Primer día de clases con el director

La secretaria de mi director me esperaba en la puerta del instituto, me llevo con el director para...

Es la primera semana de clases en el instituto, tardamos algunos días de más en entrar a clases porque algunos salones estaban en remodelación y el director sabiamente nos dio unos días más de descanso. Nuestro primer día de clases yo entre por la puerta principal, la secretaria de mi director me estaba esperando en la puerta principal.

-El director quiere verte.

-Claro -Respondí, y la seguí sabiendo muy bien que es lo que quería de mí el director.

La secretaria entro primero en donde está el recibidor y su escritorio, toco la puerta de la oficina de mi director.

-Adelante -dijo mi director desde adentro.

-La señorita Rodríguez está aquí.

-Que pase.

Ella me abrió la puerta y me dejo pasar, a mi espalda escuche como cerraba la puerta, yo sabiendo lo que mi director quería, deje mi portafolio escolar en uno de los sillones y camine hacia él rodeando el escritorio.

-Hola -Le dije quitándome el suéter azul oscuro.

-Hola -me dijo sin quitarme la mirada de mis ojos.

Saque el suéter por mi cabeza, mi cabello se revolvió, camine mas lentamente dejando caer el suéter y poniendo mis dedos en el botón superior de mi blusa blanca, camine hacia él con una sonrisa en la boca, la verdad es que yo también lo extrañaba, a demás me moría de ganas por hacerle unas preguntas.

-¿Conque otras alumnas te hicieron una visita en vacaciones?

-Así es, ¿celosa?

-mmmm… tal vez.

-Te mande a traer, pero tu dijiste que no, que estabas ocupada, no te iba a esperar teniendo a tantas putas a mi alcance.

-Pues si estaba ocupada

-¿Andabas de puta? -me pregunta cuando quedo parada en medio de sus piernas mientras el permanece sentado viéndome con superioridad.

-¿Celoso?

-No, para nada, mientras me des las nalgas no me importa con quien más lo hagas.

-Me encanta escuchar eso.

-Lo se -me dice mientras me ve de arriba abajo.

-¿Y las otras no te ayudaron a apagar la calentura que tenías por mí?

-Jajajajaja… para nada, tu sabes muy bien que eres mi favorita, eres mi mejor putita que tengo.

Esas eran las palabras que quería escuchar, me llene de orgullo y felicidad al saber que aun soy la favorita de mi director. Me sentía autorrealizada sentirme y saber que soy la mejor puta de la escuela. Me lance a los brazos de mi director.

Sujeté la cabeza de mi director metiendo los dedos entre su cabello, lade mi cabeza y afloje mis labios para que el profesor se diera gusto con mi boca, mi vagina empezó a segregar jugos solo con el beso y se contraía en espasmos esperando el intruso; mi director se giró para quedar completamente de frente, me sujeto con sus manos de la cintura y suavemente las fue bajando las dos hasta que se atoraron en mis nalgas, un gemido escapó de mi boca y otro más al recibir un apretón en mis nalgas. Él continuó bajando sus manos y llegó al borde de la falda escolar, sus manos se perdieron por debajo y subieron acariciando la cara posterior de mis muslos hasta llegar a mi culito, lo acaricio, lo apretó, mientras yo me movía inquieta ante las caricias prohibidas de mi director, lo besaba con más intensidad y pasión, metiendo mi lengua en lo profundo de su boca adulta; ya estaba más que relajada, de hecho, estaba muy excitada. Me sostenía firmemente de las nalgas y me jalaba hacia él, yo aflojaba mi cuerpo, como dándole permiso de que hiciera conmigo lo que quisiera, su verga reventaba en sus pantalones, cuando me pego a él lo sentí y sin dejar de besarlo y sonriendo sabedora de lo mucho que disfrutaría que me metiera ese enorme pene.

Solté la cabeza de mi director y baje mis manos hasta llegar a la bragueta, la abrí con una habilidad impropia de una nena de mi edad, ya sabía perfectamente cómo hacerlo, metí la mano dentro del palpando, el duro y enorme miembro adulto, mi pequeña manita apenas lo rodeaba, no recordaba cómo pude metérmelo, pero en unos momentos más lo recordaría con mucho placer.

Yo como la mejor de sus putas sabía lo que le gustaba, meter dedos mis hoyitos mientras se la mamaba, me separé de él y para este momento ya había sacado el pene del bóxer y este brillaba erecto esperándome; con una sonrisa y cara excitada le cerré las piernas y me puse a un lado de él, me agache lentamente y lo metí en mi boca, mi director no pudo evitar gemir al sentir mi tibia boca, me sujeto de la cabeza y de la cintura mientras yo tomé la mano de él que estaba en su cintura y la guie a mi vagina por debajo de la falda; la mano de mi director se metió por mi pantaleta y después paso entre mis nalgas acariciando mi ano, solo lo acarició un poco y continuo hasta mi vagina que parecía un charco de agua.

Mamaba con mucho esmero mientras él metía y sacaba dos dedos de mi estrecha, no teníamos mucho tiempo, los dos lo sabíamos. Solita me separó y me bajó rápidamente la pantaleta, la puse en el escritorio y sin quitarme la falda me subí a mi muy excitado director, los dos gimieron cuando fui bajando, introduciendo su verga, mientras lo hacía hice mil muecas que excitaron más a mi director.

Me recargue en su hombro para ahogar mis gemidos y mi director mordía sus labios, para no gritar su placer. Mi director me separo un poquito para quedar los dos de frente y así  envolvernos en un apasionado beso, yo necesitaba agarrar aire y lo dejé de besar respirando por la boca, lo miraba sonriendo con cara de placer, abría mi boca y respiraba al ritmo de la cogida, mis labios rojos por los besos recibidos, los mantenía abiertos, permitiendo ver parte de mi boca, sus ojos los cerraba y los abría mirándolo directamente a los ojos, él arrobado miraba como disfrutaba la cogida que me estaba dando.

‐Papi, ¿te gusta cogerme?

‐Si puta, me encanta cogerte

‐Papi quiero algo

‐¿Qué mi bebé hermosa?

Me hacer que a su oído y le susurró con la voz más infantil que pude

‐Papi, por favor… métemela por el culo

Sentí como su verga relincho, para estas alturas un dedo de él ya se perdía dentro de mi culito y al escuchar ese susurro, su verga casi eyacula, él tuvo que detenerse porque si no eyacularía dentro de mi, una sonrisita inocente pero de pilla emergió de mí.

‐¿Pasa algo papi? Por favor métemela en mi culito, anda, consiente a tu putita.

Ponía cara de niña con puchero y lo miraba directo a los ojos, mi director como pudo me la sacó y me iba a levantar, pero yo lo detuvo, guie con mi mano hacia atrás y tomo su verga, lo apuntó a mi culito y me fui bajando, la verga de mi director se hundió dentro, sentí como el esfínter cedió paso a su enorme verga.

-Papi, es enorme… es enorme, aaahhh  -Logré meter la mitad y me detuve, respiraba agitada, agarrando valor, me levante un poco y me volvi a dejar hacer metiendo otro poco en mi pequeño orto, él me sostenía de las nalgas, ayudándome a soportar mi peso, yo me arme de valor y meti lo que faltaba, solte un gimido fuerte cuando lo hice, descanse totalmente empalada por el culo.

Mi director me veía directo a mi rostro, mientras yo tenía cabellos regados por mi cara que se habían zafado de mi coleta cuando le mame la verga, después de unos segundos, puse mis manitas suavemente sobre los hombros de mi director, mis cadera las deslize hacía arriba y después bajo, cuando lo hice , mi director no pudo evitar gemir.

Yo abri los ojos cuando me acostumbre al grosor y me movia con más rigor, mi boca entreabierta mostraba el placer que sentía, talvez era más dolor que placer, lo que no entienden algunos es que cuando una hembra se entrega a su macho, no importa el dolor, el placer esta en eso, en mirar como el macho disfruta aunque a ellas les provoque dolor y es esa sensación la que me lleva al cielo.

-Papi que rico, me gustas mucho, quiero que me cojas todos los días, Papi… papi… papi…ya… ya … ya… acabo aayyyy

Enloquecida casi gritaba cuando sentía mi jugoso orgasmo, mi director acelero sus estocadas en mi culo y se vació. nos quedamos quietos los dos, yo sobre él y él todavía con su verga dentro de mi, solo respirábamos recuperando el aire y la cordura, yo fui la que se despegó de él, lo mire a los ojos.

-¿Le gusto?

-Claro que si, eres la mejor puta de todas.

-JIJIJIJI!!!!...

Feliz por su respuesta me acomode la ropa, al dar mi primer paso me doy media vuelta y rápido, como si fuera una travesura, me acerco a él y le doy un beso de piquito. Inocente, puro e infantil. Al salir de su oficina me despido de su secretara deseándole un buen día, ella hace lo mismo y salgo de su oficina, ya me he acostumbrado de que la secretaria sepa lo puta que soy, las primeras veces me sentía super incomoda pero ya ahora, después de tantas cogidas que mi director me ha dado, ya no siento vergüenza.

Cuando llegue al salón la clase de Historia ya estaba terminando. La profesora me hizo quedarme al frente del salón y platicarles lo que hice en todas las vacaciones. Así pasaron los últimos diez minutos, cuando se escucho la campana de cambio de clase, la profesora dejo la tarea para el día siguiente y después salió del salón. Mis compañeras se habalanzaron hacia mí como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo.