Primer encuentro
Dedicado a quien inspira mis más húmedas fantasías, tus deseos son órdenes
Voy a buscarte al aeropuerto, tu vuelo se retrasa y seguro que eso dibuja una sonrisa en tu boca. Es verano y hace calor, sí aquí también hace calor a veces! Llevo un vestido sencillo, que me llega a mitad del muslo y deja gran parte de mi espalda al aire. He cumplido tu primera orden y estoy nerviosa, muy nerviosa.
Espero delante de la puerta por la que tienes que salir, mis ojos sobrevuelan las caras de la gente, por una fracción de segundo mientras mi mirada se mueve creo que te he encontrado, y mi estómago practica un poco de lucha libre, pero no... todavía no. Tras 20 minutos por fin te veo, estás andando, te acercas, y yo siento que voy a explotar. Estás a unos 5 metros, me has visto, nos miramos, sonríes, estás tan cerca que podría estrellarme. Te miro, me miras, no nos decimos nada, no hace falta, tras un momento llevas tu mano a mi cintura y te acercas, pienso que para darme un beso, pero tu boca sigue su camino hasta pararse al lado de mi oreja
- Te has portado bien?
Siento como toda la sangre de mi cuerpo se acumula en mis mejillas, por un instante miro al suelo, reúno valor y vuelvo a levantar la mirada hasta tus ojos, sonrío un poco y asiento. Tú me miras, te quedas mirando sonriendo, pero no dices nada, quieres pruebas. Miro a mi alrededor, hay mucha gente andando, sentada esperando... Por un momento pienso en pedirte que no ahí, no en ese momento... pero no, no quiero pedirte eso. Mis manos agarran el vestido por la parte de delante y empiezan a subirlo lentamente, el simple roce de la tela fresa sobre mi piel es agradable, pero en esa situación se convierte en excitante. Tú sigues mirándome a los ojos, yo abro los ojos y te hago un gesto para que compruebes que he sido buena... pero tú vas a hacerme sufrir un poco más. Finalmente bajas lentamente tu mirada, vuelves a mis ojos y haces un gesto con la cabeza para que nos vayamos
De camino al tren que nos llevará al centro hablamos de cosas irrelevantes, tu compañero de viaje no te ha dejado tranquilo en todo el vuelo, yo no he podido dormir por la noche por los nervios, cosas así...
Llegamos al tren y nos sentamos al fondo del vagón, no hay mucha gente. Yo voy delante, y me siento al lado de la ventanilla, tú te sientas enfrente, desde ahí ves todo el vagón tras de mi. El tren arranca y por un momento nos quedamos en silencio mirando las vistas, pero no puedo distraerme del hecho de estar sin bragas delante de ti, estás a unos centímetros de mi y yo me muero de ganas de sentir el calor de tu cuerpo por toda mi piel, miro tus manos, tu boca... y acuden a mi mente mil cosas que podríamos hacer en estos 3 días, no sé lo que tienes preparado, pero me muero de ganas de empezar, estoy muy excitada, mucho. Tú pareces completamente absorto en el paisaje y yo no puedo dejar de mirarte imaginando mil guarradas. Separo un poco mis piernas y me subo un poco el vestido, te miro, desde donde estás sólo tendrías que desviar un poco la mirada... pero parece que no te das cuenta. Abro un poco más las piernas, y te rozo con mi rodilla.
Me miras, estás serio, no sé si te ha gustado que hiciera eso o te ha enfadado
- Quieres empezar a jugar?
Te digo que sí, insegura, con la cabeza
- Pues ahora vas a empezar a tocarte para mi, y no vas a parar hasta que yo lo diga
En realidad me está bien empleado... por jugar con fuego. Respiro profundamente y deslizo mis manos lentamente sobre la tela del vestido, empiezo a acariciarme la cara interior de ambos muslos, muy despacio, acercándome desde las rodillas, sobrevolando mi piel, las yemas de mis dedos apenas me rozan. No dejo de mirarte, tú me miras a los ojos y no apartas la mirada, creo que eso me da más vergüenza todavía, pero también me excita más... empezando a romper fronteras.
Cuando mi mano está a punto de acabar de recorrer mi muslo llegamos a una parada en la que sube bastante gente. Un chaval joven se sienta en los asientos al otro lado del pasillo, en la ventanilla, en la misma fila en la que yo estoy. Instintivamente cierro las piernas y me bajo el vestido intentando disimular, pero tú te relames de maldad, sonríes y abres mis piernas con las tuyas
- Hasta que yo lo diga
Resoplo, miro al lado, y el chico parece distraído mirando por la ventanilla, con los auriculares puestos. Te miro y con una mezcla de rabia, vergüenza y excitación meto mi mano bajo el vestido y empiezo a acariciarme directamente el coño. La evidencia está ahí, la situación me está excitando mucho... me hago agua. Al contacto con mis dedos no puedo evitar apoyar los hombros contra el asiento y encorvarme un poco y suspirar fuerte. Me habías dicho que no podía masturbarme durante los 3 días previos a tu visita, te había obedecido, pero me había costado mucho. Simplemente pensar en que iba a estar por fin contigo hacía que me empapase y el hecho de no poder masturbarme en todo ese tiempo hacía que ahora mismo un leve roce me estremeciese y me volviese loca
Ahora tengo los ojos cerrados, la cabeza apoyada hacia atrás y me muerdo el labio para evitar que los gemidos escapen de mi boca, cada vez mi mano se mueve más rápido y cada vez siento el orgasmo más cerca
- No decías que eras escandalosa?
Mi mano se para y te miro casi sin poder creerte...
En serio pretendes que... que me ponga a gemir aquí... hay mucha gente!
Eso parece ponerte muy cachonda cuando fantaseas y te masturbas, no? Pues ya sabes lo que toca, quiero oirte - sonríes, eres un cabrón que está disfrutando de esto como un enano
Pero es lo que quieres y voy a dártelo. Mi mano vuelve a moverse, ahora empiezo a meterme un dedo y pronto los suspiros se convierten en gemidos suaves
- Quiero que me mires mientras lo haces
Abro los ojos y te miro y gimo, y miro tu boca y daría lo que fuera por tenerla entre mis piernas, tus manos, me encantan tus manos, me ponen tus manos, bajo mis ojos por tu pecho, llego a tu paquete, es evidente que lo que ves te está gustando, gimo más fuerte y sonrío, pensar en tu polla dura hace que mi excitación se multiplique por 100 y cada vez mis gemidos son más fuertes
- A los ojos
Clavo mi mirada en la tuya, me gusta que parezcas impasible, me pone, porque sé que no lo estás, cada vez mis dedos, tres dedos se mueven más dentro de mi, hacia arriba y hacia abajo, provocando una humedad más que evidente en el vestido, con la otra mano me acaricio un pecho, luego el otro, mis pezones están durísimos, me pellizco uno y se me escapa un pequeño grito.
Desvías tu mirada al lado, a donde está sentado el chico, vuelves a mirarme y sonríes, me das miedo, miro hacia allí y me muero de vergüenza al ver que el chico se ha dado cuenta y me está mirando, y ni siquiera se molesta en apartar la mirada. Miro hacia atrás, pero nadie más parece haberse dado cuenta, la mayoría de gente se había bajado en paradas anteriores y quienes quedaban estaban a suficiente distancia como para no tener que enterarse, absortos en sus cosas
No sé qué hacer, te miro y tú sonríes, y no me lo quiero creer pero ya sé lo que se ha pasado por tu retorcida cabeza... dudo un instante, pero asiento. Entonces haces un gesto al chaval para que se acerque. Es un chico joven, de unos 25, alto, rubio, fuerte y muy guapo, muy alemán. Se levanta de su asiento y se viene a donde estamos nosotrxs, pensé que se sentaría a tu lado para ver mejor pero se sienta a mi lado.
- Hasta que yo diga -sonríes
Y empiezo a tocarme de nuevo, en realidad a estas alturas de la película estoy tan cachonda que ya me da igual que haya un alemán al lado mirando cómo me masturbo, quiero correrme, necesito correrme y cada roce sobre mi coño me hace estar más cerca, mi mano chapotea, y los dos pares de ojos hacen que esté más cerca todavía
- Para
De nuevo no puedo creerte, paro automáticamente y espero a ver qué haces. Para mi sorpresa haces un gesto al chaval para que se sirva a su gusto, no me lo esperaba, se atreverá a tocarme? quiero que me toque? A esas alturas me siento más tu perra que nunca, pero no sé si estoy preparada para algo así. Antes de que pueda empezar a responderme siento una mano grande, cálida y firme agarrándome el muslo izquierdo, no aparto mis ojos de tus ojos, no quiero hacerlo, en cierta forma si nos miramos puedo sentir la mano del intruso como un instrumento tuyo para darme placer, el intruso no se anda con rodeos y lleva directamente su mano a mi coño, el hecho de encontrárselo empapado parece acelerarlo todavía más, murmura algo que ninguno de los dos entendemos y sin miramientos introduce dos dedos en mi cuerpo y empieza a moverlos dentro, vuelvo a encorvarme, vuelvo a gemir, y vuelvo a estar a punto del orgasmo, te suplico con la mirada, quiero que sea tu mano, tu boca, tu polla, la que esté ahí cuando me corra, pero no te inmutas, me miras, estás serio y yo estoy a punto de correrme. El intruso empieza a besarme las tetas por encima del vestido, las roza con la nariz, las muerde, las pellizca con la mano que tiene libre, estoy a punto de correrme, siento que en 10 segundos voy a correrme
- Quiero que la chupes, que te pongas de rodillas entre sus piernas y se la chupes
Quieres que se la chupe y se la voy a chupar, porque haré todo lo que me digas, porque soy tuya, tu perra, y tú lo sabes. Aparto manos y cabeza del intruso, me levanto y hago que se siente donde yo estaba, tú también tienes que abrir las piernas para que pueda meterme en el hueco que queda entre los dos, me arrodillo, desabrocho su pantalón y mecánicamente empiezo a chupársela, él me agarra del pelo y empuja mi cabeza para que me la trague entera, me la trago entera, quiero complacerte, el intruso no va a aguantar mucho más, el hecho de chupársela a un desconocido porque tú me lo hayas pedido hace que sea imposible que baje mi nivel de excitación, mientras sigo chupándosela muevo lentamente mi cadera en círculo de forma que me restriego el coño con los talones, los estoy mojando, mi coño es un charco y ya no hay remedio
- Levanta el culo, perra
Como un resorte me incorporo estirando mis piernas sin dejar de chupársela, tienes mi culo delante, a esa distancia puedes oler mi coño chorreante y lo haces, siento tu aliento, estás parado a pocos centímetros y yo estoy deseando que acabes de acercarte. En lugar de eso me das un azote en el culo
- No pensé que fueras a portarte como una zorra tan rápido
Sigo chupando y tú vuelves a azotarme, en ese momento sólo puedo pensar en lo cachonda que me está poniendo esa situación y en las ganas que tengo de sentir cómo me metes la polla de golpe, cómo me follas, y que te vacíes dentro de mi. Ahora me das una palmada en el coño
- Mira esto, perra, tu coño chorrea y se podría oler a 100 metros, te pone ser una puta, eh?
Otro azote, quiero asentir, pero el otro tío me está agarrando la cabeza, tengo su polla atragantada en la garganta y no me puedo mover y entonces siento que me metes 3 dedos de golpe y creo que me voy a correr de golpe, de pronto lo único que tengo en la cabeza es la sensación de sentirte dentro, y me das otro azote con la mano
- Te está gustando esto, perra? Lo estás disfrutando como nunca, verdad?
Y empiezas a mover tus dedos más rápido y yo no aguanto más y me voy a correr, y tengo la polla del intruso todavía en la boca y no sé cómo decírtelo y entonces llega... mi cuerpo entero se retuerce, siento como los espasmos contraen mi coño violentamente haciéndome sentir un placer indescriptible, el mundo se reduce ahora a esa sensación, te sigues movimiento dentro y el orgasmo se extiende un momento más, me libero de la mano que aprisiona mi cabeza y me dejo caer entre tus piernas, me abrazo a tu pierna hecha un ovillo, todavía siento los últimos estertores del orgasmo salvaje que me acabas de provocar y me siento agradecida, ahora sólo quiero ser un ovillo entre tus piernas, me acaricias el pelo, te inclinas, me das un beso tierno en el cuello y me susurras al oído que nuestra aventura acaba de empezar y yo no podría sentirme más feliz en ese momento...
... continuará?