Primer encuentro con Alejandra

Una secretaria caliente...

Primer encuentro con Alejandra

Hola, antes que nada quiero decirles que esto me ocurrió hace algunos años, igualmente hace algunos años soy un asiduo lector de historias cachondas. Cuando esto ocurrió yo tenía 32 años, ahora tengo 37.

Mi nombre es Fernando, vivo en la Ciudad de México. No soy del tipo de hombre que se considere galán, mido 1.60, no soy ni delgado ni gordo, mi cuerpo es normal, y tal vez hasta feo. Sin embargo siempre he tenido suerte con las mujeres, que ya sea por el trabajo o por diversión he llegado a conocer en una buena cantidad.

En alguna ocasión y después de trabajar un año en aquél lugar de oficinas, la miré por primera vez, es cierto que ahí había estado siempre, pero hasta ese momento nunca la había observado. Ella de 1.65, color de cabello rubio y ondulado, esponjado, carita de niña angelical pero con una gran dosis de sensualidad, un cuerpo con una piernas bastante ricas, piel clara, unas nalgas bastante deseables, las piernas enfundadas en unas medias con listón de silicón que le llegaban justo al inicio de sus nalgas, llevaba unas medias de color piel y una faldita de color caqui. Una blusa blanca dejaba ver sus senos grandes y sensuales, estaban cubiertos por un sostén blanco de encaje. 28 años y era la secretaria de un colega que ocupaba la oficina contigua. Alejandra se llama, después de verla por la tarde su imagen se me quedo grabada, ella sentada en su silla cruzando las piernas y dejando ver el nacimiento de sus medias, no pude más, le pedí a mi chofer que le diera una tarjeta en la que yo le invitaba a comer. Sin más me mando decir que aceptaba y que me esperaría a las 5 de la tarde en el estacionamiento. Acudí puntual al encuentro, espere 15 minutos, pensé que ya no llegaría, que se habría arrepentido en el último momento. Cuando estaba a punto de irme llega ella y me dice que la disculpe por el retraso, pero es que se había sentido enferma, que tenía gripa y que no podría acompañarme a comer. Creí que era un pretexto, que yo no le había agradado o que simplemente no me consideraba atractivo para ella. Solo por cortesía le dije que si la podía llevar a algún lado, después de comentarme si no sería molestia aceptó. En el camino, me dijo que sentía mal por los síntomas de la gripa, le dije que con un tequilita con limón sería suficiente y que si no, después se le olvidaría. Me sonrió y me dijo que no tenía tequila en su casa, yo le propuse invitarle una copita en un bar que conozco en el aeropuerto, me dice que si no sería molestia, le digo que no, acepta y nos dirigimos al bar. Al llegar ya eran como las 6:30 de la tarde, pedimos un Don Julio reposado, que es el tequila que me gusta y comenzamos la plática. Que los compañeros de trabajo, que los jefes, que las relaciones de unos con otros, en fin de todo y nada. Al terminar de charlar de nuestros temas en común la plática se orientó ha la vida personal, ella con una relación terminada, madre soltera, con un pretendiente que no le satisfacía. Yo le comenté que no me hacía de muchos problemas, que me encantaban las mujeres y que me sentía muy afortunado en ese terreno. Que sexualmente había aprendido mucho de las mujeres y que me parecían muy excitantes todas las mujeres, que todas tienen lo suyo. Ya en ese momento llevábamos 4 tequilas y eran las 11 de la noche, me miró y me dijo, bésame… la propuesta me desconcertó y solo atiné a decir … ¿perdón?, ¡bésame!... ante esta situación mis labios se fundieron sobre los de ella, mis manos tocaron por encima de sus medias, mis labios recorrieron su boca, las lenguas se entrelazaron en un fuerte encuentro pasional, nuestros jugos se compartieron, la savia de nuestro deseo se intercambiaba en ardiente beso, mi mano jugo con su seno encima de la blusa… los siguientes minutos, hora… fueron de constante faje, ardiente intercambio de caricias

Era la una de la mañana habíamos bebido una botella y media de tequila, salimos de ahí, y ella me pidió que la llevará a su casa, me sentí algo incomodó con la calentura y la verga adolorida. Sin embargo no quise forzar la situación, pero al llegar al estacionamiento y al subir a la camioneta, la abracé y besé, le di otro faje, pero recordé las cámaras que hay en el estacionamiento del aeropuerto y tuve que dejar el cachondeo para otro momento.

Salimos de ahí y al estar a una calles de su casa le digo que no puede dejarme así, me dice - ¿Cómo?- pues así, excitado…. En ese momento doy vuelta en una calle solitaria y oscura dos calles de su casa, paro el vehículo y le sigo diciendo, mira como estoy y le doy un beso, mis manos ahora con más seguridad por la complicidad de la noche y el resguardo de la camioneta, le toco mejor sus senos, le meto mis manos por debajo de la blusa, por debajo de su sostén. ¡Que ricos senos tienes!... ella esta cachonda… abre la boca… y sus piernas, mi otra mano recorre sus muslos, su entrepierna, toco su tanga, puedo sentir sus pelitos que salen de ella, esta mojadísima, ese momento es infinito, de los asientos delanteros donde estamos nos corremos hacia los de atrás. Se recuesta, me mira, abro el ziper del pantalón y ella toma mi verga, la mete en su boca, la chupa, lamota con su lengua, desesperada, como si hubiera pasado mucho tiempo sin coger, sin mamar una verga. Me pone a cien, mis manos recorren su panocha, puedo sentir su humedad, chorrea de jugos… yo estaba muy caliente, tanto que no quise perder el tiempo en quitarle la ropa, y así solo subí un poco más la faldita, hice a un lado su tanga y le clave la verga, ella solo repetía… - levántame las piernas!, ¡que cogidota me estas poniendo!, ¡si, si, si…. Más… que rico coges…!- Su cara, su actitud, su cuerpo… todo era como un sueño, una de las mejores mujeres que me he podido coger, ahí en medio de una calle oscura, a unos metros de su casa, ahí en el mete y saca de la verga en su panocha… ahí sin quitarle la ropa, pero dejándome ver y sentir todo… ahí me la estaba cogiendo… terminamos, nos corrimos, llegamos al climax, se chorreo, me vine…. ¡delicioso!

Eran las tres y media de la mañana, la lleve a su casa… al otro día…. Pero bueno eso será materia de otra historia, si les gusto pueden escribirme a mi dirección:

pijama-masx@hotmail.com

Con Alejandra Segunda parte

Después de la primera vez de habernos encontrado en tremenda experiencia sexual en una camioneta en la calle, de sentir la emoción de ser pillados por la policía o por cualquier persona que pasara, nos seguimos viendo. Para los que no hayan leído mi primera experiencia con Alejandra, les diré que ella es una mujer con unas nalgas exquisitas, caderas ricas y con una cara de mujer insaciable.

En fin, después de esa experiencia que les conté, al otro día nos vimos en la oficina, como dije antes, ella trabajaba en la oficina que estaba junto a la mía. La vi, llevaba una falda larga, de color negro, con una abertura que le llegaba hasta casi llegar a la parte alta del muslo izquierdo, se le podía ver la media de malla negra que le llegaba hasta la misma altura de la abertura.

El encaje con el elástico que la sostenía era maravilloso, al verme llegar por el pasillo de inmediato cruzó las piernas dejándome ver sus bien proporcionadas piernas. Nos miramos y sonreímos, entre a mi oficina y de inmediato le llamé por teléfono, le dije que había sido una experiencia muy satisfactoria y que me encantaría repetirla. Su voz se hizo más sensual y me confesó que estaba saliendo con otra persona, que no se sentía bien, pero que también le había gustado mucho la experiencia. No quise presionar, las cosas por presión no se disfrutan, la invite a comer y aceptó. Solo me condicionó a que el lugar fuera cercano al trabajo porque ella tenía que regresar pronto a la oficina, el trabajo se le había acumulado. Quedamos a las tres de la tarde, el lugar era un restaurante cercano que esta en la parte baja de un hotel. Nos vimos en el estacionamiento y nos dirigimos al restaurante. Entramos al lugar, estaba vacío, nos sentamos en el lugar y pedimos unos aperitivos, licor del 47, comimos y bebimos, su perfume me embriago más que la bebida. Su cercanía me excitó, su constante cruce de piernas me indicaba que ella estaba igual de caliente que yo. Entre cigarro y licor, nuestro deseo pudo más que el pudor de traicionar a la persona con la que estaba saliendo. Nos fundimos en un beso sexual, nuestras lenguas se entrelazaron compartiendo los jugos de nuestras bocas, su perfume combinado con el sabor del licor, mis manos recorriendo sus piernas debajo de la mesa y sintiendo la textura de las medias y el borde que llegaba hasta la piel.

Mis dedos recorrieron las orillas de su tanga, los vellos púbicos que salían de su tanga ya estaban húmedos. El calor de nuestras caricias, el licor, el deseo, la sensación de nuestra experiencia reciente, nos llevó a alquilar un cuarto del hotel. Subimos y desde el elevador nuestras caricias crecían, le subí un poco el vestido, salimos del elevador y mis manos estaban tras de sus nalgas, llegamos al cuarto, entramos y ya estábamos tan calientes que solo le subí un poco más el vestido, me baje los pantalones y el bóxer, inmediatamente me comenzó a mamar la verga, la chupaba de una manera deliciosa, de inmediato la recosté y le abrí las piernas y le hice a un lado la tanga negra que llevaba, le comencé a chupar su vagina, sus labios estaban mojados, el sabor de su lechita y sus pelitos me volvieron loco. Ella gemía y de pronto me dice -¡cójeme, ya cógeme!- mi verga estaba a cien, no soy un superdotado pero seguro que cumplo.

Me dice -¡levántame las piernas!- Se las levanté y le metí la verga, cada vez se la metía mas duro y le levantaba más las piernas, tanto que ella podía ver como me la cogía. Sus gemidos se convirtieron en pequeños gritos de placer, con voz entrecortada me dijo - ¡que cogidota me estás poniendo!- eso me excitó más. Pero yo quería sentir más y más… el sudor me cubrió el cuerpo, mi frente escurría y yo le pedí que se volteara. Se puso de espaldas y paró sus nalgas, pude ver sus hermosas nalgas, deliciosas, y ese culo tan rico. Se la metí en su vagina, pero al poco tiempo, comencé a meterle los dedos en su culo, no me dijo nada, solo se movió un poco, como incomoda, y por fin le saque la verga de su papaya y le comencé a taladrar el culo. Poco a poco, más y más… le estaba gustando, se movía con placer y con lujuria. Pude ver su papaya llena de leche, ¡de ella!, la visión más erótica que yo haya tenido, después me diría que ella había tenido tres orgasmos, no pude más y me vacié en ella. Su culo rebosaba de leche, de mi leche.

Terminamos y fumamos un cigarro, al poco tiempo le llaman a su celular, era la persona con la que estaba saliendo. No contestó. Me confesó que iba a salir con él y que se iba a poner un vestido que le había comprado, pero que ya se había arrepentido. El teléfono volvió a sonar y le dijo que no quería salir, que sentía cansada y que luego le llamaría. No fue a su cita, pero regresamos a la oficina. La tarde apenas comenzaba y

Bueno eso será parte de otra historia.

Si les gustó la historia pueden escribirme a mi correo, soy de México del D.F., 37 años:

pijama-masx@hotmail.com