Primavera

La calma tras la tormenta.

Miro caer la fina lluvia entre las hojas de los árboles, mojando mi rostro levantado al cielo.

Los días han pasado rápido... del húmedo otoño, pasando por el frío invierno hasta llegar a la verde primavera.

Cierro los ojos, intentando recordar la sensación de su mano en la mía... sin embargo los abro de pronto al sentir sus dedos en mi sexo ¿es que puedo ser un poquito menos ninfómana?

Nos vimos por última vez hace ya bastante, su visita se encuentra próxima y pensar que de nuevo la tendré en mi cama, que podré besarla, que podré abrazarla al dormir y perderme en sus brazos me hace suspirar. La peor parte del reencuentro es la separación de vuelta.

Se irá de vuelta y yo lo lamentaré, encerrándome en mi habitación, escondiendome entre las cobijas mientras lloro con agonía... Un par de meses más y esa sensación de absoluta soledad, después de estar al borde del éxtasis, me acompañará.

¿Que si vale la pena tener una relación a distancia? No lo sé... Aún no lo sé.

La lluvia se hace más fuerte y no hago más que dejar que me empape mientras las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas.


Un resplandor ilumina mis ojos, noto una calidez a mi alrededor... me siento a salvo mientras me acurruco un poco más, sin permitir que el frío me ataque.

Suavidad, calidez, comodidad.

Una mano se posa en mi frente y alcanzo a escuchar algo relacionado con la fiebre. Ahora sé que a mi lado se encuentra alguien más, un cuerpo que me transmite su calor y que acaricia mi cabello suavemente. En mi mente, no consigo hacer nada más que pensar en la bella sensación y que necesito acercarme más a esa persona. Por lo que parece, vuelvo a sumirme en un sueño tranquilo.


Despertar en mi habitación, metida entre mis sábanas, con agua en una jarra donde deberían estar mis montones de cosas que van en mis bolsillos, la televisión apagada y el despertador electrónico parpadeando en ceros; un ruido de movimiento tras la puerta de mi cuarto que, al menos, me da a entender que no me encuentro aquí sola.

Me intento incorporar, sintiéndome apretujada bajo las sábanas, con ganas de respirar y salir al exterior... mi cuerpo débil, mi mente confundida, mi corazón sintiéndose de pronto tan solo.

Mis descalzos pies llegan al suelo, encaminándome a la puerta a pesar del mareo que me dio de golpe, que me hace recargarme en la pared antes de seguir avanzando.

Al abrir la puerta choco con una persona un poco más alta que yo, que me toma por los brazos antes de que me vaya de espaldas, a quien abrazo suavemente y dejo me lleve hasta la cama tras darme un beso en la frente. Es mi mejor amigo, el único con el que puedo hablar de todo, con quien puedo ser yo sin miedo a nada más y que me hace sentir especial, incluso con sus comentarios medio asquerosos que luego se le da por tener.

Dejo que me haga, que me recueste y ponga una pequeña cobija sobe mi, que acaricie mi cabello y me acerque un vaso de agua a los labios.

¿Por un momento pensé que sería ella? ¿En qué estaba pensando? Ella está a kilómetros de mi, a casi medio día con los respectivos traslados y todo eso... Ella no está aquí.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, haciéndome sentir como una pequeña, haciéndome sentir como si todo fuese un mal sueño del que anhelo despertar y que, simplemente, no ocurre.

Las horas han pasado, volví a dormir durante bastantes horas y mi amigo finalmente se ha marchado; antes de irse me ha contado que llevo un par de días en cama y que comiera poco a poco o me haría daño. Ahora mismo estoy con un plato de cereal mientras me siento frente a la computadora. Espero encontrarla, espero que haya notado mi ausencia, espero... sólo espero.

Nada... ni un correo electrónico, ni un mensaje directo en twitter, facebook... ni una publicación de "¿dónde estás?". Hasta parece que no le importa si un día me desaparezco y no le vuelvo a hablar.

Cansada, espero volver a la cama, sumirme en la lectura de algún libro en el juguete que me di el lujo de comprar: un lector de e-books.

Avanzando por las páginas, comprendiendo las primeras palabras de "Llevame a casa" y llegando casi al final, en la parte en la que todos se encuentran y la curiosidad de saber qué piensa cada uno de los personajes me invade... el que llamen a la puerta me distrae por unos momentos, parece que mi amigo volvió para ver como seguía. Me levanto, lanzando un insulto contra la base de la cama al pegarme en el pie con ella y permitiéndome tomar una sudadera cuando el timbre vuelve a sonar.

"¡Que voy!" grito por mi silencioso hogar, llegando hasta la puerta y comenzando a decir "que desesperación la tuya" cuando la encuentro frente a mi, mojada... con su estatura un poco más alta que la mía, con sus ojos cafés buscando los míos, con su mano sobre una maleta y viéndome de esas maneras que me derriten poco a poco.

"Estaba preocupada por ti" dice antes de terminar de romper aquella distancia que nos separa, abrazándome y besando mi frente mientras su aroma me inunda.

Tal vez ahora sí se termine la tempestad que le precede a la calma.


Recuerdo la primera vez que llegué a esta página... buscaba las continuaciones, las historias largas, las románticas y extrañas... ahora no tengo idea de lo que escribo, sólo dejo que las palabras salgan mientras me preocupo por recuperar esa inspiración latente.

Y esta es una de esas solicitudes cuasi-desesperadas para artwork... sabe Dioj porque (sí, Dioj) siempre he tenido deseos de hablar contigo, así que... sin sonar como desesperada... ¿podrías ponerte en contacto conmigo? con cualquiera de los medios que tan bien conoces badumm-tss No, en serio... ponte en contacto conmigo :3 harás feliz a una curiosa chica rarita...

Como sea, gracias por leer hasta aquí. Nice day, night or whatever ;)