Primer amor lésbico - 3era Parte
Me distraje al ver a una pareja de rubias transando en una esquina de la barra. Se veían muy dulces y románticas. Sentí una mano en mi nuca, giré la cabeza y mis labios chocaron con los de Brenda. Transamos rico y suave, la bar-girl nos hizo volver a la realidad, apoyó las copas frente a nosotras, n
Brenda me insistió por varios días en que fuéramos a un boliche de ambiente, uno al que solo van chicas y mujeres lesbianas. Al principio me daba miedo ir a un sitio como ese, no sabría qué hacer, además van sus amigas lesbianas y me daba miedo que nos vieran juntas y se lo comentaran a mis amigas heteros y alguna de ellas se lo dijera a mi familia. No estaba lista para asumir, no tanto mi identidad sexual, sino mi noviazgo con Brenda. A mucha gente le sorprendería verme besandome con otra mujer, siempre salí con hombres.
Dale, Mica, te prometo que te vas a divertir.
No lo sé, Brenda...
Ves muchas películas, nada es como lo pintan, no va a haber mujeres bailando en los caños ni shows de stripers, es un lugar tranqui, voy allá todos los findes, nadie se droga o se agarra a las piñas con otra, va a estar bueníchimo.
Bueno, está bien, voy a ir...
¡Por fin, nena!
Si dejas de decir "buenichimo", me tenés harta.
Pero me querés.
Me abrazó y pegó su frente a la mía, con esa sonrisita picarona y sus ojos achinándose.
- No.
Se lo dije seria pero en broma, y Brenda lo sabe. Se rió y me besó. Sabe que es imposible que no afloje cuando me besa, y a veces detesto ser tan devilucha.
Esa noche nos vestimos para matar. Brenda es amante de los top estampados, descubrí una decena en su armario colgando de perchas. Y desde que se compró esa falda de cuero negro no la ha dejado de usar y hasta la pule para que no se note que está gastada. Yo soy mas simple, short, porque no confío en las faldas o polleras, y una musculosa, y zapatillas, con los tacos no resisto ni tres canciones y siempre lastimaba a alguien que se descalzaba. Con las zapatillas al menos no les rompo una uña o un dedo. Salimos a la 1 de la madrugada para llegar media hora antes, Brenda me contó que la gente (todas mujeres) hacen fila para entrar y es mejor llegar temprano. Hicimos fila detrás de una negra con un peinado afro que nos obstruía la visión del cartel del boliche. A medida que avanzábamos pude ver cómo se llamaba el lugar: LesGoGirls. Una mujer en la entrada nos puso unas pulseras fluo en las muñecas. Apenas ingresamos, atravesamos un pasillo oscuro con luces rojas, bajamos unos escalones y atravesamos unas cortinas de tubos fluos. Estábamos en un balcón con dos escaleras a cada lado y abajo se hallaba la pista de baile, la barra y el sector vip. Cientos de mujeres bailaban, bebían y chapaban (besarse) en los rincones. Brenda me tomó de la mano y bajamos por una de las escaleras, esquibamos a varias mujeres que bailaban descontroladas y nos sentamos en la barra. Pedimos nuestros respectivos tragos y esperamos a que la bar-girl nos los diera. Miré a mi alrededor, de verdad era n ambiente agradable, sin riñas, nadie vendiendo drogas, algunas mujeres estaban emborrachadas pero nada grave, lo molesto eran sus risas descontroladas.
¿Y?
¿Qué?
Es un lindo lugar, ¿no?
Sí, muy lindo...
Sabía que te gustaría...¿Mica?
Me distraje al ver a una pareja de rubias transando en una esquina de la barra. Se veían muy dulces y románticas. Sentí una mano en mi nuca, giré la cabeza y mis labios chocaron con los de Brenda. Transamos rico y suave, la bar-girl nos hizo volver a la realidad, apoyó las copas frente a nosotras, nos separamos, yo avergonzada y Brenda riéndose y peinando su cabello. Bebimos hasta dejar las copas vacias, Brenda me sacó a bailar, me tuvo que arrastrar del brazo para llevarme al centro de la pista de baile. Bailamos unas dos o tres canciones bien movidas, pegadas como siamesas, frotando nuestros cuerpos y acariciándonos por los costados. En un momento Brenda dio un mal pazo, se tropezó con mi pie y se cayó de cola. Las mujeres a nuestro alrededor se empezaron a reír cuando Brenda estalló en una carcajada interminable. La ayudé a levantarse y la llevé al baño. Ella se sentó sobre la cerámica helada del lavamanos, yo le saqué los tacos y comprobé que se le había roto una uña.
No es nada, tengo otras nueve.
Pero está sangrando.
Pero no siento nada.
Hice caso omiso a sus palabras, saqué dos hojas de papel de secar manos, los mojé un poco y le limpié la sangre de su uña rota antes de que siguiera fluyendo y se secara.
Tampoco es para tanto. ¿No te molesta que mis pies huelan a queso podrido?
Yo no huelo nada.
Brenda me puso un dedo del pie en la naríz y aparté mi cara con una mueca de asco.
¡No hagas eso, que cochina!
Dijiste que no podías holar.
Ya está, mentí, ¿sí?...¡No me jodas!
Me volvió a poner el pie en la naríz y yo lo aparté de con mi mano. Brenda no paraba de reírse, las chicas a nuestro alrededor también se divertían con la escena. De a poco se fueron llendo y quedamos las dos solas. Hubo un silencio incómodo, salvo por la música a todo volumen que se oía como un susurro, Brenda ya no se reía.
¿Qué pasa?
Nada, nos quedamos solas.
¿Ah, sí?
Sí, se fueron todas.
Bueno, salgamos.
Enfilé hacia la puerta pero Brenda me detuvo tomando mi mano con la suya en el aire.
- No...Quedémosnos acá...
Me acerqué a ella y me abrazó por la cintura, atrapándome entre sus piernas cruzándolas sobre mis glúteos.
Brenda...¿Qué hacés? Puede entrar alguien.
Si entran van a salir apenas nos vean, acá respetan mucho la intimidad.
Pero, Brenda...Es el baño.
Hay otro en el sector vip.
estás loca.
-Vos me volvés loca.
Me chapó sin decir más, me rendí ante la suavidad de sus labios y su modo de besar tan dulce y sensual. La acaricié toda, me puse cachonda, y metí mis manos ajo su top, no llevaba sostén, le acaricié los senos, ella se sacó el top y me incliné un poco para lamerle y chuparle sus pezones, muy ricos. Brenda también estaba que ardía, me sacó la musculosa, yo tampoco llevaba sostén, y me deboró los senos a lamidas y chupeteos, y yo me puse más caliente. Metí mis mano bajo su falda, en su entrepierna, su tanga estaba mojada, le bajé el cierre de la falda, se la bajé toda arrugada hasta las rodillas y le bajé la tanga. Me arrodillé y le hice sexo oral allí mismo, en el sitio menos romántico del universo, pero no importaba porque estábamos las dos solas, nadie había entrado u tocado la puerta. Brenda presionó mi cabeza contra su pubis, me quería ahí, con mi lengua penetrando su vagina y mis labios chupando su clítoris, me tuvo así un buen rato hasta que terminó de venirse y de gemir a gritos. Entonces se bajó del lavamanos, me besó enloquecida, me desabotonó el short y me bajó la prenda hasta los tobillos. Lo mismo hizo con mi tanga, se arrodilló ante mí, y sin quitarme los ojos de encima, me comió la vagina a lamidas y chupones, me chupó tanto el clítoris que enseguida me vino el orgasmo y me corrí en su boca, ella gimió gustosa saboreando mis jugos. Se volvió a poner de pie y me besó dulcemente, ya calmada de la excitación que le hice pasar. Nos ayudamos a vestirnos y salimos del baño como si nada,
Afuera las demás mujeres bailaban y bebían muy divertidas, pero Brenda y yo ya estábamos exhaustas y eran las 3:30 de la madrugada. Salimos del bolicge, nos despedimos de la chica de la entrada, de seguro Brenda la conocía. Llegamos casa y nos acostamos en la cama sin sacarnos la ropa ni meternos dentro de las sábanas, nos cubrimos con una manta polar, teníamos frío. Me acurruqué en sus brazos y Brenda me acarició el cabello hasta que me dormí, no sin antes escuchar sus palabras.
- Buenas noches, princesa.
Acá está la continuación que les prometí. :D
No tengo mucho que agregar, nada mas que comenten si les gusta o si tienen alguna crítica.
Hasta la próxima!
- Brasita