Pretexto y Calenturas.

Hablando de envergaduras, a cualquiera se le antoja ¿No?

Todo lo contado aquí es producto de echos reales, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Había sido una noche cansada en el trabajo, siempre trabajaba en el turno nocturno y salíamos alrededor de las tres de la mañana, mas media hr de regreso a casa, siendo el último día laboral salía por la madrugada del sábado, agotada, pero satisfecha.

En el trabajo me desenvolvía como jefe de un pequeño grupo de personas entre hombres y mujeres, como mi rostro siempre ha sido bastante femenino y me gusta llevar el cabello largo, era aunque a mis espaldas, producto de burlas de mis compañeros, a mí no me importaba, Si, me encanta vestirme de nena, Si, me encantan los hombres, pero eso solo en mi vida personal y tanto alejada del trabajo.

Alguna que otra amiga tanto dentro y fuera del trabajo lo sabían y eran más que mis cómplices de salidas y aventuras.

Esa noche como era principio  de mes casi no había trabajo, y me toco hacer inventarios con un grupo de solo chicas, mi supervisor sabia de mis gustos porque cuando me cuestiono se lo dije abiertamente y sin rodeos y una que otra vez habíamos tenidos encuentros muy divertidos, por esa razón siempre me daba los trabajos menos pesados, para que el pudiera seguir teniendo conmigo sexo sin compromisos y claro, porque le gustaba hacerme cosas que con su esposa no podía ni mencionar (Como posiciones que siempre comprometían mi elasticidad).

En fin que éramos como 6 chicas junto conmigo y como andábamos por todo el lugar del trabajo caminando juntas para terminar el trabajo no podíamos evitar chismorrear de todos los hombres buenotes que trabajaban ahí.

  • Ya viste el paquetote que se le marca a Beto.

  • Uuuy si, y eso que lo trae dormido.

  • Por qué será que los más feos tienen siempre una buena verga.

  • Quien pudiera comerse ese paquetote nos confirmaría si de verdad la tiene como imaginamos.

  • Y a ti jefa ¿Cómo te gustan? – Si me llamaban en femenino siempre que estábamos entre nosotras.

  • ¡Que no me quepa en la boca! – Reímos todas.

  • Que golosa nos salió la jefa ¿Y a que boca refieres he? – Muchas más risas, tanto que llamábamos mucho la atención donde sea que andábamos, en eso una se atrevió a contarnos que ya le había hecho sexo oral a varios que le gustaban de ahí, menos a Beto, que aún no lo podía atrapar.

  • Me encantaría poder comerme ese pedazo, creo que a ti te encantaría jefa.

  • Yo creo que sí, pero más me encantaría subirme en su pedazo, y ya saben…

Cada vez la plática se ponía más y más cachonda, al menos para mí, que siempre me ha fascinado el sexo oral con mis parejas, pero estábamos en el trabajo y aún faltaba una hr para salir. En eso se acercó un chico a decirme que el supervisor me estaba buscando y que por favor fuera a su oficina, le di las gracias y se regresó a su área.

Les di instrucciones a las chicas y me fui a su oficina, con una calentura creciente y sin saber cómo desquitármelas, tendría que llamar a alguno de mis amigos, para que me visitaran en la madrugada de ese sábado, a ver si estaban disponibles, pero pensando que ese día y a esa hr en particular podría ser algo complicado, así que me puse a pensar en que tendría que quitarme las ganas con mis amiguitos de plástico.

Llegue a la oficina y entre, me di cuenta rápidamente que mi supervisor y jefe directo estaba viendo por las cámaras de video, lo que estaba pasando por todo el lugar, y me dice;

  • ¿De que tanto se ríen ustedes las niñas cuando se juntan? Ya viste lo que están provocando.

No podía imaginármelo la verdad, estaba sumida en mis propios pensamientos y el calorcito creciente en mi interior, entonces empecé a ver los videos y me di cuenta que por donde pasaban mis chicas casi todos los hombres las desnudaban con la mirada, y uno que otro se restregaba la mano encima del pantalón lo que era obviamente una erección.

  • Mira como tienen a todos aquí con este paradero de vergas, ya sé que cumplen con su trabajo pero la verdad es que coquetean mucho.

  • Bueno es algo natural, son chicas. – Dije yo con una vocecita que no me reconocí por estar de calenturienta.

  • Tienes que hablar con ellas, si pasa algo como acoso sexual no sé si podamos defenderlas ¿Sabes?

  • Claro que si jefe. – En eso se me vino una idea que hace mucho había considerado. – Oye y a ti también ¿Se te paro tu pitote?

  • Si obviamente, la verdad te llame para ver si mañana estarás libre… - Decía esto cuando en la pantalla, apareció la chica que nos estaba contando acerca de sus hazañas en el trabajo y vimos como descaradamente estaba coqueteando con Beto, y cada que podía miraba alrededor y acto seguido le tocaba la verga por encima del pantalón.

  • Mira a Karla por ejemplo, esa sí que no tiene vergüenza… – Me estaba explicando mi jefe cuando note que él también estaba excitado, y su ropa lo delataba, yo lo interrumpí y le dije;

  • La verdad es que hace un rato estábamos hablando de vergas y sexo oral, así que me imagino que no se quiso quedar con las ganas después de imaginarnos como la tiene el compañero, hasta a mí se me antojo. – Le decía con vocecita de niña coqueta.

  • Así ¿Y que se te antojo? – Su mirada cambio y se enfocó totalmente en mí, ya sabía que lo tenía, a pesar de que el mismo me había dicho que en el trabajo no lo provocara.

  • Saborear algo así… grandote. – Me pare y me acerque a él, que no sabía que decirme y solo atino a quedarse mudo, mucho mejor para mí, me facilitaba mucho las cosas.

Me acercaba hasta donde estaba sentado el sin quitarle los ojos de encima, estaba segura que él se imaginaba lo que iba a pasar así que no decía ni hacia nada más que sonreír complicemente, cuando llegue le empecé a rozar su paquetote por encima del pantalón y medio un pequeño jalón para poder llevar sus manos a mis nalgas.

Así estuvimos unos pocos minutos cuando note que su piel estaba empezando a ponerse más caliente, así que empecé a agacharme lentamente mientras el desesperado, empezaba a desabrocharse el cinturón y desabotonarse el pantalón, hasta ahí le permití llegar, yo estaba con mi cabeza entre sus piernas, y saque su verga del bóxer quitándolo con mis dientes, y salto a la vista ese delicioso ejemplar moreno que a mí me encantaba desde la primera vez que lo probé.

Me metí en un instante su cabeza a la boca que estaba a rebosar de líquidos pre seminales y los saboree mientras mi lengua jugaba con su glande, después de poco menos de un minuto lo saque de mi boca, y él me miro con cara de desconcierto, pero lo único que hice fue amarrar en una coleta mi cabello para que no estorbara en lo que estábamos haciendo.

Una vez lista me volví a engullir su verga en mi boquita y metía poco a poquito cada vez más y más de aquel pedazo delicioso, y como ya es costumbre de mi jefe, me tomo de la coleta y de un empujón me metió toda su envergadura, yo también como siempre hacia como que quería sacarlo de esa forma y el empujaba y empujaba, como me fascinaba ese juego entre nosotros.

De repente se relajaba y me dejaba hacer a mis anchas, recorría con mi lengua todo su falo y con mi lengua hacia pequeños círculos en su glande, que lo ponían a mil, luego me metía de toda su verga hasta el fondo como había aprendido muuuy bien, y él se aguantaba los jadeos propios de un hombre que le encantaba lo que estaba haciéndole, y así estaba cuando comenzó lo inevitable, pequeñas contracciones que me avisaban que estaba por venirse, esa sensación me encantaba, pero yo quería que me penetrara salvajemente como suele hacerlo mi jefe, iba a tratar de retenerlo lo más que podía pero él no se aguantó las ganas y me aferro otra ves de la coleta y hasta el fondo, y así se vino en abundancia en mi garganta, mi lengua y un chorrito juguetón que cayó en mis mejillas, me molesto un poco porque yo quería maaas, pero aun así se la limpie muy bien mientras él me acariciaba el cabello, luego habiendo terminado me levante y él se recompuso en su asiento, yo haciendo pucheros le dije;

  • Ay Papi, yo quería que me abrieras el cultito como sabes hacerlo.

  • Ya se nena, pero me has dado una mamada de campeonato, pero si quieres puedo visitarte mañana. – Yo estaba aun con las ganas a mil, así que le dije que sí y luego le pregunte si necesitaba algo más a lo que él me contesto;

  • No, mira la hr que es, ya casi nos vamos, ve a ver si terminaron el trabajo y habla con tus chicas, en especial con ya sabes quién.

Con el desespero de mi calentura salí, fui directo a ver si habían acabado con el trabajo y tratando de concentrarme en como regañar a Karla por su comportamiento, cuando llegue vi que todo estaba en orden excepto por esta mujer que no estaba donde las demás, me temí y cele un poco que estuviera disfrutando de lo que yo no pude así que me dirigí a donde había visto que estaba con Beto, llegue justo cuando le estaba por sacar la verga del pantalón y espante a los dos con mi llegada.

  • Pero que creen que están haciendo, y mira que precisamente donde trabajan.

  • Lo siento jefa. – Si, se le escapo llamarme en femenino. - Es que ya sabe lo que estuvimos platicando hace un rato. – Dijo Karla.

  • No es pretexto, vuelve a tu área que tengo que hablar con Beto y prepárate porque luego iré contigo.

Karla se fue y yo me quede a solas con el trabajador el cual empezó excusarse;

  • Mira la verdad es que ella me estaba provocando y ya sabe cómo se pone uno con mujeres así.

  • No, la verdad es que no sé cómo, lo que si se es que ustedes están en un grave problema.

  • Mire lo siento ¿Jefa? – Si me llamo en femenino para tratar de disuadirme. – Sé que es mi culpa, pero cree que me pueda ayudar esta vez.

  • Puede ser, pero tú también tendrás que ayudarme con algo.

  • Claro que si, en lo que quieras…

Continuara...

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