Preñado

Sin condón, a pelo... Dejando que la leche de un desconocido llene mi culo. Dejo que me folle y luego disfruto de otros fluidos de su cuerpo.

No puedo evitarlo. Sé que es peligroso y que no debo hacerlo, pero el deseo me puede. Necesito que se corran dentro de mí, que me preñen. Necesito saber que doy el máximo gusto a un hombre, que no hay plástico ni nada que le impida gozar.

Y un día más me conecto al chat gay y pongo mi mensaje habitual: "Busco macho apelero que me folle bien fuerte y me preñe".

50 años, gordo, más bien bajito, velludo. Dice que tiene buena polla y que es muy lechero. Me vale, me vale mucho. Y voy a su casa, excitado y nervioso.

Me recibe y es tal y como se ha descrito. Un tío mayor, con mucho vello, bajito, buena panza. Me excito cuando me recibe en calzoncillos, ya empalmado. Paso a su salón y me abraza y me besa. Noto su lengua y su barba, su olor a colonia de hombre.

Sus manos agarran mis nalgas. Yo agarro su nuca y dejo que su lengua entre bien en mi boca. Hasta en eso soy pasivo. Recibo su saliva en mi boca y se me escapan gemidos de placer. Torpemente me desabrocha el pantalón y lo baja, junto con mis calzoncillos. Me gira y contempla mi culo.

  • Qué culo tienes putita... Qué ganas de follártelo- me dice.

  • Follámelo como quieras, cabrón... Hazme lo que te apetezca...- Le digo para calentarlo aún más.

Me guía hasta el sofá y me pone a cuatro patas, con mi culo mirando hacia afuera. Separa mis piernas  todo lo que mis pantalones le permiten. Se acerca a mi ano y noto su respiración. Su nariz roza mi ojete, que tiene un espasmo sabiendo lo que va a venir. Y la noto, su lengua me lame ahí, mi ano se abre y gimo de placer. Me come el culo bien comido, haciendo fuerza para meter su lengua dentro.

Me muero de gusto y fuerzo mi culo para que entre más adentro. Lo nota y se esmera. Me mata de placer, noto su lengua entrando, lamiendo, forzando. La comida de culo me está matando de gusto. Aparta su boca y noto que quiere meter un dedo.

  • No, no, no me lo dilates - le pido. - Metémela sin dilatar, de golpe, que me duela y me rompa el culo.

  • ¿Seguro? ¿Quieres que te la meta de golpe, cabrón? - me pregunta, aunque ya sabe mi respuesta.

  • Sí, por favor, métemela sin goma, de golpe - Le suplico moviendo mi culo hacia él.

Escucho su cremallera abrirse mientras intento girarme para ver bien su polla. Es gruesa, no muy larga, con pelos blancos. Está sin depilar. Me hubiera gustado comérsela, pero ya es tarde.

Agarra mis caderas y la dirige a mi ano.

  • Sí, por favor, métemela, fóllame, por favor - le digo mientras hundo mi cabeza en los asientos del sofá, percibiendo un leve aroma a su culo en ellos.

Noto su polla en mi ano, la frota arriba y abajo. Me muero de ganas de tenerla dentro y hago fuerza hacia atrás mientras intento dilatar mi agujero para facilitar la entrada. Y empuja, suave pero firme. Su polla se aprieta contra mi culo. Me duele, me cuesta... Su capullo, de repente, fuerza mi ano y entra, bruscamente. Me lo dilata de golpe y me provoca ese escalofrío de daño y placer que me vuelve loco.

Se detiene, pero le suplico.

  • No, no pares, sigue, métela hasta el fondo.

Gime de gusto y me dice que soy una puta, un maricón de mierda y que va a reventarme el culo. Sigue haciendo fuerza. Me rompe el culo, me desgarra, su polla se va abriendo paso en mi intestino dilatando a su paso. Me arce el culo a medida que noto su carne caliente entrando hasta el fondo.

Vuelve a parar al escuchar mi grito de dolor.

  • No pares, joder, no pares, rómpeme - le ordeno mientras muevo mi culo hacia adelante y hacia atrás para que entienda que NECESITO ser follado.

Agarra mis caderas y me da el primer bombeo. Dios, muero de gusto, notando su polla entrar en mi culo, que arde. Me vacía y me llena. Solo puedo pensar en que soy su puta, en que tiene mi culo a pelo, en que le doy gusto.

Coge ritmo y ya no para. Gimiendo, empieza a follarme, primero despacio, luego un poco más fuerte. Mi ano ya soporta bien sus embestidas y le pido más, más fuerte, que me rompa, que me folle bien follado. Empieza a darme con todas sus fuerzas. Cada vez que me embiste, su vientre choca con mi culo produciendo un sonido de palmada. Cada vez que lo hace, mi cabeza se hunde en el sofá, que huele a sudor y culo. Saco la lengua y lo lamo, mientras me rompe el culo.

  • ¿Quieres que te preñe? ¿Lo quieres dentro? - me pregunta.

  • Sí, sí, por favor, córrete dentro, dame tu leche, lléname el culo- le contesto.

Gime fuerte, exclama, nombra a Dios mientras me folla con todas sus fuerzas. Se viene en mí, se va a correr, va a llenarme. Agarra mis caderas y con un último empujón me la clava hasta los huevos gritando. Se queda ahí. Noto sus espamos, noto su polla vibrar, noto sus chorros dentro de mí, llenando mi culo, soltando toda la leche en mi intestino, usando mi culo, vertiendo su semen dentro.

Me corro con esa sensación. Sabiendo que el macho me posee, que se vacía en mi culo, que lo ha usado. Mis chorros de leche salen pringando el sofá mientras gimo.

Resoplamos de gusto. Se va retirando poco a poco de mi dolorido culo, que me recuerda que no está todavía habituado a que lo follen fuerte.

  • Dios, qué corrida... - me dice. Me siento orgulloso, ese es mi premio, darle gusto al macho.

Me doy la vuelta despacio para evitar que caiga su semen de mi ano. Le veo de pie, frotándose la cara, satisfecho por el polvo echado. Su panza redonda, sus vellos con canas, su pene medio empalmado y todavía muy colorado, manchado de semen, brillante. Está limpio, lo sé porque me he lavado bien antes de venir. Así que no me resisto, me arrodillo, miro hacia arriba y le pregunto.

  • ¿Quieres que te lo limpie?

No espero la respuesta, agarro su culo y abro la boca. Me meto su polla entera en mi boca mientras tiene un espasmo de placer. Sabe a su leche, a mi ano. Dios, qué rica está. Mamo, succionando para extraerle cualquier rastro de semen que pudiera quedarle dentro, saboreando su leche.

  • Joder, qué vicio tienes... Dios, qué boca... - me dice.

Sigo mamando, despacio, todo lo profundo que puedo. Noto que se pone dura otra vez. No me lo puedo creer, lo estoy consiguiendo. Gime y se retuerce a medida que su polla vuelve a estar dura. Ahora me cuesta tragarla entera, porque ha crecido y está otra vez gruesa. Pero lo hago, me la meto en la boca hasta que mi nariz roza su vientre, que acaricio con una mano, notando su redondez.

Cuando veo que está plenamente recuperado, me siento en el sofá y levanto mis piernas. Agarro su culo y le atraigo a mí.

  • Ven, fóllame así- le digo mientras levanto más las piernas y le ofrezco mi culo. Se aproxima y coloco mis piernas en sus hombros. Mis rodillas quedan a la altura de mi cara. Me besa en la boca mientras agarra mi espalda. Su pene busca mi agujero y me muevo para ayudarle, buscando yo también su polla con mi ano.

-Ahí, métela - le digo cuando la tiene apuntando correctamente.

Me sujeta fuerte y empuja. Y entra. Hasta el fondo, del tirón. Mi culo duele ante la nueva invasión. Cuando llega al fondo, me toca en un punto que me provoca algo de dolor, pero aún así gimo de gusto.

  • Así, cabrón, dame polla otra vez- le digo con voz de puta viciosa, lo que soy.

  • Te voy a dejar el culo reventado, maricón - me dice.

Bombea sin miramientos. Solo se detiene para comerme la boca y darme su lengua, momento que yo aprovecho para mover mi culo levemente y que su rabo no deje de follarme. Todo su peso encima mío, me aplasta, me asfixia, pero sigue dándome tanto gusto que no me importa.

Aprieto el ano, bien dilatado ya, para intentar darle más gusto. Gime, empieza a follarme como en círculos.

  • Dios, qué culo tienes, joder, me corro otra vez - me gime al oído. Agarra mi cara con su manaza y me obliga a abrir la boca, metiendo su lengua. De pronto, le ogio como recupera una flema y me escupe dentro. Me lo trago sin dudar y le pido más.

Me pongo a cien y acompaño sus movimientos como puedo, para que me entre más. Le escucho gritarme al oído, se corre, se viene de nuevo. Esta vez no se detiene, sigue bombeando y follándome, cada vez más bestia, cada vez más fuerte. Su polla entra dura como un hierro en mi ano, que arde de gusto.

Se corre de nuevo, me llena de leche. Me imaigno mi ano roto recibiendo ahí los chorros blancos. Yo también me corro de nuevo. No puedo evitarlo, su leche me preña, se mete en mí.

Terminamos sudorosos, con su polla dentro de mi ya muy dolorido ano. Nos besamos y reímos satisfechos.

  • Joder, qué polvo, tío, cómo follas - le digo, más que satisfecho. Me agradece el cumplido y me dice que da gusto encontrar un culo tan tragón.

  • Oye - le digo mientras se sale de dentro de mí, haciendo que me salga algo de semen del culo, - que lo que te he dicho antes es verdad... Que quiero que me hagas todo lo que quieras. Pídemelo, yo lo hago. He venido a ser tu puta.

Sonríe y me mira.

  • ¿Todo?-  me pregunta

  • Sí, todo... - le digo mientras le miro con cara de vicio.

  • ¿Cualquier cosa?- insiste.

  • Lo que sea - le contesto entre nervioso y excitado.

Sonríe de nuevo. Se le nota cortado, pero excitado por una oportunidad así.

  • ¿Me dejas que te mee? - me pregunta. Se nota que le ha costado decirlo, que es algo que tenía ahí enterrado y que por fin lo suelta.

  • Te dejo que me mees... Y me lo trago, si quieres.

Acabamos en la bañera, yo desnudo, el de pie frente a mí. Recibo su chorro caliente en el cuerpo. El olor es fuerte, el color amarillo... Pero pienso en que soy una perra, su perra, en que me está dando su pis y abro la boca, sacando la lengua.

Dirige su chorro a mi boca. Lo recibo caliente, ácido, fétido. Trago lo que puedo y dejo que el resto escurra y lo froto por mi pecho, mi polla. Cojo mi mano empapada en orina y me la llevo al culo.

Termina la meada y me mete la polla en la boca. Allí suelta los últimos chorros, que trago con gusto. Me separa la boca y escupe en ella un buen lapo de saliva blanca.

  • Límpiate un poco, que no hemos terminado- me dice mientras coge la ducha - tú no te vas todavía, que hay muchas cosas que quiero probar. Me suelta una ostia en la cara, que recibo con gusto.

Me limpio con el agua y con jabón, sonriendo. Disfrutando como nunca. Me relamo pensando en todo lo que pueda hacerme, nervioso y asustado, pero muy cachondo por saber que voy a ser la puta de un hombre.