Preparando las Vacaciones de la Zorrita

Los preparativos también pueden ser agradables

El domingo por la tarde cuando llegué al pub de Mercedes, la encontré en animada conversación con Rafa, comentaban la inauguración del sótano el día anterior y por sus caras parecían bastante contentos los dos.

—     Buenas tardes ¿Cómo estáis?

—     Muy bien, hemos estado repasando los resultados de la inauguración y han sido muy buenos, Rafa le sacó más rendimiento al sótano de lo que yo nunca hubiese esperado.

—     Bueno, hubo suerte, lo difícil es mantenerlo y que la gente del barrio se acostumbre a venir.

—     ¿Ya tienes buscados más artistas?

—     Alguna cosa tengo, aaahhh la cantante que vino me dijo que cuando quisiéramos volvía.

—     Bien, a ver si se hace famosa y se acuerda de donde debuto.

—     José podrías tomar un café conmigo quería comentarte una cosa.

Me pareció raro que me dijese eso, no se me ocurría que me iba a comentar para que no quisiese que Mercedes estuviese delante, a ella no le pareció raro o por lo menos no lo demostró. Cogimos dos cafés y nos fuimos a una mesa tranquila en un rincón.

—     Tengo que contarte algo y quiero me des tu opinión.

—     A ver dime.

—     Anoche cuando acabó el concierto y ya el pub se había vaciado, me quedé a cerrar porque había unos cuántos acabándose las copas. El caso es que llamaron a unos amigos y la cosa se fue un poco de madre.

—     ¿Armaron escándalo?

—     No, fueron de lo más educado, pero acabamos follándonos a Regina en el escenario en plan espectáculo porno.

—     Jajajajajaj, pena me das menudo sacrificio.

—     Un tipo nos pagó 500 euros por hacerlo.

—     Ostias.

—     Eso no se lo he dicho a Merce.

—     Normal, si lo hubieseis hecho con el local vacío no creo dijera nada, pero hacerlo en plan espectáculo para clientes es otra cosa, no le hubiese gustado nada.

—     Lo sé, pero eso no es todo, cuando terminamos el tipo nos dijo que conocía más gente, más gente a la que le gustaba ese tipo de espectáculo y que le gustaría que hiciésemos más.

—     Hay muchos locales para eso, mucha gente que se dedica al porno.

—     Me parece que le gusta algo más exclusivo, algo para su grupo de gente, más controlado quizás.

—     ¿Y qué le dijiste?

—     Que no era algo que hiciéramos aquí normalmente.

—     Bien ¿cuál es el problema?

—     El tipo estuvo aquí una hora escasa, se dejó trescientos euros en copas, nos dio quinientos por el show, ni pestañeo cuando soltaba la pasta, si los amigos que trae son como él, podemos ganar un montón de dinero.

—     Mercedes no va a querer, ni de broma.

—     ¿Y tú, no podrías convencerla?

—     El fin de semana que viene es largo, el siguiente lunes es festivo, tenía pensado proponerle irnos a la playa, hace mucho que no tiene vacaciones y allí podría intentar ir preparándola, pero es muy fuerte lo que me dices.

—     Eso sería perfecto, llévatela, dile que no se preocupe, yo me encargo del pub.

—     No te aceleres tanto, que te deje el pub así por las buenas no es tan fácil, tendríamos que hablar con Luisa.

—     ¿Con Luisa, para que?

—     Luisa ha trabajado con ella más que tú y tienen mucha más confianza, si Luisa te ayuda con el pub, es más fácil que acceda.

—     Pero entonces Luisa tendría que saberlo todo.

—     Claro, pero Luisa no se va a escandalizar y hará lo que yo le diga. Mentalízate que algo así no puedes mantenerlo oculto mucho tiempo.

Nos terminamos los cafés y Rafa ya se despidió, yo me fui a hablar con Mercedes a la barra.

—     ¿Qué teníais que hablar tan secreto?

—     Quiero que nos vayamos tú y yo a la playa el fin de semana que viene, quería saber si Rafa te podría cubrir en el pub.

—     ¿Antes de hablar conmigo se lo dices a él?

—     Tú te vienes, quiero irme unos días y quiero que vengas conmigo. Nos vamos el viernes y volvemos el lunes.

—     Pero no se si Rafa…..

—     Hablaré con Luisa, entre los dos lo harán bien.

—     Pero….

—     Tienes hasta el jueves para preparar el equipaje.

—     ¿Dónde vamos a ir?

—     Miraré esta noche a ver que encuentro, no demasiado lejos, son pocos días y no vamos a pasarnos el tiempo de viaje.

—     Hace años que no voy a la playa.

—     Entonces tendremos que aprovechar bien el tiempo.

Mientras Mercedes se marchaba a atender a una pareja que había llegado, mande un wasap a mi buena amiga Luisa.

—     ¿Dónde andas?

—     A pasar el día en la sierra en casa de mi prima.

—     Tienes que hacer una cosa por mí, le he dicho a Mercedes que el fin se semana que viene me voy a la playa con ella, quiero que mañana te presentes en su casa a ayudarle a hacer el equipaje, si la dejo a su aire a saber que ropa elige.

—     Ains que envidia me dais, no te preocupes le ayudaré.

—     Sabes que si tu marido no volviese el domingo por la noche nos iríamos los tres, oportuno que es.

—     Ni me lo recuerdes, no sé como le puedo aguantar.  Tengo que cortarte cielo, me toca hacer vida familiar.

—     Pasadlo bien, un beso.

Me quedé en el pub un rato más, hablando con Mercedes, cuando tienes confianza con alguien el mero hecho de pasar un rato de conversación puede ser algo muy placentero, aunque en lo más profundo de tu calenturienta imaginación, estés pensando todo tipo de perversiones que hacerle.  También pensaba en Rafa, sabía que es más sensato y responsable de lo que parece a primera vista, pero se estaba metiendo en un terreno pantanoso, al fin y al cabo, no conocía de nada a sus nuevos clientes.

Por su parte Merce una vez superada su sorpresa inicial, estaba encantada de tener unos días de vacaciones, no sé si por su cabeza pasaban las mismas cosas que por la mía, bueno la verdad es que sí que lo sé, seguro que no, no podía ser tan retorcida jejeje. Cerró el pub relativamente pronto y nos despedimos con un beso en la puerta de su casa, no me hubiese importado subir con ella, pero estábamos cansados los dos y teníamos por delante mucho tiempo.

Al día siguiente a las diez de la mañana ya estaba Luisa llamando al timbre de casa de Mercedes, cuando le abrió la puerta todavía estaba en pijama.

—     Buenos días dormilona.

—     ¿Qué haces aquí tan pronto?

—     Me ha dicho un pajarito que te vas a la playa, el pajarito me dijo que viniese a ayudarte a hacer el equipaje.

—     Exagerado es, si son cuatro cosas, no hacía falta que te molestase.

—     Venga, invítame a un café y nos ponemos.

Desayunaron en la cocina sin prisas, un poco de conversación intrascendente, pero Luisa estaba distraída se le iban los ojos a las piernas de Mercedes, completamente descubiertas por el pijama veraniego que llevaba y a sus pies, tenía los pies perfectamente arreglados, con talones suaves y uñas bien recortadas, Mercedes pareció darse cuenta y se sacó una de las sandalias que llevaba para estar en casa y cruzando las piernas dejo su pie desnudo balanceándose en el aire.

—     Vamos a ver ese equipaje, cuanto antes mejor.

—     Venga vamos, te notaba como distraída.

—     No, no. — Luisa pensó, esta cabrona me estaba provocando.

—     Son pocos días tampoco se necesita mucho.

Empezaron a mirar en el armario, y en pocos minutos, habían sacado un vestido blanco con flores, un pantalón corto, un par de camisetas y un bañador, el bañador era bastante recatado, era el tipo de bañador que se pondría una señora mayor con un marido celoso para ir a la playa con los niños.

—     Pues ya está más o menos, te falta un vestido para ir a la playa, por lo demás ya sería suficiente, ¿Tienes cremas para el sol?

—     Las que tenía ya están caducadas, tengo que comprar.

—     Pues ala, vamos a comprar lo que te falta.

—     Cuarto de hora y estoy lista.

En la perfumería apenas pasaron unos minutos, loción bronceadora para la cara, otra para el cuerpo y un bote grande de crema hidratante para después del sol. El vestido llevó algo más de tiempo, Mercedes era indecisa y no acababa de convencerla ninguno, al final Luisa le eligió un vestido blanco y calado que le llegaba escasamente por debajo del culo. Mercedes se lo probó protestando un poco.

—     Muy transparente, se me ve todo.

—     Es que llevas una ropa interior muy oscura y destaca mucho, quítatela y verás como te ves mejor.

—     Sí un poco mejor pero no acaba de convencerme.

Luisa llamó por señas a un dependiente y cuando llegó descorrió la cortina.

—     Mi amiga dice que no le convence como le queda el vestido, denos su opinión de profesional.

El dependiente miraba de arriba abajo a Mercedes, aunque no estaba muy claro si al vestido o a la mujer que lo llevaba puesto, los pezones se le notaban una barbaridad, la cogió de la mano para que girase, luego le apoyó la mano en la espalda y la inclinó un poco, al inclinarse el vestido se subió hasta que se empezó a ver el inicio de las nalgas de Mercedes.

—     Perfecto, le queda perfecto.

—     Ves Merce es ideal para ti.

Mercedes roja como un tomate acabó por asentir, Luisa la dejó vistiéndose mientras daba una vuelta por el resto de la tienda. Pagaron el vestido y volvieron a casa para acabar de preparar la maleta.

—     Que vergüenza he pasado en la tienda, me ha visto todo el culo.

—     Sí que lo ha visto, no veas que contento se ha puesto, ha marcado un bulto en el pantalón que parecía lo fuese a romper jajajaja.

—     Mira que eres mala, lo has hecho a propósito.

—     Anda no te enfades, te he comprado un regalito mientras te vestías, toma.

—     ¿Qué es?  — Mercedes miraba con curiosidad el pequeño paquete.

—     Pruébatelo y lo verás.

Merce se marchó al baño y volvió poco después, el minúsculo bikini negro que llevaba puesto, realzaba su blanca piel, unos minúsculos triángulos tapaban poco más que sus pezones, la braguita tipo tanga se metía entre sus nalgas dejándolas completamente al aire y por delante le tapaba escasamente el coño.

—     No me puedo poner esto, es demasiado atrevido.

—     Te queda de maravilla, resalta ese cuerpo tan bonito que tienes, pero si hay un problema, se te salen unos pelitos por los lados ¿tienes una maquinilla de afeitar?

—     En la puerta de la izquierda del armario del baño hay un paquete sin estrenar.

Luisa se marchó y al poco volvió con las maquinillas y una toalla húmeda, Mercedes había aprovechado para quitarse la parte de arriba del bikini y ponerse una camiseta de manga corta.

—     Túmbate en la cama con las piernas separadas y quítate el tanga te voy a arreglar ese coñito.

Merce se tumbó, separó las rodillas y puso las plantas de los pies en el colchón. Luisa se dedicó a rasurarla con todo cuidado, le quitó todo el pelo de las ingles, pero le dejo una delgada línea de vello en el pubis, después la hizó darse la vuelta y a cuatro patas le dejó el culo sin un solo pelo, la limpió con la toalla para dar por terminada su obra.

—     Listo, ha quedado perfecto.

—     Ahora me pica todo.

—     Quejica eres, vuelve a tumbarte como antes.

Cuando se colocó Luisa empezó a soplarle suavemente el coño.

—     ¿Mejor?

—     Un poco mejor, sí.

—     ¿Y ahora? — Luisa dejo de soplar y empezó a lamerle el coño.

—     Uuffff mucho mejor.

Luisa siguió lamiéndole sin pausa, ella suspiraba mientras su coño iba soltando cada vez más jugos, cuando empezó a moverse se concentró en el clítoris, Mercedes empezó a gemir.

—     Ains que rico!!

Luisa se levantó y agarró a Merce por la nuca para empezar a besarla, Merce notaba como la lengua invadía su boca, impregnándola con el sabor de su propio coño. Aprovechando su pasividad Luisa empezó a jugar con sus pezones pellizcándolos a través de la camiseta, pronto se endurecieron entre sus dedos, con un rápido movimiento tiró del dobladillo de la camiseta sacándosela por la cabeza, pero dejándole las mangas puestas, la obligó a tumbarse dejándole inmovilizados los brazos a la espalda.

—     Ayyyy ¿qué haces?

Luisa la abofeteó.

—     ¡Calla Puta!, ahora te voy a dar lo que mereces, ni se te ocurra moverte.

Luisa salió de la habitación, Mercedes no se atrevía a mover ni un músculo, cuando volvió, la agarro por el pelo y la morreo.

—     Prepárate zorrita, se acabó la suavidad.

Le estiró los pezones con saña retorciéndolos al mismo tiempo, un gemido salió de lo más profundo de la garganta de Merce, cuando los soltó colocó una pinza de ropa en cada pezón.

—     ¿Te gusta, guapa?

Merce ni contestó, sólo jadeaba.

—     Te he traído una cosa de la cocina, es para calmar tu coñito. —le dijo mientras le enseñaba un pepino.

—     Nooooo, eso no.

—     Mentirosa, lo estás deseando —Le acarició el coño con fuerza y lo encontró chorreando.

Echó un buen chorro de la crema hidratante que habían comprado en el pepino y empezó a extenderla mientras miraba a Mercedes con cara de vicio, cuando termino lo usó para acariciarle el coño, a pesar de sus quejas su coño se abría con las caricias del vegetal, Luisa dejo los mimos y empezó a penetrarla, Merce notaba como se abría paso dentro de ella, cada rugosidad la acariciaba, lo frío que estaba la hacía estremecer y cuando Luisa empezó a moverlo en su coño gritó.

—     Dameeeeee!

—     Mira la putita como disfruta, pídeme que te siga follando.

—     Síiiii, fóllame, no pares.

Mercedes no se podía controlar, el pepino la volvía loca y las pinzas de sus pezones le enviaban oleadas de placer y dolor que se extendían por todo su cuerpo.

—     No aguanto más, me voy a correr.

Cuando oyó esto Luisa le quitó las pinzas de los pezones, la súbita subida de dolor hizó que Mercedes se corriera, se quedó completamente tirada respirando agitadamente, Luisa le liberó del pepino y se tumbó a su lado besándola suavemente. Viendo como ella le devolvía los besos sonrió.

—     Sabía que te iba a gustar.

El martes volví a ver a Luisa en el gimnasio, cuando se acercó a darme dos besos, me estuvo contando unos minutos lo que había estado haciendo con Mercedes. la muy cabrona me puso la polla como una barra de hierro, cuando nos separamos me tuve que tapar, porque el pantalón de deporte que llevaba puesto, no conseguía disimular el bulto.

Cuando me acerque a mis compañeros se partían de risa viendo mi apuro.

—     ¿Qué te ha dicho que te pusiste así?

—     Nada que os interese cabrones.

—     Jajajajaja

—     Oye Iván, no nos contaste como le fue el sábado al marido de Regina, ¿Te lo llevaste de fiesta no?

Iván, nuestro compañero es gay, había descubierto que el marido de una compañera además de un maltratador, era sumiso y le estaba llevando a conocer el mundillo en el que se movía.

—     Se lo pasó muy bien, gritó como un cerdo cuando le llevé a que le depilarán los bajos con cera caliente, pero aparte de eso disfruto mucho, está haciendo muchos amigos.

—     Muy bien, pues el próximo sábado tienes que volver a llevártelo, su mujer va a estar muy ocupada, seguramente toda la noche.

Iván asintió, a partir de ahí seguimos con nuestro entrenamiento, al terminar esperé a Luisa para irnos juntos.

—     Vamos a tomar algo, que tenemos que hablar.

—     Uy que serio estás.

—     No exageres.

Buscamos un bar tranquilo, estaba un poco mejor montado que los habituales bares de barrio, era más resevado, cuando pedimos nuestras consumiciones y nos sentamos, teníamos bastante privacidad.

Le conté toda la historia de la fiesta de Rafa, los clientes de última hora, el espectáculo improvisado, la oferta que le habían hecho y finalmente respiré hondo y le expliqué que pensaban aprovechar la ausencia de Mercedes, para hacer una fiesta privada.

—     Uuuufff que fuerte, no me parece bien hacerlo a espaldas de Mercedes.

—     A mí tampoco, incluso a Rafa le parece mal, pero no hemos sabido como contárselo.

—     Pues id pensando como, no se merece que le estéis ocultando algo así.

—     No paro de darle vueltas, pero no sé si ella tiene mentalidad pasa asimilar que se hagan esas cosas en su pub.

—     A lo mejor te sorprende, a mí desde luego me ha sorprendido.

—     Ya, además quiero que ayudes a Rafa.

—     ¿Quieres que actúe en la fiesta?

—     No, pero quiero que le ayudes y le controles si se le va la pinza.

—     Debe ser excitante follar en un escenario con público.

—     Si la vergüenza no te quita las ganas jajaja.

—     No me suele dar vergüenza casi nada.

La veía perfectamente capaz de actuar, quizás no con tanta alegría como estaba diciendo, pero si la apretaba un poco seguro que lo haría.

Eres una viciosa le susurre mientras empezaba a besarla y a acariciar su rodilla bajo el vestido.

—     Se lo que me gusta y pensar en el espectáculo me ha calentado.

—     A mí me calentaste tú en el gimnasio.

—     Uy cuanto lo siento.

—     Vete al baño de hombres, desnúdate y espérame.

—     ¿Y si entra alguien?

—     ¿No me acabas de decir que no te da vergüenza casi nada?

—     Grrrrrr.

Luisa se marchó, seguí el movimiento de su culo mientras notaba como mi excitación iba subiendo. Me lo tomé con tranquilidad, acabe mi consumición, fui a pagar a la barra y ya después de eso me encamine al baño.

Nada más entrar no la vi, pero sólo había un cubículo cerrado, lo abrí y allí estaba vestida sólo con sus sandalias, la cogí de la mano y la hice salir, nos metimos en el cubículo que había para minusválidos que era bastante más grande. Con el calentón que llevaba no fui nada poético, me saqué la polla y la puse de rodillas.

Entendió rápido el mensaje, en cuanto estuvo arrodillada empezó a buscar mi polla con la boca, la hice rabiar un poco esquivándola mientras intentaba atraparla con los labios, al final le dejé que la cogiese y empezará a chupar, lo hacía muy bien a veces rápido, a veces despacio, se recreaba con el glande y al momento siguiente se la metía hasta la garganta, me estaba llevando al cielo esa mamada.

La saqué de su boca y la arrodille sobre la tapa del inodoro, estaba claro que pensar en el espectáculo la había calentado, cuando se la metí su coño estaba empapado, mi polla se deslizo de maravilla, acompasamos nuestros movimientos y en unos pocos minutos Luisa empezó a gemir anunciando su orgasmo, aguante poco más que ella, lo justo para hacer que se sentase en la tapa y correrme en sus tetas, me la sacudí exprimiendo las últimas gotas.

—     Uuuffff que a gusto me he quedado, vístete que nos vamos a comer.

Me incliné a darle un suave beso en los labios, pero no la deje limpiarse se tuvo que poner la ropa sobre mi corrida y al vestido en algunos puntos le salían unas manchitas de humedad.

Salimos del bar cogidos de la mano, y con una sonrisa de satisfacción en la cara.

ATLAS

¡¡¡ 100.000 lecturas !!! Se que realmente no son muchas, pero cuando empecé a publicar aquí pensé que tardaría mucho más, no sé si algún día llegaré a los millones que tienen otros que seguro tienen más talento y escriben mucho mejor que yo, pero me hace ilusión.

Este relato se lo quiero dedicar a todos los que se han tomado la molestia de dejar un comentario en mis relatos, algunos desde el principio me han apoyado, otros se han unido más tarde y alguno lo hizó en los primeros y luego ya no, pero siempre es de agradecer, agradezco su apoyo, sus sugerencias, sus opiniones e ideas.

También se lo quiero dedicar a los que lo leyeron y lo valoraron en función de lo que les gustó el relato, una valoración honrada siempre es de agradecer.

Ya sabéis que os contestaré a todos, tanto las valoraciones en todorelatos como en el mail.

Saludos.