Presente

...

Espero sentada en un banco del parque a que aparezca, nada es idílico, corre una brisa que me congela, la gente me mira, es normal teniendo en cuenta que llevo esperando 15 minutos a que aparezca.

Poco a poco pierdo la esperanza de que venga, la verdad es que no creí sinceramente que se atreviera, pero en fin, que voy a hacer, no se si esperarla más, si marcharme y pasar de todo

el cigarro se consume y la ceniza cae al suelo lentamente, será que el tiempo pasa despacio como si me quisiera hacer creer que no tiene prisa. Me desespero, no llega así que decido irme.

cuando me llame hoy se lo diré claro, si no tiene valor que no se meta en terrenos desconocidos, pero por otra parte mi cabeza me dice que la espere que es normal sabiendo que ella lo ha descubierto hace poco, cuesta mucho dar esos pasos.

Me levanto y camino parque abajo, siento unos pasos correr tras de mi, como un acto reflejo corro, sin mirar, no estoy de humor para juegos pero me alcanza me coge del brazo y me tira hacia su cuerpo.

Veo su cara y esa sonrisa, todas las penas se pasan de momento, no se atreve a decir nada, me tiene cerca pero le da miedo la gente y esto me hace enfurecer, en un arrebato me suelto de ella.

La rabia me invade por dentro, si ella no dice nada yo tampoco lo haré, los segundos pasa y ella comienza a entender lo absurdo de una conversación muda:

escúchame por favor

no hay nada que decir, solo ha sido mala suerte que al llegar tarde aun me encontraras ¿no? Quizá no te ha dado tiempo a prepararte la excusa.

Mujer, que no encontraba las llaves

Búscate otra bonita, que ya veo que conmigo no vas a dar el paso.

Vale, tenía miedo, perdóname, pero es que no es fácil darte cuenta de que no eres la persona que siempre creíste ser.- veo su confusión, su miedo a no aceptarse.

Lo entiendo pero te dije que te daba tiempo, hasta que lo asumieras, que lo haría todo y míranos.

Pero no quiero que me des tiempo, ¿y si aparece otra?- me mira, no me quiere dejar marchar.

No me vengas con esas, ya van muchas, un día te quiero y al otro no se lo que siento, mejor que lo dejemos antes de empezar.

No, no quiero, no puedo, vamos a tomarlo con calma.

Mira, no lo se, ahora no eres tu quien está confusa, ya no se que pensar

Ven, vamos no seas tonta, ven conmigo a tomar algo, por favor.- me lo dice con una cara tan dulce que no me puedo resistir.

Bueno, vale, pero solo a eso, ahora soy yo quien no quiere nada.

Me decido a ir con ella y subimos el parque, me gustaría cogerla pero se que no está decidida. Llegamos al coche y nos metemos dentro, me pregunta que donde quiero ir, le debería decir que a su casa o la mía pero no quiero:

vámonos fuera de aquí.

Eso era de lógica jajaja pero ¿A dónde?

Pues fuera de esta ciudad.

El motor de su coche arranca con un suave ronroneo y salimos del aparcamiento. El silencio se hace dentro, no quiero que hable, solamente que conduzca, veo como en vez de salir de la ciudad nos adentramos en ella:

¿a dónde vamos?

No quiero salir de aquí hoy, hace mucho frío.

Yo me callo, no quiero cabrearme con ella, sin darme cuenta me encuentro mirando sus manos, siguiendo el camino de sus brazos hasta llegar a su cara, ese color suave de pelo, pelirrojo, esos labios carnosos, mi boca se entreabría admirando tal belleza, sus ojos están fijos en mi.

Sin darme cuenta veo que estamos en un aparcamiento de nuevo, y me acomodo en el sillón, ella no puede callar más tiempo:

si pudieras escucharme tan solo un instante sabrías cuanto te quiero

y si tu dejaras de lado tus miedos podrías saber como me siento cuando estoy a tu lado, amándote, sin poder tocarte, como clavas en mi cada una de tus sonrisas…- digo acariciando sus dedos .

Escúchame...- me acerco a su cara y ella mira mi boca con deseo.

No, hoy no…- la beso, como hacía tiempo que deseaba hacerlo.

Sus manos están inmóviles, no sabe que hacer, pero sin embargo su boca disfruta jugando con la mía, apurando cada segundo de los besos, cojo su temblorosa mano y la coloco en mi cuello, notando como al contacto con mi piel cambia totalmente volviéndose segura.

Dejándome llevar por su olor bajo dando pequeños besos hasta su cuello, impregnándome de su presencia, sintiendo cada poro de su clara piel, hasta que sus suspiros articulan unas palabras con tono muy bajito:

por favor espera, vamos solo al hotel… reservé una habitación…- me quedo totalmente impresionada, parada en seco, conociendo la razón por la que no quería salir de la ciudad.

Me separo de ella de manera fría y salgo del coche, me subo a la acera, contemplando como ella sigue dentro, sacando valor para lo que va a pasar. En cuanto sale me dedica una sonrisa, irresistible y la apoyo en el coche:

no se que te ha pasado, pero se ve que ha sido un tanto radical…- digo en su cuello, sintiendo como se eriza su piel con mi cálido aliento.

Si lo sabes… sabes que solo necesito estar 5 segundos más para volverme totalmente loca por ti, pero quizá hoy me despida de mis miedos

No puedo resistirme a esa preciosa frase, me mira con una chispa en sus ojos marrones casi negros, se muerde levemente los labios de forma inconsciente, creando la imagen más sexy y sensual que jamás he podido ver.

Acaricio sus caderas mientras me acerco despacio para besarla, notando como aumentan sus ganas de que llegue a cada segundo de tiempo que elimino, hasta que por fin nos rozamos, liberando el deseo con un apasionado beso en el que nuestros labios se funden, y de manera inesperada su lengua busca la mía para jugar.

Sus manos aprietan con decisión la parte inferior de mi trasero, calentando al máximo mi centro. El calor de mi cuerpo ya elevado por la situación anterior se eleva aun más. Yo agarro su nuca y la suelto para acariciar su pelo.

La poca luz del sol que queda se extingue al paso de su timidez, se echa totalmente en el coche arrastrándome con ella, deseando sentir la presión de mi cuerpo, el calor que desprendo.

Inmovilizo su cuerpo colando mi pierna entre las suyas, acariciando suavemente su cintura, noto como el aire sale por su tráquea acabando en leves gemidos que nacen de la dulce presión de mi pierna en su vagina.

En un acto seco me separo de ella dándole a entender que debemos llegar al hotel. Está mucho más relajada, tranquila, coge mi mano y yo la miro alegre, feliz de que por fin se vaya a acabar el juego tan tonto que teníamos desde hace meses.

Llegamos al hotel y se acerca para pedir la llave, nos acercamos al ascensor y pulsamos el 5, veo como se cierran las puertas, la miro, es preciosa, agarra suavemente mi mejilla y mi espalda sumergiéndome en otro fantástico beso.

Yo solo deseo ver su cuerpo desnudo así que quito su fina chaqueta con desesperación, me apoya en la pared salvajemente, dándome a entender que el mínimo roce provoca en ella un inmenso placer.

Comienza a besar mi cuello, lo muerde, lo hace de tal manera que se me hace imposible retener mis suspiros, el roce de su pierna me tiene al borde del éxtasis, mi cuerpo se retuerce y mis manos desabrochan hábilmente su sujetador sin introducirse bajo su fina camiseta.

Faltan pocos segundos para que se abran las puertas de nuevo, la desesperación aumenta con el placer del contacto de mi piel con la suya, los besos se han vuelto húmedos y apasionados, se han abierto las puertas y se ha perdido la ternura.

Mientras avanzamos buscando la habitación cogidas de la mano sonreímos, noto como me mira, pero hay algo dentro de mi que no me deja tranquila, cuando se para de repente:

Bueno, ahí está la puerta…- me dice apretando mi mano, vuelve a estar asustada.

¿estás segura? No me importa que te tomes tu tiempo, te entiendo- digo cogiéndola de la cintura - sabes que te quiero y que no me importa esperarte a pesar de lo que te diga.- acaricio su cara, no quiero forzarla, solo quiero amarla- además no quiero que sea algo fuerte, violento, salvaje como lo de antes, nunca olvidaras esa primera vez, quiero que sea solo cuando estés lista para hacerlo

Me mira con inocencia, agarra mis caderas con decisión y se acerca a mi cuello, respira mi perfume con profundidad y me hace sentir un escalofrío que recorre mi cuerpo de la cabeza a los pies.

Va dándome leves besos en mi cuello, mi cabeza automáticamente se hecha hacia atrás liberando un placentero suspiro. Sus suaves manos se cuelan bajo mi camiseta tatuando mi piel a su paso, subiendo por mi cintura, rodeando mi tronco, presionando sus dedos en mi espalda.

Noto una gran humedad en mi entrepierna, le quito las llaves y entramos dejando fuera todo tipo de complejos, su mirada quema mi cuerpo, se que está deseando tocarme y desnudarme pero yo voy a tomar las riendas.

Le doy la vuelta y me pongo tras ella, le ordeno que cierre los ojos y comienzo a acariciar sus brazos, la guío hasta la habitación de donde cojo un pañuelo de tela negro y le vendo los ojos.

Noto como se acelera la respiración de su cuerpo con solo acariciarla, aparto su pelo y paso la yema de mis dedos por su nuca notando esa sensación que la recorre y es entonces cuando me acerco a su cuello.

Respiro en el mientras mis manos se cuelan bajo su camiseta, mis manos van dando caricias que hacen su pecho subir, sin duda está muy excitada, las meto bajo su sujetador desabrochado.

Beso su cuello mientras acaricio suavemente sus pechos desde abajo, atrapando sus duros pezones con el espacio que queda entre el dedo índice y el pulgar, hago que se retuerza del placer y se le escapa un gemido que me excita más si es posible.

Cada vez respira mas fuerte, los gemidos se escapan a cada caricia, a cada pequeño pellizco que le proporciono a sus pezones, masajeo su pecho mientras beso y muerdo sus hombros.

Entonces comienzo a bajar la mano izquierda por su vientre, ella aprieta su precioso trasero contra mi dándome a entender que está apunto de estallar, desabrocho su pantalón, bajo la bragueta de este y comienzo a masajear su vagina sobre el tanguita que está empapado en su calido y húmedo flujo vaginal.

Presiono sobre su clítoris con círculos, comienza a mover sus caderas, reposa su cabeza en mi hombro, comienzo a besar su oreja, dándole paso a unos pequeños bocados y lametones que hacen más intensos sus gemidos, con el brazo que me queda libre rodeo su vientre apretándola más contra mí.

Retiro su tanguita y meto dos dedos en su interior de golpe, da un pequeño brinco acompañado de un placentero gemido, bajo la mano que la rodea para masturbarla mientras la penetro.

Sus pulmones respiran muy rápido, lo que antes eran gemidos leves, tímidos ahora son gritos llenos de placer y miles de sensaciones que la recorren, inca sus uñas en mi culo mientras que con la otra acaricia mi pelo.

El frote de su culo con mi vagina y el verla apunto de correrse me excitan tanto que voy a correrme solo de sentirla tan cerca.

De repente noto como se tensan sus paredes vaginales y como abundantes jugos inundan mis manos, su vientre se contrae de forma vertiginosa, sus gemidos son gritos desgarrados, no puede contener tanto placer, no puede liberar tanto placer.

Esta imagen se queda en mi cabeza, mientras mis manos no paran, quiero que sea aun mas intenso, pero poco a poco bajo el ritmo hasta que cesan las contracciones, se queda sobre mi cuerpo, sudorosa, satisfecha.

Se gira y me mira, el brillo de su mirada puede iluminar la habitación entera, sonríe acariciando mi mejilla y yo no puedo hacer otra cosa que besarla con todo el amor que aun me queda dentro.

Poco a poco me guía hasta la cama, sus besos me llenan mucho más ahora que por fin es mía, las dos en una habitación a oscuras, aun no me lo puedo creer, pero debe ser cierto pues me acaricia como nadie lo había hecho, y siento miles de placenteros dolores en mi estomago de estar con ella:

no se como he podido perder tanto tiempo…- me besa - te amo, que tonta he sido, perdóname

sabes que lo único que me importa es que ahora estamos aquí y que estamos bien

quiero devolverte lo que me ha hecho sentir…- me tumba boca arriba y se hecha sobre mi.

Comienza a besarme con ganas me llegar a todos mis rincones, noto su desesperación por tocarme, quita mi camiseta y mi sostén con mucho cuidado y sin apartar sus ojos de los míos.

Le quito yo su ropa y me vuelve a tirar sobre la cama, coloca su pierna entre la mía y empezamos con un vaivén de placer mientras ella comienza a besar mi cuello, mi vello se eriza y se me escapan suspiros como si fueran esas mariposas que aun están en mi interior.

La aprieto más contra mi, pero ella baja a mis pechos, los mira con admiración y los acaricia suavemente, noto como mis pezones se endurecen rápidamente.

Noto como acerca su boca hacia ellos, su aliento cada vez mas cerca hace que suspira, mi reparación se acelera cuando por fin llega hasta ellos y su lengua se enreda en las puntas que coronan mis pechos.

Los muerde con suavidad, los absorbe, empiezo a gemir no puedo aguantar más esta tortura, mi clítoris va a estallar hasta que noto como una mano baja disimuladamente con mi vientre.

Al contacto de sus dedos con mi clítoris un escalofrío me recorre y hace que gima, ella comienza a masajearlo con suavidad, mis caderas se mueven solas acompañando ese magnífico masaje.

Sus besos cada vez se acercan más a mi punto de calor, el placer y las sensaciones crecen, estoy apunto de correrme… a medida que se acerca a mi monte de Venus mi pulso se acelera y comienzo a retorcerme.

Aparta su mano y pasa su lengua suavemente de abajo a arriba, en este punto mis gemidos son ya incontrolables, mete su lengua dentro de mi, es la sensación mas maravillosa, el placer comienza a desbordarme.

Me penetra con ella, de repente se detiene y sube a mi clítoris, lo chupa con locura, con pasión yo que no puedo más aprieto su cabeza contra mi, sus dedos comienzan a entrar y salir de mi hasta que ya no aguanto más.

Mi cuerpo se contrae y yo estoy fuera de este mundo, el placer me invade y sale de mi en forma de gemido y jugos que mi amante lame de mi, mantiene sus dedos dentro de mi durante las contracciones y aumenta el placer de este orgasmo.

Sube por mi cuerpo, dándome pequeños besos, acariciándome y yo la recibo con una sonrisa, cojo su cara, acaricio su espalda y vuelvo a besarla, no puedo estar sin ella:

a partir de ahora voy a ser quien de verdad soy, te amo, te quiero, por fin puedo estar junto a ti, ya no tengo miedo- se echa sobre mi, aun sigo acariciando su espalda, la recorro por si esto es un sueño, lo quiero aprovechar bien.

Tranquila, ahora no debes de tener miedo, estoy aquí contigo, jamás te dejaré