Preñada del amigo de mi Marido.

Este relato lo público a petición de mi amiga Ana, es tal y como me lo envió ella, no he modificado nada.

Estaba un viernes sola en la casa, ya noche, cuando llegó Andrés, un compañero de trabajo de mi marido, que ya venía algo pasado de copas. Como me estaba arreglando, y ante la insistencia de las llamadas a la puerta, salgo sin ponerme bien la ropa y al abrir la puerta veo a Andrés frente a mí, que se me queda viendo con mucho interés en mis tetas.

Hola, Andrés —lo saludo dándole la mano, sin darle importancia a su mirada—, buenas noches, ¿cómo estás?

Pues no tan bien como tu Ana; pero aquí andamos.

Pero, pase, está en su casa.

Gracias; ¿está Pepe? es mi marido

No, no está —le respondí—; pero pase, no ha de tardar en llegar.

Ah, bueno.

¿Quiere una cerveza? —le pregunté.

Ah,creí que Pepe no tomaba —me dijo cuando le ofrecí la cerveza.

Ah, Pepe no; pero yo sí —le contesté rápidamente.

Bueno,me dijo sentándose en el sofá.

Y mientras se sentaba fui al frigorífico por dos cervezas heladas. Andrés abrió una para él y otra para mí.

Ah, entonces usted sí toma.

Sí, yo sí —le contesté empinándose la lata de cerveza. Yo pensé que como él no toma, ni fuma , le dije ya sabes que se cuida mucho Pero yo sí.

Sí, él no bebe, ni fuma, yo decía ni es capaz de preñarme pero solo lo pensaba.

Pues, como le digo, como Pepe no le gusta nada de eso, creí que a usted tampoco.

Y para sorpresa del amigo de mi marido, encendí un cigarro y me puse a fumar delante de él, que no dejaba de mirarme con mucho interés, y aunque en un principio me incomodó su insistencia, de pronto yo misma estaba sorprendida al sentirme un poco excitada por sus miradas tan ardientes.

Y seguimos bebiendo y fumando, mientras charlábamos, y él no dejaba de aprovechar cualquier circunstancia para verme las piernas o el escote pronunciado que tenia.

Y ya a la cuarta cerveza, ambos estábamos totalmente desinhibidos, bromeando y carcajeándonos ante sus ocurrencias, como si fuéramos amigos de toda la vida.

Oye —le dije—, y ya se les acabaron las idas fuera, ¿verdad?

Sí —me respondió—, hace mucho que no salimos.

O sea que también se les acabó la diversión, porque bien que contratabais putas para follarlas en los hoteles , ¿verdad?

Eso te lo contó el Pepe, ¿Verdad?

Pues es mi marido, me cuenta todo lo que le pasa.

Cabrón, no podía quedarse callado.

¿Qué tiene? Ni que fuera cosa del otro mundo.

Pues sí; pero hay cosas que no se deben decir.

Si hay que delicado. También me ha dicho que eres buen follador y que has preñado a varias de la oficina, que tienes varios hijos con otras mujeres.

¿Todo eso te ha dicho?

Sí… ya sé que la niña de Emilia es tuya, que la última niña de Charo, también tú se la hiciste, a la Juani también le hiciste otra, todo eso ya lo sé.

Y a propósito me dice Andrés, ¿tú no quieres tener un hijo?

No le respondí no podemos. Hace tiempo que cerramos la fábrica.

Te operaste, ¿verdad?

No, para nada —le repliqué—, yo no estoy operada.

¿No estás operada? Entonces, ¿cómo dices que ya no puedes?

Bueno, porque mi marido es estéril. Yo no.

Ah, yo pensaba que tú eras la que no podías.

Entonces…

Sí, yo sí puedo quedarme preñada.

¿En serio?

En serio. A mí sí me pueden dejar preñada.

Entonces, tú sí puedes tener hijos.

Sí, yo sí —le repetí—, a mí sí me pueden hacer un hijo.

¿Entonces si tú quieres te puedo hacer un hijo? —me preguntó con malicia.

Sí, Andrés le dije siguiéndole el juego, dándome cuenta que yo también me estaba poniendo caliente me puedes hacer un hijo,me puedes preñar yo sí puedo quedar preñada de ti.

Entonces me preguntó animado, ¿yo sí puedo preñarte?

Sí —le respondí—, tú y cualquiera que me eche su leche fértil adentro, siempre y cuando sea fértil. Porque yo aún soy fértil, aún puedo quedar preñada.

Entonces, ¿puedo preñarte? —me insistió.

Y al preguntarme, se acomodó,mostrándome sin ningún problema la visible erección de su polla que no podía ni quería ocultar en su pantalón.

Sí, Andrés le respondí de nuevo, viendo, también sin reparo, el bulto que su polla hacía en su pantalón—, sí puedes preñarme. Si me follas y me echas la leche adentro, claro que me preñas.

Y al decirle esto, correspondí a su gesto, abriendo un poco las piernas, enseñándole algo más que mis muslos. Era evidente que el alcohol estaba haciendo lo suyo, pues nunca me imaginé capaz de hacer semejante cosa ni de sostener semejante diálogo con el amigo de mi marido. Pero en esos momentos me sentía muy excitada, muy caliente, y provocar y excitar al amigo de mi esposo me ponía todavía más caliente. Él notó que yo también estaba caliente; pero siguió con su charla insistente:

Claro me respondió,para preñarte primero te tengo que follarte, de eso no hay duda; te tengo que meter la polla en tu coño y echarte la leche adentro.

Así es —le respondí, siguiéndole el juego—, tienes que meterme toda la polla en el coño hasta que me eches la leche adentro.

¿Y sí te puedo meter la polla? ,me preguntó acercándose a mí.

Claro que sí le dije,viendo cómo se le movía el bulto del pantalón por efectos de la polla tiesa.

¿Sí qué? —me preguntó ya con la voz gangosa.

Sí, Andrés le contesté yo también con la voz entrecortada,me puedes meter la polla.

¿Quieres que te la meta? ,me volvió a preguntar, bajándose el cierre del pantalón.

¿Qué cosa?

La polla me dijo, mientras se metía la mano en la bragueta—. ¿Quieres que te meta la polla en el coño?

Pues no sé si debo dejarte que me la metas ,le dije poniendo un tono inocente en la respuesta.

Dime si quieres me insistió mientras se sacaba la polla del pantalón, gorda, grande y dura.

Creo que no le respondí e hice el intento de irme.

Al hacerlo, le di la espalda y él hizo que tropezara,quedando en la posición de perrito, enseñando las nalgas. Inmediatamente me arrancó las bragas, dejándome con el chocho expuesto a su mirada y a su polla.

Qué culo tan bueno tienes, Ana me dijo, mientras enfilaba su polla hacia mi chocho.

No, Andrés, no lo hagas ,le decía yo.

Pero mientras le pedía que no me la metiera, paré más las nalgas, facilitando el camino hacia mi chocho a la polla del amigo de mi marido, que ni tardo ni perezoso, me la hundió hasta el fondo, comenzando a follarme con fuerza, con ansias mal contenidas, metiendome una y otra vez la polla en el coño.

¡Ay, Andrés, ay! ,gemía yo.

Ante el beneplácito de Andrés, que se recreaba sintiendo su verga en el coño de la mujer de su amigo. Y volvió de nuevo con su pregunta inicial:

Entonces, sí puedo preñarte, ¿verdad?

¡Sí, Andrés, sí! le decía yo entre gemidos, sintiendo entrar y salir su polla de mi coño¡Sí puedes, Andresito, sí puedes preñame,puedes preñarme!,cuando tu amigo se entere no va a pasar nada, había tenido que pensarlo antes soy muy buenos amigos y podía haberte dicho los que nos pasaba a nosotros y más sabiendo que has dejado preñadas a más de una.

Entonces, cuando termine de follarte vas a estar preñada de mí, ¿verdad?

¡Sí, Andrés, cuando me eches los polvos me vas a hacer un hijo!

Un hijo mío, ¿verdad? ¿Verdad que te voy a hacer un hijo?

¡Sí,sí, voy a tener un hijo tuyo!

¿Quieres tener un hijo mío?

¡Sí, Andrés! ¡Quiero tener un hijo tuyo! ¡Hazme un hijo, fóllame, préñame para que me hagas un hijo! ¡Quiero tener un hijo tuyo!,vas a tener cabrón hasta suerte estoy en el segundo día de ovulación.

¡Sí! ¡Dime que quieres tener un hijo mío! ¡Dímelo!

¡Sí,quiero tener un hijo tuyo, quiero tener un hijo tuyo! ¡Quiero que me hagas un hijo,Andrés, hazme un hijo! ¡Préñame, préñame!

Y apenas terminaba de decirle estas palabras, cuando apretándome las nalgas comenzó a vaciarme su leche adentro de mi coño, a borbotones, era increíble cómo sentía los chorros de su leche golpearme las entrañas, mientras gemía con fuerza:

¡Toma, toma toda la leche! ¡Todos adentro de tu coño para que tengas un hijo mío! ¿Los sientes? Ya te estoy preñando. ¿Sientes cómo te estoy preñando?

¡Sí, Andrés, los siento! ¡Son un niño! ¡Sí! ¡Sí siento tu leche, siento cómo me estás preñando me esta entrado dentro de la matriz, ¿Me escuchas, Andrés? Me estás preñando,me estás haciendo un hijo, cabrón. ¡Sigue, sigue echándome más! ¡Así, así, hazme un hijo, así, así! ¡Préñame, préñame! ¡Quiero tener un hijo tuyo! ¡Quiero todos tu leche adentro! ¡Quiero estar segura que me vas a preñar, quiero estar segura que me vas a hacer un hijo, quiero estar segura de tener un hijo tuyo, Andrés! ¡Así, préñame, cabrón!

El cabrón es tu marido ,me respondió bajando la intensidad de los empujones que me daba con su polla, yo lo estoy haciendo cabrón.

Sí ,le dije yo, bajando también el ritmo—, haz cabrón al gilipollas de mi marido. follame para que le pongas los cuernos. Con tu leche estás haciendo cornudo al gilipollas de mi marido.

Finalmente, terminó de echarme la leche en el coño Pero se quedó todavía un buen rato con su polla metida en mi coño, mientras yo sentía cómo sus pulsaciones bajaban adentro del chocho y nuestras respiraciones poco a poco se normalizaban.

Luego, me sacó la polla llena de sus propia leche y mis jugos, y se dejó caer en el sillón en que estaba sentado; por mi parte, yo me di la vuelta e hincándome frente a él, le tomé la polla que aún estaba dura y me la metí en la boca, mamándosela, sintiendo el fuerte sabor de su leche mezclada con mis jugos, mientras él hacía gestos de placer al sentir cómo se la mamaba.

Luego de limpiarle la polla con mi lengua, me levanté y me vestí, mientras le pedía a él que hiciera lo mismo, pues mi marido podía llegar en cualquier momento.

Será mejor que me vaya me dijo de pronto, mientras terminaba de vestirse.

Sí le dije, será mejor. Si mi marido llega y te encuentra a estas horas, no sé lo que pueda pensar.

Gracias por todo me dijo en la puerta.

Vuelve cuando quieras le dije yo, a manera de despedida.

Claro que volveré me dijo, hasta no verte preñada.

Y soltó la carcajada, la cual le acompañé sin ningún ni rubor de mi parte.

Tú serás el primero en saberlo le contesté luego de reírme.

Entonces salió y yo cerré la puerta, sonriendo todavía y, a pesar de mi borrachera, consciente de la magnitud de los acontecimientos que acababan de suceder. ¿Cómo iba a justificar un embarazo a estas alturas?

Ya se me ocurriría algo; pero, ¿dónde andaría el gilipollas de mi marido a estas horas, mientras a su mujer se la folla su amigo, con todas las posibilidades de dejarla preñada?

Cuando llego Pepe mi marido a casa, noto por el olor que había en el salón que olía a polvo del sexo que había tenido con su amigo, le conté que sabiendo lo que era su amigo Andrés como lo había dejado venir solo a casa,y me dijo que él sabía que si vendría solo intentaría follarme, y así podría dejarme preñada y le dije que porque no me la había dicho antes, y me contestó que no se atrevía a decírmelo que no quería verlo pero que estaba contento de que me dejara preñada, y así con su consentimiento un día si y otro no venía Andrés y a veces cuando Pepe se iba de viaje se quedaba a dormir conmigo, había días que echamos tres polvos, y quede preñada de un varón al que lo hemos llamado José Andrés, para que lleve el nombre de su padre biológico y del cabrón de mi marido.