Preludio al final de suspiros: ilusiones 7

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Séptima Ilusión

Allí estaba Laura, caminando por el pasillo a paso rápido, muy enojada y dolida, ¿quién se creía Alison? ¿Acaso pensaba que podría jugar así nada más con ella? ¿Y que ella no se quejaría? ¿Qué iría corriendo a sus brazos? Pero se acabó, todo aquél jueguecito de niños había llegado a su fin: ella estaría con la maestra Natalia, convencida de que ya no sentía nada por aquella "cuatro ojos"...

2 meses después...

Laura veía a Alison de lejos y de rato en rato... recordando aquella ocasión en que ella misma lo arruinó todo, probablemente Natalia, su maestra, había decidido convertirse en alguien más tierna y buena con ella; pero Laura quería a Alison y eso no podía evitarlo, desde la primera vez que la vio hace ya cuatro años sintió esa atracción por ella y como si fuera la única con la que podría estar feliz. Se había creado demasiadas Ilusiones en su cabeza, Ilusiones que poco a poco acababan con ella y le habían hecho cometer el error más perverso de su corta vida hasta ese momento.

2 meses antes…

Otro día de escuela, Laura se sentó en el lugar de siempre, el día anterior había sido el festival de la institución y poco a poco, jardineros y demás trabajadores limpiaban y recogían la basura de los patios y canchas que fueron ocupados. Alison llegó sólo un poco después y constantemente dirigía su “indiferente” mirada a Laura, quien intentaba no voltear para no encontrarse con su tétrico rostro de chica rechazada. Al final quien salió triunfante fue ella: Laura, ella rió al último, ella rechazó al último a la chica cuatro ojos y ahora estaba feliz con la nueva esperanza que le dio la maestra el día anterior.

Natalia por fin llegó al aula y todos guardaron silencio, se veía más alegre que de costumbre y los muchachos le observaban anonadados, atontados por su belleza y su porte, ninguno de ellos imaginaba siquiera que ésta ya estuviera “comprometida” con una de sus compañeras y tampoco debían saberlo, pues esto pondría en riesgo la estadía de ambas en la escuela. Laura intentó buscar su mirada; pero ésta le saludó como siempre, de la misma manera que a los demás, era comprensible pues de lo contrario sería sospechoso.

Se sentía como una chica completamente renovada, ya no tenía interés por Alison y lo mejor de todo era que quería y tenía todos los recursos para poder volver a su grupo y ser la chica popular, aunque parte de ella no quería hacerlo pues eso implicaría menos tiempo en los recesos para estar con Natalia, era lo mejor y lo más discreto. Llegada la hora de descanso fue donde su antigua “amiga” Verónica, justamente aquella que le había visto junto con Alison aquella vez en el banquillo mientras sólo compartían el rato y la comida.

-Verónica – le habló seriamente, apartándole del resto del grupo de amigas que hablaban sobre las nuevas tendencias en cremas para la piel y peinados en el cabello. Laura levantó una ceja ante aquella conversación; pero continuó – quiero volver al grupo – su tono de voz se notaba demandante.

-¿Volver al grupo? – rió la otra – creí que preferías a Alison en vez de a tus amigas de siempre, quienes te llevamos a ser popular, quienes te llevamos a ser lo que eres ahora…

-Basta de discursos, ¿puedo volver o no? – a Laura le costaba mantenerse paciente, pues nunca le había gustado que le echen las cosas en la cara.

-Espera… - Verónica dio media vuelta y le habló al resto de las chicas del grupo que eran alrededor de cinco, parecía estar consultando algo, cosa que la chica vio como algo totalmente ridículo; pero no tenía otra opción más que aparentar como siempre – bien – la otra volvió la vista hacia ella y las demás del grupo le miraban expectantes.

-¿Qué pasa? – se extrañó Laura ante las extrañas miradas de aquellas.

-Tendrás que demostrar que no volverás a dejarnos de lado, apenas queda un año y medio para terminar la escuela y debemos estar seguras de que no fallarás a último momento – declaró Verónica, mientras que a las demás se les dibujaban extrañas sonrisas en el rostro – hoy a la salida, será tu prueba…

-¿Qué tengo que hacer?

Dos meses después

Laura vio hacia donde estaban sus amigas, las clásicas chicas “populares” que solamente sabían aparentar lo que no eran, ¿qué tenía de bueno ser “popular”? ¿Acaso no había pasado ya la edad en que eso debería siquiera importar? Una vez graduados serían totales desconocidos que no valdrían más que la pobre máscara que tuvieron que quitarse del rostro. ¿Por qué no pensó en eso antes? Prefirió el “regreso” a su mezquina fama en vez de a Alison y nunca olvidaría aquella última mirada.

Dos meses antes

Pensó seriamente en lo que Verónica y las demás chicas le habían pedido, era demasiado, era una prueba demasiado terrible como para unas chicas de dieciséis y diecisiete años. Volteó la vista hacia Alison, quien miraba a la ventana con un semblante de tristeza; sin embargo, en cuanto notó la mirada de Laura, le miró de reojo. Justo en ese instante la maestra Natalia pasó cerca de ella en medio de la explicación y levantó la voz, la chica se sobresaltó y dirigió su mirada al frente, intentando evadir sus ojos.

Era martes y ya se disponían a salir, Laura ya había pensado demasiado en toda esa mañana desde el descanso hasta ese momento y había decidido lo que realmente debía hacer, pues una vez hecha la prueba, no habría vuelta atrás. Caminó en dirección al asiento de Alison; pero era extraño, estaba “renovada” estaba “feliz” sería “popular” de nuevo, tendría muchos “amigos” y ya no sentía “nada” por esa chica de cuatro ojos, aun así sus manos temblaban y su voz difícilmente sobrepasaba el nudo que tenía en la garganta.

-Alison… - comenzó; pero ésta no le hizo caso, probablemente había hablado demasiado despacio, entonces se aclaró la garganta – Alison! – llamó en medio del bullicio del curso. Levantó la vista, sobresaltada; pero una especie de brillo de ilusión invadió sus ojos.

-¿Laura? – musitó débilmente.

-Alison, tenemos que hablar… - se sentó en el asiento por delante de ella y le miró fijamente a los ojos, ¿no que estaba renovada? ¿No que ya no sentía nada por ella? Pero sus manos temblaban y sentía cómo sus mejillas comenzaban a calentarse.

-¿Sobre qué? – Alison se notaba temerosa.

-Es… lo que pasó ayer, lo que te dije… - su voz temblaba.

-Dijiste que me odiabas – la otra bajó la vista con tristeza, mientras sus ojos comenzaban a enjugar lágrimas que se negaban a caer.

-Sí… eso dije – Laura se mostraba apenada e incluso arrepentida, su interior se notaba arrepentido y su molesta mente imaginaba cómo estaría en esos momentos si no le hubiera dicho aquello y si no hubiera creído por ese instante que estaba mejor con la maestra, seguramente estaría entrelazando sus manos y recibiendo su cálida sonrisa que sólo a ella le mostraba. Negó con la cabeza intentando quitarse esos pensamientos y prosiguió, recordando que debía cumplir con la “prueba” para volver a su grupo de gente popular. En ese mismo instante podía solucionar las cosas con Alison e impedir que le hagan daño, ir donde la maestra y decirle que había sido un error y estar al lado de la persona que siempre había querido; pero no, ella tenía miedo de aceptar que había cometido un error – lamento haber dicho eso que dije – se disculpó – tal vez no era buen momento para decirnos esas cosas…

-Entonces… no me odias? – preguntaba Alison, nerviosa y Laura negó con la cabeza.

-No te odio, te quiero… ven, vamos a otro lugar mejor para hablar, ¿te parece? – propuso la segunda jalando a la otra suavemente del brazo, quien se levantó y le siguió.

Al salir del curso donde todavía había al menos veinte personas terminando de alistar sus cosas, se dirigieron escaleras abajo una al lado de la otra, en silencio, mientras Laura pensaba qué iba a hacer, todavía tenía tiempo, todavía podía negarse a aceptar sus triste presente sin Alison; pero seguía teniendo su maldito miedo y el orgullo era mucho más fuerte. Cuatro años, cuatro años intentando lograr que Alison se interesara y ella nunca le echaba ni siquiera una mirada, ahora lo había conseguido y estaba a un paso de volver a arruinarlo.

-Laura, lamento todo lo que te hice sufrir… - comenzó Alison – nunca lo había notado, es decir… - decía nerviosa – tú siempre… siempre me has gustado también…

-¿Qué? – Laura se quedó paralizada mientras la chica de lentes se adelantaba dos pasos más - ¿quieres decir que… desde… cuándo?

-Desde que te vi por primera vez… - rió nerviosamente y comenzó a hablar en tono más bajo – siempre que te acercabas a mí… era extraño porque siempre me ponías nerviosa y… amm… no sabía cómo quitarme esa sensación… - se notaba el nerviosismo en los movimientos de sus manos que se frotaban una y otra. Laura no podía creerlo, ¿entonces en realidad todo ese “desprecio” por parte de Alison había sido arte de su terrible imaginación? ¿En realidad sí le había querido? ¿En realidad no era una ilusión lo que ella tenía con ella?

-Pero te molestaba… y…

-Eso no terminó de borrar la primera imagen que me mostraste de ti…

Cuatro años antes…

-Hola, me llamo Laura sonrisa ¿cómo te llamas?

-Tímidamente Alison…

-Espero que podamos ser amigas, me caes bien sonrisa avergonzada**

-Yo… nunca tuve amigos… baja la vista no suelo… confiar en la gente…

-Algún trauma de primaria? * ríe*

-Algo así… además los amigos son algo molestos… avergonzada**

-Entonces te molestaré… ¿te parece?

Cuatro años después…

-Te mostraste amable y no parecía importarte que yo no fuera buena tratando con otras personas, te quedaste conmigo – continuó Alison – eso nunca… nunca se quitó de mi mente.

-Pero… - Laura recordaba cómo ella misma había transformado el suceso en una escena en la que el orgullo de Alison imperaba y fue el culpable de que ella dejara de ser su amiga.

-Cambiaste desde que el grupo de Verónica comenzó a hablarte… pensaba si… yo no me portaba lo suficientemente bien contigo… y te alejaste… - Alison bajó la vista – creo que lo hiciste para ser popular...

-Y luego comencé a… - la chica se llevó una mano al rostro recordando cómo, creyendo que Alison había sido la mala de la película, comenzó a molestarle a diario, bajo influencia de Verónica, bajo la influencia de toda esa gente que tanto odiaba por lo superficiales que eran. Ella se había creído la víctima; pero allí no hubo víctima, ella creó todo ese mundo en que Alison nunca había hecho caso a su sincera petición de amistad y era por ello que la molestaba… ahora mismo tenía el nuevo escenario, el verdadero: Alison aceptó ser amiga de Laura a pesar de que su falta de trato con la gente hizo que no se portara bien del todo, Verónica apareció, jaló a Laura de su lado y ésta no fue lo suficientemente fuerte como para negarse.

-Tienes todo el derecho de enojarte; pero no creo que sea algo totalmente erróneo el que… tenga miedo y no esté segura de tus intenciones – decía Alison – cuando me dijiste que me querías, fui la persona más feliz del mundo; pero no sabía si era real… tenía miedo de que fuera una trampa para hacerme daño…

-Trampa… - hasta sonaba lógico; pero esa palabra le hizo recuerdo a otra cosa… - espera, Alison, vamos a mi casa o a tu casa a seguir hablando, no podemos seguir aquí… - se notaba nerviosa.

-¿Por qué? ¿Qué sucede?

-Yo… quería volver al grupo de Verónica – se forzó a sí misma a hablar – y te…

-Laura!! Te tardaste demasiado!! – se oyó el grito de Verónica, quien se aproximaba con otras tres de las chicas del grupo. Demonios… realmente era tarde…

Entonces las chicas se acercaron a Alison, ella no entendía lo que estaba sucediendo; pero de alguna manera comenzó a sentir miedo, volteó la vista a Laura, quien tapaba su rostro con una mano, como si estuviera pensando en qué hacer; pero se veía resignación en su rostro: resignación y miedo.

-Bueno Alison, esto es por Laura, es su venganza por lo que le hiciste… - Verónica se acercó a ella y le agarró del brazo – tendrás que venir con nosotras… - sonriéndole maliciosamente comenzó a jalarle hacia el baño.

-¿Venganza??? – Alison se notaba confundida; pero entonces lo entendió… toda aquella charla amigable había sido nada más que un teatro para distraerle hasta que el lugar estuviera lo suficientemente vacío como para que nadie pudiera ayudarle – pero Laura… - le llamó suplicante comenzando a resistirse mientras las otras chicas del grupo también le agarraron para arrastrarla con más rapidez. Laura se quedó estática, sin levantar la vista, sin decir una palabra, sí, era una cobarde. Alison tomó valor y golpeó el estómago de una de ellas para liberarse; sin embargo, rápidamente al segundo paso que dio le hicieron una zancadilla que le provocó una de las caídas más dolorosas que había sentido hasta ese momento: el mosaico del pasillo no era un lugar agradable para caer y se lastimó el rostro y los brazos.

Le jalaron con aun más violencia hacia el baño, Laura les seguía de cerca sin dejar de taparse el rostro, avergonzada, impotente; pero sabiendo que una palabra suya bastaría para salvar a su amiga, al “amor de su vida” de lo que estaba a punto de acontecer, que fue lo más terrible que aquél grupo había hecho alguna vez. Sin piedad ni decoro alguno, se dispusieron a agarrar de los brazos a Alison y comenzaron a manosearle torpemente, lastimándole, apretándole horriblemente; las risas ahogaban sus gritos de desesperación y Laura bajó aun más la cabeza, no quería ver, no quería ver lo que ella había provocado, lo que podía detener con una palabra; pero no lo hacía.

-Laura!! Ayúdame!! – gritaba Alison entre sollozos y gritos desesperados – Por favor!!!

-Ella no va a ayudarte!! Guarda silencio!!! – le gritó una de las chicas tapándole la boca con una mano e incluso comenzando a asfixiarle. La víctima mordió la mano de la tipa; pero ésta le dio una fuerte bofetada por pura rabia y dolor.

-Lo siento… lo siento… - musitaba débilmente Laura; pero nadie oía, a nadie ya le importaba, podía detener aquello pero no lo hacía y sabía que con eso Alison nunca más estaría de su lado.

Dos meses después…

-Vi que tu amiguita Alison consiguió a otra – rió Verónica parándose delante de su asiento – parece que superó de buena manera lo que le hicimos esa vez.

-Cállate, no quiero hablar de eso… - replicaba Laura, molesta, enojada, sin poder olvidar hasta ese momento los ojos con los que Alison le había visto en aquella ocasión y nunca lo olvidaría.

-Es tarde para arrepentirse – insistió la otra – pudiste haberlo detenido como hiciste antes de aquella ocasión; pero no lo hiciste, ¿cobardía, tal vez?

-No soy cobarde…

-Sí que lo eres…

Dos meses antes…

Arrojaron a una sollozante y desesperada Alison al barro recientemente regado por el jardinero de la escuela, los buses estaban a punto de partir y no había nadie allí, no había ni un profesor ni coordinador o siquiera alma voluntaria que quisiera ayudarle. Solamente las risas burlonas de los curiosos que pronto se arremolinaron alrededor de las chicas.

-Vamos, Laura, dile, es lo último – le ordenó Verónica; pero ésta seguía con el rostro tapado por su mano, no quería dar la cara, no podía. Solamente negó débilmente con la cabeza – entonces lo haré yo… - se dirigió a los curiosos y levantó la voz – les diré algo sobre esta chica, Alison Joana Miranda, le gustan las chicas! Pero eso no es problema – aclaró – la encontramos en el baño intentando abusar de nuestra amiga!! – señaló a Laura, quien levantó la vista con el ceño fruncido, sus ojos hinchados dejaban ver que había estado llorando; pero la verdad no esperaba que Verónica llegara tan lejos - ¿Qué tipo de persona es esta? – señaló a la chica que se encontraba encogida en el suelo llorando en silencio pero desconsoladamente – Lo que intentó hacer va en contra de la naturaleza – rió y los curiosos le gritaron unas  cuantas cosas ofensivas; pero muchos de ellos solamente se alejaron cuando el show terminó. Verónica y las demás dejaron a Laura sola junto a Alison quien se levantaba débilmente. Subió la vista hacia Laura y se quedaron ambas mirándose, la primera tenía su mano tapando su boca, la segunda apretaba los dientes, con lágrimas en los ojos y una mirada de odio total.

-Tú empezaste con todo esto… fuiste tú… - le dijo mientras iba cojeando hacia ella, le dio una débil bofetada que dolía más en el corazón que de manera externa – pudiste detenerlo pero no lo hiciste… - más lágrimas salieron de sus ojos; pero Laura no dijo nada, se quedó estática sin decir una palabra, una acción desesperante para Alison quien dio media vuelta y con el corazón en la mano se alejó hacia su bus que le llevaría de vuelta a casa, lejos de toda esa horrible gente…

Al día siguiente…

Laura llegaba a la escuela con la bolsa de útiles en el hombro, con mucho pesar se había levantado de la cama para asistir ese día. La idea de ver a la maestra tampoco le animaba, sólo quería que la tierra le tragase de una vez, la gente le saludaba normal, como si nada hubiera pasado; pero su interior llevaba la horrible culpa de lo que había pasado el día anterior. Todo por volver a ser popular.

Salió al corredor de la puerta de su salón y dirigió la vista a la llegada de los buses escolares, buscando el de Alison con la mirada. Pero sabía que debía esperar unos cuantos minutos más, pues ella siempre era una de las primeras en llegar a la escuela y algo le decía que la chica de las gafas no asistiría ese día; pero asistió, bajaba débilmente del bus que llegó aquellos minutos más tarde.

Pero algo nuevo ocurrió, detrás de Alison bajó una chica de cabello negro y largo hasta la cintura, liso y brillante con un rayo color rojo a la mitad de él, piel blanca, era como quince centímetros más alta que el resto de sus compañeros. Vio cómo la chica de gafas se daba la vuelta y le hablaba a esta extraña mujer. Laura frunció el ceño, ¿quién sería? Bajó la vista y sólo respiró hondo…

Desde aquí comienza Suspiros…

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