Primer encuentro con mi prima Gemma I

Asi empezo todo

Muchos sois los que me habéis escrito a mi mail pidiéndome que empezase la historia por el principio y contase como había sido aquel verano en el que empezó todo. Aquí va la historia completa de aquel verano en el que confieso todo lo que paso y que en anteriores relatos no se ha contado … Espero que os guste.

Mi prima Gemma es una mujer preciosa de metro sesenta a la que siempre he estado muy unido. A pesar de que nos llevamos más de diez años siempre nos hemos llevado muy, muy bien. Ella es morena con el pelo por los hombros y unos preciosos ojos azules de un color eléctrico que te atraviesan. Estamos en el año dos mil dieciséis yo, Montero, y por aquel entonces mi prima Gemma tiene 32 años. Ella está casada con un militar de la base de Morón que es un jefazo y ya es madre de cuatro preciosos niños.

El caso es que ella celebraba su cumpleaños, siempre, en Cádiz a principios de verano con sus amigas, deja a los niños con los padres de su marido en EEUU y una vez que regresa celebra su cumpleaños por todo lo alto primero con la familia y luego otros días con varios y diferentes grupos de amigos que tiene.  Mi prima es muy extrovertida y siempre está rodeada de gente.

Aquel verano la vi, aquel dia, como llegaba a casa mientras yo estaba con mis amigos en la plaza, la verdad es que me extraño que llegase apenas a las once de la noche y la seguí a casa de mi abuela dejando a mis amigos en la plaza de casa. Ella salía de juerga con sus amigas aquel dia y yo pelaba la pava con mis amigos y por tanto no podía ni entrar en las discotecas de menores, ni tantas otras cosas …

El caso es que la seguí dentro de casa de la abuela, que era donde estábamos todos alojados para pasar aquellos días, y cuando abrí la puerta la seguí a su habitación. La casa de la abuela allí en el Puerto (Cádiz) era enorme y su habitación estaba en el segundo cuerpo de la casa arriba del todo en la buhardilla. Bueno el caso es que crucé el patio y subí por las escaleras las dos plantas que nos separaban. Mi prima había pasado como un rayo por toda la casa para que nadie la viese pasar y la verdad es que me hizo dudar siquiera había llegado a su habitación.

Al llegar a su habitación la oí llorar desde fuera de la habitación y durante un segundo me quedé bajo el quicio de la misma dudando entre pasar o no. Pero finalmente llamé suavemente a la puerta y sin esperar respuesta abrí la puerta y la vi. Allí estaba mi prima tumbada en la cama, boca abajo, con la cara hundida en la almohada hecha un mar de lágrimas.

Me acerque a ella y no sé qué me paso por la cabeza, pero solo la abrace y ella rompiendo a llorar sobre mi hombro se apoyó sobre mí. Durante algo más de veinte minutos Gemma permaneció apoyada sobre mi llorando y poco a poco nos dejamos caer sobre su cama mientras ella sin decir la más mínima palabra solo lloraba y se desahogaba mientras ninguno de los dos decía ni una sola palabra y sentía como sus pechos sin sujetador de por medio se apoyaban en mí.

Sabía que a ella le consumía la pena y por eso lloraba sobre mi hombro, pero sentir sus pechos desnudos sobre mí me cegó y me hizo olvidarme de todo. En ese momento Gemma a mi lado apoyada sobre mi pecho llevaba un top blanco del que se le había salido un pecho y en ese momento fue la primera vez en mi vida que tuve un pecho desnudo de un familiar tan cerca de mí, a pesar de que mil veces había visto a miembros de mi familia haciendo topless en la playa aquello era completamente diferente.

Allí estaba yo, viendo aquel hermoso pecho desnudo coronado por un pezón rosado que asomaba por encima de la tela de aquel top blanco que desafiante se apoyaba en mi camiseta empezando a ponerse duro mientras sentía como la pierna de Gemma embutida en aquellos pantaloncitos cortos amarillos se restregaba con mi entrepierna mientras Gemma lloraba sin parar y sin darse cuenta lo que estaba provocando en mí.

No sé porque, no me excite al principio, pero al ver como el pezón de Gemma se iba endureciendo bajo mi mirada hizo que mi polla empezase a crecer dentro de mis pantalones y ella desde luego en ese momento empezó a notar como mi polla se iba endureciendo bajo su pierna que tenía enroscada entorno a mi cintura, pero aun así siguió sin decir nada, creo yo que esperando a ver hasta donde llegaba a extenderse mi polla que se endurecía y presionaba contra su pierna desnuda. – Lo tiene que estar notando de todas, todas – pensé para mi.

El caso es que hubo un momento en el que ella elevando suavemente la pierna dejo que mi polla debajo de mis pantalones se liberase de la tensión que tenía al estar atrapada bajo su muslo y al levantarlo mi polla se irguió orgullosa hasta llegar a apoyar mi glande sobre mi ombligo viéndola ella perfectamente apareciendo por encima del pantalón y de igual manera desapareciendo debajo de mi camiseta mientras ella de nuevo dejaba caer su pierna sobre mi cuerpo mirándome a los ojos contrariada por lo que estaba viendo, lo que veía y lo que por su cabeza estaba pasando en ese momento.

De igual manera que se había dado cuenta de la empalmada que tenia se dio cuenta de que la había provocado ella enseñándome su pezón sin darse cuenta y ahora al ser consciente de lo que estaba viendo ella por un segundo hizo ademán de taparse, pero al segundo se quedó parada y sin dejar de mirarme dejo que su pecho continuase a mi vista. – Total, en la playa me has visto “en tetas” un millón de veces – murmuro entre dientes. Y de igual manera creo que estaba alucinada de ver el tamaño tan considerable que estaba alcanzando mi polla.

El caso es que ella siguió a mi lado tumbada y se desahogó conmigo susurrándome casi después de una hora de silencio y sollozos que haría feliz a muchas mujeres – me confeso ella entre sollozos mientras apoyando su cabeza en mi pecho miraba con total descaro el contorno que marcaba en la camisa mi rabo, todo lo que salía por encima de mi pantalón, que no era poco.

Yo en aquel momento no tenía ni idea de mujeres,y aparte de un par de mamadas que me habían hecho mi experiencia en el sexo era nula. – No se como hacer feliz a todas esas mujeres prima – le susurre. – Y además ahora mismo la única mujer a la que quiero hacer feliz es a ti – le respondí yo a ella en el mismo tono de susurro que ella me había hablado a mí. – Con tu labia y “esto” – susurro mi prima mientras sentía como por encima de mi camiseta mi prima apretaba el tronco de mi polla. – Sabrás como hacerlo cuando llegue el momento – me susurro ella de nuevo. – Ojalá fuese así – le respondí yo ahora mientras me derretía de placer. – No hay nada que deseé ahora mismo más que hacerte feliz a ti – le respondí de nuevo yo.

Por un segundo se hizo el silencio entre nosotros e inundó la habitación. Mil ideas pasaron por mi cabeza en ese momento y a cada cual más morbosa, pero yo, no hice nada. Me quede allí con mi prima apoyada en mi pecho que mientras no apartaba la mirada de mi polla de igual manera no paraba de llorar.

Así fue como Gemma me confeso que estaba fatal porque había visto a su marido con el que llevaba cuatro años ya casada y con cuatro niños liándose con su mejor amiga. – Menudo hijo de puta – fue lo único que salió de mi boca. – Se supone que estaba hasta dentro de una semana con su familia y los niños en Estados Unidos y resulta que ha vuelto antes para follarse a mi mejor amiga – gimió entre sollozos Gemma antes de volver a romper a llorar de nuevo.

Cuando Gemma me confeso aquello, le dije que su marido era un gilipollas porque ella era una chica super interesante, con estudios, y con la que siempre se podía hablar de cualquier cosa, espectacular como ella sola y con su propia carrera profesional que siempre tenía una sonrisa en los labios y con la que se te pasaban las horas hablando siempre en una conversación super amena, le dije que imbécil él, ya lloraría por lo que había perdido y que en ese momento ella debería tener el suficiente orgullo para no volver con él y mandarlo a tomar por culo. Mi indignación era total y quizás por mi juventud lo veía todo super fácil. Mi prima no se movió lo más mínimo y tan solo escucho mis palabras. – Prima, no te mereces que te trate así – le susurre.

Ella en ese momento se giró y por la forma del top que llevaba sus dos pechos quedaron fuera del mismo dejándome ver aquellas dos preciosas tetas por debajo de mi mentón justo antes de sentir como ascendiendo su cara sus labios se posaban sobre los míos y me besaba suavemente. Aquello hizo que mi polla detonase y me corrí bajo la pierna de Gemma con el mayor de los placeres empujando mi cadera contra su pierna mientras sentía como me vaciaba.  Sincronizada entre la excitación del beso y tenerme allí tumbado a su lado hizo que de igual manera en ese momento Gemma se corriese también para mí al haber estado rozando su entre pierna contra mi pierna mientras veía mi erección.

Yo deje que Gemma terminase de correrse a mi lado y me quede en silencio recordando como me había corrido sin ni siquiera tocarme. Tan solo con sentir su mano en mi polla y sus labios sobre los míos fue suficiente para mí. Yo en ese momento me quede paralizado y Gemma al sentir como me corría debajo de su pierna y entorno a su mano fue como recuperar la cordura y me invito muy cariñosamente a irme de su habitación mientras observaba como poco a poco empezaba a verse la mancha de semen en mi camiseta.

Así que avergonzado perdido de un salto desaparecí de su habitación y corrí raudo por toda la casa a la mía haciendo desaparecer mi ropa por la ventana de la habitación.

Debo reconocer que a pesar de toda la vergüenza de aquel dia esa noche me hice tres pajas en mi habitación recordando los pezones de la prima y el tacto de sus labios sobre los míos.

Así fue como aquella noche paso tal y como os he contado y de igual manera que esa noche la calentura y el erotismo me acompañaron hasta caer en los brazos de Morfeo debo confesaros que al dia siguiente el miedo fue quien me despertó clavando en mi cabeza la idea de que mi prima estaría cabreadísima y enfadada conmigo por lo que había pasado la noche anterior en su habitación. Aquel dia tarde en levantarme y cuando salí de mi habitación ya todos habían salido de la casa a la playa.

Llegué a la cocina para tomarme mi desayuno y sorpresa al entrar me encontré sentados en la mesa de la cocina a mis tíos, los padres de Gemma y a mi abuela que hablaban hasta que me vieron aparecer. Por lo visto al igual que yo Gemma aún no se había levantado y mis tíos me preguntaron si ayer había hablado con ella. Yo dudé y me salí por la tangente y mis tíos me dijeron que sus amigas le habían dicho que anoche Gemma se había ido llorando de su fiesta de cumpleaños… En toda la familia era sabido que a pesar de la diferencia de edad Gemma y yo éramos uña y carne y me preguntaron si yo sabía que había ocurrido. Yo una vez más dubitativo les respondí que no sabia nada…. La conversación se quedó ahí, yo apenas desayuné y en cuanto pude escurrí el bulto y desaparecí de la casa yéndome a la playa para quitarme de en medio y huir de preguntas incomodas…. De igual manera a medio dia llegué cuando faltaba apenas dos minutos para sentarnos a comer y en aquel “mare magnum” de familia que éramos, casi nos sentábamos cuarenta personas a comer cada dia me senté lo mas alejado que pude de mi tía, la madre de Gemma, de esta de igual manera pensando que no quería saber nada de mi y de mi abuela a la que no se le escapaba nada.

De igual manera, en aquella ansia de huir, en cuanto terminamos de comer ayudé a recoger como pude esquivando a todos y sutilmente con el mayor de los silencios en cuanto me fue posible desaparecí camino a mi habitación con la excusa de dormir la siesta. Aunque con el miedo que tenia lo que menos quería era dormir. Por un momento mientras caminaba por el pasillo la mirada de Gemma y mía se cruzaron mientras yo desaparecía por el pasillo adelante. Me dio la impresión de que ella me quiso hacer alguna seña, pero antes de darle tiempo a reaccionar doble la esquina del pasillo despareciendo de su vista.

Por fin llegue a mi habitación la cual visualice como mi castillo, mi refugio donde nadie me molestaría. Eso pensé yo durante algunos minutos … Ya cuando por fin me había calmado y estaba leyendo algo vi como la puerta de mi habitación se abría poco a poco. Tras la misma aparecía mi tía Sofia, la madre de Gemma. Mi tía Sofia al igual que su hija era preciosa y desde luego parecía mas la hermana de Gemma que su madre. Mi tía al igual que mi prima era de piel blanca, cuerpo menudo y estilizado, largo pelo negro y unos ojos verdes que veían tu alma de lo profunda que era su mirada.

Mi tía al verme tumbado en la cama esbozo una sonrisa que dejo a la vista sus preciosos dientes blancos. – ¿Puedo pasar? – me pregunto casi de manera retorica ya que su cuerpo estaba ya por completo dentro de la habitación y se encontraba cerrando la puerta. – Claro – susurre yo incorporándome viendo que ya era inevitable huir. – ¿Va todo bien? – me susurro mi tía sentándose a mi lado en la cama poniendo una pierna encima de la misma y dejando la otra apoyada en el suelo. – Si claro – balbucee yo suplicando que la tierra me tragase en ese momento. – Sabes sobrino – empezó a hablar ella acercándose a mi y acariciando mi pelo dejando la palma de su mano apoyada en mi frente. – Creo que tanto a Gemma como a ti os conozco muy bien – continúo hablando mi tía. – Y creo de igual manera que te debo decir que eres suficientemente inteligente como para saber que a veces lo que establece la sociedad no es lo que hay que hacer – me dijo ella de nuevo irguiéndose y clavando su mirada en la mía. – Creo que sabes perfectamente que mientras las cosas queden entre dos y nadie mas se entere lo que hagáis tan solo quedara entre vosotros – me dijo mi tía susurrando mientras no apartaba su mirada de la mía. – Tan solo os pido eso – me dijo mi tía mientras moviéndose su camisa se ahuecaba y dejaba no se sin aposta o no su pecho izquierdo a mi vista.

Mi cara en ese momento debió de palidecer al instante y mi tía al darse cuenta no hizo el menor atisbo de taparse. – Mira esto viene perfecto – me susurro ella. – Chupa sobrino – susurro mi tía mientras me ayudaba a incorporarme. Yo no lo dude un segundo y en ese momento me lance sobre su pezón chupeteándolo. Ella al sentir mi lengua rodeando el perfil de su pezón tomando con sus manos mi nuca me invito a hundirme en su canalillo y mi boca devoro todo cuanto se le ofrecía. – Así, así, sigue sobrino – farfullaba mi tía mientras sus manos dirigían mi cabeza entre sus pechos. – Dios sobrino, que bien se siente – me susurro de nuevo ella. – Sigue, sobrino, no pares – me dijo ella mientras yo pensaba que no había hecho el menor intento de separarme de aquel cuerpo que se me ofrecía. – Dios no recordaba lo bien que se sentía – me susurro de nuevo ella hundiendo su cabeza en mi hombro para ahogar sus gemidos. – Por favor no pares por nada – me susurro de nuevo ella mientras sentía en ese instante como sus manos pasaban de acariciar mi espalda a moverse por mi pecho. – Sigue, sigue – susurraba ella.

Sus manos bajaron algo más de la parte superior de mi pecho y al estar yo encorvado para poder lamer las tetas de mi tía al llegar esta a la altura de mi esternón fue inevitable que los nudillos de mi tía chocasen con la parte superior de mi glande que a estas alturas no paraba de soltar liquido preseminal. Aquel contacto hizo que mi tía retirase la mano como si algo le hubiese picado. – Dios santo de mi vida no puede ser – dijo ella en ese mismo instante en el que apartaba la mano. Yo en ese momento al igual que ella salte como un resorte y me quede incorporado delante de mi tía. – ¿Pasa algo tía? – le pregunte yo alarmado. – No nada – respondió ella de manera automática. – Solo que creo que has salido a “la rama desarrollada” de la familia – me respondió ella. Yo la mire sin entender nada de lo que me estaba diciendo. – Que estas muy desarrollado – me respondió ella. – Yo, lo siento tita – le respondí apesadumbrado pensando que era algo malo. – No es nada malo cariño – me dijo ella plantando un beso en mi frente a continuación. – Tienes una “herramienta” que va a hacer feliz a todas las mujeres con las que quieras compartirla – me respondió mi tía acariciando mi mentón. – ¿Me dejarías verla? – me pregunto ella mostrándome por primera vez como ver la mirada de fuego en una mujer. – ¿Quieres ver mi pene? – le pregunte llegando a susurrar a tal punto que no si ni siquiera ella llego a oírme. – Nada me gustaría más ahora mismo – me respondió ella en el mismo tono clavando su mirada encendida en la mía al tiempo que mi tía se mordía sensualmente su labio inferior llena de deseo y lujuria.

Yo por un momento me quede petrificado y cuando reaccione fue para saltar de la cama y llegando a la puerta ponerle el pestillo a la misma a fin de que nadie pudiese molestarnos. Mi tía en ese momento estaba sentada en la cama y ahora ya se había desabrochado la camisa que llevaba por completo y dejaba a mi vista un precioso torso que acogía las tetas más bonitas que había visto en mi vida. – Son preciosas – susurre quedándome quieto, de pie a unos dos metros de ella observando aquellas dos maravillas que lucían brillantes por mi saliva.

– Son tu premio – me susurro ella. – Pero como te digo, nadie, jamás en la vida, debe saber nada de lo que ocurra aquí – me susurro ella mientras se arremangaba la falda hippie que llevaba puesta. – Nadie lo entendería y a los dos nos traería muchos problemas – me susurro ella. – ¿Lo entiendes verdad? – me pregunto ella. – Si tía, perfectamente – le respondí yo notando como mi polla palpitaba en mis pantalones. – Quítate la camiseta sobrino – me pidió mi tía. Yo en ese momento sin moverme hice lo que ella me pidió y la deje caer a mi lado. – Dios santo de mi vida – fueron las palabras que le salieron del alma a mi tía tapándose la boca. Mi polla dura a mas no poder se erguía dura y llena de sangre unos cuantos centímetros por encima de mi ombligo. – Ba,….  ba … bájate los pantalones – me dijo ella casi en un tono de súplica. Yo de igual manera accedí a lo que ella me pidió y desabrochando mi bañador lo dejé caer al suelo.

Mi tía no apartaba la mirada de mi miembro que estaba erguido en su máxima expresión mientras yo no apartaba la mirada de las tetas de mi tía intuí como su mano derecha bajaba desde sus senos acariciándolos poco a poco hacia su entre pierna que veía perfectamente al tener ella muy pero que muy separadas sus piernas. – Acércate si quieres – me dijo mi tía mientras tendía su mano izquierda hacia mí. – Es la polla más hermosa que haya visto en mi vida – susurro mi tía mientras el envés de su mano acariciaba el tronco de mi polla desde mis testículos hasta mi glande. – Menuda maravilla – dijo mi tía inundando sus fosas nasales del olor de mi miembro a la vez que veía como su mano derecha empezaba a acariciarse entre sus piernas.

– Vas a ser muy feliz Sobrinoooooooooo – aulló lo mas silenciosa que pudo mi tía mientras poco después me confesaba que se había corrido. – Sobrino, ¿alguna vez te has pajeado? – me pregunto mi tía después de recuperar su respiración. – Si tía – le confesé. – Me hago dos o tres al dia – le confesé. – ¿A si?, ¡guarrete! – rio mi tía. – Y .. – dijo mi tía dudando un momento. – ¿Alguna vez te han masturbado? – me pregunto mi tía de nuevo. – Debo reconocerte que si tía – le respondí yo. Ella me miro sorprendida, supongo que no se esperaba que siendo tan joven ya hubiese tenido experiencias de ese tipo. – Cuéntamelo – me pidió ella mientras su mano derecha volvía a retomar sus caricias entre sus piernas. – La verdad es que me da corte contártelo – le dije. – Vamos cuéntamelo – me suplico ella. – Te prometo que de aquí no va a salir – me dijo ella mientras su mirada se movía poseída entre mi miembro y mis ojos. – A nadie – le pedí yo. – A nadie – me respondió ella recalcando mis palabras.

Yo, por un momento tome aire. – Tu a lo mejor has oído hablar de ellas – le empecé a contar a mi tía quien una vez mas me miro sorprendida al oír “ellas”. Sin esperar a que ella me respondiese continué hablando. – Carmen y Lola mis profesoras de estudio avanzado – le susurre a ella. La cara de mi tía en ese momento se ilumino. – Vaya par de zorras – me dijo mi tía. – Si las conozco he visto fotos de ellas del campamento de Semana Santa. – Pues a los tres nos encanta chuparnos – le conté atropelladamente a mi tía. – ¿Cómo? – me pregunto mi tía sin entender negando con la cabeza. – Pues eso – le respondí yo viendo como le planteaba mi confesión. – Que mientras una me da clase, de sus materias, la otra se mete debajo de la mesa y mientras tanto me chupa … en fin … ya sabes – le confesé señalando mi mano mi pene. – Como de igual manera se mete entre las piernas de la otra profesora después y con su boca llena de mi corrida la chupa a ella – le confesé yo.

– A mí, la verdad, es que me encanta tita – le confesé defendiendo que ellas no se sobrepasaban conmigo ni me obligaban a hacer nada que yo no quisiese hacer. – Y luego si hago bien todo lo que me mandan y todos los ejercicios que tenemos en el calendario me tocan y me chupan las dos al mismo tiempo, unas veces desnudas y otras vestidas, según el tiempo que tengamos – le confesé yo a mi tía. – Y otras veces de igual manera mientras ellas me chupan a mi yo también las chupo a ellas tita – confesé ya dejándome llevar. – Y algunos fines de semana de estudio realmente lo que hago es pasarlo con ellas en la casa de Carmen sin vestirnos en ningún momento del fin de semana – termine de confesar a mi tía pensando que ahora vendría lo peor y se montaría un escándalo.

– Cariño – me dijo ella atrayendo mi atención tomándome con su mano izquierda a mi muñeca. Yo levante la mirada del suelo y clave mi mirada en la suya avergonzado. – Tu, ¿lo disfrutas? – me pregunto mi tía ahora mostrándose preocupada por mí. – Como no te imaginas – fue mi respuesta que salió de lo mas hondo de mi ser. – Pues si disfrutas de dos mujeres mamando tu polla y de comerte dos coños a la vez no debes arrepentirte de nada – me confeso ella. – Dime, ¿Cuánto te gusta que te la chupen? sobrino – me pidió ella. – Creo que mejor te lo demuestro tita – dije justo antes de dejarme caer de rodillas delante de mi tía y hundiendo mi boca entre sus piernas empezar a devorar su coño como mis dos profesoras me habían enseñado a hacerlo.

Mi tía al verme como en un visto y no visto me había arrodillado delante de ella y había hundido mi lengua dentro de su coño no tuvo tiempo de reaccionar y dejándose llevar por el placer ocasionado por mis lametazos entorno a sus labios mayores, no tardo no más de cinco segundos en dejarse caer por completo sobre el colchón y dejarse llevar por el placer que le estaba provocando. – Joder, joder, joder – fue lo único que fue capaz de decir mi tía Sofia antes de sentir como mi tía arqueaba su espalda y al mismo tiempo tensaba todos los músculos de su cuerpo mientras ahogaba un chillido proveniente de lo mas profundo de su ser para a continuación dejarse llevar y derramarse en mi boca. Había conseguido que mi tía Sofia se corriese en mi boca. Una sensación de triunfo me envolvió y es por ello que no ceje y de nuevo después de haber bajado sensiblemente el ritmo de comerme el coño mientras se había corrido en mi boca con nuevas ansias retome la comida de coño y de nuevo me lance a proporcionarle a mi tía todo el placer del que era capaz de provocar en su cuerpo. La cara de mi tía al ver como iba a por su segundo orgasmo se demostró en su rostro con cara contrariada al no entender como después de su primera corrida no paraba de follarla con mi lengua y ahora después de unos minutos de nuevo por segunda vez mi tía se corría en mi boca para mi.

Después de esto, supe, porque ya lo tenía aprendido de mis dos profesoras que tenía que dejar que ella se recuperase. – Dios de mi vida, eres mi sobrino – me dijo mi tía mientras se incorporaba y me veía aun entre sus piernas. – Si no era capaz de dejarlo todo – me confeso ella. – Eres excepcional en todo lo que haces – me confeso ella. – Nunca nadie me ha hecho disfrutar como lo has hecho tu ahora mismo – me dijo ella. Yo me quede allí sin moverme. – Vamos levántate del suelo – me pidió mi tía. – Normalmente con mis profesoras suelo repetir esto varias veces – le dije a mi tía mientras de nuevo volvía a comerme su coño. – Ya, pero, ni yo tengo veinte años como ellas, ni soy tu profesora – me respondió mi tía mientras girando a un lado y otro sus piernas se libraba de mi. – Dos veces así de seguidas para mi es suficiente por bastante tiempo – me confeso ella.

Yo en ese momento me sentí abroncado y mi tía se percato. – Sobrino ten en cuenta mi edad – me dijo ella mientras me miraba. – Yo ya estoy mas cerca de los cincuenta que de los cuarenta – me confeso ella. – Y además no quiero que esto se nos vaya, mas, de las manos – me confeso ella. – Sabes que si seguimos llegaremos a donde no debemos y además nos pillaran seguro – me confeso ella.

Desde la cama ya incorporada y sentada en la misma mi tía me invito a ponerme de pie. Al seguir su petición mi polla quedo rozando sus labios mayores y mi tía al sentir apoyada entre sus piernas mi miembro miro hacia abajo. – Desde luego que bien le vendrías a tu tía Laura – susurro mi tía entre dientes. – ¿Que quieres decir? – le pregunte inocentemente yo. – Nada cariño – me respondió ella. – Cosas de mayores – susurro a continuación sin apartar la mirada de mi miembro. – Solo espero que Laura tome la decisión mas conveniente antes de que sea demasiado tarde – me respondió ella de nuevo sin esperar a que yo entendiese o entendiese completamente a que se refería. Yo sabia que el marido de la tía Laura era un borracho y alguna vez había oído a mis padres o a alguno de los tíos que era un putero, un jugador y un mierda, pero tampoco quise ahondar en el tema en ese momento…

La tía Sofia parecía que por un momento se había perdido en sus divagaciones y ahora de nuevo volvía a estar conmigo. Mas que nada por que mi polla erguida y dura estaba a escasos centímetros de su cara. – No sé cómo hemos acabado así – me dijo de repente mientras su mirada se alternaba una vez mas entre mi miembro y mis ojos. – Tienes un don para quitar las penas – empezó a hablar mi tía mientras de nuevo esta vez dejaba su mirada clavada en la mía.

– Y si – dijo quedándose en silencio una vez más. – Si a mi hija se las puedes quitar te pido como madre que lo hagas – me dijo mi tía dejándome completamente descolocado sin saber de que demonios me estaba hablando. – Tía – le dije mirándola sin entender. – No se dé que me estás hablando – le confesé mostrándole lo confundido que estaba. Ella me miro sonriente y me dijo – cuando llegue el momento, lo sabrás – me confeso ella dándome a entender que no me diría nada más. – Ahora seria bueno que sueltes todo lo que llevas dentro que no es bueno a tu edad contenerse – me confeso mi tía guiñándome un ojo.

Reconozco que por un segundo pensé que ella me ayudaría, pero nada mas lejos de la realidad. Mi tía en ese momento unió sus labios con los míos y al mismo tiempo se levantó de la cama y quedando frente a frente, me miro una vez mas y me dijo – Ya lo sabes, solo y entre vosotros debe quedar – me dijo mi tía mientras separándose de mi una ultima vez tomando mis manos las llevo a sus pechos y me susurro – Esto para que no me olvides – mientras mis manos magreaban todo lo que podían sus pechos lo que me temí por ultima vez. Una sonrisa más, completamente desconcertante para mí, mi tía me esquivo y llegando a la puerta de la habitación descorrió el pestillo y desapareció de mi habitación cerrando la puerta tras de sí.

Y así fue como mi tía Sofia desapareció de mi habitación, hasta el dia de hoy nadie supo nada de aquel encuentro y esa conversación entre mi tía y yo se quedo entre nosotros hasta el dia de hoy.

Si habéis leído mis relatos anteriores sabréis como sigue la historia, aunque de igual manera os animo a leerla.

¡¡¡Un saludo a todos!!!