Primer encuentro

Lo bueno se hace esperar, la protagonista se cita con una persona con la que llevaba tiempo hablando y con la que tiene muchas cosas en común.

Serian las ocho de la tarde y habíamos quedado en una cafetería, de esas que hay por el barrio de Malasaña en una callejuela estrecha y que solo los afortunados conocen, de esas en las que nunca te fijarías al pasar pero que alguien conoce o ha escuchado que merece la pena entrar. El sitio tenía dos plantas y estaba decorado con una estética muy de los años setenta, muebles y sofás antiguos, una luz tenue y paredes con estampados visualmente horribles. Bajamos entre risas por las escaleras que daban a la planta inferior donde escogimos una mesa al fondo en una esquina, te sentaste en una silla en frente donde no me apartabas la mirada y yo intente no ser tragada por un sofá al otro lado de la mesa. "Tienes hambre?" me preguntaste con una sonrisilla en los labios, por alguna razón te la devolví y me encogí de hombros "si es dealgo dulce..claro, siempre". La camarera no tardo en aparecer y pedimos un café, un té y me empeñe en que probaras el bizcocho de zanahoria, te prometí que terminarías chupándote los dedos, a lo que respondiste con una cara algo escéptica, me reí y te contesté que al menos me verías a mi chupándomelos.

El tiempo transcurría deprisa entre bromas, indirectas y comentarios banales hasta que en un descuido se me escapo del tenedor un trozo de bizcocho que conseguí atrapar con los dedos y metérmelo en la boca. Para cuando me quise dar cuenta te habías levantado de tu asiento y te estabas sentando a mi lado, venias riéndote y me llamabas torpe pero antes de que pudiera responderte dijiste "Pon las manos sobre la mesa" , podía haber preguntado por qué o haber replicado ,pero entendí que debía, quería hacerte caso, asique lleve ambas al filo de la mesa . Te observe con el ceño fruncido cuando tomaste mi tenedor, y te dispusiste a darme de comer con tus propias manos. Simplemente abrí la boca y espere a que el trozo de pastel entrara, que fue justo cuando sentí tu otra mano en mi muslo. "Me encanta" fue lo único que pude decir mientras me pasaba la lengua por el labio, probablemente te estaba provocando, allá tu si querías pensar si me refería a tus inesperadas caricias o al pastel.

Seguiste dándome de comer, alternando pequeños trozos entre ambos sin dejar de acariciar mi pierna, subías la mano y cuando contenía el aliento, volvías a bajar suavemente, no me dabas tregua a acostumbrarme y de nuevo la posabas en un lugar nuevo, mucho más dentro de la falda. Sonreías, lo más seguro es que estuviera completamente roja tratando de fingir que no pasaba nada, como si quisieras probar hasta cuando iba a aguantar llevaste la mano al interior de mi muslo, me tensé y al mirar al frente me di cuenta de como mis dedos se aferraban con fuerza a la mesa, vale..de eso te estabas riendo..

Al fin, dejaste el tenedor sobre el plato y cuando pensé que ibas a dejar de torturarme, me retiraste el pelo hacia un lado y te inclinaste sobre mi cuello, se me escapó un suspiro exagerado y noté como sonreías sobre mi piel antes de empezar a darme pequeños mordiscos y besos que subían por mi garganta. Creo que para entonces ya tenía los nudillos blancos pero no estaba dispuesta a darte el placer de desobedecerte por más que me gustara la idea de agarrarte de la camisa y acercarte mucho mas a mí en el sofá. Tu mano seguía en el interior de mis piernas, ahora ya jugando en mi ingle, roces delicados, arañazos suaves con las uñas, solo podía animarte mentalmente a que fueras mas allá, pero debiste de entenderlo porque entonces empezaste a acariciar sobre mis braguitas con un dedo. Deje escapar un sonido entre alivio, alegría y desesperación, no me había dado cuenta hasta ahora que no estábamos precisamente solos en aquel lugar, pero no parecía importarte.  Te separaste un instante de mi cuello y yo lo eche hacia atrás inconscientemente para darte vía libre, pero cuando gire para mirarte me sonreías de forma traviesa "estas bien?" preguntaste fingiendo cierta inocencia, uno de tus dedos acababa de presionar por encima de la tela de mi ropa interior ya lo bastante mojada sobre mi clítoris, me lleve la mano a la boca evitando hacer un ruido vergonzoso y pareció divertirte. Con la respiración agitada asentí lo mejor que pude "perfectamente" respondí con la misma actitud. Me diste un pequeño beso en los labios y cuando estaba dispuesta a llevarlo a mas te girarte para llamar a la camarera, "creo que deberías..." estaba a punto de entrar en pánico si continuabas con la mano ahí dentro estimulándome "debería...que?" me diste otro beso y decidiste que era el momento de apartar a un lado la fina tela e introducir un dedo de golpe, me quedé muda e intenté concentrarme en la mesa cuando la camarera llegó a nuestro lado mientras tu pedias la cuenta como si no estuvieras en mitad de lo que iba a ser un gran orgasmo. Estaba concentrada apretando tu mano entre mis piernas que no note que te despedías dando las gracias, solo era capaz de sentir el movimiento de aquel dedo, que entraba , salía, que entraba de nuevo y hacia círculos, yo quería mas, empezaba a estar lo bastante excitada como para decirte que me arrancaras las bragas allí mismo.

De repente se me escapó un ruido de sorpresa cuando retiraste el contacto, atrapaste una de mis manos y tiraste de mi para que me pusiera en pie "nos vamos" , asentí en silencio, hubiera dicho algo pero fui consciente de que me temblaban un poco las piernas e intenté centrar todas mis fuerzas en no demostrarte lo alterada que estaba. Por suerte la habitación donde te hospedabas no quedaba lejos, por desgracia, te pareció divertido llevarme la contraria cuando dije de coger un taxi y tu insististe en coger metro, me estabas matando. Era hora punta asique apretados contra una pared del vagón esperaba ansiosa que me tocaras de nuevo, no lo hiciste, me mirabas con un aire de superioridad sabiendo que yo me moría porque volvieras a colar tu mano por debajo de mi falda, asique me lance, como si hubiera sido por accidente debido al reducido espacio que había, toque con mi mano la zona de tu entrepierna, apoye la frente en tu hombro para acercarme un poco mas y repetí el movimiento esta vez sin retirar la mano de tu paquete, te acaricie, distraída y con movimientos lentos pensando que en realidad lo que me hubiera gustado hacer era bajar la cremallera y que mi piel tocara directamente en la tuya. No se si pasaron uno o varios minutos cuando me cogiste de la barbilla y me dijiste que "no" un par de veces con la cabeza, te mire entre extrañada y divertida, me giraste para que me quedara yo mirando hacia la pared y tu a mis espaldas tomando mis muñecas con una de tus manos y pasando la otra por mi cintura para pegarte a mí, ahora empezaba a ser consciente por como notaba presionar tu polla dentro de los pantalones de que mi pequeño juego había tenido el efecto deseado.

Salimos del metro y entramos a trompicones agarrados de la mano donde te alojabas, pediste la llave al joven de recepción mientras que por debajo del mostrador me pellizcabas en el culo, me reí en alto y te di sobre la mano, atrapaste la mía y volviste a tirar de mi hacia el ascensor. Entramos en silencio, con una sonrisa en la boca, uno en frente del otro. Estiraste el brazo hacia mí con una mano abierta y me recorriste con la mirada de arriba a abajo, estuve seriamente tentada de parar el ascensor en ese momento pero te  escuche claramente decir "quítate las bragas y dámelas". Vale, no estaba para negociar y lo sabías, seguías con esa sonrisa de autosuficiencia, asique ayudándome de las dos manos, me acaricie ambos muslos hasta arriba, hasta llegar al borde de la tela, jugué con los dedos sobre  el encaje y cerré los ojos para tomar aire, las deslice hacia el suelo lentamente intentando tomarme todo el tiempo del mundo. Finalmente ante tu atenta mirada, satisfecha por obedecer a algo tan fácil, te las puse sobre la mano. No se si fuiste tú o yo quien tiro del otro, solo se que me estabas besando, con fuerza, con lengua, frotando tu cadera con la mía, y recordé, si es que lo había olvidado, lo cachonda que estaba minutos antes y aunque no tenia intención de separarte, podía imaginarme tu lengua en otro sitio mucho mejor que en mi boca.

Llegamos a la habitación entre empujones, besos, mordiscos y lamiéndonos, con tus manos sobre mi culo para acercarte más si fuera posible y con mis manos alrededor de tu cuello. Entramos y al segundo me soltaste para poner tus manos sobre la puerta lejos de mí, creo que tratabas de contenerte, yo noté como me faltaba el aire a la espera de que dijeras o hicieras algo, y así fue "ponte a cuatro patas" , abrí los ojos sorprendida y asentiste con la cabeza para confirmar que había escuchado bien, me mordí el labio con fuerza y baje al suelo, apoyando mis rodillas y mis manos, gire la cabeza para mirarte y vi como te estabas desabrochando el pantalón sin apartar tus ojos de mi culo. En esa posición, la falda se subía lo bastante para que se viera al menos la mitad, consciente de ello arquee un poco la espalda y separé un poco las piernas, tu respuesta fue quitarte los pantalones aun más deprisa "camina hasta la cama" .

Respire hondo, si no me tocabas pronto iba a empezar a hacerlo yo te pusieras como te pusieras, camine con calma, no se si se puede ser elegante caminando a cuatro patas pero desde luego intenté con todas mis ganas hacerlo lo más provocadoramente posible. Al llegar al borde de la cama vi que te habías deshecho de tu camisa, y estabas tratando de hacer lo mismo con tus calzoncillos, la erección era considerable y no había que ser un lince para darse cuenta de que tenias tantas ganas de metérmela como yo de que lo hicieras. Me cogiste de la cintura y me ayudaste a subir a la cama donde volviste a colocarme de rodillas mirando al cabecero contigo detrás. Con manos firmes me quitaste la falda y deteniéndote un poquito más de lo que me hubiera gustado hiciste lo mismo con la parte de arriba, momento que aproveche para al fin tocarte la polla que era lo que llevaba pensando desde que me enseñaste en el metro que estabas escondiendo. Eche la cabeza hacia atrás y note una mano pellizcando uno de mis pezones, deje escapar un gemido y apreté inconscientemente las piernas " por favor" se me escapó en un susurro, no pretendía decirlo pero dios como no me follaras ya, íbamos a tener un problema, te reíste, como era de esperar y llevaste tu mano a mi boca donde introdujiste dos dedos invitándome a que los chupara, lo hice, gustosamente, si esto te calentaba lo bastante para que te dieras prisa, adelante, "agárrate al cabecero" , no protesté, me incliné hacia delante y te escuché murmurar un "joder", metiste esta vez los dos dedos dentro de mi coño y yo no puedo evitar echarme hacia atrás, apretando contra ellos, con la otra mano te agarraste a mi cadera, acariciaste mi culo y susurraste algo sobre "esto para otro día", y al fin  me penetraste,esperaba que fuera de golpe, de un solo movimiento, pero estabas decidido a alargar mi sufrimiento, lo hiciste lento, demasiado, asique intente moverme yo intentando buscar la fricción, de manera más brusca, con lo que conseguí que me agarraras con más fuerza clavándome los dedos en la carne "quieta", solté el cabecero y apoye los codos en la almohada buscando una mejor posición, debiste de llegar tu también al límite porque empezaste a follarme bien, sin contemplaciones, cada vez más fuerte, lo hacías, asique no se porque empecé a animarte pidiéndote eso mismo, estaba a punto de correrme cuando te inclinaste sobre mi espalda para decirme que podía hacerlo, que podía correrme, no es que necesitase que me dieras permiso pero oírtelo decir me puso lo bastante para hacerlo al fin.

Absorta como estaba en mi propio placer, respondiendo de manera involuntaria a tus arremetidas, una veces más pausadas, mas contenidas entre soplidos, y otras más salvajes y rápidas, terminaste por salir y correrte sobre mi culo y espalda. Suspiré y me deje caer sobre el colchón, segundos después estabas dando besos sobre mis hombros, me giré como pude para mirarte de frente y sin aliento aun recuperándome, tan solo te dediqué una tierna sonrisa satisfecha.