Preguntas y respuestas

Mucho de lo que quisiste saber y no te atreviste a preguntar

Sentimos decepcionaros, pero esto no es un relato.

A lo largo de estos meses, hemos recibido correos de varios lectores haciéndonos preguntas.

Vamos a responder (más o menos) algunas de ellas que han sido recurrentes, y las curiosidades no satisfechas pueden incluirse como comentarios a este escrito, que responderemos (hasta donde podamos) por el mismo medio:

P: ¿Vero y Dany son vuestros nombres verdaderos?

R: Pues hmm, no. Son seudónimos, aunque la inicial de cada nombre coincide con la real. Digamos que debemos preservar nuestro anonimato, debido a que en nuestro ambiente social esta afición sería mal entendida.

P: ¿Cuál es vuestra edad?

R : Tengo más de 25 años y menos de 30. Dany, 5 más.

P: ¿Estáis casados?

R: Sí. Nos presentaron unos amigos comunes, y nada más echar la vista encima a Dany, decidí que estaba hecho para mí. Según parece, a él le sucedió algo parecido, de manera que en cuánto nos fue posible, contrajimos matrimonio. Feliz, debemos añadir.

P: ¿Son reales vuestros relatos?

R : Siempre que escribes deslizas inadvertidamente (o no) vivencias, situaciones y sentimientos reales en tus obras.

P: ¿De dónde sale el argumento de vuestros relatos?

R: Normalmente se trata de fantasías de uno, otra… y a veces comunes. En otras ocasiones, un hecho determinado, aun sin relación con el sexo, provoca que se activen algunas sinapsis, y surge la idea. Volveremos sobre esto.

P: ¿Os documentáis antes de escribir un relato?

R : Normalmente no, aunque, como no somos omnisapientes, a veces nos metemos en berenjenales que requieren consultas para no inventar cosas. Por ejemplo, las pinturas shunga o los haikus de Matsuo Bashō, en Privacy Club (3) que son absolutamente reales. También la descripción de un “club liberal” requirió horas de recorrer publicidad de estos clubes (nunca hemos osado entrar en uno de ellos) Por cierto que en este caso realizamos un miniestudio sobre el tema “parejas liberales”, que al final derivó en otro sobre el cine porno. Quizá alguna vez nos referiremos a ello en algún relato.

P: ¿Cuál es el procedimiento que utilizáis para escribir?

R: Una vez decidido el argumento a rasgos generales y delineados someramente los personajes, cualquiera de nosotros propone una escena, concretando un poco más. Luego la desarrollamos en detalle ante el ordenador. Tomemos por ejemplo el caso de Privacy Club: La idea general fue de Dany; se le ocurrió cuando encontró en la calle una ficha de casino de poco valor. Me la mostró, quedó pensativo, y dijo aquello de “¿Y si en lugar de la ficha de un casino fuera otra cosa?” Dany transforma nuestras paridas en palabras escritas, se le da bien por su trabajo. Según está escribiendo, me hace preguntas como ¿qué sentiría Marta en este caso? Me meto en situación, e imagino qué pasaría por mi cabeza si estuviera… bien, haciendo lo que sea que esté haciendo la protagonista. La parte masculina es siempre contribución suya, aunque a veces hago sugerencias que no siempre son aceptadas por él. Bueno, casi siempre sí.

Con Privacy Club nos sucedió algo curioso. Una vez terminado, nos dijimos que el final quedaba abierto, con muchas incógnitas por resolver, e iniciamos “Cuatro años después”. No lo hicimos con “Quid pro quo”, porque no acertábamos a imaginar qué ocurriría después entre las dos parejas.

P: ¿Existe la urbanización naturista de “Cuatro años después”?

R: Sí. Está en Vera, provincia de Almería, donde realmente hay varias, junto al Playazo de Vera. Pasamos en una de ellas las vacaciones de 2018, y repetimos en 2019. En 2020, por causas obvias, nos quedamos en casita, y este año no podremos tampoco ir por circunstancias relacionadas con el trabajo de Dany.

Queremos aprovechar para explicar que el naturismo no tiene nada que ver con el sexo, por más que hayamos visto grupos de dos o más parejas que… ¡ejem! Es cierto que en una población tan pequeña existen varios “clubes liberales”, lo que puede llevarnos a la conclusión de que para algunos “desnudez” sí es igual a “sexo”, y van a lo que van. Nosotros acudimos por la sensación de libertad que sentimos cuando prescindimos de la ropa.

Las descripciones de “Cuatro años después” son verdaderas; en el Playazo hay de todo: familias, parejas, muy raramente mujeres solas, pero sí hombres. Mucha gente prescinde de la ropa, pero otras personas (“textiles” en el argot) conservan toda o parte; nos referimos a que el top less está bastante extendido. En cuanto al aspecto físico, es tal como lo relatamos: olvidaos de bellezas de ambos sexos en pelotas (aunque haberlos, haylos —pocos—) Gente corriente como la que podéis ver en cualquier playa normal. Y, desgraciadamente, algún mirón patológico de vez en vez. Pero lo normal es que cuando te cruzas con gente vestida, aparten la vista más avergonzados que tú.

A los nudistas no nos importa mayormente que nos miren, y no tenemos el prurito de mirar insistentemente a nadie. Lo hacemos de la misma manera que en una playa “textil”: una mirada distraída en todo caso, cuando pasamos al lado de alguien.

P: ¿La urbanización naturista aparecerá en otros relatos?

R: Sí. De hecho, tenemos dos esbozados que se desarrollan, en todo o en parte, en ese ambiente. Se trata de “Ma ka mahina nui”, y “No preguntes, no lo digas”. Estamos pensando publicar un anticipo de cada uno de ellos, pero no lo hemos decidido aún.

Y esto ha sido todo. Si tenéis otras preguntas, incluirlas como comentarios a este escrito, y las responderemos en la medida de lo posible.

Besos a todas y todos, y muchas gracias. Habéis puesto nuestro ego por las nubes con vuestros comentarios y felicitaciones. Las puntuaciones no nos importan mayormente, (aunque también se agradecen) porque somos conscientes de que habrá muchos lectores y lectoras a los que nuestros relatos parecerán un cognazo, porque después de cuatro páginas aún no se han “estrenado” los protagonistas, ya nos entendéis, y no puntuarán o lo harán con un cero.