Primer empleo

Buenos dias a todos :), aqui comienzo a contar mi historia, soy nueva en el sitio y creo que encontre un buen lugar donde desahogarme, espero les guste.

Buenasss chicos, chicas y chiques jaja. antes que nada, soy nueva en este lugar, de hecho lo descubrí hace masomenos 10 días, tratando de encontrar a alguna chica que haya tenido mi experiencia (digamos) o le haya pasado algo parecido a lo mío, pero no pude encontrar (tampoco busque mucho, admito que no me gusta leer), así que decidí a contar mi historia de vida, bueno, hasta ahora, todavía soy joven y creo que tengo mucho más para vivir (espero). Quiero aclarar que lo único que voy a cambiar son los nombres, y sepan perdonar mi forma de narrar (no soy escritora).

Bueno, comencemos.

Antes que nada me voy a presentar, como debe ser :), mi nombre es Camila (obvio no es mi nombre real, pero es el que usare en mi historia), actualmente tengo 20 años, y actualmente "trabajo" en un negocio, de esos típicos negocios de barrio, y estudio para profesora de lengua (irónico, ya que no me gusta leer). Vivo en Santa fe, Argentina. Vivo con mi Papa, mi mama y mi hermanito de 8 años.

Soy de una familia lo que se dice "clase media trabajadora", es decir, tenemos para comer y vestirnos, pero rara vez nos podemos dar gustos "caros", como mucho salir a comer a un restaurante una vez por mes y salidas a lugares públicos. Y bueno, físicamente soy delgada (55 kilos), mido 1,60 (según yo, aunque tal vez un poco menos), blanca (bastante diría yo), pelo castaño y ojos marrones, con respecto a la cola y los pechos, se puede decir que prácticamente no tengo pechos, pero mi cola, aunque es chica, es bastante bien formada y dura, por lo que me gane varios piropos (e invitaciones) en las calles jaja. En pocas palabras, soy una linda mina de barrio, bastante sencilla, y según yo y varios, bastante linda también.

Mi historia comienza en marzo del 2018, yo tenía 18 años, cumplidos hace un mes (yo cumplo en febrero), me había recibido en diciembre del año pasado de la secundaria, y no sabía que hacer de mi vida, cada vez era más difícil conseguir trabajo, y para empeorar todo, a mi papa lo despidieron ese mismo mes de la fábrica donde trabajaba culpa de la crisis económica del país.

Viendo cosas en Facebook, me enteré de que había un plan de empleo del gobierno, que era algo así, vos te inscribías, y después que te aprobaran la solicitud, te tenías que encargar de buscar algún lugar en donde necesiten un empleado, y el que te tomaba de empleado, no pagaba prácticamente nada, mientras que el gobierno te pagaba si mal no recuerdo $4000 (argentinos), si bien no era la gran cosa, pero me venía muy bien, sobre todo porque mi papa estaba desempleado, y por lo tanto ya no podía darme plata para mis gastos. Y con eso, iba a tener para comprar cosas para mí y también ayudar en algo en mi casa.

Una vez que me aprobaron, tocaba lo más difícil, conseguir a alguien que me quiera emplear, no tenía experiencia en nada, y nunca había ido a un lugar a pedir trabajo, pero vi que muchos chicos pedían por Facebook, y aclaraban todo sobre que el empleador no pagaba nada, mas que un seguro que era de $200 creo. Me anime y publique en varios grupos, aunque sin mucha esperanza.

Habrán pasado unos cuatro días, cada vez tenía menos esperanzas y esperaba con menos ansias un mensaje, y llego un bendito (o maldito jaja) mensaje, presentía que era alguien ofreciéndome trabajo, porque al Facebook únicamente lo uso para ver noticias, nunca hablo por allí. No me acuerdo exactamente que decía el mensaje (lo busque, pero seguramente lo borre), pero era algo así:

  • Buenos días, te hablamos de minimercado “el *”, vimos tu anuncio en un grupo y estamos interesados en poder entrevistarte a fin de evaluar las posibilidades de que formes parte de nuestro negocio. Por favor, presentarse el lunes a las 9hs en nuestro local.

Juro que no podía más de la felicidad, aunque no me habían tomado todavía, presentía que si lo iban a hacer (me sentía como Will Smith cuando lo contratan la película “en busca de la felicidad” jaja). Estábamos en día viernes, y nunca antes había querido tanto que pase rápido el fin de semana. Había planeado no decirle nada a mi familia, pero lo primero que hice fue decirles que tenía que ir el lunes a la entrevista. Aunque todavía existía un problema, no me había fijado la dirección del local, y yo no tenía movilidad propia. Aunque fue un alivio cuando entre a su página de Facebook y vi que estaba como a 8 cuadras de mi casa.

Llego el bendito lunes, y aunque tenía que estar a las 9 allí, la ansiedad me levanto a las 7, me bañe, me vestí lo más sencillo posible (remera, pantalón de jean largo, zapatillas, y casi nada de maquillaje). Y todavía me quedaba una hora, estaba nerviosa, mi familia todavía dormía, y aunque mi mama se había ofrecido a acercarme en la moto, yo prefería no levantarla, aparte estaba fresco, y al caminar iba a darme tiempo para pensar cómo iba a actuar frente a la entrevista. Calculaba que en unos 20 minutos caminando tranquila llegaría, así que a las 8:30 fui a la habitación de mi mama, quien para mi sorpresa ya estaba lista para llevarme, y le dije que quería ir caminando, me dijo que tenga cuidado y cualquier cosa que la llame.

Sali de mi casa, me fije por última vez la ubicación, que de hecho ya la había marcado en Google maps, y Sali rumbo a mi primera entrevista laboral. Cada cuadra que me acercaba, me aumentaba los nervios, no recordaba haber andado por ahí, aunque era masomenos cerca de mi casa, no recordaba haber ido nunca a ese negocio. Mientras me perdía en mis pensamientos, me di cuenta que ya estaba en la puerta del local. Que era bastante más chico de lo que parecía según las fotos de Facebook. Respire profundo, y entre.

Al entrar, me di cuenta que también era bastante apagado, y no se veían empleados ni mucha gente, solo un hombre cuarentón, casi llegando a los 50 (bastante bien conservado, ni gordo ni flaco, 1,75 de altura aproximadamente, una que otra cana, blanco) atendiendo a un viejito de unos 70 años, me quedé pegada al lado de un estante de esos donde ponen las papitas, abre esperado unos 5 minutos y el viejito se fue, con su bolsa de pan y otras cosas. No pude decir ni una palabra de presentación, y el hombre que atendía me dijo:

  • Hola, Camila?. Con un tono de duda.

  • Si. Respondí tímidamente. No me salían otras palabras, todo lo que había practicado se había ido a la mierda.

  • Soy Fernando, da la vuelta, pasa asi hablamos. Mientras me señalaba al fondo, entre dos estantes, por donde se podía pasar para el lugar donde estaba el.

  • Bueno, permiso. Y me fui nerviosa a dar la vuelta.

  • Como te va? Me dijo mientras se acercaba para darme un beso en la mejilla, al cual correspondí.

  • Bien y usted?

  • Bien, sos bastante puntual, me gusta eso.

Y luego comenzó a contarme masomenos como era el manejo del negocio, me pregunto si tenía experiencia en atención al público, a lo que le dije que iba a ser mi primer trabajo, y para mi alivio pareció no importarle. Me conto que el atendía solo y que a veces se agota mucho, por lo que yo iba a ir en los horarios de mayor movimiento, pero que nunca iba a quedar sola en el negocio, por mi seguridad. Estuvimos (estuvo) hablándome aproximadamente una hora sobre cuál sería mi tarea, mis horarios y me pregunto si estaba de acuerdo. Realmente me parecía perfecto todo, y el parecía un tipo serio, por lo que obviamente acepte.

Mi horario iba a ser por la tarde, de 16:00 a 22:00, me encantaba ese horario, primero por que odiaba levantarme por las mañanas, y segundo, porque tampoco salía tan tarde, por lo que podía incluso volver caminando a mi casa. Iba a comenzar al día siguiente.

Llegué a mi casa, y lo primero que hice fue decirle a mi mama, a lo que me felicito, mi relación con mi mama era buenísima, mi papa era un poco bastante más frio, y estaba viendo el noticiero, y odiaba que lo hablen cuando ve tele, así que festejamos en silencio con mi mama en la cocina.

Al día siguiente, a eso de las 15:30, Sali a mi nuevo trabajo, vestida igualmente sencilla que para la entrevista, llegue, y apenas me vio me seña de que entrara. Me saludo amablemente y me llevo al depósito, donde había unas cajas de galletas para poner en los estantes. Me encantaba mi trabajo. Se comenzó a llenar de gente, y me llamo para que lo ayude. Sin embargo, dado a mi falta de experiencia (y también soy bastante torpe) lo único que hacía era estorbar. Se notaba que estaba un poco molesto, pero también trataba de entenderme. Termino el día normal, lo único que cada vez que tenía que atender me ponía demasiado nerviosa.

El resto de la semana transcurrió normal, ósea, aun no aprendía a como atender, por lo que el decidido, que iba a dejarme atender lo menos posible, mientras que yo me encargaría de la limpieza y de reponer la mercadería en los estantes, a lo que yo acepte, prefería mucho más hacer ese trabajo, la atención al público definitivamente no era para mí.

Para ese entonces, yo andaba digamos de novia, o mejor dicho, me estaba conociendo con un chico. Ya había tenido 2 novios en la secundaria, pero de esos noviecitos de recreo, que no pasa mas de un beso o una salida, ósea yo todavía era virgen.

En la segunda semana de trabajo, si mal no recuerdo un martes, el chico me había invitado a tomar un helado, a lo que yo le dije que tenía que trabajar a las 16:00 por lo que no iba a poder, pero me convenció diciéndome que podíamos ir a la siesta, y el antes de las 16 me llevaba en su moto hasta mi trabajo, obviamente acepte. Fuimos a tomar un helado, y a charlar, después nos besamos y abrasamos hasta que se hizo la hora de llevarme. Llegué 5 minutos antes, y me despedí de el con un beso en la boca y un abrazo. Entre y ahí estaba Fernando, apoyado en el mostrador, me saludo, pero con un tono diferente, igual no le di mayor importancia, quizás tenía un mal día.

El día transcurrió normal, aunque se lo notaba diferente, tampoco había la suficiente confianza como para preguntarle si le pasaba algo, a eso de las 20hs me dijo que le ayudara a cerrar. Era más temprano de lo habitual (según tenia entendido, el cerraba a las 23hs), pero me dijo que había que limpiar el depósito, porque mañana llegaba un pedido grande y había que hacer lugar. Guardamos los carteles y apagamos las luces del frente. Él se puso a hacer caja y me mando a que repusiera lo que faltaba en las estanterías.

A eso de las 20:30 hs, ya estábamos en el depósito, que era del tamaño de una habitación normal, quizás un poco más grande. No había mucho desorden, más que unas cajas vacías en el suelo. Lo notaba cada vez más nervioso, no por su cuerpo, pero si su voz se notaba un poco temblorosa. Me mando a desarmar las cajas vacías y apilarlas en una esquina, mientras el revisaba unas cajas con mercadería. Estábamos de espaldas, totalmente en silencio, cuando lo escucho decir:

  • Es tu novio? Me pareció rarísimo que me haga esa pregunta, nunca habíamos hablado de nada personal. De todas formas, prefería hablar de algo antes que estar en ese silencio incómodo.

  • Nos estamos conociendo. Respondí, tratando de actuar lo más normal posible.

  • Hace cuanto se conocen?

  • Hace un mes masomenos, vos tenes esposa? Me sentí con la obligación de preguntarle.

  • No.

  • Ahh, bien. Le respondí, tratando de terminar la conversación.

Apenas termine de desarmar todas las cajas, me dijo que había algunas cosas que la íbamos a tener que llevar a su casa, que estaba en el fondo del negocio (la casa y el negocio se dividían por el patio), no me pareció raro, así que me señalo unas cajas y el tomo otras más grandes y lo seguí. Empujo la puerta de su casa con la misma caja y yo entre atrás de él. Dejo sus cajas en un rincón y me dijo que deje las mías sobre las suyas. Luego de dejar las cajas, sin darme cuenta, lo tenía atrás mío, ya estaba bastante incomoda. Y para empeorar las cosas, me dijo:

  • Abrázame.

  • No, me quiero ir. En ese momento estaba paralizada, juro que no sentía mi cuerpo, hubiera querido correr hasta mi casa, pero no podía ni mover un dedo, sentía calor.

  • Dale, abrázame como a él.

  • No, déjame ir. Ya sentía lágrimas en los ojos, ni siquiera me había tocado y ya estaba por empezar a llorar.

  • Te dejo ir si me abrazas, dale. Ya no se lo notaba tan nervioso, de hecho, se lo escuchaba muy seguro con lo que estaba diciendo.

Lo único que quería era irme a llorar tranquila por algún rincón de la calle, y sabía que no me iba a dejar ir si no lo abrazaba, así que tome coraje y me acerque y pase mis brazos entre los suyos y lo abrase tratando de evitar lo más que podía el contacto con su cuerpo, trataba únicamente de sentir su ropa. Después de unos 10 segundos del abrazo más forzado que di en mi vida, estaba retirando mis brazos para irme lo más rápido posible a la calle. Cuando casi logro apartarme por completo, me agarra fuertemente de los antebrazos, se notaba que físicamente era gigante a comparación mía, con sus manos podía envolver todo mi antebrazo y de un tirón, me vuelve a pegar a su cuerpo, y me toma con las dos manos, del mentón, apoyando sus dedos con fuerza sobre mi nuca. Y me acerca su cara, a unos 5 centímetros de la mía. Yo no podía reproducir ni un solo sonido, sentía un nudo en la garganta, de esos que se sienten segundos antes de explotar en llanto, aunque tampoco me salía llorar. Aunque trataba de alejarme, solo pude despegar un poco mi cuerpo, pero mi cabeza seguía aprisionada entre sus dedos, me miró fijamente y me dijo:

  • Sos una nena muy hermosa, desde que te vi en Facebook no te pude dejar de pensar, no me tengas miedo, no voy a hacer nada que te pueda lastimar. Su tono seguía siendo de seguridad absoluta, y también un poco “dulce” si se puede decir.

Yo seguía sin poder decirle nada, lentamente se fue acercando, era obvio que me iba a besar, lo único que pude hacer es cerrar lo más que pude la boca, incluso trate de esconder los labios. Él se acercó y comenzó a besarme, intentaba introducir su lengua dentro de mi boca, a lo que yo me oponía con toda la fuerza que podía, sin embargo, me lleno de saliva alrededor de toda mi boca, sentía una sensación de asco terrible. Después que finalmente se dio por vencido, sabía que no iba a permitir que me bese introduciendo su lengua, me soltó mi cara, lo primero que hice fue con mi mano tratar de limpiarme lo más que pude, frotando mi muñeca con mis labios, sin embargo él no se alejaba de mí, en cuestión de segundos, me tenía otra vez aprisionada, esta vez había pasado su brazo izquierdo por mi cintura, y con su mano derecha, me hacia una especie de “cariños” en el estómago, diciéndome:

  • Por favor relájate, no te voy a hacer nada malo, capaz hasta te guste.

Ya diga lo que diga no iba a poder cambiar nada, así que preferí mantenerme en silencio, ya me encontraba rendida, no podía escaparme, ni llamar a mi mama, y gritar podría hacer que se enoje, y seguramente me golpearía, así que lo deje seguir. Después de uno o dos minutos de acariciarme el vientre, comenzó a bajar su mano, intentando meterla por debajo de mi pantalón, pero se le dificultaba por que traía cinto, y el pantalón era bastante más ajustado de lo que llevaba siempre (iba mejor vestida, porque a la siesta había tenido una cita con mi chico), así que con las dos manos me desprendió el cinto y el pantalón, bajándomelo hasta la mitad de los muslos, lo único que impedía que pudiera ver mi vagina era mi ropa interior, a lo que metió su mano, con cuidado y la bajo, lo suficiente como para dejar mi vagina descubierta totalmente. Sentí una sensación de escalofríos, era la primera vez que otra persona me tocaba esa zona, el me miro, y con cara de sorprendido me dijo:

  • Mi amor, mira lo que sos nenita hermosa, la tenés peladita, me vas a volar la cabeza. Su tono era la de un pervertido.

Yo seguía sin decir absolutamente nada, y solo lo podía mirar cuando el no me miraba a la cara. Yo desde siempre me había depilado (afeitado en realidad) ese lugar, aunque aun era virgen y todo, por cuestiones de comodidad siempre me gusto mantener mi cuerpo libre de vellos. No habrá estado más de dos minutos acariciándome la vagina, llegaba hasta frotar sus dedos entre mis labios (vaginales) pero no llego ni a intentar introducir sus dedos. Pero obviamente ya presentía lo que iba a hacer conmigo. Después de sacar su mano de mi intimidad, me levanto con sus brazos como si sería una niña que se durmió, sin prácticamente ningún esfuerzo, yo ya no oponía ningún tipo de resistencia, me había resignado. Habrá hecho unos 10 pasos entrando por un pequeño pasillo, en donde estaba una puerta, a la que abrió con su espalda y entramos a una habitación bastante desordenada, me deposito en una cama, una cama simple de una plaza, destendida. Aunque mi cuerpo estaba como muerto, sin fuerzas prácticamente, aun podía sentir y ver todo lo que pasaba a mi alrededor.

Se paro al lado de la cama, me observo de pies a cabeza, yo trataba de cubrir con mis manos mi vagina, como intentando recuperar, aunque sea un gramo de dignidad. El, después de observarme detalladamente, me tomo de los pantalones y me los quito, junto con mi ropa interior, las únicas prendas que conservaba era el corpiño y mi top. Cuando me despojo de mis prendas, lo único que pude hacer es cerrar los ojos, no quería verme en esa situación, no quería verlo a él, ya sabía lo que iba a pasar, mi mama me había hablado muchísimo sobre el sexo y los cuidados que se deben tener. Pero en esta ocasión no tenía ningún poder de decisión. Después de estar quizás un minuto con los ojos cerrados, escuchando los ruidos que, hacia él, como desvistiéndose y buscando algo en algún mueble. Sentí como la cama se movía, para casi de inmediato sentir como su mano sin ningún esfuerzo, retiro las mías de mi vagina, quedando totalmente desprotegida, aun no podía abrir lo ojos. Y sentí como sus dedos, aparentemente empapados con algún tipo de crema, comenzaba a acariciar mi parte intima, esta vez solo se centraba en la abertura de mi vagina, sentía una especie de masaje circular, que cada vez aumentaba su fuerza, luego comencé a sentir un dedo, intentando introducirse dentro mío, aunque muy suavemente, de pronto se detuvo, como si una fuerza superior lo hubiera obligado a hacerlo, no pude evitarlo, y abrí los ojos.

Ahí estaba el, con su codo izquierdo apoyado al lado de mi cintura, sobre la cama, y con su mano derecha sobre mi vagina, él no podía ver que yo lo estaba observando, se paralizo por un rato, y se levanto de la cama, diciendo:

  • No, no puede ser. Mientras se acercaba a ver de cerca mi vagina, y utilizando sus dos

dedos como herramientas, me abrió los labios, y quedo nuevamente petrificado.

  • Sos virgen, es imposible, como puede ser. Se lo escuchaba más eufórico.

se alejó de mí, fue hasta su mesa de luz, y pude ver que había una cajita de preservativos, la cual ignoro por completo, y tomo un frasco de crema (que hasta el día de hoy nunca supe que era realmente). Y se coloco un poco en la mano, en realidad era bastante. Por primera vez estaba viendo un pene en vivo y en directo, mi primera impresión fue que era enorme, nunca lo había imaginado así, de ese tamaño (con el tiempo me di cuenta que era de un tamaño normal). Volvió a la cama y prácticamente se tiro encima mío, sentí como si un auto me hubiera caído encima, me había sacado todo el aire, aunque después puso sus brazos alrededor de mi cuello, apoyando sus codos sobre la cama, lo único que pude hacer fue poner mis brazos sobre mi pecho, tratando de separarlo de mí, o por lo menos que no sea tanto la presión de su cuerpo sobre el mío.

Retiro uno de sus brazos y toco mi vagina, tratando de encontrar la abertura, es decir, por donde iba a penetrarme, coloco la cabeza de su pene en la entrada y comenzó a frotarlo, (quizás les parecerá exagerado, pero yo sentía como si me frotarían como uno de esos desodorantes de ambiente, lo digo por el tamaño obvio). Él se acercó a mi oído y me dijo.

  • Respira hondo por favor, te va a doler un poquito, relájate. Obviamente sabia que me iba a doler, no estaba relajada, estaba derrotada, y lo único que me quedaba era tratar de respirar hondo.

De pronto comencé a sentir que estaba empujando cada vez más, al punto que el mismo me sujetaba con sus brazos. Cada vez que aumentaba la fuerza, iba sintiendo cada vez más ardor, sentía que me estaba desgarrando la piel de mi vagina, ya no podía ni siquiera respirar y comencé a hacer pequeños quejidos, aunque por dentro quería gritar con todas mis fuerzas, mis músculos comenzaron a tensionarse y trataba de empujarlo para que alejara, sin embargo era en vano, era imposible, solo tenia que aguantar. Hasta que luego de un minuto de extremo padecimiento, pude sentir como el resto de su hombría invadía los últimos centímetros vírgenes de mi sexo. Sentí ese choque, el de su colchón natural formado por sus vellos púbicos, con la piel desnuda de mi vagina. El se mantuvo inmóvil, reproduciendo pequeños sonidos de placer.  Me miro a los ojos y me dijo:

  • Ya esta hermosa, ya paso lo peor, ahora te toca disfrutar. Aunque jamás hubiera querido llegar a este punto, ya lo único que quería es que hiciera todo lo que quisiera con tal de que me deje ir a mi casa.

Después de un tiempo breve inmóvil dentro mío, comencé a sentir pequeños movimientos (de mete y saca) los cuales iban aumentando gradualmente de recorrido y velocidad. Hasta que llego a un punto en que se mantuvo constante, ya no me dolía para nada la penetración, mas que un poco en la abertura de mi vagina, mas que dolor, era ardor. Así se mantuvo, unos 10 minutos aproximadamente, yo prácticamente no emitía ningún sonido, mas que uno que otro quejido cuando sentía ardor. El también estaba prácticamente en silencio, por lo que podía no solo sentir, sino también escuchar el sonido de su pene al entrar y salir de mi cuerpo. De repente sentí como sus músculos comenzaron a tensarse, aumento bruscamente su velocidad, y se volvió mas violento, hasta sentir su pene introducirse hasta el fondo, sintiendo una especie de “aplauso”, para luego sentir como comenzaba a bombear dentro mío todo su semen, podía sentir como salía cada chorro caliente después de cada bombeo, luego de sentir unos 6 o 7 chorros, quito su miembro de mi interior, mientras se ponía de pie, buscando mi ropa, y la suya. Yo no podía levantarme de la cama, me tomo unos minutos recuperar mis fuerzas, y para cuando lo pude hacer, el se encontraba sentado al lado mío, con un rollo de papel higiénico en la mano, apenas me levante, tomo un poco y trato de limpiarme lo mas que pudo, pude notar una mezcla un poco rojiza, entre lo que sería la crema, su semen, y la sangre producto de mi desfloración. Pude notar también que parte de ese líquido que se había formado, también había manchado la cama. Miro la hora, y me dijo que me podía retirar, y me devolvió mi celular, me vestí lo más rápido que pude y me fui a paso rápido a la calle.

Camine unas dos cuadras, tratando de asimilar que me había ocurrido, o mejor dicho, que me habían hecho, trate de arreglar mi vestimenta, y me senté en un banquito a llorar como por 20 minutos, para suerte mía (o de él), no había nadie, por lo que nadie se acerco a preguntarme que me pasaba. Trate de fingir que no había pasado nada, aunque sentía que mi forma de caminar era muy diferente a antes. Llegué a mi casa a eso de las 22:30 (horario que llegaba casi siempre), y por suerte mis padres no estaban, me metí rápidamente al baño y me desvestí para darme una ducha, solo quería bañarme, llorar y dormir. Mientras me bañaba seguía pensando en todo y en nada a la vez, llore durante casi todo mi baño, cada vez que me pasaba el jabón por esa zona, sentía un gran ardor, en la misma ducha lave mi ropa interior, la cual estaba manchada, Sali, envuelta en una toalla y me fui directamente a mi habitación a dormir, rogaba que al levantarme todo esto hubiera resultado una fantasía, pero no resultaría así.

Hasta aquí voy a escribir mi historia, espero que la puedan leer, y que le den like, o no se como se dice en este sitio, si lo lee mas de una persona, la voy a continuar. Y contarles como siguió mi vida hasta el día de hoy. Saludos :D