Primer dia de entrenamiento

Purita fue una extraordinaria compañera de entrenamientos matutinos durante varios meses, y quizás sin saberlo hubiese sido mi pareja sexual perfecta

Hola de nuevos, mis queridos amigos lectores.

Ya les avisé, de que les traería este relato… Si no les avisé concreta y conscientemente, les juro que lo pensé…

No puedo demorarlo más…, Purita se lo merece.

Purita es especial. Pueden creerme.

Creo que Purita después de reflexionar…, era única.

He de contarles al menos la primera sesión de entrenamiento con aquella mujer tan excepcional, aunque obligatoriamente he de ponerles en antecedentes para que se sitúen, y alguna cosita más….

¿Recuerdan el relato en que le presenté a Gloria la gordibella verdad?

Aquel tapón mental que tenía entonces sobre banales nociones altruistas de fidelidad…, que me entró brevemente, gracias a Dios,  cuando me casé con mi tercera esposa.

Aquella falsa tranquilidad me duraría apenas dos o tres semanas como máximo.

A la semana siguiente de aquella soberbia sesión que les relaté hace unos días con Gloria, mi gordibella,  que casi termina en un tanatorio…, en la oficina entraba Purita, sustituyendo temporalmente a una compañera por baja maternal de nombre Milena, una colombiana que se las traía…

Quizás he de hablarles antes de que acabe el año, de Milena, de su pequeño culo por fuera y de su increíble flexibilidad anal por dentro…

Jamás hubiese apostado a que mi tremenda polla entraba en aquel culito aparentemente tan frágil y pequeño.

Hoy toca Purita…

Enseguida nos caímos bien, de una manera natural, sin buscarlo.

Hoy casi treinta años después, puedo pensar que nuestras feromonas estaban destinadas a estar juntas toda la vida…

Era rubia de estatura baja con unos ojos azules preciosos, aunque muy pequeños, pero no por ello, desear dejar de mirarlos durante un solo segundo. Su constitución igualmente era delgada. En suma, una muñequita…

Me encantan este tipo de mujeres.

Mis amigos venían más frecuentemente a visitarme a la oficina, solo por verla…

Son unos auténticos babeantes…, especialmente Fernando y Perico.

El cuerpo de Purita, siempre me recordó el tipito de una antigua vecina que me tiene perturbada mi imaginación… Maribel…

Pensar en Maribel es insufrible. Se existe el diablo que venga a comprar mi alma a cambio de poder follarme una sola vez a Maribel…

Sigamos describiendo el cuerpo de Purita…

También se parece mucho a Milena, la embaraza por otro…, no se piensen…, aunque ella, Purita…,  es rubia natural.

Enseguida me dijo Purita, que tenía un novio que era muy manitas.

Purita no de jaba de hablar de todo, incluso follando…, su boca no dejaba de hablar…, salvo cuando comia pasionalmente polla, lo que era muy a menudo… Le encantaba lamer la polla y que se corriesen en su boca.

Al final de la primera jornada, cuando vino a recogerla, me presentó a su novio de toda la vida. Se llamaba Carlos. Al día siguiente lo tenía haciendo una chapuza en casa. Él era muy servicial y muy agradable.

El problema de Carlos vendría enseguida. En breves días su cornamenta empezaría a materializarse y a crecer de día en día…

Empezamos Purita y yo a mandarnos notas por correo interno desde el primer segundo.

Entonces no había tanto correo electrónico, ni mensajes de móviles. Les hablo de principios de los 90. Teníamos una aplicación en cada uno de los ordenadores de sobremesa, para poder enviarnos mensajes entre unos y otros.

No la utilizábamos generalmente mucho, pues era más fácil y más práctico decirlos a viva voz las cosas…, o estirar las piernas y así descansar los músculos del culete un rato de tantas horas sentados, visitando cada una de las mesas o despachos.

Las posaderas se resienten cuando llevas horas y horas sentadas.

Purita y yo daríamos mucha caña aquellos dos o tres primeros días a aquella aplicación de mensajería interna…

Eso sí, sin inmutar nuestros rostros, cara a los demás compañeros.

Aquella aplicación ardería de fogosidad con aquellos mensajes tan calientes que terminamos mandándonos…

De decirnos tonterías al principio a en un par de días hablar abiertamente de tener sexo.

Describíamos con todo lujo de detalles los que nos haríamos en la primera cita.

No tendría Purita más de 20 o 21 años, pero tenía al igual que yo, que apenas tendría entonces unos 27…, una hipersexualidad que llevada muchos años de diferencia al resto de personas.

Teníamos problemas de horario.

Ella por las tardes no podía porque salía con su novio. Por las noches no podía salir de casa. Sus padres y especialmente su madre eran muy estrictos. Los fines de semana,novio y poco más. Solo pudimos quedar por la mañana temprano.

-       Donde quedamos me preguntó.

-       En el camino del colesterol, le dije. Aceptó.

Habíamos quedado a las afueras de la ciudad, en un pequeño paraje de la naturaleza, en donde el ayuntamiento había instalado un pequeño circuito para hacer ejercicio. Había ido con algunos amigos algunos domingos a hacer ejercicio y de paso oxigenar mis pulmones.

Las graciosas de la localidad habían bautizado a aquel camino-circuito de ejercicios…” el camino del colesterol”…, obviamente queriendo decir “anticolesterol”.

Es un sitio que utilizaban también por la noche muchas parejas, para follar en tranquilidad y muchas casadas en horas de colegio.

Había llegado a estar bastantes veces, incluso mucho con Purifi, mi vecina la de los cinco polvos sin sacarla… ¿La recuerdan?

A lo largo del camino del colesterol, pueden encontrarse algunas pequeñas sendas donde entraba perfectamente un coche y a la sombra de alguno de los grandes pinos o eucaliptos poder disfrutar del sexo casi sin ningún riesgo de ser vistos, casi a cualquier hora del día, aunque mucho mejor de noche.

Aquella mañana muy temprano yo ya estaba de camino para hacer “ejercicio matinal”…

El coche lo podía dejar a la entrada en el parking y luego podríamos hacer algo de “ejercicio”…

Aquella primera vez, habíamos quedado a las 7 de la mañana.

Queríamos hacer nuestro primer ejercicio mañanero…, y luego poder tener tiempo de ir a ducharnos cada uno a su casa y finalmente a la oficina a trabajar. El café lo podríamos tomar en la pequeña cafetería de la oficina.

Por cierto el primer beso, había sido allí, la tarde anterior…, aunque fue solo por una décima de segundo.

Mala sombra de día. Estábamos a mediados del mes de noviembre y había una niebla cerrada.

Tardé algo más en llegar,  quizás dos  minutos tarde, a pesar de que el sitio estaba apenas a unos dos o tres kilómetros de la ciudad, la niebla me había hecho ralentizar la velocidad al mínimo.

Pensé que no vendría. Realmente era una temeridad circular con aquella densa niebla.

Enseguida llegó Purita con su Vespino.

Perdónenme, pues tengo la fea costumbre, dados  mis estudios formativos, de intentar hacerme comprender hasta la saciedad y por ello no puedo dejar de hablarles de ese ciclomotor diseñado por un ingeniero español de nombre Vicente Carranza y fabricado íntegramente en España que haría la delicia de los jóvenes desde 1968 y que durante 32 años seria líder de ventas. Junto con el Seat 600, el ciclomotor Vespino fueron ambos los iconos culturales de los años 70 y años sucesivos.

Purita aparcó su Vespino de color rojo pasión al lado del coche. Entró en el habitáculo calentito  de mi Seat 1200 de segunda mano, a través de la puerta que le estaba abriendo.

Purita estaba helada, así lo sentí al acercar mi cara a su rostro a darle el primer beso de miles que le daría en apenas una hora de ejercicio intenso…

Su nariz era un tempano de hielo.

Bajé el respaldo del asiento del copiloto o acompañante y nos tumbamos abrazados para que entrase en calor.

La besé apasionadamente.

En unos minutos y gracias a que el coche estaba en marcha enseguida entramos en calor adicional.

También ayudó y mucho el calor de nuestros cuerpos que saldría a partir de aquellos besos tórridos, caricias y excitación inicial de dos amantes jóvenes que tienen la primera oportunidad para disfrutar en la intimidad.

Enseguida estábamos los dos desnudos en aquel deportivo que nos inspiraba hacer locuras sexuales.

Tal y como habíamos hablado devoramos nuestros cuerpos con lujuria.

No la había visto hasta entonces desnuda. Era una mujer tremendamente especial y única para mí…, en aquel preciso momento.

Ese cuerpecito maravilloso, todo proporcionado.

No dejábamos mutuamente de besarnos, lamernos y mordernos suavemente.

Sabíamos ambos que no podíamos dejarnos marcas.

Lamí sus ojos y  su nariz, metí mi lengua en sus orificios de sus sensuales narices. Mordí o intenté morder sus sienes.

Besé su mentón.

Mordisquee su pelo rubio.

Que olor tenía aquella mañana de pasión Purita.

Lamí su cuello por ambas parte.

Cuando empecé a devorar sus preciosos pechos pequeños pero erguidos y con unos pezones extraordinariamente sensibles, ya empezaba a correrse.

No dejaría de correrse durante aquella hora y poco de absoluta pasión. Decenas y decenas de orgasmos.

El tiempo que disponíamos era escaso y teníamos que aprovecharlo.

Cuando lamí sus axilas levantándoles sus preciosos y delicados brazos hacia arriba, con unos minúsculos vellos rubios inapreciables…,  mi polla tenía su máxima expresión de dureza, preseminalidad y venosidad a punto de reventar…

Notaba las gotas caer a través de la hendidura de mi glande, como llorando de deseo inmediato por conseguir cubrir a aquel bello y sensual animal de pelo dorado.

Pero no podía dejar antes de comer aquel maravilloso coño.

El espacio era limitado. Corrí el asiento hasta el tope de sus railes de desplazamiento.

En tan poco espacio, pude agacharme de rodillas y acomodándome como pude…, comí aquel maravilloso coño, con muy poco pelo, recortadito de tijeras, con un sabor excitante como jamás había probado.

El olor era incluso más sensual, romántico y excitante. Todo en Purita me encantaba.

No dejaba de correrse y de retorcerse.

Si vocabulario sexual no era vulgar pero si maliciosamente atrevido. Me decía cosas que jamás había odio a una mujer decir. No era extravagante ni nada rara, pero tenía algo especial al decirlo.

Me decía cosas más o menos parecidas a…

-       JM, me rompes de placer. Tu boca me partirá en dos. (Purita me llamaba JM en lugar de José Miguel. Era como un poco perroflautilla en aquellos momentos)

-       Jamás pensaba en sentir tan profundo el placer incluso dentro de mi alma.

-       No quiero que empieces a follarme, pero seguro que no querré que termines.

-       Mi mindón lamedor, me rompes por dentro…

-       Adoro todo en ti, ser de mis seres…, luz de mis luces, capullo de mi rosaleda.

Entonces me parecían tonterías y hoy pienso que aquellas frases…, me decían muchas más cosas que el significado literal de aquellas palabras que las conformaban…, creo que Purita me declaraba su eterno amor…, incluso sin saberlo…

Cuando finalmente la follé, porque me lo suplicaba, aquel menudo cuerpo temblaba entero de placer.

Jamás he visto una mujer en qué su cuerpo tiemble de los pies a la cabeza.

Balbuceaba…

-       Dios, Dios, Dios…

-       No dejes de follarme así…, prométeme que me follaras así toda la vida…

Purita me encantaba y no dejé de prometerle todo lo que me hacía prometerme en aquellos momentos de placer intensísimo…

Mucho más que intenso…, era inexplicable.

No dejaba de hablar…

Deseaba sentir mi primera leche unas veces en la boca y otras en su coño…

No se decidía…

Al final tuve que facilitarle una solución salomónica…, pues me tenía que correr por primera vez…

Mientras me empezaba a correr en su coño, le saqué la polla para metérsela en la boca…

Recuerdo aquellas imágenes de mi polla escupiendo leche en todo el recorrido de su cuerpo…

No solo le llené con la primera andanada de leche el coño, sino que la segunda propulsión de leche le calló en su vientre, la tercera en sus pechos y las dos últimas finalmente pudo recibirlas en su boca, retorciéndose y gimiendo de placer absoluto.

Como todos ustedes piensan y con mucha razón, pues me conocen…, toda la leche desperdigada no se perdió.

Luchamos por ella como dos locos pasionales enfrentados de manera enfermiza por obtener y dar placer al mismo tiempo.

Al terminar de correrme, la seguía tenia dura y no pude hacer otra cosa que posicionarme nuevamente en su coño, lamí un poco de mi reciente leche y se la volví a clavar, pues me seguía suplicado...

-       Fóllame JM, no dejes de follarme ni un solo segundo. Te lo suplico.

Mientras seguía follándola con pasión y sin dejar que ella dejase de correrse mientras temblaba y me decía lo que disfrutaba, no dejamos de besarnos.

Su boca siempre sabía bien, pero después de comer leche era una pura dulzura.

Lamí los restos de leche de sus pechos, vientre y de cualquier rincón. A veces auscultaba los labios de su coño buscando fluidos para llevarlos a mi boca.

Si me veía, sus ojos suplicaban también compartirlos.

Sin dejar de follarla compulsivamente, su cuerpo jamás estuvo quieto  y siempre tembloroso de placer.

Su cuerpo pequeño,  menudo, sensual, y único…, era en aquel habitáculo caliente ya de más…, un cuerpo jamás inerte, siempre en movimiento en pos de buscar y dar placer.

Jamás he visto una mujer menos egoísta follando…

Mientras follábamos, hablaba, me besaba de vez en cuando si no hablaba, tocaba mi cuerpo con sus manos. Sus rodillas me atornillaban las caderas. Sus manos presionaban mis glúteos con extraordinaria fuerza y deseo.

Y si tenía las manos desocupadas por casualidad, buscaba mi cuello para rodearlo y buscar besos infinitos de calor y saliva…

Recordar aquel cuerpecito menudo y rubio, con sus piernas delgaditas abiertas desproporcionadamente y mi enorme polla entrar y salir de aquel coño pequeño…, pero internamente hiperflexible, produce en mí una sensación de añoranza sexual indescriptible en este momento.

También era muy sensible su coño, no por sentir molestias de repetidas y constantes folladas, sino por correrse prácticamente con cada uno de los movimientos.

No llegué a contar sus orgasmos, ella tampoco. Me confesaría después que tenía agujetas en todo su cuerpo e incluso dentro de su coño. No de dolor, solo agujetas de actividad…

Al día siguiente no nos acordaríamos ni de agujetas ni de nada… Follaríamos incluso con más ganas.

No pudo dejar de pedirme hacia el final de la sesión y después de haberme corrido una segunda vez de la misma manera, pues le había gustado probar las mieles de la corrida en su coño, su cuerpo y finalmente en su boca…, no pudo dejar como les digo de querer subirse encima de mí con una amazona a cabalgarme como especialista de película…

Al tener tan poquita carne le era muy fácil trabajar sus caderas arriba y abajo, de tal manera que en apenas seis o siete minutos como mucho de cabalgaje brutal, sacó una tercera leche de mi polla friccionando muy rápidamente su coño compulsivo de movimiento reflejos rapidísimos.

Como ya le había dicho a través de mis mensajes, quería que finalmente el epilogo sexual de todos nuestros encuentros terminasen con su coño en mi boca.

Purita era lista y nada olvidadiza.

De un pequeño salto como de una ágil rana, tenía su coño en mi boca.

Alzó sus dos brazos hasta alcanzar el techo del deportivo y apretando contra él, ejerció presión contra mi boca…

Lamí y comí con todas mis ganas aquel coño y todos sus fluidos hasta la última gota.

Recuerdo que cuando finalmente le comía ávidamente su botón del placer…, por cierto duro e hinchado…, tuvo un gemido intenso y único.

Aquel último gran orgasmo de despedida de sesión, produjo en mí una sensación gratificante como la del trabajo realmente bien cumplido con buena nota.

Me diría en los últimos minutos, abrazados cual amantes de leyendas de pasión, que jamás había pensado en haber disfrutado tanto con un hombre.

Recuerdo textualmente que me dijo que entre 0 y 10, aquel ultimo orgasmo había sido de 13…

Purita era muy sexual…, se parece mucho a Marga, incluso en su físico…

¿Quizás encontré en Marga, a Purita?

Vaya paja mental que estoy teniendo en este preciso momento…

Vuelvo a Purita, a aquella despedida de nuestra primera y gloriosa sesión.

Ella se masturbaba todas las noches según me había confesado y con apenas dos experiencias frustrantes con Carlos, incluso había pensado en abandonar el sexo con un hombre y dedicarse exclusivamente a administrase sexo ella misma.

Purita encontró en mí un complemento único a su cuerpo y a su sexualidad.

Que locura de polvo. Fue un polvazo especial que puedo enmarcar sin ninguna duda…, entre los diez primeros de toda mi apasionada vida…

Cuando terminamos de hacer aquella primera sesión de sexo maravilloso, ya teníamos ambos ganas de volver a repetirlo al día siguiente.

La segunda y las siguientes sesiones de sexo con Purita, cada vez fueron mejores…

Habíamos sacado la primera puntita de la cornamenta de Carlos, el novio de Purita. Sacaríamos muchas más, antes de su inminente ruptura.

Aquel primer día en el trabajo, después de tan soberano polvo…, nuestros mensajes fueron de gratitud por el sexo recibido y expresando las ganas de que llegase la mañana siguiente.

Creo sin temor a equivocarme, que aquel día se me hizo uno de los más largos de mi vida.

Todas las mañanas desde entonces desde las siete en punto y hasta  las ocho u ocho y cuarto, de la mañana…, sacábamos entre los dos..., puntitas que redecoraban el adorno que Carlos tenia imaginariamente en su cabeza.

Al cabo de dos o tres semanas se dejaron… Un problema menos.

Carlos me llamó para que intermediase en su separación. No pude hacer nada. Purita le había dicho que tenía que pensárselo…, que albergaba dudas. Yo repetí eso mismo a Carlos las dos o tres veces que insistió en que le ayudase.

Él, la había desvirgado. Me contó Purita que fue incluso desagradable. Incluso que era un hombre delicado... No le gustaba comer coño y no le gustaba que le comiese la polla…

Volvamos a Purita, la compañera de mis entrenamientos matutinos…

Nos vimos todas las mañanas para hacer ejercicio matutino muy temprano durante meses, más o menos cuatro.

Mi reciente tercera esposa, solo me decía que estaba loco, por levantarme en invierno de noche y tan temprano para hacer ejercicio.

Lo mismo le decía a Purita su madre.

El ejercicio que hacíamos en común todas aquellas mañanas de manera ininterrumpida de lunes a viernes, nos causó a ambos una mejora indudable en nuestra apariencia física, seguramente por el beneplácito de nuestras endorfinas, pues incluso los compañeros, de ambos sexos, de la oficina,  nos decían por separado que nuestras caras irradiaban algo especial.

En mi caso se lo achacaban a mi reciente matrimonio o al primer embarazo de mi flamante tercera esposa…, que ilusos.

En el de Purita, pasaron de justificarlo primero por el amor a su novio, luego por el descanso de dejarlo, para terminar por creer que era lesbiana y tenía un amor secreto…, que ilusos.

Jamás comería Purita un coño…, de sobra lo sé.

En escasas pero memorables ocasiones en que sus padres se iban de fin de semana a una casa de campo en un pueblecito de la provincia bastante alejado, pasábamos todo el fin de semana follando en su casa, mientras yo hacia el paripé cara a  mi tercera costillita de trabajar horas extras en la oficina, por exceso inesperado de trabajo.

Pasamos meses memorables mientras que Purita sustituyó aquella baja maternal. En los primeros días de marzo del año siguiente, al reincorporarse Milena, ya no vino jamás y ya no pudimos contactar.

No quise molestarla en casa.

Pensé que vendría a la oficina de visita, pero jamás vino.

Recuperaría el culo de aquella colombiana menuda y de pelo corto rizado de nombre Milena, pero perdería a un gran amor de mi vida.

Quizás al amor de mi vida…

La insensatez de aquel momento me nubló la vista…

Debí seguir con ella… Debo ir a buscarla.

Cuando meses después lo intenté, su rastro había desaparecido. El domicilio que costaba en los archivos y donde yo había ido algunos fines de semana, era un piso de alquiler y ya no estaban allí.

Los vecinos no me pudieron dar ninguna pista, pues era una familia muy discreta.

Llegue a visitar el pueblo donde sus padres se escapaban los fines de semana, y algo similar. Me hablaron de Madrid y poco más. Nadie tenía dirección ni teléfono.

Me encantaría saber dónde está.

El tiempo pasaba. Realmente no me daba tiempo a aburrirme. Me centre en i nueva carrera. Eche solicitud de la beca para Estados Unidos. Conocería a Gina…, luego a Luz…

El que menos me importaba, es con quien tendría más relación en los meses y años siguientes. Carlos llegó a ser un casi buen amigo y cliente durante muchos años.

Fue un empresario de cierto éxito hasta la llegada de la crisis de 2010 en España y se casó con un buen partido de nombre Cristina.

Cristina era una agradable mujer,  hija única de una familia que tenía decenas de sucursales de una franquicia bastante importante y en mi parecer, tan asexual como Carlos.

Estuve tentado mil veces de preguntarle a Carlos por su ex, pero no quería hacer un posible daño a su memoria en el pasado.

Solo volví a ver a Purita, hablando con una dependienta de una droguería famosa en la ciudad muchos años después. Cuando quise darme cuenta se había marchado. Pregunté indirectamente a Laura…

-       Por cierto, esa mujer con la que estabas hablando un momento… ¿se llama Purita, por casualidad?

-       Si. Una mujer con muy mala suerte…

-       Era chismosa e indagué…

Laura, la propietaria una bisexual de aúpa y de la que se contaba que era amante adicta de tríos de mujeres, me contó que Purita después de muchos años de soltera y triste, se casó con un representante de una gran casa de productos químicos que había muerto en un accidente de tráfico varios años después.

Purita, había pasado una grave enfermedad. Sus padres habían muerto y no tenía hijos.

Me dijo Laura, so hace al menos ahora 8 años, que tenía cierta confianza con Purita, y que ésta le había dicho que solo estuvo enamoraba de un solo hombre en su vida, que era casado y que solo pudo disfrutar de él solo unos meses, un invierno memorable…

Me quedé de piedra…

Creo que Purita y yo estuvimos interconectados feromonalmente.

Por cierto, tengo una amistad excepcional con el exmarido de Laura y en una ocasión en que se pasó de copas al coincidir conmigo en la boda del hijo de unos conocidos, me contó muchas de las experiencias que había vivido de voyeur con las amantes de su mujer, hasta que finalmente lo dejaron.

Tengo que contarles episodios absolutamente morbosos que vivió Juan Pedro el ex de Laura, que llegó a dejarme para visionar tres videos de su ex con varias de sus amigas…

Era viciosísima.

Volvamos a mi conversación con la viciosa de Laura…

Laura sabía que Purita vivía a caballo entre Madrid y la capital de nuestra provincia manchega, pero no pudo darme más explicaciones.

Purita, si llegas a leer este relato, por los detalles que he aportado, creo que serán suficientes para que sepas que soy yo.

Por favor escríbeme, necesito verte. Te echó de menos. Echó de menos tus besos y ese cuerpecito tan sensual…

Hemos de rememorar durante el resto de nuestras vidas todo aquello tan maravilloso que vivimos, siempre que a ti te parece bien...

Intuyo que podría ser así.

No puedo prometerte nada, ya que soy un depravado y no sé si Marga, mi última costillita de momento me aguantará mucho…, pero puedo prometerte quedar contigo todas las mañanas del resto de mi vida…, para hacer el “ejercicio” que nos gustaba…

Amigos no dejen de decirme lo que les apetezca por correo. Contestaré a todos lo que deseen escribirme de lo que les apetezca, incluso de fantasías sexuales…

Hasta muy pronto…, creo que con una tremenda mujer de ascendencia alemana, que era una autentica maquina sexual y que me declaró su amor a través de una carta…

Aunque también saben que tengo varias series a medias, y no duden por un solo segundo que todo lo podrán leer…

Me encanta compartir con todos ustedes mi apasionante vida como depravado sexual…