro ella. Mientras me abrazaba por última vez.
Por casi finalizar llegue a saludar a la tía rebelde que hay en cada familia, mi tía Candela , era la más pequeña de todas mis tías y al acercarme a ella me dio un sonoro beso en la cara. – Hola precioso mío – me grito dejando el cigarro en el cenicero de la mesa. – Menudo hombre estas hecho ya – me grito henchida de orgullo nada más verme. – En menudo tío te has convertido – me dijo pegando sus operados pechos contra mí y como las anteriores no haciendo nada por poder evitar que sintiese como mi polla se apoyaba contra su cadera ya que ella tenía la misma altura que yo. –“Peazo” de maromo – me susurro ella en mi oído al notar mi hombría sobre ella. – Ya se dónde ir si no me “atienden” como quiero – me susurro ella divertida mientras se separaba de mí y sus ojos verdes se clavaban en los míos que eran iguales que los suyos. – Me encantan tus ojos – me susurro ella ya que siempre nos decían que los teníamos iguales. – Y a mí me encantas tu – le respondí yo. – No sigas por ahí que se me caen las bragas entre lo que me dices y lo que noto ahí abajo – me susurro ella al oído. – Con lo que me pica a mí la curiosidad de probar la silicona – le respondí yo a ella. – Pues en breve sobrino – me susurro ella guiñándome de nuevo un ojo.
Y por último llegue mi tía Adriana que era como un clon de la presentadora Nani Gaitán por lo que al llegar a ella me miro y me dijo – Ya está aquí la alegría de la casa – me grito mientras se abrazaba a mí. – Y tan alegre – me gimió en mi oído al notar como mi hombría se pegaba a su cuerpo. – Vaya, sí, que estas – se quedó mi tía dudando como seguir hablando. – ¡Si que estas grande!, cariño – me susurro ella pegando aún más su cuerpo a mí. – Menuda alegría de verte por fin – me dijo mi tía mientras sin despegar su cuerpo del mío su mano acariciaba mi ante brazo y sus ojos preciosos ojos marrones color miel se clavaban en los míos. – Hay que ver como has crecido – me susurro ella mientras veía como su larga falda blanca que le llegaba a los tobillos se balanceaba mientras se separaba de mí y mi vista se quedaba clavada en el precioso escote que aparecía ante mí, al llevar mi tía sus gafas de sol apoyadas en el escote de su blanca camiseta vaporosa. – Tita cada dia estas más guapa – le susurre yo a ella. – Los cuarenta años, hijo que me están sentando bien – me susurro ella. – ¿No te parece? – me pregunto ella divertida mientras movía sus tetas al darse cuenta de que no apartaba mi mirada de sus senos. – Tía, tú siempre estás, preciosa – le respondí yo. – ¡Y tu cada dia estas más grande!, ¡en todos los sentidos! – me susurro mi tía divertida.
Pudiendo en ese momento después de saludar a toda la familia de igual manera buscar con la mirada a mi prima Gemma que como yo había ido haciendo ronda de saludos a todos los miembros de la familia y finalmente cuando llego a su madre esta desapareció de la habitación junto a ella. – Venga siéntate que tenéis que cenar – dijo mi tía Laura mientras sentándome al lado como estaba de mi tía Adri me servían un vaso de gazpacho y tortilla de cebolla fresquita junto con lomo para que cenase mientras los demás miembros de la familia entre ellos hablaban y se palpaba la alegría de la visita de ellas que se quedaban con nosotros por el resto del verano.
Mi tía Adri me sumió en una conversación como siempre super agradable y de igual manera como solía pasar en estas reuniones poco después de llevar una media hora de charla con mi tía Adri de igual manera mi tía Laura tomando su silla vino a sentarse entre mi tía Adri y yo y me pregunto cómo habíamos pasado el dia. Yo que aun podía hacerme el tonto le respondí que habíamos estado en la playa de Punta Paloma viendo los kitesurfs y disfrutando de un maravilloso dia de playa hasta que habíamos visto como se había puesto el sol y luego nos habíamos quedado viendo las estrellas ya que la noche estaba muy agradable.
Al poco rato apareció Gemma y me hizo una señal de que ya nos veríamos mañana y se marchó a tomar algo con sus amigas despidiéndose de todos y llevándose con ella a la Prima Susanna que de igual manera se levantó y desapareció con ella marcando el reloj ya cerca de la una de la mañana.
Alguien propuso a todos salir al patio “a la fresca” y continuar ahí la conversación mientras la tía Candela decía que ella estaba cansada y se iba a dormir y yo quedándome con la tía Adri y con la Tía Laura dije que salía en cuanto terminase.
Nada más quedarnos solos le pregunte a mi tía Laura como había pasado Raquel el dia y ella me conto que apenas se había despertado pero que ya le habían retirado la medicación que la mantenía dormida y ya mañana por la mañana podría verla y estar con ella. – La verdad es que estoy agotada – me confeso mi tía Laura quedándose mirándome mirando con cara de enigma. – De verdad que estoy agotada – me susurro mi tía. – Ya nos pondremos al dia mañana – me susurro mientras mi tía había ido a llevar una jarra de gazpacho a los que estaban en el patio. – Despedirme de los demás, que me escaqueo y me voy a dormir – nos dijo ella desapareciendo por el pasillo que llevaba a la galería y se encerraba en su habitación.
Mi tía Adriana se sentó conmigo y de nuevo reanudamos la conversación. – Pobre Raquel – me susurro mi tía mirándome mientras veíamos como mi Tía Laura desaparecía por la galería perdiendo su rastro al apagarse la luz. – La verdad que si veo al cabrón ese lo reviento – le gruñí yo entre dientes. – Por eso yo prefiero estar soltera – me respondió ella. – Ya como la prima Isabel – le respondí yo. – Si, ya sabes que las mujeres de esta familia no tenemos suerte con los hombres – me susurro apesadumbrada mi tía que sentada a mi lado me acompañaba cada vez más silenciosa.
– Y bueno cuéntame sobri, ¿cómo va tu verano? – me pregunto mi tía cambiando el tercio a algo más alegre mientras veía en su mirada un brillo de curiosidad. – Pues la verdad es que como siempre ya sabes – le respondí yo. – Con las primas de aquí para allí y con los amigos de vez en cuando no se encierran en la discoteca – le respondí yo. – Tendrás ganas de ir a la discoteca, ¿no? – me pregunto ella. – Pues la verdad es que no te creas – le respondí yo. – He encontrado otra manera mucho mejor de disfrutar más del dia – le respondí yo sin pensar. – ¿A si? – me pregunto ella intrigada. – Pues la verdad es que si – le susurre yo viendo la predisposición que había tenido ella antes cuando nos habíamos saludado. – ¿Y cuál es? – me pregunto ella.
– He descubierto que hay muchas maneras de disfrutar – le susurre yo a mi tía mientras mi mano se apoyaba en su rodilla y sentía como la mirada de mi tía se volvía felina. – Estoy aprendiendo mucho de las mujeres – le susurre a mi tía mientras mi mano iba ascendiendo desde su rodilla a su cadera. – Anda que no tienes tu peligro – me respondió ella. – Todo el que tú quieras – le respondí yo a ella parando en ese momento el ascenso de mi mano sobre su pierna. – Pero no voy a hacerte nada que no quieras hacer – le susurre yo en ese momento apartando mi mano de su rodilla.
Mi tía me miro contrariada. – ¿Por qué te has parado? – me pregunto ella. – Porque ya he terminado de cenar y voy a darme una ducha tita – le susurre mientras le daba un beso en la mejilla apoyando la punta de mi lengua en su mejilla mientras la besaba a modo de despedida. Me levante de la mesa y deje a mi tía allí sentada mientras me pasaba por el patio y me despedía de los presentes. – Me voy a dar una ducha – les dije a todos, dejando en el aire, que no tenía muy claro si volvería a bajar luego.
Me encamine por la galería interna de la casa a la galería superior y una vez que llegue a mi habitación me interne en la misma quitándome la ropa de camino a la ducha. – Uuuuuuuum – susurré aliviado cuando sentí como el agua de la alcachofa de la ducha bañaba todo mi cuerpo. Empecé a enjabonar mi cuerpo y cerré los ojos para que no me entrase jabón.
Con los ojos cerrados en la ducha sentí como unas manos se enroscaban con una suave caricia en mi cadera. Sentí unas gráciles manos recorriendo mi tronco y jugueteando con los pelos que coronaban mi polla. – Tía Laura – pensé en un primer momento que había venido a por su ración de polla. Gracias al cielo que me mantuve callado. – Cariño si empiezas a jugar lo acabas – susurro mi tía Adriana apoyando en ese momento sus tetas en mi espalda.
Sorprendido y agradecido por haberme mantenido callado me deje tocar por las manos de mi tía que recorrían mi estómago y mi pecho mientras sentía como sus pechos se apoyaban en mi espalda y su barbilla se quedaba apoyada en mi hombro. – Debes cerrar la puerta con pestillo para que no entre nadie si quieres estar solo – me susurro mi tía. – ¿Que te hace pensar que quiero estar solo? – le pregunte yo respondiendo a su propuesta. – Vaya, ¿querías que te acompañase? – me susurro ella. – No lo tenía claro del todo – le respondí yo notando en ese momento como ella a mi espalda apoyando todo su cuerpo contra el mío llevaba sus manos a mi cadera y se quedaba allí dudando que hacer.
– Tita pensé que no querías jugar – le susurré yo sacándola de sus pensamientos aun teniendo los ojos cerrados. – Tampoco yo la pensaba, pero al irte no he pensado sobrino – me confeso ella. – Y ahora aquí, estoy pensando, que estoy en el momento de parar o seguir – me susurro ella. – Solo eres un niño – me susurro ella. – Pero me has descolado de una manera que nadie ha conseguido antes – me respondió de nuevo ella. – Estoy muy necesitada sobrino y la verdad es que me ha resultado muy morbosa la manera en que me has tocado la pierna y en cómo me has hablado– me susurro mi tía, que en ese momento tomando mi mano derecha con las suyas la llevo hacia su cadera por detrás de mí y me invito a tocarla depositando mi mano justo encima de su vagina. – Y me has dejado más cachonda de lo que he estado en toda mi vida – me confeso mi tía que ahora dejando mi mano entre sus piernas se pegó todo lo que pudo a mí. – Tengo la sensación de que sabes perfectamente que debes hacer – me susurro mi tía que empezaba a derretirse de gusto sintiendo como la yema de mis dedos acariciaba su piel.
– Tita, ¿tan cachonda estas? – le pregunte yo que sin dejar que ella respondiese lleve mi mano derecha directa a su vulva la cual me encontré empapada de jugos. – Desde que has pegado tu polla a mi cuerpo al saludarme no he dejado de pensar en tu polla sobrino – me confeso mi tía al percatarse de como yo era consciente de hasta qué punto estaba cachonda mi tía.
A estas alturas todo el jabón que había usado para lavar mi cuerpo hacía ya rato que había desaparecido por el sumidero. – Tita – le susurre llamando su atención después de girarme mientras el agua de la ducha seguía cayendo suavemente por mi espalda. – Yo tengo muy claro lo que quiero y os deseo a todas – le confesé yo a mi tía. – Estos días he visto como todos los hombres os tratan de una manera que no os merecéis y yo quiero remendar esa afrenta – le susurre a mi tía. – Os amo más que a mi vida – le dije yo a mi tía mientras empezaba a tocar su clítoris. – Y quiero haceros disfrutar como no lo habéis hecho en toda vuestra vida – continúe hablando mientras mi tía entre cerraba los ojos por el placer que empezaba a sentir por mis tocamientos y se mordía el labio inferior.
– Pero quiero que reamente desees entregarte a mí por completo – le susurre a mi tía mientras mi dedo corazón e índice penetraban a mi tía al tiempo que mi dedo pulgar continuaba haciendo círculos entorno al clítoris de mi tía aumentando su placer. – ¿Nos vas a follar a todas? – me pregunto ella que cada vez estaba más excitada. – Me encantaría meterme entre las piernas de todas vosotras y haceros olvidar todo el dolor sufrido – le confesé a mi tía mientras ahora ya terminaba de girarme por completo y mi tía descubría toda mi desnudez frente a ella y por primera vez en años admiraba mi hombría morcillona frente a ella.
Yo me quede frente a ella sin parar de masturbarla mientras mi tía anudaba sus manos a mi cuello. – Joder lo que me estás haciendo – me susurro ella. – Eso es lo que quiero, tita, joderte bien jodida – le respondí yo mientras ella apretaba su cadera contra mí y yo de igual manera llevaba mi mano izquierda al precioso culo de mi tía y deslizaba mi dedo corazón entre las nalgas de mi tía recorriéndolo desde su nacimiento en su cadera llegando hasta el ansiado ano de mi tía, que al notar como la yema de mi dedo se quedaba clavado en el culo de mi tía elevaba su mirada para clavarla en la mía. – Nunca nadie me ha tocado como tú lo estás haciendo ahora mismo – me susurro mi tía mientras sentía como mi dedo corazón empezaba a penetrar levemente el ano de mi tía que cedía sin la menor resistencia a que yo lo profanase. – Nunca nadie me ha tocado así – me susurro de nuevo mi tía mientras ahora ella movía su cadera follándose mis dedos al tiempo que ella enterraba su cara en mi hombro. – Por favor no te detengas – me susurro ella que cada vez aumentaba el ritmo de las acometidas de su coño a mis dedos. – Joder que bueno – gimió mi tía en mi hombro mientras sentía como ella miraba como su coño engullía ansioso y chorreante mis dedos. – Esto es increíble – suspiraba ella sin dejar de mover sus caderas al tiempo que usaba mi pierna izquierda para bloquear mi mano y seguir clavándose mis dedos en el interior de ella.
Mi tía bufaba y gracias al sonido del agua de la ducha cayendo sus gemidos quedaban ahogados fuera del baño por el sonido del agua repiqueteando en el suelo de la ducha de plato. – Joder me está encantado sentirte por ambos lados – me susurro mi tía al sentir como la segunda falange de mi dedo corazón había penetrado ya por completo su culo. – Nunca nadie ha entrado por ahí – me gimió mi tía que ahora empujando su cadera hacia atrás me indicaba que deseaba que su ano devorase por completo mi dedo corazón para tenerlo alojado en su culo. – Vamos sobrino entra hasta el fondo – me gimió mi tía en una súplica porque mi dedo se clavase por completo dentro de ella. – Espera – le susurre mientras sacaba por completo mi dedo del culo de mi tía. – Vamos a hacer que sigas disfrutando – le susurre indicándole con la mirada que tomase el bote de aceite corporal que mi tía Laura había dejado en unos de los estantes de la ducha.
Mi tía me miro y soltando sus manos anudadas de mi cuello tomo el bote de aceite y poniéndolo boca abajo vio como yo en la boca del mismo colocaba mi dedo corazón e índice juntos dándole a entender que ahora la continuaría follando con ambos dedos. – Mi tía me miro dubitativa por un momento. – Confía en mi – le respondí a la pregunta que ella no me había hecho. – Si te molesta paro en el momento – le susurre mientras ella en ese momento empezaba a verter el aceite corporal en mis dedos sobre todo en la punta de los mismos. Mi tía me sonrió aceptando que yo llevase el control y se dejó llevar asintiendo con la cabeza.
Mi tía dejo de nuevo el bote en la repisa y de nuevo volviendo a apoyar su cabeza en mi hombro sin que yo hubiese sacado mis dedos de su coño llevo sus manos a ambos cachetes de su culo separándolos hacia fuera permitiéndome una intromisión total de mis dedos a su culo.
Yo de nuevo tomando mi mano izquierda la lleve a su culo y roce la mano derecha de mi tía que habiendo tomado su nalga la separaba para dejarme un acceso lo más libre posible a su culito. Yo tomando como indicador mi dedo pulgar tantee localizando de nuevo el ano de mi tía y una vez localizado lleve mi dedo corazón e índice a su anito que ya abierto me permitió que sin problema ninguno la primera y segunda falange de ambos dedos se enterrasen dentro de ella y al presionar gracias a la lubricación añadida de mis dedos estos entrasen hasta el fondo de ella sin problema.
Mi tía en ese momento al notar como la estaba empezando a follar por ambos orificios al tener mis dedos enterrados en su cuerpo en el interior daba la sensación que estaban a punto de encontrarse y sentía dentro de su cuerpo como entre ellos se tocaban. Mi tía sentía como al tener los dedos enterrados dentro de su coño al girarlos provocaba al mismo tiempo que friccionase su punto g al tiempo que mi pulgar rozaba su clítoris y mis dedos corazón e índice de mi mano izquierda enterrados todo lo que me permitía en el interior de su culo se tocaban con los de mi mano derecha.
Mi tía me miraba y su mirada mostraba sorpresa por las sensaciones que estaba teniendo. – Nunca hasta el dia de hoy había sentido algo así – me susurro ella que en ese momento empezó a mover de nuevo su cadera apresando mi mano entre mi pierna izquierda y su cadera. – Joder que bueno, que bueno, que buenoooooooooooooo – gemía mi tía que aumentaba el ritmo de su rozamiento contra mi pierna aumentando de igual manera su placer y el roce de mis dedos dentro de su cuerpo. – Joder esto es único – gemía mientras de nuevo volvía a anudar sus manos en mi cuello y se movía sin parar. – Joder que bueno – se decía así misma mientras continuaba dando golpes secos de cadera a fin de colmarse de placer así misma. – Vamos tita córrete – le susurre. – ¿Estás loco? – me susurro ella. – Ya me he corrido tres veces – me susurro ella. – Y estoy a punto de correrme la cuartaaaaaaaaa – me gimió acallada ella mientras me dejaba sorprendido que se hubiese corrido sin que yo me hubiese dado cuenta.
– Sigue follándome así que me corro, me corro, me corroooooooo – gruño mi tía. – Me estoy corriendoooooooooooooo – gruño mi tía mientras se quedaba clavada en mi pierna esta vez completamente parada y ahora echando su cabeza hacia atrás se dejaba llevar quedándose quieta parada ante mí. – Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuufff que bueno sobrino – me susurro mi tía en ese momento dejándome disfrutar por primera vez de su cuerpo desnudo por completo.
Yo mire a mi tía. – Eres preciosa – le dije mientras admiraba su cuerpo con forma de guitarra y me perdía en la forma de sus senos que pequeños eran preciosos y morenos como toda su piel coronados por unos pezones negros, con unas caderas que dibujaban la armonía preciosa de su cuerpo enmarcado por unos preciosos labios carnosos acompañados por unos enormes ojos almendrados coló café y un largo y ondulado pelo moreno que caía grácilmente por debajo de sus hombros. – Tu sí que eres una bendición cariño – me dijo ella justamente antes de besarme. – Me has llevado donde jamás pensé que llegaría – me susurro ella al separar sus labios de los míos. – Y aquí tenemos lo que nos ha llevado a esto – me susurro mi tía sintiendo en ese momento como su mano derecha tomaba el tronco de mi polla y empezaba a masturbarme mientras su muñeca rozaba suavemente mi glande. – Que polla más bonita y más grande tienes – me susurro mi tía sin apartar la mirada de mi miembro.
Yo por un momento más clave mi mirada en la de mi tía que abstraída por completo me di cuenta en ese momento que para ella no existía nada en ese momento que mi polla y su mano. – Es enorme – me dijo ella que hasta ese momento concentrada en su placer ni siquiera se había percatado del tamaño de mi miembro. – Sobrino – me susurro mi tía sin decir nada más al tiempo que continuaba con la suave paja que me estaba haciendo. Yo de igual manera me percate de todas las dudas que pululaban por la cabeza de mi tía y casi sin pensarlo decidí tomar una decisión en la que me la jugaría en el todo por el todo.
– Tía – le susurre suavemente llevando mi cadera hacia atrás y haciendo por tanto que la mano de mi tía perdiese el contacto con mi miembro. Ella en ese momento viendo como mi miembro aun morcillón caía hacia abajo cimbreando entre mis piernas elevo su mirada hasta cruzarla con la mía. – No quiero que hagas nada si dudas – le susurre yo tomándola de su mentón. – Se que pasa por tu cabeza y no quiero que hagas nada porque te sientas obligada – le susurre. – Se que crees que esto está mal porque somos familia – le susurre mientras sentía como a ella se le haca un nudo en la garganta. – Se que piensas que solo soy un crio – le susurre a mi tía de nuevo. – Y si no deseas tanto como yo que pase, no quiero que hagas nada – le susurre quedándome en silencio. – Me tienes confundida – me susurro ella empezando a llenarse sus ojos de lágrimas. – Me acabas de hacer disfrutar como nadie lo ha hecho en mi vida – me susurro mi tía viendo en ese momento como una lagrima caía por su mejilla. – Pero solo eres un niño y además eres mi sobrino – me susurro ella abrazándose a mí a continuación.
Mi tía se quedó abrazada a mi sin decir palabra, separando su cuerpo del mío mientras sentía como sus pezones rozaban mi pecho mientras mi tía sollozaba desconsolada. – Se que por edad lo soy – le susurre a mi tía. – Pero, aunque no te lo pueda explicar mentalmente no es así – le respondí a ella que continuaba abrazada a mí. – No te preocupes – le susurre a mi tía empujándola suavemente de los hombros hacia atrás haciendo que ella quedase frente a mí y tuviésemos contacto directo. – Si cambias de idea ya sabes lo que puedes encontrar en mi – le susurre a mi tía indicándole en ese momento que no haríamos nada que ella no desease de verdad.
Mi tía apesadumbrada me beso en la mejilla. – Eres un sol – me dijo justo antes de girarse y mostrándome su desnudez vi como abandonaba la ducha y sin mirar atrás salía de la misma para tomando su ropa salir del baño.
Salí de la ducha después de pensar que el arrepentimiento de mi tía era de lo más lógico y dando gracias de que se fuese antes de que aquello se nos fuese de las manos. Me duche de nuevo y al terminar viendo que eran cerca de las tres de la mañana me encamine a la cama siguiendo las huellas húmedas que habían dejado los pies de mi tía al salir del baño por la habitación y que llegaban a la puerta.
Me tumbé en la cama y me dispuse a leer hasta que ya a las cuatro decidí que era hora de dormir ya casi vencido por el sueño. El calor era insoportable y antes de dormirme lance las sabanas al suelo para quedarme dormido boca arriba a fin de sentir algo de fresco en el cuerpo ya que el aire acondicionado me sentaba fatal.
Me quede reposando la mirada con los ojos cerrados mientras hacia por que mi cuerpo se relajase en la medida de lo posible mientras agolpando todos los recuerdos y sensaciones del dia me hacían recrearme una y otra vez en la sensación de haber conseguido por fin disfrutar del cuerpo de Gemma. Y además saber que partir de ese momento habría mas ocasiones para conseguir satisfacerla como lo había logrado hacer ese mismo dia.
En esas cavilaciones me encontraba cuando de repente oí como la manilla de la puerta de mi habitación chirriaba levemente haciendo por abrirse. Pensé que desde luego la persona que estuviese al otro lado lo lograría ya que al salir Adriana de la habitación yo no había puesto el pestillo.
El pomo de la puerta chirrió al girar y poco después oí de igual manera como la puerta se abría dejando el sitio justo para que una persona entrase. – Vamos no seas cobarde – reconocí la voz de Gemma que le decía a alguien que entrase. Oí de igual manera los pasos de otra persona que entraba en la habitación y tras de si cerraba la puerta. – Estamos locas, como nos pillen se nos cae el pelo – oí que decía la segunda persona reconociendo en ese momento la voz de Susanna que entraba tras ella en la habitación. – No te preocupes – le susurro en ese momento Gemma. – Duerme como un tronco siempre ha sido así – le chisto Gemma a Susanna mientras sentía como esta rodeaba la cama y llegando a la mesita de noche encendía la luz de la misma.
– ¡Nos van a pillar! – oí que le susurraba Susanna aterrada a Gemma la cual por respuesta y a fin de tranquilizar a Susanna en ese momento la miro y desatándose del cuello el liviano pañuelo que llevaba, un fular, lo dejo caer sobre la tulipa de la lampara de la mesita de noche quitando luz a la habitación e impidiendo que la misma se pudiese ver por debajo de la puerta de mi habitación, pero dejando que aun así se viese bien la misma. – Cuando veas lo que quiero enseñarte ya verás como se te quita toda la tontería – le respondió Gemma mientras oía como los pasos de Susanna la acercaban a mi cama. – Esto es una locura – oí que le respondía Susanna a Gemma mientras quedaba apoyando sus rodillas contra el colchón de mi cama. – Locura es lo que me ha hecho sentir él hoy a mi – le confeso en susurros Gemma. – Que todos los tíos con los que he estado juntos no llegan a la milmillonésima parte del placer que me ha provocado nuestro primo hoy a mi – le susurro Gemma mientras sentía como sus manos hacían contacto con mis calzoncillos.
Yo empezaba a entender que mi prima Gemma le debía haber contado a Susanna lo que había pasado entre nosotros. – Desde luego la cara de “jodidamente bien follada” no deja lugar a dudas – le susurro Susanna mientras esperaba que las manos de mi prima manipulasen mis calzoncillos y permitiesen a mi prima Susanna ver mi polla. – Espera que vas a alucinar – le susurro Gemma a Susanna mientras ahora al mirar mis ojos nuestras miradas se cruzaban y mi prima por una milésima de segundo se quedaba parada mirándome entiendo sin cruzar la más mínima palabra que yo estaba despierto y que de igual manera no iba a hacer nada por delatarme. Mi prima cruzando su mirada con mía por respuesta dibujo en sus labios una sonrisa maliciosamente erótica entendiéndonos ambos en el momento.
Sentí como mi prima dando un suave tirón hacía que la tela de mis calzoncillos abandonara mi cadera. – Espero que estés preparada para ver “al monstruo del placer” – le susurro mi prima que en ese momento tenia su mano por encima de mi calzoncillo haciendo contacto completo con mi polla. Supuse que mi prima Gemma quería enseñarle a mi prima Susanna mi polla lo más bonita y grande que le fuese posible provocar. – Espero que estés preparada – susurro Gemma mientras bajaba mis calzoncillos hasta mis rodillas y acomodándome me hacia quedar boca arriba. – La hostia tía – respondió de manera automática Susanna al ver mi polla apoyada en mi cadera llegando hasta mis riñones. – Joder menudo pedazo de rabo – susurro Susanna sorprendida al verla apoyada sobre mi cuerpo. – ¿No te lo dije? – le susurro Gemma mientras sentía como se sentaba en el colchón al lado mía. – ¡¡Lo vas a despertar!! – susurro de nuevo Susanna aterrada. – No te preocupes – le respondió Gemma. – Después de la jodienda que me ha dado hoy no se como estoy despierta yo – le susurro Gemma a Susanna mientras sentía como su mano agarraba mi polla y la dejaba apoyada con el mayor de los cuidados sobre mi ombligo. – Joder que tamaño – suspiro Susanna mientras no apartaba los ojos de mi polla.
Ambas se quedaron mirando mi polla sin decir palabra. Y yo me moría de ganas de sentir la mano de Gemma en mi polla. – Es preciosa – oí como decía Susanna que ya de igual manera sentándose en la cama sentía como tenia a cada lado a cada una de ellas. – Tía, de verdad, que pensaba que me estabas vacilando – le susurro Susanna a Gemma a mi izquierda. – Me has pillado de pleno y con dos copas no he sido capaz de ocultarte la verdad – le confeso Gemma apoyando su cuerpo contra el mío a mi derecha. – Esto – susurro Gemma poniendo erguida mi polla con sus manos. – Es mejor que comernos el coño mutuamente – le susurro Gemma besando levemente los labios de Susanna por encima de mi cuerpo. – Desde luego – le susurro esta cuando oí como sus labios se separaban. – Si estuviese dispuesto a follarnos a las dos – oí que decía Susanna mientras miraba mi polla.
Oír aquellas palabras fue lo que necesitaba mi polla para empezar a ponerse dura. – Uuuum parece que te ha oído – susurro Gemma. – Se está poniendo dura – susurro Gemma sin apartar las manos de mi polla. – Me dan ganas de comérmela – le susurro Gemma a Susanna. – Me encantaría verlo – le respondió Susanna. – Pues vas a verlo – le respondió Gemma mientras un segundo después sentía como la boca de mi prima engullía mi miembro delante de mi prima Susanna que a un palmo de ella veía como en efecto Gemma se tragaba mi polla. – ¿Te las puedes tragar entera? – le pregunto sorprendida Susanna mientras veía como la cabeza de mi prima Gemma descendía tragándose mi miembro.
La boca de mi prima descendió hasta algo mas de la mitad de mi polla mientras Susanna la observaba. – Casi – dijo mi prima después de sacarse mas de tres cuartos de mi polla de su boca. – Es una delicia – susurro mi prima. – Y aun no esta dura del todo – le susurro mi prima que seguía sin soltar mi polla manteniéndola erguida. – ¿Quieres probarla? – le pregunto en un susurro Gemma a Susanna mientras inclinaba mi polla suavemente hacia ella. – Puuuuuuf – suspiro Susanna. – La verdad es que ganas me están dando – respondió esta. – Pues no te prives – le respondió Gemma. – Esta dormidísimo, aprovecha – le susurro Gemma.
En ese momento el silencio se hizo entre ambas mientras Susanna estaba tan concentrada en mirar mi polla que no se percataba que yo con los ojos entrecerrados la estaba viendo. – ¡Venga!, no dejes escapar la oportunidad – le susurro Gemma. – Cuando tenias la mano en el baño metida en mi coño me has preguntado que me tenía tan abierta – le susurro Gemma confesándome por extensión que se habían liado en el baño de algún bar.
Gemma le continuó hablando. – En los tres años que llevas comiéndote mi coño esto es lo que hemos pedido mil veces – le susurró Gemma. – Un buen primo que nos follase a las dos juntas – le susurro Gemma. – Y me has confesado que te encantaría probar lo que me había dejado tan abierta – le susurro Gemma mientras sentía como su mano me pajeaba. – Pues aquí tienes a quien ha metido su mano completa en mi coño – le susurro mi prima que tomando con su mano izquierda mi mano derecha se la enseñaba a mi prima. – Si no se hubiese duchado podrías oler perfectamente mi coño en su mano – le susurro mi prima oliendo mi mano y dándose cuenta de que olía al champú que usaba llevando ahora mi mano a depositarla entre sus piernas debajo de su falda. – Pruébala, te aseguro que te va a encantar – le susurro de nuevo Gemma a Susanna. – La verdad es que estoy mojadísima y es lo que he soñado mil veces mientras me comía tu coño o tú te comías el mío – le respondió Susanna a Gemma. – Creo que ahora mismo podrías meter su mano entera también en mi coño – le confeso Susanna que tenía su mirada encendida de deseo clavada en la de Gemma. – No me puedo creer que estamos aquí – le susurro Susanna. – Y no puedo creer que la respuesta a nuestras plegarias haya sido nuestro primo más pequeño – le confeso Susanna.
– Si no hubieses tenido tanta prisa porque nos escapásemos para que te pudieses comer mi coño al llegar esta tarde de la playa con él; ahora nos habría estado follando a las dos, seguro – le susurro Gemma. – Es que no sabes las ganas que tenia de ti – le confeso Susanna que ahora pasando por encima de mi besaba a Gemma mientras yo al mismo tiempo moviendo levemente mis dedos empezaba a pajearla. Gemma al sentir como mis dedos separaban sus labios mayores y dos de mis dedos empezaban a penetrarla dio un pequeño bote en la cama.
Mi mano estaba cubierta por la tela de su falda y mi prima Susanna al otro lado de mi justo enfrente de Gemma no veía mi mano ya que su falda la cubría. – ¿Estas bien? – le pregunto en un susurro Susanna al verla botar. – Si, si, si – susurro Gemma que sentía como yo la empezaba a penetrar. – Es que estoy demasiado cachonda – le susurro ella antes de besar de nuevo a Susanna mientras sentía como mis dedos la estaban follando debajo de la falda. – Estoy muy, pero que muy cachonda – le susurro Gemma que empezaba a estar cada vez mas cachonda con la situación. – De echo creo que me voy a correr si te veo comerte esta preciosa polla – le susurro Gemma lo suficientemente alto para que yo pudiese oírlo. – Sera un placer – le respondió Susanna que de nuevo de rodillas a mi lado se echó hacia atrás para quedar de nuevo enfrentada a Gemma con mi cuerpo entre ellas dos.
Susanna miro a Gemma. – Pídemelo – le susurro Susanna. – Quiero que te desnudes y te comas la polla de nuestro primo pequeño – le susurro Gemma. – Como tú ordenes – le respondió automáticamente Susanna a la que vi en ese momento como se sacaba el vestido que llevaba por la cabeza y quedaba completamente desnuda delante de mí. – Primo, la puta de tu prima, se va a comer tu polla – me susurro en ese momento Susanna acercando su boca a mi oído. – Joder que morboso – susurro Gemma que entre las palabras de Susanna y el dedo que le estaba haciendo yo cada vez estaba mas encendida. – Primo me la voy a comer entera y ojalá te corras en mi boca – me continúo susurrando Susanna en mi oído. – Primo estoy tan mojada que me voy a correr solo de saber lo que voy a hacerte sin tocarme – me gruño ahora Susanna que temblaba de placer tanto como su voz mientras yo ahora permanecía con los ojos cerrados y no me percataba de que ella al inclinarse sobre mi había dejado su coño a disposición de la mano de Gemma para que clavase sin piedad tres dedos dentro de su coño.
– Mírala que puta – susurro de igual manera Gemma inclinando su cuerpo sobre mi y dejando sus labios en mi otro oído. – La prima Susanna esta tan cachonda que me esta dejando que clave cuatro dedos en su coño primo – me susurro Gemma. – Si sigue así al final clavo toda mi mano dentro como me has hecho tu a mi esta tarde – me susurro Gemma que ahora a tan solo centímetros de mis labios oía como ellas dos se besaban. – Vais a darme el mejor verano de mi vida – susurro Gemma separando sus labios de los de Susanna. – Ojalá me folle mañana – le susurro Susanna. – No lo tendrás que pedir dos veces – le respondió Gemma. – Primo me voy a comer tu polla ahora mismo – susurro de nuevo Susanna en mi oído mientras ahora sentía como se incorporaba y quedaba de rodillas enfrentada a mi polla a la altura de mi costado.
De igual manera en ese momento Gemma a mi otro costado se ponía también de rodillas mientras observaba como Susanna iba acercando su boca a mi polla. – Joder que bonita es – sentí como susurraba Susanna mientras su aliento llegaba ya a mi polla. – No solo es la polla que se te ofrece si no el hombre que está detrás de ella y su imaginación para follarte de mil maneras diferentes – le susurro Gemma. – Juntas lo vamos a disfrutar – le susurro Gemma que sentía como yo retomando la paja la continuaba follando debajo de su falda. – Quiero tu coño mientras disfrutas de la polla que se te ofrece – le susurro Gemma incorporándose sobre mi cuerpo para tener acceso al coño de Susanna mientras sentía como su antebrazo se apoyaba en mi pierna izquierda. – Prima quiero hacerte correr mientras se la chupas – le susurro Gemma a Susanna. – Con lo cachonda que estoy no creo que tarde mucho – le respondió esta. – Espera – le susurro Gemma. – Aunque este dormido quiero que él también te ayude – le susurro Gemma mientras tomando mi mano izquierda la llevaba a colocármela entre sus piernas. – Aquí la tienes – susurro Gemma colocando mi mano boca arriba. – Clávamela en el coño – le gruño Susanna mientras ofrecía su coño a mi mano abriendo sus piernas y haciendo descender su cadera. – Espera – susurro Gemma mientras su mano manipulaba la mía y uniendo mis cuatro dedos los mantenía pegados mientras ella descendiendo su cadera hacia contacto con la yema de mis dedos haciendo que sus flujos chorreasen literalmente por mis dedos dejándome ver lo mojada que estaba mientras ella misma se penetraba con mis dedos.
– O, Ooooh – boqueo Susanna mientras mis dedos entraban dentro de ella. – Oooh, Ooooh – continuaba susurrando Susanna mientras ya tan solo mis nudillos quedaban a la entrada de su coño. – Joder que bueno – susurro Susanna mientras miraba a Gemma. – Me voy a comer esta polla ya – gruño Susanna mientras sentía como mi polla era envuelta por los labios de Susanna al tiempo que Gemma levantando su falda le mostraba como de igual manera mis dedos corazón, índice y anular estaban dentro de ella hasta los nudillos de mi mano derecha mientras mi mano Susanna sentía como ahora manteniendo su cadera pegada al colchón los dedos de mi mano izquierda de igual manera enterrados hasta mis nudillos dentro de su coño llenaban a ambas de placer mientras la boca de Susanna engullía clavando su mirada en la de Gemma cada centímetro de mi polla. – Joder no puedo aguantar massssssssssss – gruño Gemma corriéndose en mi mano a la vista de Susanna en ese momento quien de igual manera frotando su cadera estampada contra el colchón presionando mi mano entre el mismo y su cuerpo se corría de igual manera y viendo aquello en aquel momento sin poder resistirme ni pensar en nada mas clavaba mi polla en la garganta de Susanna y me corría en su boca lanzando un pequeño gruñido mientras chorreones y chorreones de semen inundaban la garganta de mi prima y hacían que gran parte de mi corrida rebosase de la boca de Susanna y cayesen sobre mi abdomen.
Me quede clavado en la garganta de Susanna descargando la excitación acumulada sin que Susanna hiciese el más mínimo movimiento por separarse de mí quedando congelada mientras Gemma que se corría por segunda vez uniendo su primera corrida con la que la ocupaba ahora de nuevo se moviese tampoco mientras descargaba la excitación acumulada a mi lado ahogando sus gemidos de placer tapando su mano con su boca. – Joder que experiencia – susurró Susanna. – Me he corrido como en mi vida – le susurro Gemma. – ¿Sigue dormido? – le pregunto Susanna. – Como un tronco – le susurro Gemma divertida sabiendo mas que de sobra que era mentira. – Pero ha clavado su polla en mi boca – le susurro Susanna. – Habrá sido instintivo – le respondió Gemma. – Pues me ha hecho correrme y luego acojonarme – le respondo Susanna mientras se quitaba un goterón de mi corrida de su boca. – Espera – le dijo Gemma apartando su mano de su cara. – Ni se te ocurra tirarlo – le ordeno Gemma mientras llevaba su dedo a su boca y metiéndolo dentro lo dejaba limpio.
Durante un momento Gemma miro a Susanna y vio su mandíbula llena de mi corrida. – Tenemos que eliminar la evidencias – le susurro Gemma mientras lamia sensualmente los restos de mi corrida en su cara. – Desde luego que cantidad – susurro Gemma. – Pues mira lo que tenemos aquí – le respondió Susanna dirigiendo su mirada a mi abdomen. – Pues a limpiar – le susurro Gemma mientras guiando la cabeza de Susanna sentía como su lengua se esmeraba en recoger todos los restos de corrida que quedaban en mi polla. – Espera que te ayudo – le susurro Gemma en ese momento inclinándose sobre mi polla e inclinando la cabeza recogiendo con su lengua los restos de mi corrida que estaban por su lado.
Allí estaba yo recién corrido después de una de las mejores pajas de mi vida viendo entre ojos como dos preciosas mujeres que eran además mis primas dándole mas morbo a la situación lamian mi polla recogiendo los restos de la corrida que acaba de tener. – Desde luego vamos a disfrutar mucho follándonos al primo – le susurro Susanna a Gemma. – No te puedes hacer idea de como me ha jodido a mi hoy – le susurro Gemma. – ¿Dormimos juntas? – le pregunto Susanna a Gemma. – Después de que me comas el coño por última vez hoy – le susurro Gemma. – Esta bien cojo mis cosas y nos vemos en tu habitación – le susurro Susanna incorporándose en la cama. – Ve desnuda – le pidió Gemma. – Hija de Puta – le respondió Susanna. – Nena aquí la puta eres tú que te vas a hartar ahora de comer coño – le respondió Gemma. – Eso es verdad – le respondió Susanna que mordiéndose el labio inferior miro a Gemma llena de deseo. – Te veo ahora – le susurro Susanna mientras sentía como ponía un pie en el suelo y poco después desaparecía de la habitación.
Mi prima Gemma aún seguía a mi lado. – Espero que te haya gustado mi regalo – me susurro Gemma. – Te debía una y espero haberte pagado con intereses – me susurro ella esperando que abriese los ojos. – Joder ha sido la hostia – le respondí a mi prima abriendo los ojos y buscando su mirada que me encontré encendida de deseo. – Aunque ahora te vas a llevar otra comida de coño – le susurre yo. – La necesito para dormir – me respondió ella. – En breve te la comeremos entre las dos – me respondió ella. – Me muero de ganas por que llegue el momento – le respondí yo. – Antes de lo que esperas – me susurro ella. – Descansa – me susurro dándome un beso en la mejilla. – Me voy a que me coman el coño – me susurro ella en el oído antes de incorporarse. – La polla te la hemos dejado bien limpia – me susurro ella incorporándose y desapareciendo de la habitación.