Preludio a mi primera experiencia
De como por accidente descubri los placeres en manos de otras mujeres.Este primer relato solo trata de como fui descubriendo ese mundo maravilloso. Dedicado a mi amiga Melissa, a quien aprecio con mucho cariño.
Mi nombre es Jahayra, pero se pronuncia "Yajaira". Ahora tengo 28 años y aunque he tenido unas par de relaciones sexuales con hombres, las que con mas intensidad y pasión (y gusto!) han sido con otras mujeres. Soy de piel acanelada, pues mi madre es venezolana, pero tengo rasgos asiaticos porque mi papa es japones. Soy de estatura normal, cabello negro, liso largo, de cuerpo mas bien "redondeado", sin llegar a ser gorda, y mis senos son prominentes. Trabajo como secretaria en una empresa muy grande, y siempre me rodean otras secretarias, vendedoras y ejecutivas de la empresa, lo que me brinda muchas excusas para rozar, agarrar, apretar y abrazarlas, dandome la oportunidad de sentir sus pechos contra los mios.
Es un placer delicioso. La mayor parte de las veces voy al trabajo de vestido o falda, y salvo cuando tengo el periodo no uso pantaletas. Eso me brinda una sensación de sensualidad muy rica. A veces, en mi escritorio puedo deslizar mis dedos y acariciar mi pepita. Desafortunadamente en la oficina me mantienen muy ocupada y casi no lo puedo hacer.
Quisiera compartir la experiencia de mi primera vez hace siete años, cuando tenia 21....
Estaba inscrita en un gimnasio de baile que me permitia mantener mi fisico en condiciones mas favorables, ya que tengo una gran tendencia a ser algo gordita. Alli era comun ver que otras compañeras se pusieran unos leotards muy pegados al cuerpo y la mayoria se ponia una panty-thong sobre el leotard, lo que hacia destacar de modo prominente las nalgas. En algunos casos era grotesco porque las tenian flacidas, o deformes, o demasiado prominentes, pero habian unas cuantas que si tenian un trasero delicioso.
Yo preferia ponerme hacia la parte de atras para entretenerme con la mirada de esos globos de carne vibrando y saltando ante mi. Realmente, yo nunca habia sentido ninguna excitacion por el cuerpo de una mujer, pero aquel ambiente cargado de sensualidad y coqueteria fueron despertando en mi aquellos deseos novedosos para mi, pero no renunciaba a ellos por resultar mas bien placenteros. A partir de aquellos tiempos empece a prestar mayor atencion a las mujeres en la calle. Cuando iba por ejemplo, a un centro comercial prestaba mucha atencion a la marca de las elasticas de los bikinis (todavia no se usaban tanto como ahora los "hilos dentales") y a comparar unos pechos con otros. Pero de alli no pasaba. Simplemente me recreaba con la mirada. Tambien en la playa prestaba especial atencion a la entrepierna del bañador de mis amigas. Algunas no se rasuraban la linea del bikini en tanto que otras parece que se rasuraban totalmente porque se adivinaba la rajita, lo que llaman los americanos "camel toe". A mi me producia no digamos un placer visual, sino una especie de sensacion morbosa de conocer un pequeño secreto de mis amigas y primas.
Volviendo a nuestra experiencia en el gimnasio, un dia hice un movimiento equivocado y se me produjo un tiron en el musculo del muslo derecho y cai al piso, llena de dolor. Ese dia no pude terminar la sesion de ejercicios, y sali del salon cojeando. En los pasillos me tropece con una señora que era entrenadora tambien, a luzgar por su vestimenta y me pregunto qué me habia ocurrido y le expliqué. Entonces ella me dijo que pasara a su cubículo un momento para examinarme y ver si podia ayudarme. Ella era, además de entrenadora, masajista profesional. En el cubiculo habia una mesa de masajes y Grecia (que asi se llamaba la señora) me hizo acostarme boca abajo.
Ella me tomo el pie derecho y me fue alzando lentamente la pierna hasta que me dolió. Manteniendo la pierna en esa posicion comenzó a presionar en mi muslo con un dedo, buscando el punto donde el dolor era mayor, hasta que lo localizó. Estaba a unos cinco dedos por debajo de mi nalga derecha. Entonces Grecia comenzó a aplicar presion hacia los lados y despues a lo largo del muslo, preguntandome a la vez si me iba sintiendo mejor. Yo crei que asi era, y le dije que si. Pero al bajarme de la camilla me dio un dolor grandisimo y si Grecia no me abraza, me caigo al piso. Entonces ella me pidio que me acostara de nuevo y me dijo que me iba a bajar el pantalon para aplicarme una crema relajante. Sin preguntar, tomo la elastica de la cintura y me lo bajó hasta la rodilla. Mi pantaleta no la tocó, y me la dejó en su lugar, por lo que no me sentí incómoda.
Entonces, como por unos 10 minutos Grecia me dio un masaje que debió haber reajustado el alineamiento de mis musculos pues al bajarme de la camilla ya no sentí el mismo dolor de antes. Me subí mi pantalón y dándole las gracias me despedí. Todavía sentía algo de dolor, pero al menos podría ir caminando a casa. Al día siguiente no quise volver al gimnasio porque temía hacerme daño con mas ejercicio. A los dos dias si volví, y antes de entrar al salón de ejercicios quise parar donde Grecia para darle una vez mas las gracias por lo que había hecho. Ella no estaba ocupada en ese momento y me recibió con una gran sonrisa. Me preguntó si pensaba hacer otra vez mis ejercicios aeróbicos y yo le dije que si. Entonces ella me dijo que no me lo recomendaba por un par de semanas, porque los musculos se demoran en sanar y lo que iba a provocar era una lesión incurable si los sometía al stress que nuestra instructora nos exigía.
Al verme la cara de desilusión me quiso levantar el ánimo y me dijo, "¿Porque no te das un masaje en vez de regresarte a casa?". Yo le dije que no tenía tanto dinero en esos días, a lo que me dijo: "espera" y salió del cubículo, regresando unos minutos mas tarde y me dijo: "He hablado con la dueña del gimnasio y le he explicado tu caso. Ella está dispuesta a aplicar la parte de tu mensualidad que no vas a poder usar en la sala de ejercicios a mis servicios profesionales. ¿Qué te parece?" Entonces, yo no sabía si aceptar o no su oferta, a lo que Grecia insistió : "Anda, Jahayra, no seas tonta. Yo te prometo que te haré sentir muy relajada y no te arrepentirás". Yo me sentía muy apenada porque la verdad ella se había portado muy bien conmigo, y mas por no ofenderla que por sentir verdaderos deseos de recibir su oferta, le dije que si. Entonces Grecia me dijo "Quitate la ropa y la cuelgas en este gancho que ya regreso" y salio del cubiculo. Yo me quite la franela, las medias y el pantalon pero me quede con mi brasier y mi pantaleta. Y me acoste boca abajo en la camilla. Cuando Grecia regreso, le dio a un control que atenuó las luces y encendió un equipo de música que tocaba una sucesión de sonidos relajantes mezclados con alguna música suave. Ella comenzó a masajearme los hombros y los brazos. Lo hacia muy lentamente, muy al detalle y muy profesionalmente. Se ve que sabia su oficio. Para darme el masaje me untaba con un aceite aromatico que olía como a eucalipto.
Era muy delicioso tanto su aroma como la sensacion en mi piel. Ella me enrolló el brasier hacia los lados y luego hacia arriba cuando fue bajando por la espalda. Llegó a mi cintura y me aplicó mayor presión, lo que yo para mis adentros agradecí, pues sentía que me relajaba mucho, aunque me dolía un poco lo fuerte del masaje en esa area. Luego me enrolló un poquito nada mas la elástica de mi pantaleta para masajear la parte alta de mis nalgas, mas o menos desde donde nace la raja del culito. Sin embargo, ella no se propasó, y después bajo a los muslos sin siquiera tocarme las nalgas. Después de hacerme un masaje hasta los mismos dedos de cada pie, me pidio que me diera vuelta. Yo casi que estaba medio dormida de lo relajada que me sentía. Dado que Grecia había sido muy profesional, yo no sentía ningún tipo de temor o pena, y me sometí mansamente a sus deliciosas manipulaciones.
En algún momento yo creí que ella había rozado mis pezones que estaban duros como unas piedras contra el material de mi brasier por el frio del aire acondicionado en aquel espacio tan pequeño, pero no le di mucha importancia. Lo mismo, cuando me masajeó el vientre, tampoco quise darle mucha importancia cuando sentí en un momento como que si la uña de ella pasaba por encima de mi mata de vellos púbicos. Yo no le di mayor importancia y me sentí muy bien al terminar. Grecia fue muy discreta y profesional. No habló durante toda la media hora que duró el masaje y yo me sentí muy a gusto. Al terminar, me dijo: "Si quieres, puedes tomarte tu tiempo para vestirte" y salió. Yo me vestí sin apuros, me peiné y salí, para encontrármela hablando con la recepcionista, una joven de piel muy oscura y rasgos muy finos y exóticos llamada Victoria, de abuelos africanos. Victoria es muy simpática y juguetona, y me recibió con una gran sonrisa y con un comentario medio pícaro que en aquel momento no entendí: "¿Como te sientes? ¿Te gustó? ¿Verdad que es rico con Grecia?" Y noté como Grecia se puso medio seria. Y yo le dije que si, que lo había disfrutado, tanto, que volvería al dia siguiente, y besandolas en las mejillas me despedí.
Al día siguiente, al llegar, Grecia no estaba en su cubículo y fui a preguntarle a Victoria quien me dijo que Grecia acababa de salir al banco, pero que regresaria en un par de minutos, que podía de todos modos pasar al cubículo e irme preparando, acompañando esto con un guiño cómplice que tampoco entendí, pero lo acepté por venir de alguien tan graciosa. Cuando me desvestía, entró Grecia pero esta vez no se retiró, sino que se quedó allí conmigo, viendo como me iba quitando la ropa.
Entonces me dijo: "¿Te importaría si te quitas también la ropa interior?. Es para darte un masaje mas profundo y no tener que estar cuidandome de no mancharte con aceite el sosten y la panty. Si quieres, te cubres con esta toalla" y me dio una toallita pequeña. Yo me desvestí de espaldas a Grecia y me acosté de inmediato y entonces ella me cubrió mis nalgas con la toallita, lo que me hizo sentirme mas cómoda. La rutina fue similar a la del día anterior, solo que esta vez, al tener la espalda completamente descubierta pudo brindarme un masaje mas completo, tal como ella habia prometido. En algunos momentos sus manos acariciaron la parte lateral de mis pechos, aplastados contra la superficie de la camilla. Cuando llegó a mi cintura, ella me quitó la toalla, dejándome completamente descubierta.
Allí se dedicó a masajearme toda el area, me apretaba las nalgas, me las frotaba, y alguna vez crei sentir que me las separaba y hasta me pareció sentir también su aliento cerca de mi ano. Ella siguió hacia mis piernas y ahora, hacía un masaje desde mis tobillos hasta mis nalgas, sin detenerse, que le permitía mover mis piernas a su voluntad. Muy lentamente me fue abriendo de piernas, y sin duda alguna, mi cuquita estaba expuesta a su mirada. Algunas veces, cuando regresaba desde las nalgas hacia mis tobillos alguno de sus dedos pasó por mi anillo anal y me dio como una sensación entre cosquilleo y escalofrío.
Yo la dejaba hacer lo que quisiera, pues la verdad que era muy profesional en todo lo demás. Cuando me pidió que me diera vuelta, ella misma me puso la toalla sobre mi pubis, tapando mi vergüenza, aunque ya se había tenido que dar cuenta lo peluda que era en esa zona. Los pechos si los tenia descubiertos, y sentía que mis pezones iban a estallar porque a pesar de estar recibiendo un masaje tan relajante y profesional como el del dia anterior, esta vez estaba sintiendo unas sensaciones que me las achacaba a mi misma y no a las manipulaciones que Grecia hacía con mi cuerpo. Ella respetó mis pezones, aunque si frotó con aceite mis pechos (son muy grandes: ahora uso talla DD, aunque en esa epoca eran grandes pero no tanto todavia). Y cuando llegó a mi vientre, no me quitó la toalla sino que la corrió a un lado, para permitirle darme un masaje integral de las piernas desde mis tobillos hasta mi bajo vientre. En varias pasadas uno de sus dedos se medio enredó con mi mata de pelos, pero no pasó de allí la cosa.
Al terminar, todo ocurrió igual que el dia anterior, salió para que me vistiera y la volví a encontrar en la recepción con Victoria, cuya cara era todo un poema por estarse imaginando cosas que en realidad (todavia) no habian ocurrido. Esa noche, al llegar a casa me fui a bañar y noté que estaba muy mojada en mi cuca. Y es que aunque no me había percatado de ello, el masaje un poquito mas íntimo esta vez, mi desnudez absoluta y algunos toqueteos sabiamente administrados por Grecia habían producido en mi un estado de excitación que tuve que liberar mientras me bañaba, con una paja deliciosa. Pero al irme a dormir, tuve la necesidad de volver a hacerlo, pero sin apuros, lentamente, entre la intimidad que me brindaban mis sábanas. Repase cada una de las cosas que me hicieron sentir las sabias y deliciosas manos de Grecia.....
Al dia siguiente, que era viernes, pasé todo el día pendiente de mi cita con Grecia, y no veía la hora en que se acabara la jornada de trabajo para irme al gimnasio. Al llegar, me recibió Victoria, quien me llamó aparte y me dijo: "Cuentame. ¿Como te parece el relax que Grecia sabe dar?" Yo le dije que era muy agradable sentir los musculos en estado de relajación, a lo que Victoria me dijo"NO chica! yo no me refiero a ese tipo de relax, sino al otro!" y con el dedo anular hizo un movimiento en frente de su vagina simulando una paja. Yo le dije ¿Qué? ¿De qué hablas? Y Victoria me dijo, no te hagas la tonta, que todas aqui sabemos que Grecia es una artista y todas nosotras hemos experimentado mas de un orgasmo a manos suyas. Yo quedé en shock. No me lo había imaginado! Ahora cobraban sentido algunos movimientos rápidos que Grecia había hecho mientras me masajeaba. Estaba probando mis reacciones!.
En eso pude ver que iba entrando Grecia y yo me sentí toda cortada, por lo que me adelanté a entrar en el cubículo. Inmediatamente después entró Grecia y solamente me había quitado la blusa, y yo seguí desvistiendome delante de ella, mientras me contaba algo que había pasado con una hermana de ella. Yo casi ni le presté atención pues mi mente giraba alrededor de lo que Victoria me acababa de revelar. Yo me debatía entre seguir desnudandome o salir de alli. Pero mas pudo la curiosidad y la memoria de lo que habia experimentado el dia anterior, y me decidi a ponerme completamente en las manos de Grecia. Me quite toda la ropa, y me acoste en la camilla. Grecia me dijo: "Lo siento Jahayra, no me quedan toallas limpias". Y yo le dije, no importa, Grecia, ya venimos siendo cada vez mas amigas, no te parece? Y allí estaba yo, plenamente desnuda ante una mujer unos 15 años mayor que yo, dispuesta a que pasara algo que ansiaba y temía a la vez.
El masaje prosperó tal como había ocurrido la vez anterior, pero cuando ella me empezó a masajear en la cintura y las nalgas, yo medio abrí mas las piernas, como para mostrarle mas de mi culo y mi cuca. En una de esas, al echarse aceite en las manos sobre mis nalgas, senti el chorrito que cayó sobre mi, pero ella no lo recogió, y sentí como se fue deslizando lentamente por la raja entre mis nalgas, lo senti al pasar por mi ano hasta ir a confundirse con los liquidos que mi vagina estaba empezando a segregar como producto de las ideas que daban vuelta en mi cabeza tras la conversacion con Victoria. Entonces Grecia dijo, uy, se me derramó un poquito por aquí, y con el dedo estirado lo pasó por la raja entre mis dos nalgas.
A mi me produjo un escalofrío delicioso y mi reacción inconsciente fue la de levantar la cola. Grecia inerpretó el gesto como una bienvenida pues se dedicó a acariciarme el ano con movimientos circulares muy lentos, a los que yo respingué aún mas mi cola y abrí mis piernas sin presentar resistencia, y mas bien coloaborando con aquella deliciosa caricia. No nos hablábamos, pero el dedo de Grecia estaba haciendo todo un discurso en mi puerta trasera.
Yo jamás había pensado en aquel orificio como centro de placer, pero era evidente que Grecia sabía lo que estaba haciendo, jugando con mi cuerpo y con un solo dedo llevándome a la cima del placer. Yo comencé a gemir y Grecia dejando mi culito tranquilo buscó una toalla y acercando su boca a mi oído me susurró: "No vayas a gritar ni a hacer ruido, mira que estas paredes no tienen aislamiento acústico" Y me hizo que mordiera la toalla (La muy vagabunda sí que tenía toallas, solo que me quería tener como yo ahora también deseaba estar: a su merced). Regresó a mi culito, y poniéndo su mano izquierda sobre mi nalga, me la iba "amasando" mientras su dedo de la mano derecha volvió a hacer travesuras.
Entonces tomó el pote de aceite y volvió a derramar aceite, pero esta vez directamente sobre mi canal y mi agujero. Ella comenzó a mover su dedo en círculos igual que antes, pero notaba que hacía mas presión. Yo mientras tanto iba mordiendo la lengua y empezaba a menearme mientras aquella invasión de mi privacidad contaba con toda mi aprobación. Lentamente fue relajando mi esfínter y cuando ella midió que ya yo estaba lista, dejó deslizar la punta de su dedo dentro de mí. YO aguanté la respiración ante lo inesperado de la acción (ingenua yo: creía que todo se iba a quedar en solamente acariciarme la entrada).
Ella se acercó a mi oreja y me preguntó: "Te duele, cariño?" Y yo le dije que un poquitico nada mas, y ella me fue diciendo cosas tiernas al oído, como "Disfrutalo mi niña", "Yo no sería capaz de hacerte daño", "Muévete así, mi linda", mientras iba centímetro a centímetro penetrándome con su largo dedo. LLegó un momento en el que empezó a moverlo, primero haciéndolo girar, y después los sacaba hasta la entrada y me lo volvía a hundir. Para mi aquello era delicioso, y un gran descubrimiento. Cuando ya tenía el tiempo que ella consideró suficiente, retomó el masaje y se dedicó a mis piernas, solo que esta vez cuando subía desde los tobillos y paraba en mi cintura, su toqueteos sobre mi ano eran descarados y yo los esperaba alzando mi cola y un gemido suave a lo que cada vez ella decía : "así, mi niña, disfrútalo, que tienes una cola bien bonita".
Cuando terminó con mis piernas acercó su boca a mi oreja y me susurró con una dulzura maternal: "Date vuelta, mi niña". Yo presentía que ahora vendría lo mejor, y gustosa le obedecí. Ella tomó aceite y comenzó con mis brazos y se dio cuenta que a mi me excita muchísimo que me acaricien las axilas. Allí ella se recreó, raspándome con sus uñas muy suavemente y deleitándose con mis gemidos. Yo la veía y sus reacciones eran de una amplia sonrisa cada vez que yo gemía. Llegó mas tarde a mis pechos, los cuales trató primero con mucha suavidad, pero luego se fue como excitando pues empezó a amasarlos con cierta fuerza y a agarrarme los pezones, dándoles vuelta y halándolos. Yo era una conejita indefensa y víctima complaciente de aquella manipulación sensual de mi cuerpo.
Cuando llegó el momento de mi vientre, yo tragué grueso y me dispuse a dejarla hacer conmigo lo que quisiera. Ella pasó sus dedos entre mi mata de pelo haciendo a la vez un comentario de lo peluda que era. Yo le dije que si, que era cosa de familia. Ella se entretuvo jugueteando con mi pelambre, pasando la mano con sus dedos separados y alzandola, como para desenredarlos. Lo hacía una y otra vez, en una especie de caricia juguetona que la tenía como extasiada pues lo hacía una y otra vez. Mientras tanto yo abría disimuladamente mis piernas, deseando aunque no pidiendolo, que ella se atreviera a darme un contacto mas intimo. Como que si me hubiese leido la mente, de pronto, hizo algo que me sorprendió, apoyó su cabeza en mi barriga y extendió su mano sobre toda mi cuca, agarrándola toda en un solo gesto. Me la apretó, y la soltó, me la volvió a apretar y la volvió a soltar. Y yo sin poder ver nada de lo que ella estaba haciendo y ni siquiera su cara pues solo veía su cabeza apoyada sobre mí. Lentamente, muy lentamente sentí que un dedo de ella se abria paso entre mi pelambre y hurgaba para encontrar la canal a través de la cual ella pensaba deslizar su dedo en un movimiento de vaiven que ya mi mente clamaba a gritos. Lentamente, muy lentamente se fue abriendo paso y llegó hasta mi ano, para regresar arrastrandolo hasta quedar atrapado por la capuchita de mi pepita.
Allí le dio un par de vueltas para volver a repasar aquel delicioso recorrido. Ya mi respiración se hizo muy agitada pues toda la excitación acumulada, sumada al hecho de que ella me toqueteaba de un modo tan sensual e intimo, me tenían al borde de un orgasmo que ella supo demorar. Sintiendo mi dificultad para respirar, levantó su cabeza y mirándome a los ojos me hizo un guiño y me tiró un beso. Sin dejar de mirarme a los ojos, y quedando yo presa en su mirada, sus movimientos se hicieron menos lentos, y cada vez que llegaba a mi pepa ya no solo le daba vueltas con su dedo sino que la tomaba entre dos dedos, ya que estaba lo suficientemente recrecida como para facilitarle esta maniobra. Y ella me miraba, y yo a ella. Entonces ella quiso meterme un dedo, pero yo le dije que tuviese cuidado pues todavía era virgen. Ella alzó las cejas en señal de sorpresa y se dedicó a acariciar la entrada de mi vagina sin meter demasiado el dedo. Aquello era una verdadera sopa de mis secreciones preorgasmicas y ella arrastró con tres de sus dedos una cucharada de aquel balsamo para teminar untandolo en mi pepita. Alli se dedicó entonces a procurar mi orgasmo.
Apretando mi pepita entre dos de sus dedos los movia ademas en circulos, deslizandome cada segundo mas hacia el abismo del placer. Lentamente muy lentamente fue aumentando el movimiento sobre mi pepita, mientras que con uno o dos dedos de su otra mano repasaba mi raja y se entretenia unos segundos en la entrada de mi vagina sin llegar a penetrarme. Esa doble sensacion, me llevo irremediablemente a un orgasmo que senti llegar cuando se me encogieron los pies y senti en mi vientre ese cosquilleo inconfundible. De pronto, mi mente se nublo, mi respiracion se hizo erratica y Grecia aumento la velocidad de sus movimientos, llevandome a la cima del placer. Cuando ella reconocio que no podia llegar mas alto, solto mi pepita y me cubrio con su mano toda la cuca. Yo me sentia agradecida de tanta consideracion y respeto. Cuando abri los ojos, me encontre con los suyos, todavia fijos en mi. Yo extendi mi mano y la puse sobre la de ella, a lo que lla respondio dandome un apreton cariñoso en mi adolorida cuquita. Pasado un rato en el que nadie hablo, yo tome su mano y la lleve a mis labios y se la bese. Estaba impregnada de mis olores y secreciones. Nunca podre olvidar ese olor y aquel sabor saladito que quedo en mis labios.
Grecia me dijo que tenia que terminar y completo el masaje en la parte de las piernas que no habia hecho. Yo mientras tanto, con mis ojos cerrados repasaba lo vivido. El primer orgasmo vivido a manos de otra persona....
Cuando termino, me dijo como siempre que me tomara mi tiempo para vestirme, pero yo le dije que tenia que pasar por el centro comercial a recoger una ropa que me estaban arreglando, que si me podria duchar, y ella me dijo que creia que si. Me dijo "Esperate" y salio. Al minuto se abrio la puerta y aparecio Victoria con una bata. Ella me vio alli, desnuda, sin energias para cubrirme y sus ojos se recrearon de mi vulnerable desnudez. A mi ya nada me importaba, y me tome mi tiempo para bajar de la camilla y aguantar la mirada picara y traviesa de Victoria. Antes que ella me preguntara le dije: "tenias razon. Ha sido muy rico" Lo que Victoria celebro con una carcajada solidaria mientras ella misma me cubria con la bata y me daba las llaves de salon de duchas. Una vez que me duche y vesti, al salir busque con la mirada a Grecia, pero no la encontre.
Me senti un poco desilusionada por lo agradecida que me sentia de lo que ella me acababa de brindar. Victoria me tenia un jugo de naranja, para "recuperar las fuerzas, amiga". Ella me dijo "Cuentame", pero yo, apurando el jugo le guiñé diciendole: despues te cuento, ahora estoy apurada. Entonces me dijo si nos podriamos encontrar al dia siguiente en el Centro Comercial, ya que era sabado y ella no trabajaba. Y acordamos vernos en una cafeteria a las tres de la tarde. Le prometi que le contaria. Y ella, riendo me beso en la mejilla y me despidio.
Al salir de alli, mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Casi me atropella un auto al cruzar una calle. Termine mi diligencia y fui a casa, donde cené con mis padres, vimos TV un rato y me fui a la cama. Alli no podia dormir. Mi mente repasaba la pelicula de mi experiencia, y solo despues de haberme provocado el tercer orgasmo en una masturbacion que jamas podre olvidar, me vencio el sueño hasta bien entrada la mañana del sabado.
Después de almorzar me vestí para ir a mi cita con Victoria. Nos encontramos en el cafe tal como habiamos convenido. Ella vestia un vestido muy liviano, de verano, sin mangas, y sandalias, mientras que yo me habia vestido con un vestido-jumper de jean y una franela de algodon, con medias tobilleras y zapatos deportivos. En el cafe nos sentamos en una de las mesas mas retiradas y allí me acribilló a preguntas, queriendo saber al detalle lo que había ocurrido en el cubículo con Grecia. Yo no pensaba contarle sino que "me había hecho la paja" y mas nada, pero Victoria me fue conduciendo por medio de un interrogatorio a la confesión detallada de aquella deliciosa travesura. Ella gozaba y celebraba cada detalle de mi confesión y debo confesar que me mojé mientras revivía para mi amiga aquella deliciosa experiencia que había disfrutado hacía menos de veinticuatro horas....Cuando ya nos disponíamos a levantarnos de la mesa, yo le dije, que porque no visitabamos algunas tiendas.
Victoria me dijo: "Tengo una idea mejor". No se como lo vas a tomar, pero desde que te vi ayer, desnuda, me llamó mucho la atención que una mujer tan joven y bonita como tu no cuide mejor su apariencia íntima". Yo le dije que no entendía lo que me estaba diciendo "a eso iba", me dijo. "Tienes una mata de pelos que es antiestética. ¿Porqué no me dejas depilartela?" me preguntó. Yo me sorprendí y no sabía que decirle. Ella se dio cuenta, y tomándome las dos manos, me dijo: anda, no te vas a arrepentir. Yo se que te va a gustar después que lo hagas. Confía en mi". Yo, ya levantandome de la mesa, como un mecanismo de defensa le dije" No se...". Ella se levanto de la mesa y salimos caminando sin hablarnos. Mi mente estallaba de ideas. ¿Que sera lo que estara buscando esta?, me preguntaba. Para bajar al primer nivel decidimos tomar un elevador. Cuando entramos, no habia nadie y al cerrarse la puerta me dijo : "Mira", y se levantó el vestido. Yo quedé en shock. Allí, frente a mi estaba una bellísima cuquita muy negra, muy bella y muy depilada. Yo quedé hipnotizada. No me imaginaba que ella estuviese sin ropa interior, y mucho menos rasurada y muchisimo menos aun que me la mostraria con aquel aire de inocencia tan típico de Victoria. Cuando llegamos a la planta baja, ella se bajó el vestido, y yo permanecía callada.
Pensativa. Ella me preguntó: "¿Que piensas?" yo le dije "no se, me parece todo tan repentino...." y ella no insistió, pero mi mente daba mil vueltas. Me encantaba lo que acababa de ver, Victoria me inspiraba mucha tranquilidad, sabía que podía confiar en ella, y si, alguna vez había pensado en depilarme, pero nunca me atreví por miedo a cortarme. No habíamos caminado unos cien metros cuando me detuve, y mirandola a los ojos, le dije: "esta bien, hagamoslo". Ella dio un salto de alegría y me beso la mejilla dandome un abrazo a la vez. Me dijo que ella vivía al lado del centro comercial. Entonces salimos, y efectivamente un edificio de apartamentos que quedaba pegado al centro comercial era donde ella vivia. Si hubiese vivido mas lejos, tal vez hubiese cambiado de opinión, pero para suerte de Victoria (y para la mía propia, según pude experimentar después!) llegamos muy rápido a su edificio.
Entramos y pasamos al elevador. Ella marcó el piso 5 y le pedí si me podía mostrar otra vez. Ella se levantó su vestido y yo no despegué mis ojos de aquella bella joya negra entre sus piernas. Al llegar al su piso, entramos al apartamento y me dijo que me sentara mientras ella prepararía los utensilios necesarios. Yo me senté en la sala y tomé unas revistas las cuales ojeaba sin detenerme en su contenido ya que mi mente daba mil vueltas. No sabía si salir corriendo de allí, o si seguir adelante con aquella locura, inimaginable hacía apenas 10 minutos. Todo estaba ocurriendo tan rápido... cuando Victoria me llamó desde su habitación y cuando entré me di cuenta que había extendido una toalla sobre la cama, y al lado de la misma sobre una silla tenía una palangana con agua tibia, crema y una rasuradora. Me hizo acostarme sobre la toalla y ella misma me subió el vestido y tomando la elástica de mi pantaleta me la bajó diciendo: "que cantidad de pelos tienes, mujer! Y esta pantaleta, es de tu abuelita?" agregando: "Yo voy a hacer de ti una mujer nueva, no hay derecho a que una mujer tan joven y bonita como tu no sea mas moderna.
Dígame esto" alzando mi pantaleta frente a sus ojos, "parece una tienda de campaña. Mi abuelita las usa así..." y riéndose la tiró a una esquina en el suelo. Entonces dijo: "Bueno mi amiga peluda, manos a la obra". Entonces deslizó sus dedos entre mi mata de pelos y los alzó, y dándose cuenta que eran muchos y muy largos dijo que primero tendría que recortarlos con una tijera. Ella se levantó del taburete que había colocado al lado de la cama en la que yo me encontraba acostada y con mis piernas colgando una a cada lado de la esquina donde Victoria había acomodado la toalla. Entonces mi amiga regresó con una tijera y sin mas empezó a cortar mi pelambre. La fue poniendo de lado, sobre una servilleta. Cuando rebajó lo suficiente aquella masa de mis vellos púbicos me puso una toalla empapada de agua tibia, mientras empezó a preparar la espuma. Me quitó la toallita y empezó a aplicar la espuma mediante movimientos circulares, para que la misma penetrara hasta mi piel. Entonces se levantó y prendió la radio, lo que me gustó, porque me sentía muy tensa, allí tendida, con mis piernas abiertas y permitiendo a esta bella negra manipular mi zona mas íntima.
No era como para estar indiferente a lo que me estaba ocurriendo.... Con la música puesta, Victoria tomó una rasuradora y empezó con movimientos muy cortos y suaves a remover de raiz mis pelitos. Lo hizo muy lentamente. Estaba muy concentrada en lo que estaba haciendo, y no nos hablábamos. Yo me limitaba a estudiar sus facciones. Era muy exótica, mas bien bella. Su nariz era muy perfilada y unos ojos inmensos que cuando los abría deslumbraban por el contraste de su fondo blanco con su piel tan oscura. Lo mismo cuando sonreía, sus dientes perfectos, lucían todavía mas preciosos sobre el telón de fondo oscuro de su piel. Sus labios eran muy discretos, solo el labio inferior era mas bien abultado, pero el superior era mas bien fino, incluso tal vez mas finos que los míos. Victoria fue rasurando cada centímetro de mi pubis. Algunas veces tuvo que reaplicar espuma para hacer una afeitada mas al ras.
Cuando le tocó rasurar mis labios con mucha delicadeza los tomó con la otra mano, y estirándolos, iba pasando una y otra vez la maquinilla y después repasaba con sus dedos para cerciorarse que no habían quedado cañoncitos de pelo que me pincharan. Cuando hubo terminado con los labios de ambos lados de mi cuquita me hizo rodarme un poco mas arriba en su cama y me dijo que alzara mis piernas, que las llevara hacia mi pecho, que tenía que afeitarme también mi culito, donde también tenía un montón de pelos. Cuando me untaba la espuma recordé cuan rica había sido la manipulación que Grecia había hecho en ese anillo escondido de mi anatomía, pero tan rico en deliciosas sensaciones. Yo gemí en un par de oportunidades, y Victoria juguetonamente me dijo: "Aja, bandida! como que te va a gustar cuando seas grande!" y riendo siguió aplicando la crema en los rincones que un par de minutos mas tarde quedarian tan calvos como mi pubis. Con la maquinilla removió todos mis pelitos y cuando estuve lista me dijo que no bajara las piernas, que me iba a limpiar. Fue al baño y regresó con un par de toallas empapadas en agua y me limpió meticulosamente.
A mi me produjo un gran escalofrio pues el agua estaba un poco fria. Victoria no se propasó (para mi desilusión!) y completó su labor de limpieza también al frente. Me secó con otra toalla, y pasó sus dedos muy suavemente por toda mi area intima, como para comprobar que todo habia quedado como se esperaba. Ella me invitó a hacer lo mismo. Para mi fue muy estraño, por primera vez desde que me habían crecido pelos en esa zona, tal vez unos siete u ocho años atras, que pasaba mi mano por mi intimidad y sentia una superficie totalmente lisa, como cuando era niña. Mientras, Victoria me veía para ver mi reacción y su sonrisa era simplemente magnifica. Entonces le pregunté: "¿Y ahora qué?" a lo que Victoria me contestó. "Ahora nada, chica. Si quieres, ponte un poco de esta crema para que no se te irrite la piel". Y me pasó un pote con crema, la cual me apliqué generosamente mientras Victoria con su sonrisota disfrutaba del espectáculo... Ella empezó a recoger las cosas y me dijo: "¿Que tal si volvemos al Centro Comercial?" y yo le dije que OK. Fui a buscar mi pantaleta y ella se me adelantó diciendo "No, no, no. Esa pantaletota está decomisada.
Te prohibo que te la vuelvas a poner. Tu ahora eres otra mujer". Yo quise protestar, pero ella, agarrandome de la mano me arrastro fuera de la habitación, busco su bolso y abriendo la puerta me invitó a salir. Para mi era una sensación muy extraña porque sentía el aire en mi cuquita y me moría de la vergüenza de que alguien me pudiese ver mi intimidad por la calle. En el elevador, apenas se cerró la puerta, Victoria, muy juguetonamente se levantó el vestido y yo, riendome, imité su gesto. Alli nos morimos de la risa, y al llegar a la planta baja, salimos carcajeando, lo que llamó la atención a un par de señoras que venían entrando. Si supieran! pensé yo.
En el centro comercial Victoria me condujo a una tienda de Victoria Secret y me dijo: Desde hoy ha cambiado tu vida. Seras una mujer moderna, no una anticuada como antes. Te prohibo como amiga seguir usando las tiendas de campaña como la que tenías puesta hoy. Yo, haciendo juego con el nombre de la tienda le dije: "Aqui es donde guardas tus secretos, eh?" y riendo, entramos, ella llevandome de la mano.Ya dentro de la tienda me ayudó a escoger un montón de pantaletas. Unas muy sexy, otras no tanto, pero todas ellas muy bellas y bastante diferentes a las que hasta ese día use. Lo que dijo Victoria se cumplió: Desde ese día cambió mi vida. El resto del día pasó normalmente, bueno si se puede llamar normal el andar en un lugar póblico sin ropa interior.... Yo la acompañé a un par de tiendas donde ella se compró unos zapatos que necesitaba.
A mi me asombraba que ella no pusiera ningún cuidado al probarselos, pudiendo ser que alguien le viera su joya mas preciada al abrir las piernas. Pero ella se desenvolvió con toda naturalidad y desenvoltura. Todo eso lo iba anotando mentalmente en mi inconsciente ya que tiempo después yo me atrevería a hacer lo mismo, y mucho mas....Cuando regresé a casa me fui directamente al baño para mirarme en el espejo, y la verdad que me gustó mucho lo que vi. Me veia tan diferente, me sentía tan limpia y tan exótica a la vez.
Cuando me fui a la cama esa noche me masturbé por tiempo sin fin, repasando la experiencia con Grecia y ahora, mis dedos se deslizaron mejor que nunca, y mis orgasmos de esa noche fueron superabundantes en secreciones. Fue una noche muy rica. Pero mas rica sería la noche de una semana mas tarde porque ese sería el día en que habría de tener mi primera verdadera experiencia lesbiana. Fue una relación muy tierna y bella que marcó mi vida para siempre y que compartiré con mis lectores muy pronto.....
Espero con ansia comentarios y contactos de otras chicas y mujeres que hayan leido este relato....... marikojahaira@yahoo.com