Primer encuentro con mi prima Gemma IV

Mi tía y yo aun nos quedamos un rato mas solos y me cuenta mas cosas de la familia y del por que se portan así conmigo.

Después de ver como mi tía había saboreado mi corrida y como la había extendido por toda la piel de sus hermosos pechos no pude evitar que de nuevo mi miembro se volviese a poner duro. Aquello activo mi calenturienta mente y solo una idea ocupaba mi mente en ese momento para conseguir que a partir de ese momento mi tía Laura fuese completamente mía. Debía hacer que se corriese una última vez para mí. Y para ello debía hacer que se excitase de nuevo una vez más.

No pensaba en nada más, que, en hacer que mi tía se corriese de nuevo así que mientras permanecía delante de mi en el baño de la habitación y veía como sus manos extendían mi corrida por sus pezones. No dude y después de que la idea cruzase por mi cabeza me lance como poseído a besar con el mayor de los cuidados el contorno de las tetas, de las enormes tetas de mi tía que momentos antes me habían llevado a tener tanto placer.

Mi tía sorprendida vio como mis labios se acercaban al contorno lateral de su pecho y empezaban a dar pequeños besos. – Pero sobrino – gimió sorprendida mi tía. – Estoy llena de tu corrida – suspiro mi tía empezando a disfrutar de la imagen de verme besar sus hermosos pechos. – No puedo alejarme de ti puta – le gruñí mientras elevando mi cabeza cruzaba mi mirada con la suya. – No puedo, ni quiero separarme de ti – le susurre mientras ahora acercaba mis labios a los suyos y nos uníamos en un beso lleno de pasión, lujuria y ganas de seguir. – Uuuuuuuum sobrino – gimió mi tía. – Dímelo tita – le susurre y viendo que se quedaba pensando en decirme o no lo que pasaba por su cabeza. – Dímelo – volví a insistir. Ella sonrió entendiendo que estaba deseoso de oírla y me susurro – Tu boca sabe a polla, a tu polla – me dijo ella sintiendo como en ese momento mientras ella me hablaba mi mano derecha había hecho contacto con sus labios mayores y mi pulgar empezaba a recorrer su clítoris. – Sabe a la polla que te acabas de comer tita – le respondí yo. – Y la que no deseo soltar en mi vida – me susurro mi tía mientras de nuevo su mano retomaba el contacto con mi polla y de nuevo empezaba a pajearme.

Mi tía me miraba a los ojos y sentía en su mano como aumentaba el ritmo de la paja que me estaba haciendo. – ¿Estas cachonda? – le pregunte mientras ahora pasaba ya a follarla con dos dedos. – Dime tía, ¿quieres polla? – le pregunte mientras apoyaba mi frente contra la suya y continuaba penetrándola con dos dedos. – ¿Te gusta sentir como mis dedos follan tu coñito? – le susurraba mientras no paraba de follarla. – Siiiiiiiiiiiiiiiii joder, Siiiiiiii – aulló ella. – Me encanta como me follas – me grito excitada ella. – Me encanta tener tu polla en mis manos – me gimió mi tía que ahora pasaba a poner sus dos manos en el tronco de mi polla y pajearme aun con mas ganas. – Me encanta sentir como me he entregado a ti y te pertenezco por completo – me volvió a decir ella. – Quiero ser tu juguete y esperarte como una zorra deseosa cada noche a que vengas a follarme cuando te apetezca – me confeso. – Soy tuya desde hoy hasta el dia que me muera por que me has hecho adicta a tu pollaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – aulló mi tía mientras se corría de nuevo para mí.

– Quiero que me folles ahora mismo – me gruño. – Quiero que tomes posesión de lo que desde hoy es tuyo crio cabrón pajillero – me susurro. – Me acabo de convertir en adicta de tu polla, de la polla de mi sobrino de solo catorce años, ¡¡¡joder!!!! – me gruño ella mientras directamente se meaba en mi mano de gusto. – Mira lo que me haces cabrón – me dijo en el mismo tono. – Haces que me corra sin parar como no lo he hecho en mi vida – me confeso ella. – Hare tooooooooodo lo que me pidas desde hoy – me susurro. – Soy completamente tuya!!!!!!!!!!!!!!! – me confeso mientras de nuevo volvía a besarme.

Mi tía completamente desaforada en ese momento dejo de besarme para caer de rodillas entre la pared del baño y yo y tragarse de nuevo mi polla. – ¡Joder tita!, que bien la chupas coño – gruñí yo ahora sintiendo como la lengua de mi tía acariciaba la base de mi glande dentro de la boca de mi tía. – Joder – volví a gemir mientras me clavaba por completo dentro de la boca de mi amante. – Pídeme lo que quieras – me susurro mi tía.

Por un segundo mire a mi tía y le susurre lo que quería. – Quiero correrme mientras me como tus tetas y tu boca – le susurre a mi tía. – Vamos a la cama – me respondió ella que sin soltar mi polla me arrastro del baño a la cama. Mi tía se tumbo sobre su costado izquierdo en la cama y espero a que yo me acercase a ella. – Ven con tu tita – me dijo con la voz mas pervertida que fue capaz de desarrollar. – Voy – le susurre yo mientras me acercaba a ella gateando por la cama y de nuevo volvía a besarla mientras sentía como su mano se enroscaba en mi polla de nuevo. – Como voy a disfrutar de esta delicia – me dijo mi tía mientras clavaba alternativamente su mirada entre mi polla y mis ojos. – Disfruta tita, disfruta – le susurre mientras tumbándome en la cama llevaba su boca a mi polla. Ella se dejo guiar y al llegar a la altura de mi glande lo recogió con sus labios y dejo que de nuevo mi polla volviese a penetrar mi polla. Me follé la boca de mi tía una diez veces y de nuevo volví a reclamar sus tetas a la altura de mi boca para poder deleitarme con ellas mientras la mano de mi tía me llevaba al cielo. – Me encantan tus tetas llenas de mi corrida – le dije justo antes de besarla.

Mi tía giro en ese momento su cadera y la enfrento con la mía. – Necesito tu polla en mi coño – me susurro mientras sentía como mi tía apoyaba sus rodillas en el colchón y tomando sus manos de igual manera como puntos de apoyo mi tía elevaba su cuerpo y jugando con su coño hacia que este completamente abierto acogiese a mi polla dentro del mismo entrando los primeros cinco centímetros de mi hombría dentro de ella. – Diooooooooooooooos – aulló mi tía cuando me sintió dentro de ella. – No podía aguantar más – me susurro ella mientras encorvando su cuerpo se hundía por completo de una sentada casi tres cuartas partes de mi miembro dentro de ella. – No me lo puedo creer – gimió mi tía mientras temblaba de placer sobre mí. – Uuuuuuf sobrino la tienes enorme – me gimió mientras me miraba e irguiéndose completamente mientras seguía temblando de placer haciendo un último esfuerzo sentía como mi polla por primera vez en mi vida profanaba el útero de una mujer. – Dios santo de mi vida que enormidad – gimió mi tía mientras se clavaba por completo mi polla dentro de ella abriendo su útero y yo sentía como si una segunda vagina dentro de mi tía se abría para mi para permitir la entrada de mi polla dentro de ella. – Dioooooooooooooooooooooos – aulló mi tía para mi mientras ahora sus temblores se convertían en un tremendo y demoledor orgasmo que la llevaban a continuación a caer rendida sobre mi mientras sentía como mi tía se corría como una fuente soltando juguitos entre su cadera y la mía.

Disfrute del pelo de mi tía acariciando mi cara mientras ella permanecía rendida encima de mí. Poco a poco toda la extensión de mi miembro fue abandonando el interior de mi tía hasta que hubo salido por completo. – Nunca nadie me ha hecho sentirme así – me susurro mi tía. – Has conseguido saciarme después de mas de diez años de sequía – me confeso mi tía.

Mi tía permaneció sobre mi mientras yo me deleitaba con tan solo sentir su cuerpo desnudo sobre el mío mientras me perdía en su pelo alborotado y su cara de plena satisfacción.

– Me encanta haber descubierto el tesoro que eres en todos los aspectos – me confeso ahora mientras su cuerpo resbalaba pegado al mío y su boca llegaba de nuevo a la altura de mi polla. – Dámelo todo sobrino – me susurro mi tía antes de retomar de nuevo la mamada a mi polla. – De esta tarde no pasa que compre condones – me susurro mi tía antes de enterrar por completo mi polla dentro de su boca.

Mi tía empezó a chupármela de nuevo con ansia mientras se tumbaba ahora en perpendicular a mí. – Se que te encantara tocarme el coño mientras te la chupo – me confeso. – Se que me dices de verdad que tu coño esta saciado, pero no puedo resistirme – le confesé mientras enterraba del tirón tres dedos dentro del coño de mi tía. – Tengo el coño tan abierto que creo que puedes meter la mano entera – me confeso mi tía mientras dejaba de chupármela y ahora me pajeaba suavemente.

Nuestras miradas se cruzaron y la idea de mi tía de repente se convirtió en un reto. – Alla vamos – le susurre a mi tía mientras ya cuatro de mis dedos entraban dentro del coño de mi tía. – Uuuum – gimió mientras de nuevo clavando su mirada en mi mano y en su coño retomaba la mamada que me estaba haciendo y disfrutaba viendo a la vez que su boca engullía mi polla su coño alojaba ya mas de la mitad de la palma de mi mano antecedida por mis cuatro dedos. – Que “gueño” – farfullo mi tía con su boca llena de rabo. – “Figue” – volvió a decirme ella mientras moviendo su cadera retomaba ella misma la penetración de mi mano en su coño y mi mano se internaba dentro de ella hasta la muñeca. – Uuuuuuuum – volvió a gemir mientras seguía tragándose mi polla. – Sigue tita – gemí yo mientras me deleitaba viendo mi mano enterrada dentro de ella. – Sigue putita mía – gemí yo de nuevo.

Mi tía retomo la mamada mientras de nuevo se empezó a correr – Ooooh dios mío – gimió mi tía mientras sentía como la vagina de mi tía de nuevo escurría juguitos rezumando por mi muñeca. – Oooooooh dios – aulló mi tía. Una vez más. – Me encanta que me hagas gemir como una zorra sobrino – me confeso mi tía. – Y a mi me encanta que me lo digas puta – le respondí. – Me encanta ser tu puta – me susurro mi tía con la voz más sensual que había oído en mi vida.

De nuevo ahora decidí ya jugar el todo por el todo y levantándome me coloqué detrás de ella. – Tita no sueltes mi polla – le susurre mientras separaba los cachetes de su culo. – No haría eso por nada del mundo – me respondió ella mientras sentía como su mano ahora pegada a su espalda se aferraba a mi polla y continuaba con la paja. – Vamos cariño es hora de que me riegues – me susurro mi tía mientras seguía pajeándome. – Aun no putita mía – le respondí.

Yo poco a poco fui bajando y ahora coloqué la punta de mi polla en la entrada del culo de mi tía mientras ella seguía pajeándome. – Uuuuuuuum que bueno sobrino – gimió mi tía sintiendo como la polla que estaba pajeando empezaba de nuevo a introducirse dentro del culo de mi tía. – Jódeme sobrino – me pidió mi tía. – Clava tu enorme rabo dentro de mi culo – me suplico mientras yo empezaba a clavar toda la extensión de mi miembro dentro de ella. – Joder, joder, joder, joder que bueno cariño – aulló mi tía mientras sentía como su culo alojaba todo mi rabo dentro de ella. – Joder “tita” que me gusta joderme tu culito – aullé yo mientras me quedaba clavado lo máximo que me era posible dentro de ella. – Que me encanta esto titaaaaaaaaaaaaaa – aullé yo sintiendo como estaba en la gloria. – Pues no te imaginas como lo estoy disfrutando yo sobrinoooooooooooooo – me respondió mi tía. – Sigue, sigue, no pares de darme pollaaaaaaaaaaaaaa – aulló ella que en ese momento se estaba corriendo de nuevo. – Por favor no te pares, sigue, sigue, sigueeeeeeeeeeeee – gimoteo mi tía mientras doblándose hacia delante temblaba de nuevo mientras disfrutaba de otro demoledor orgasmo. – Jooooooooooooder eres único, pero vas a acabar conmigo – me confeso ella.

Mi tía se desencajo de mi polla. – Ven sobrino – me pidió ella invitándome a sentarme al borde de la cama mientras ella se quedaba de rodillas en el suelo delante de la misma. – Sobrino la próxima vez que follemos vamos a tener que invitar a Sofia – me confeso mi tía mientras metía mi polla entre sus tetas.

Mi tía en ese momento me miro y supongo que debió ver fuego en mi mirada. – ¿Te gustaría follarnos a las dos a la vez? – me pregunto mi tía mientras al llegar a encorvarse lo máximo que le permitía la postura mi tía alojaba en su boca mi polla. – Uuuf me encantaría – le respondí yo. – Te podemos comer la polla entre las dos – me sugirió ella. – Nos puedes alternar para follarnos y jugar con los culos de ambas a alojar tu enorme polla – siguió diciéndome ella. – Te puedes comer mis tetas mientras tu tía Sofia te hace una cubana – continúo hablando ella mientras yo en mi cabeza imaginaba las escenas y cada vez me encendía más. – Dime sobrino – susurro mi tía. – La putita de mi hermana, ¿ya ha tocado tu enorme polla? – me pregunto ella mientras de nuevo volvía a mamar mi polla. – Joder ya te digo – confesé sin pensarlo. – Sabia que esa zorra no dejaría pasar la oportunidad – me respondió mi tía. – Todas seremos este verano tus zorras – me susurro una vez mi tía. – Vamos a crear tu harem de putas incestuosas – me confeso mi tía. – ¿Con tu hija también tita? – le pregunte yo ya curioso viendo su reacción. – Si así lo quieres y ella está de acuerdo, también – me respondió mi tía. – Ya te he dicho que ahora soy tuya y si quieres a mi hija te ayudare a follártela también – me confeso mi tía. – Es extraño, pero no puedo negarte nada de lo que me pidas – me confeso mi tía.

Aquella respuesta me cegó y en ese momento levantándome de la cama comencé a follarme la boca de mi tía sin piedad ninguna. – Mira que eres puta – le susurre mientras después de un minuto taladrando su boca a pollazos la saque y dando las ultimas sacudidas a mi polla explote en toda la cara de mi tía llenándola por completo con una tercera corrida sobre el cuerpo de mi tía llenándola por completo de semen con nueve gloriosos trallazos de semen que mi tía recibió en su cara y sus tetas encantada de haberse convertido en mía.

Tras terminar de correrme me derrumbe en la cama quedando sentado viendo como mi semen goteaba de la cara de mi tía a sus preciosas tetas. – Tía estás preciosa – le susurre antes de posar levemente mis labios en los suyos. Al separarme de ella mi tía me miraba llena de vida y cubierta de placer como no la había visto en mi vida. – Gracias por quitarme veinte años de encima – me susurro ella mientras me besaba de nuevo.

Yo mismo saboree parte de mi semen que pasaba de los labios de mi tía a los míos. – Espera que eso es mío – me pido ella mientras con la punta de su lengua recogía el resto de mi semen de mis labios y ella se lo tragaba. – Eres la mejor – le respondí al ver como engullía mi corrida. – La mejor de tus putas no lo olvides – me respondió ella. – Nunca lo olvidare – le confesé yo.

Mi tía recogió de su cuerpo todos los restos de mi “ultima explosión” como lo llamo ella y juntos nos fuimos a la ducha. – Sobrino, son las seis, debemos darnos prisa – me confeso ella dándonos cuenta de que en algo mas de una hora todos estarían de vuelta.

Así como estábamos desnudos nos dirigimos a la ducha y nos metimos los dos a la vez. – Es preciosa hasta en reposo – me dijo mi tía mientras debajo del agua se llenaba las manos de jabón y se disponía a lavarme. – Me ha encantado ser tuya sobrino – me dijo mi tía mientras empezaba a llenar de jabón mi cabeza.

Mi tía se colocó a mi espalda y mientras me rozaba con sus pezones empezó a lavarme todo el cuerpo. – Y desde ahora que mi cama estará sola – me confeso mi tía – estaré encantada de recibirte cada vez que quieras – me confeso ella ahora que estaba con los ojos cerrados. – Quiero que sepas también que todo lo que te he dicho se a ciencia cierta que es verdad – me confeso ella. – Quieres decir – empecé a hablar. – Todo – me dijo ella cortando mi perorata.

Yo me quede un momento en silencio mientras empezaba a sentir en mi cuerpo la factura de todo el esfuerzo realizado. Esto unido al masaje capilar que me estaba dando mi tía me estaban haciendo caer en una sensación de relax total. – Uuuuuuuum te quiero sobrino – me dijo mi tía abrazándome por la espalda y pegando de nuevo todo su cuerpo a mí. – Uuuuuuuum, tía, yo también te quiero – le respondí.

Mi tía enjabono mi cuerpo y ya dejándome limpio pensó que era el momento de salir de la ducha. – Espera – le susurre. – Aun tenemos tiempo de … - le pregunte yo mientras agarraba su mano intentando que no saliera de la ducha. – Creo que, si nos damos prisa, si – me dijo ella entrando en la bañera conmigo de nuevo con una sonrisa de oreja a oreja.

Mi tía se coloco delante de mi y dejo que el chorro de agua bañase de nuevo por completo su cuerpo mientras yo me maravillaba viendo lo que acababa de conseguir. – Eres preciosa tita – le respondí mientras veía como ella al ver como no la tocaba había abierto los ojos y me miraba esperando que empezase a enjabonarla. – Muchas gracias cielo – me respondió ella. Me llené las manos de champú y le empecé a lavar la cara a mi tía. – Ten cuidado esta llena de restos de tu corrida – me confeso ella. – Me ha encantado llenártela tita – le confesé una vez más. – Y a mi me ha encantado que lo hagas – me respondió ella llevando en ese momento su mano a mi polla. – Ya sabia yo que no me defraudarías – gimió mi tía mientras una vez mas su mano empezaba una suave paja. – ¿Serás capaz de correrte una cuarta vez para la zorra de tu tía? – me pregunto mi tía mientras de nuevo veía como había abierto los ojos y su mirada se clavaba en la mía. – Según como te portes – le respondí mientras la invitaba a cerrar los ojos de nuevo. – Necesito que me respondas a algunas preguntas que tengo rondándome la cabeza – le susurre mientras cortaba el agua.

– Creo que ya se lo que me quieres preguntar – me susurro ella. – Tu polla esta muy dura y creo saber por qué es – me respondió ella esperando a continuación a que yo empezase a hablar. – Tú me dirás sobrino – me susurro ella quedándose en silencio con los ojos cerrados disfrutando en su mano de la dureza de mi miembro.

Yo aguarde silencio un momento más. – La primera pregunta – comencé susurrando mientras ella asentía con la cabeza. – Quiero saber si lo de hoy volveremos a repetirlo – le pregunte atropelladamente. – Por supuesto que si – respondió ella rauda haciendo desaparecer cualquier duda que pudiese tener yo. – Es la primera vez en más de quince años que pierdo la cuenta en el numero de orgasmos que me provoca un hombre y quiero aprovechar cada oportunidad que tenga contigo para disfrutarte, si, por supuesto, tú también lo deseas – me confeso ella dibujando una sonrisa de plena satisfacción en su cara. – También quiero decirte que no te pido para nada exclusividad entre nosotros – me confeso ella. – Yo, ya he vivido una vida plena y tu aun casi ni has empezado a vivir por lo que quiero que te quede claro que para mi es importante que experimentes con otras chicas, de tu edad o no y descubras lo que hay tanto dentro como fuera de casa – me confeso ella. – Yo siempre estaré para ti, pero no quiero que te pierdas nada por mí, ¿de acuerdo? – me susurro ella. – Me parece perfecto – le respondí yo.

Mi tía continuaba la paja. – ¡Venga!, hazme la siguiente pregunta – me pidió ella. – ¿De verdad crees que puedo follaros a la tía Sofia y a ti a la vez ? – le lance mi segunda pregunta. – Si, lo creo a ciencia cierta, yo acabo de echar al borracho de mi marido de casa, pero tu tía Sofia hace meses que lo hizo y sé que desde entonces “no cata varón” y ella es tanto o mas caliente que yo – me respondió mi tía quedando de nuevo en silencio esperando que continuase mi interrogatorio.

Mi tía de nuevo hablo. – Sigue preguntándome cariño – me susurro ella. – No te quedes con ninguna duda – me pidió ella. – Esta bien – le susurre mientras pensaba como plantearle la siguiente pregunta. – ¿ Crees que también puedo follar con las primas ? – le pregunte ya pensando que había metido la pata y allí se acabaría todo. – Uuuuuuf – respondió mi tía de primeras.

– Vamos a ver – dijo pensando en cómo responderme. – Esa pregunta es complicada de responder – me dijo ella en un primer momento.

Yo no sé si ya habrás hecho algo con mi hija – me dijo ella abriendo los ojos y mirándome. – Estáis mucho tiempo juntos y se que ella no quiere cometer los mismos errores que todas las demás mujeres de esta familia – me susurro ella. – Creo – dijo ella dudando un segundo. – Creo que ella y tu tenéis muy claro lo que queréis hacer en la vida y algo me dice, llámalo instinto de madre, que entre vosotros dos hay algo mas que una gran amistad y no hace falta que te diga nada de Raquel – me confeso mi tía dejando entre ver que sabía de sobra lo que pasaba entre Raquel y yo cuando a ambos nos apetecía. – Supongo que ya seria mucho preguntarte yo a ti cual son el par de tetas que te pajean mejor si las mías o las de mi hija – me pregunto en ese momento mi tía haciendo que yo cachondo perdido en ese preciso instante me corriese sobre la mano de mi tía pringándola de nuevo y por ultima vez con mi corrida. – Uuuum me parece que me acabas de responder – me susurro mi tía divertida mientras con una lenta masturbación me llevaba hasta el final de mi paja. – Experiencia frente a juventud – me susurro antes de besarme de nuevo y a continuación tomando su mano aun pringada de mi corrida llevarla a su boca a fin de tomar mis restos una vez más. – Como te he dicho me has hecho adicta a tu “lechecita” – me confeso mi tía mientras me mostraba como su lengua recogía los restos de corrida del empeine de su mano y se los tragaba para mí. – Ahora ya sí que me has dejado seco – le confesé yo a ella.

Mi tía me miro divertida. – Si hasta dentro de una hora y estarás preparado para repetir – me respondió ella. – Solo acuérdate de usar condones si follas coñitos de la familia o de fuera de la misma – me dijo ella una vez más. – No te preocupes así lo hare – le respondí yo.

Terminamos de ducharnos y salimos fuera de la ducha a secarnos. – ¿No quieres saber las demás respuestas ? – me pregunto mi tía. – Perdona – le respondí yo que estaba encantado viendo cómo se movían las tetas de mi tía mientras se secaba. – De las posibilidades de follarte al resto de tus primas que me has preguntado antes de correrte – me susurro ella. – Aaaaaah si claro, claro – le respondí yo.

Esta bien – me dijo ella. – Creo, que a tu tía Araceli la madre de Pirsa la podrás follar de igual manera que a tu tía Sofia si te acercas a ella y le tocas las tetas – me confeso en un primer momento. – Se de buena tinta que es algo que la vuelve loca – me confeso mi tía Laura. – Y en cuanto a su hija me da en la nariz que te la estará chupando en breve si sabes buscarla de noche – me susurro mi tía. – Esa niña moja las bragas cada vez que hablas con ella y si consigues quedarte a solas con ella y llevar la conversación hacia temas “interesantes” estoy segura de que le estarás bajando las braguitas muy en breve – continúo hablando ella.

Mi tía veía como yo la miraba alucinado. – No soy bruja sobrino – me susurro ella. – Hablamos de estos temas entre nosotras, muchas veces de las que crees – me confeso mi tía. – ¿ Habláis de follar conmigo ? – le pregunte a mi tía. – No seas bruto – me reprendió ella divertida. – Hablamos del desastre de hombres que tenemos a nuestro alrededor y de que el único que vale eres tú – me ilumino ella disipando todas mis dudas. – Créeme si no fuésemos familia ya todas te habríamos follado hace tiempo – me confeso de una vez mi tía.

Por un segundo mas me quede en silencio mientras asimilaba toda la información que me estaba dando mi tía. – En cuanto a Gemma – dijo mi tía sacándome de las divagaciones en las que me encontraba yo en ese momento haciendo que volviese a centrar mi atención por completo en ella. – Esa niña esta en la misma situación que yo – me respondió mi tía. – Se acaba de separar del cabrón de Mark, su marido, por que se folla todo lo que se mueve, pero tienen tres hijos y se que ella no disfruta de un buen polvo desde hace siglos – me respondió mi tía. – Así que es la única que ahora mismo no sabría que decirte – me susurro mi tía antes de besarme una vez más.

Mi tía se separo de mi y me dijo que ya se tenia que ir a su habitación a vestirse antes de que llegasen todos. – ¡Cuatro horas follando como conejos! – me susurro mi tía. – Ojalá pudiese contárselo ahora mismo a todas tus tías y primas – me dijo una vez divertida e irónica mi tía. – Las tendrías a todas aquí haciendo cola a la entrada de tu habitación – me susurro separándose de mi y llegando ya a la puerta de mi habitación.

Mi tía por ultima vez entre abriendo la puerta se quedó parada un segundo y abriendo la toalla me mostro su cuerpo desnudo. – No me olvides – me susurro mientras se mostraba de nuevo para mí una vez más. – Nunca olvidare en toda mi vida esta tarde – le respondí. – Eres un cielo – me respondió ella andándose de nuevo la toalla a su cuerpo y desapareciendo tras la puerta.

Así me quede yo viendo desde la puerta del cuarto de baño mi tía desaparecía por la puerta de la habitación mientras yo debajo del marco de aquella puerta desnudo aún observaba como mi tía después de la tarde de sexo más salvaje desaparecía detrás de la misma después de haberme dado toda aquella información y una promesa eterna de satisfacerme en todos mis deseos mas bajos y pervertidos.

Me encontraba en mis divagaciones aun sin haberme movido de donde estaba cuando de nuevo la puerta de mi habitación se volvió a abrir. – Sobrino – dijo mi tía apareciendo tras la puerta. – Si dime – le respondí yo acercándome a la puerta. – Ahora le voy a contar a todas que se acabado mi matrimonio – me susurro. – No bajes hasta que alguien te avise, ¿de acuerdo? – me comunico ella. – Por supuesto – le respondí entendiendo que la situación duraría un rato y a pesar de mi madurez no debíamos olvidar que yo tenia catorce años y debía estar apartado de aquellos momentos. – Uuuum que maravilla dios mío – dijo mi tía recreándose en mi desnudez por completo. – Eres una obra de arte que una no se cansa nunca de mirar – me susurro mi tía. Y mientras yo me seguía acercando a ella le susurre – Para obra de arte la que eres tú – apoyando mis manos en sus preciosas tetas una vez más. – Uuuum, ¿ya tienes ganas de nuevo? – me pregunto ella. – Siempre tendré ganas de ti – le confesé. – Mi tesoro – dijo mi tía sobando suavemente mi miembro justo antes de doblarse y una vez mas en aquella tarde alojar mi polla en su boca. – Me encanta esta polla y todo lo que esta ligado a ella – me confeso mi tía después de metérsela por completo dentro de la boca y mirarme.

Oímos como se abría la puerta y todas iban entrando en la casa. – Quédate aquí y vístete – me pidió mi tía mientras dándome un beso en la mejilla mi tía cerraba la puerta y yo me quedaba mirando la misma con cara de tonto.

Una vez más me dirigí al armario con la mente ocupada en todo lo que había sucedido en unas cuantas horas, en la información que mi tía me había dado de todas las féminas de la familia y de cómo había cambiado mi situación con respecto a ella. Una vez que me hube puesto unos pantalones cortos y una camiseta que no llegue a ponerme, pero si a sacar del armario y dejar a los pies de la cama me tumbe en la misma y me dispuse a sumirme en la lectura de una de las novelas de Julio Verne que me encantaba releer en verano.

No paso mucho mas de unos cuarenta minutos en los que se empezaron a oír pasos por la casa. Mi prima Raquel a la que identifique por las llamadas de atención de Gemma detrás de ella corría por la galería hacia su habitación mientras Gemma hacía lo propio detrás de ella. Como una portera me coloque detrás de la puerta preparado para escuchar. – Menudo animal hijo de la gran puta – escuche a mi tía Laura al pasar por mi puerta mientras iba acompañada por mis tías. – Cariño no le hagas caso – le respondía mi tía Araceli. – Si desde luego quitarte a ese borracho de encima es lo mejor que te podía pasar – le respondía a continuación mi Tía Sofia. – Si pero decir que la zorra de su hija es una bastarda sin padre es algo que no le voy a perdonar en la vida – sentencio llena de ira mi tía Laura. – Jamás podre perdonarle ser tan poco hombre – sollozo mi tía mientras iba de camino a la habitación de Raquel al lado de la mía.

La situación seguía tensa mientras hablaban todas en la puerta de la habitación de Raquel y en uno de esos momentos alguien se percató de que yo estaba en la habitación de al lado. – Coge a tu primo e iros a dar una vuelta – le dijo una de mis tías a alguna de mis primas mientras las demás entraban en la habitación de Raquel.

De repente un “pon, pon, pon” se oyó resonando en mi habitación. – Primo – se oyó la voz de Pirsa al otro lado de la puerta. – Si – respondí yo esperando a que ella abriese la puerta. – Vístete que nos vamos – me susurro ella mientras veía como su mirada se quedaba clavada en mi torso desnudo mientras yo me quitaba los cascos del mp3 que fingía tener encendido mientras escuchaba música. – ¿El que? – le pregunte haciendo como que no me había enterado de nada. – Vístete que nos vamos a la calle – me susurro ella ejerciendo su cargo de prima mayor. – Esta bien – le respondí saliendo de la cama mientras me ponía la camiseta. – Desde luego quien diría con el cuerpazo que te gastas que tienes catorce años – mascullo entre dientes mi prima sin apartar su mirada de mí. – Gracias – le susurre viendo como el espejo me devolvía la imagen de mi cuerpo que era el de una persona que estaba todo el dia con la bici, el kayak, haciendo windsurf, submarinismo etc. … – Venga que no está el horno para bollos – me dijo mi prima entrando un par de pasos más en la habitación y haciéndome consciente de la urgencia de la situación. – Venga vámonos – le susurre llegando a donde estaba ella.

Sin más dilación salimos por la puerta de mi habitación y caminamos por la galería hasta la planta de abajo y una vez de ahí salimos por la parte de atrás a la calle, directamente al paseo marítimo. Durante unos cinco minutos caminamos por el paseo sin cruzar palabra. Me fije en cómo iba vestida Pirsa.  Y ella me pillo en ese momento mirándola. – ¿Que pasa? – me pregunto ella descubriendo que la estaba mirando. – Nada – le respondí yo en un primer momento. – Miraba lo guapa que estas – le respondí saliéndome la respuesta del alma. – Vaya – dijo ella sonriendo nerviosa. – Gracias – me respondió a continuación.

Mi prima realmente estaba muy guapa esa tarde noche llevaba su largo pelo negro recogido en una coleta, un top rojo que dejaba a la vista su plano y precioso abdomen y unos pantaloncitos blancos que llegaban a tapar unos cuatro dedos por debajo de su precioso culo. Yo me quede mirando sus preciosos ojos como sello de la familia eran enormes en su cara y verdes como las esmeraldas, enmarcados en una preciosa piel morena testigo de un verano al sol.

Seguimos caminando hasta el final del paseo marítimo y al llegar al mismo mi prima me sugirió sentarnos a cenar en un restaurante que había allí. Lo conocíamos de veces anteriores y sin darle demasiadas vueltas nos sentamos allí a cenar. – ¿No me vas a preguntar qué ha pasado para que estemos aquí solos? – me exhorto mi prima de repente después de tanto rato de silencio. – No – le respondí yo. – Solo quiero disfrutar de la oportunidad que tengo ahora mismo de disfrutar de tu compañía a solas – le respondí yo dejándola completamente descolocada. – Vaya – fue lo único que fue capaz de responder ella quedándose sin palabras. – Gracias por la parte que me toca – me respondió ella halagada. – Para mi es un placer disfrutar de ti – le respondí yo.

Mi prima ladeo la cabeza y negó inconscientemente mientras me miraba completamente descolocada. En ese momento el camarero se acerco a tomarnos nota de las bebidas y mi prima pidió para ella vino tinto y yo coca cola. – Hoy es el dia si quieres vino – me respondió ella. – Yo no voy a decir nada – me confeso. – Odio el alcohol prima – le respondí yo viendo como en ese momento ella me miraba con un brillo en sus ojos que me hizo darme cuenta de que aquella respuesta, a ella, le había encantado. – Desde luego que a veces pareces de otra familia – me respondió ella. – Ya – le respondí yo. – Pues sigue así te lo pido por favor – me confeso ella mientras una lagrima aparecía en sus ojos. – Si tu me lo pides no podre resistirme – le dije yo tanteando a ver como respondía ella. – Te daría un beso – me respondió ella saliéndome a mi del alma levantarme y dárselo en la mejilla muy cerca de los labios. Por unos segundos nos quedamos allí los dos conmigo de pie a su lado besando su mejilla pegada a sus labios a menos de un suspiro y ella quieta sintiendo mis labios muy cerca de los suyos.

Me incorpore y le susurre – tan cerca y tan lejos a la vez – mientras de nuevo me sentaba a su lado. – ¿Qué has querido decir? – me pregunto ella. – Pues …. , nada ….. , cosas mías – le respondí yo no sabiendo muy bien como salir del tema. – Vamos estamos solos y lo que hablemos quedara aquí – me pidió ella. – Que me encanta estar cerca de ti y hablar contigo, pero si en vez de llevarnos diez años fueses de mi edad estaríamos mucho más unidos – le confesé quedándome en silencio y mirando al suelo.

– Yo – titubeo ella. – Creo que podemos estar mas cerca si quieres – susurro ella poniendo su mano en mi rodilla. – ¿De verdad? – le respondí yo animándome mucho en ese momento. – Es verdad que por edad estamos distanciados en mucho – me susurro ella. – Pero de todos los miembros de esta familia creo que eres con el que mejor se puede hablar – me confeso ella. – Y a mi me encanta estar contigo, pero veo que siempre estas mucho más con Raquel que con nadie de la familia – me confeso ella. – Si es con la que mejor me llevo y con la que menos diferencia de edad tengo – le confesé. – Si, pero tu cabecita no es la de un “criajo” de catorce años – me susurro ella. – Eres un tío hecho y derecho – me confeso ella.

En ese momento quedándose mirándome y yo viendo como en su cabeza había algo que dudaba entre decirme o no mantuve mi gesto serio y un silencio total. – De hecho – susurro mientras se quedaba mirándome. – De hecho – volvió a repetir mientras su mano rozaba mi rodilla de arriba abajo. – Si no fueses mi primo serias mi pareja perfecta – me confeso ella viendo yo como sus ojos se llenaban de lágrimas. – Siempre sabes que decir, cuando decirlo, como tratarme que contarme y como estar conmigo – me susurro ella. – Si no fueses mi primo hermano serias la pareja perfecta – me confeso ella dejándome anonadado su sinceridad. – A veces desearía que no fueses mi prima – le confesé. – Eres única – le respondí. – Y tu un cielo – me respondió ella quedándonos a continuación los dos cortados al aparecer la camarera con nuestras bebidas.

El silencio se instauro por un momento entre nosotros. La conversación estaba en su clímax pero al aparecer la camarera lo había hecho desaparecer por completo.

Pirsa siguió en silencio conmigo una vez mas y al rato una vez hubimos pedido la cena y nos habían servido una pizza y un plato de pasta Pirsa volvió a hablar. – La tía Laura se va a divorciar – me confeso ella. – Por lo visto él le ha confesado que es un putero y ella ya esta harta de estar todo el dia tapándolo – me conto Pirsa como si yo realmente no supiese nada. – ¿Qué me dices? – le pregunte yo haciéndome el sorprendido. – Si, pero eso no es lo peor – me continuó contando Pirsa. – Lo peor de todo es que Raquel lo ha llamado para hablar con él y el muy desgraciado le ha descolgado el teléfono para decirle que ella también es “una bastarda hija de puta” y que no quiere saber nada de ella tampoco – me termino de contar Pirsa. – Que hijo de la gran puta – fue lo único de lo que fui capaz de responder en ese momento ya que esa parte me la había perdido. – La tía se ha quedado “como perro que le quitan pulgas” – me dijo Pirsa. – Pero Raquel se ha quedado destrozada – me confeso ella. – Por eso me han pedido que yo saliese contigo para que no la viese nadie – termino de contarme.

De nuevo nos quedamos en silencio. – Es por eso que tu eres tan importante para todas nosotras – me empezó a contar de nuevo Pirsa. – Eres el único hombre de todos que parece que tienes la cabeza donde la debes tener – me siguió contando ella. – Y el único que no parece un cobarde de mierda – me confeso ella. – No sé qué decir – le respondí yo. – No tienes nada que decir tu actitud ya habla por ti primo – me susurro Pirsa mientras su mano tomaba la mía. – Todas sabemos que tú nunca serás así – me gimoteo ella mientras besaba de una forma que dejaba entrever algo de lascivia mi mano dejando que su lengua acariciase el dorso de mi mano mientras yo sentía como mi miembro empezaba a despertar. – Yoooo nunca os haría daño a ninguna de vosotras – le conteste yo a ella. – Eso lo sabemos todas por eso te queremos tanto primo – me respondió ella mientras ahora apoyaba el contorno de su cara en mi mano. – Me encanta como me miras – le dije mientras mi mirada se perdía en la suya. Ella por respuesta tan solo me miro de manera tierna y note como por su cabeza pasaban mil ideas, pero las guardaba para ella.