Preferido del padrastro
Un chico descubre su conexión ardiente con el padrastro
PREFERIDO DEL PADRASTRO
Siempre creí por mucho tiempo que el señor Flores era un amigo de la familia.
Mi padre había muerto hacía dos años y el señor Flores siguió viniendo a casa como hacía antes, desde siempre. Lo escuchaba reír a carcajadas con mi madre y a veces con mis hermanos. Éramos tres. Dos varones y una mujer. Ellos se llevaban bien.
No sé como ni cuando me entere que era mi padrastro. En fin que había estado con mi madre desde hacía un tiempo ya y que lo habían formalizado.
No se si dije que era el menor de los tres hermanos. Mis hermanos mayores estaban de novios y prontamente se marcharon de la casa para hacer sus vidas.
Seguí con mi vida, aunque ahora éramos tres en la casa. Mi madre trabajaba casi todo el día. Yo seguía estudiando y mi padrastro trabajaba sin horarios, era dueño o socio de no sé que.
__¡Hola Kikito! ¿como andas?__ preguntó aquel padrastro a modo de saludo. Kikito me decían de siempre. Mi nombre es Enrique pero nadie me había llamado así nunca. O al menos yo no o recordaba.
__¡Bien!¿Y tu Tavo?__ dije pasando rápido a mi cuarto.
__¡Escucha que apuro llevas!!__ me grito el
__¡Es que debo estudiar!
__¡Luego necesito tu ayuda!__ volví sobre mis pasos
__¿Qué necesitas Tavo?__ pregunté extrañado
__¡Necesito correr un mueble y es bastante pesado!
__¿Y cuando quieres hacerlo?
__¡Por mi ahora esta bien, hay que bajar al sótano, debe estar lleno de tierra!
Allá fuimos. Entramos al sótano estaba muy oscuro, de pronto una pequeña luz nos iluminó, se veía igual muy poco.
__¡Por ahora deber estar!__ dijo Tavo y yo lo seguía por detrás. El miraba para un lado y otro buscando.
__¡Aquí está´!__ dijo de pronto ante un polvoriento armario o algo sí. Lo tomamos. Pesado, sucio, grande. Empezamos a trasladarlo, yo sudaba, el se quejaba. Llegamos por fin arriba.
__¡¡Fuuuu no pensé que sería tan pesado!
__¿Para que quieres esto?
__¡Tu madre!
__¡Ah, y tu haces todo lo que quiere!
__¡No, nadie hace tanto!__ contesto molesto
__¡Perdona!__ dije enseguida
__¡Esta bien, no pasa nada, no me molesta cariño!__ dijo aquel hombre y me extraño la acentuación
__¡No es nada!__ dije y me retire hasta el baño a lavar mis manos.
Días después estaba yo todavía en la duermevela dulce entre la madrugada y la mañana temprano. Respiraba agitado y erecto, por un sueño que había tenido, ¿o no había sido un sueño?. Estaba yo acostado como ahora, culo para arriba, con mi cola desnuda, porque duermo sin ropas.
MI piel fin y deseosa respiraba sexo por todos los poros. Me sentía salvaje. Unos dedos de pronto acariciaban mi piel. ¿Qué pasaba?¿Quién era? ¿Esa rugosidad y aspereza?¡Una mano masculina?¡Era Tavo, mi padrastro?. Mi pija se quedó rígida babeando. Sentía como las gotas pesadas de pre semen salían a borbotones del ojo de mi pija.
Sentía como el gemía pesadamente. Entro con un dedo y acarició perdido en mi ojete. Hundió apenas un poco, me moví, abriendo mis piernas, dejándolo hacer.
__¡Ohh que divino culito, eres un angelito! Mi angelito preferido!¡Eres una belleza, muchachito!!__ susurraba apenas audible.
Siguió con sus perversas caricias, mis muslos, yo aguantaba los gemidos y cada vez estaba más despierto, pasó la lengua por mis carnes ardientes. Trató de meter la lengua en mi hoyito, pero no llegó, casi me acabó en ese ínterin. Caliente. Nunca me imaginé desear algo con tanta locura y fuerza. Me parecía un animal sin razonamiento claro. Solo saciar carne y deseos.
La voz de mi madre coartó el sueño por completo. No sé si llegó a ver algo o creyó ver. No escuché ningún rezongo ni pelea ni reclamo. Solo que mi padrastro abandono el lugar veloz coma la luz.
Yo cuando me desperté acaricié con furia mi verga rocosa, me pajee con velocidad y regué de abundante leche en la toalla que tenía siempre preparada para tal fin.
No podía dejar de pensar en las palabras" mi angelito preferido" ¿que significaba aquello?¿Le gustaba yo o le gustaban los chicos cualesquier sean?
Empecé a mirar de distinta forma a mi padrastro Tavo. No era feo, no era gordo, tenía una pancita cervecera, como la mayoría de los hombres maduros, llegados a los sesenta. Ojos claros, enorme bigote y barba cuidada pero abundante. Brazos fuertes, vos grave, cabello corto y renegrido. Nunca hasta ahora, en estos días, lo había visto tan atractivo a aquel maduro, al cual yo también al parecer lo tenía muy caliente.
Hubo una semana en que todas las mañanas me despertaba, haciéndome el dormido, y tenía sus dedos clavados en mi cola. Lo sentía balbucear y gemir. Estaba perdiendo la razón de tanta calentura, pero andaba rondando mi madre, y si nos descubría, se armaría un lío de proporciones escandalosas.
Se reprimía, por eso a hurtadillas, me visitaba a las mañana y acariciaba mi carne desprovista de ropas, sobretodo ahora que sabía que tenía quien me acariciara. Apenas se marchaba aquel hombre, mis pajas eran furiosas.
Un mediodía, ya había almorzado, mi madre estaba en su trabajo y recién me había avisado que no volvería hasta entrada la noche. Mi padrastro no sé por donde andab a pero tampoco estaba.
Solo en casa, me metí en el baño porque estaba orinándome. De pronto como un rayo de luz entró el hombre maduro en el cuarto de baño. Veloz, se quitó la ropa.
__¡Vamos muchachito, quítate la ropa y entra a la ducha conmigo, es hora de tenerte, no crees!__ dijo en tono urgido y caliente
__¡Pero que crees!__ balbucee sin convicción. Me ardían las mejillas.
__¡Anda angelito, ven con tu papi, o crees que no sé que te gustan mis caricias!__ lo vi desnudo por vez primera. El largo chorizo colgaba tratando de despertar. Sus bolas estaban llenas. No tenía vello entre sus piernas. Todo aquello me revolvió la calentura, me quité como hipnotizado las prendas. El ya estaba bajo la ducha, pero aún no había abierto el grifo. Me arrincono contra la pared mordiendo mi boca, entrando con su poderosa lengua, abrí la boca, su saliva se mezcló con la mía. Con sus poderosas manso tomo mi verga alzada. La masajeó despacio, pero con frenesí y ardor. Yo gemía enloquecido.
__¡Que bello angelito, tierno, no sabes las ganas que te tengo desde siempre, ohhh, que piel, que olor, ahhh, me pones a mil!!!__ decía mordiendo mi cuello, mis orejas, besaba mi piel hasta donde podía. Arrancaba mis alaridos. Arrancaba mis sollozos de puta reprimida que largaba delante de aquel macho, ya despojado de todo control. Entregado a la morbosa imaginación de aquel maduro, que era mi padrastro, que se acostaba con mi madre.
Mi pija era masajeada por Tavo, de forma vehemente. Yo apoyado contra la pared, me restregaba enfermizamente. Vibrando, despidiendo sensualidad pro cada poro de mi pile, de mi carne, entregada a las caricias de aquel soberbio macho.
Sentía su duro caño apoyado contra mi. Lo tomé delicadamente con mis dedos. Rocé la cabeza del pijón. El líquido ya salía por el ojo. El gruñó como animal salvaje y mordió mi cuello, provocándome dolor. Luego me besó tiernamente.
__¡Ohh preciosura, me encantas, estas enloqueciéndome!!!__ me recitaba a los oídos. Pellizcó mis nalgas. Con ferocidad. Metió dos dedos en mi ojete dilatado, babeando, chorreando calentura.
__¿Te gusta amor?__ dijo babeando en i boca
__¡Siii papi, siii!!!__ dije caliente en gemidos y sollozos
__¿Cuanto te gusta, cuanto?__ me decía en tanto calvaba tres dedos en mi interior elástico
__¡Mucho papi, ahh, ay, ay, ohhh, mucho, Arghhhh!!__ me desgañitaba emputecido como una muchachita histérica y gatuna.
__¡Tu papi te va a hacer feliz, te va a dar todo lo que quieras, si, si!!!__ decía y me chupaba el cuello. Yo mientras pasaba esto largaba leche por todos los costados, salpicando las paredes, el piso, los muslos y la pijota del macho.
Abrió el grifo y bajo el agua templada nuestros cuerpos tiritaban de placer y calentura.
__¡Ohhh que lindo, que lindo, tu lechita solo para mi bebe, eres un putón caliente, papi, te va a hacer gozar mucho, mi querido, ohhh, eres tan caliente!!!__ mordía mi boca y restregaba su poronga en mi cuerpo.
Poco a poco fue girándome de pie, y con pericia y perspicacia fue clavando su garrote en mi abierta cola de putita. Bufando, gruñendo, fue penetrándome, taladrándome.
__¡Ay papi me coges tan lindo, mételo, mételo todo, papi!!__ le rezongaba yo emputecido, sacando mi cola, para que la penetración fuera definitiva y total Sentí todo aquel morcillón clavándome divinamente. Los gemidos de Tavo se hacían cada vez mas enronquecidos. El agua caía sobre nuestros cuerpos. No sé como hizo para alcanzar el jabón y lo pasaba por mis pezones haciendo espuma que resbalaba y caía por mi vientre hasta mis genitales.
Mi pija se había alzado otra vez y el otra vez me ceñía con sus dedos y me pajeaba nuevamente. Sin dejar de clavarme, sin dejar de bombear, casi subido a mi espalda, porque yo me había ido inclinando al sacar mi cola para atrás y eso hacía que el macho casi se me subiera encima.
Me bombeaba, acelerando las embestidas. Su pistón machacaba mi cola abierta, los gemidos subieron en volumen. Mordía mi nuca, apretaba cada vez mi pija que soltaba chorros de semen nuevamente, eso encabritó al amante que me tenía sometido y me fue llenando la cola de leche.
__¡Ahhhh amorcito, ahí tienes mi leche, tómala, tu cola apretadita, ahhh, toma, toma la leche bebe, ahhh, ahhh, ahhh!!!__ se quedó quieto gimiendo, yo sollozaba de pasión y locura. El se movía despacio, aún con la espada dura, me fui poniendo de pie y la poronga salió chorreando, mi cola desbordaba leche por todos lados, mordió mis hombros, dejando su marca.
El agua seguía cayendo sobre nuestros vibrantes cuerpos. Metió dos dedos en mi cola con jabón para lavarla y dejarla limpia. Yo con mis manos lavaba su poronga semi dormida hasta dejarla brillante.
Cerró el grifo y acercó una toalla para secarme. Fue pasándola por mi cuerpo húmedo de calentura. Secándome, aunque no del todo.
__¡Vamos a la cama amorcito!__ invitó luego de comerme la boca.
Nos acostamos a lo largo de la cama. El se colocó en seguida casi sobre mi. Empezó a chupar mis pezones deliciosamente. Empecé a gemir. Su lengua se movió maravillosamente. Rozaba mis muslos con sus dedos. Mi carne se erizaba. Recorría el interior de los muslos, me trastornaba de manera casi primitiva. Se acercaba a mis bolas, sentía el pasar de los dedos, sin tocar.
Era un trémulo pajarito rendido a las caricias de aquel macho potente. Mordisqueaba mis pezones. Los lamía con hambre y deseos profundos. gemíamos alzándonos nuevamente.
__¡Eres una belleza, ahh, como me gusta tu cuerpo, esos muslos, esos glúteos, toda tu carne!!__ así llegó mi verga dura otra vez y la metió en su boca, me fue mamando como desesperado, en tanto hundía sus dedos en mi cola ya totalmente enloquecido.
Yo gemía, y me movía histérico. Me arrastraba el placer que aquel hombre amante de mi madre me hacía sentir.
__¡ohh si papi chúpame, soy todo tuyo, ahhh!!!__ le pedía yo mientras el fue girando y dando vueltas hasta ensartar su machete feroz en mi boca, quedando en un sesenta y nueve precioso. Nos mamábamos los sables, con furia. Calientes. Gimiendo. Hasta que le llene la boca, el tragó y tragó mi leche con gusto.
__¡Ohh ahora tengo tu sabor en mi boca, para siempre, bebe, eres un amorcito, tierno, me has dado tus jugos!!!__ gemía el macho mientras yo seguía comiendo su poronga como fierro.
__¡Ohh dulzura, ahhh, espera, espera, siéntate en ella antes de que largué mis jugos, quiero que me cabalgues!!__ enseguida me senté sobre su vientre, me fui corriendo hasta ensartar aquella espada alzada, mi culito no dejaba de estar dispuesto a recibir esa lanza que ya estaba adorando.
Cabalgué y cabalgué al macho adorado. Le pellizcaba las tetillas gruesas y gordas de mi macho. El gemía nerviosos, aguantando largar sus líquidos. Yo me detenía y volvía a moverme para que su taladro se hundiera en mi por completo en todo su largo, en todo su ancho, en todo su grosor.
Se inflamó un poco más, el macho se tensó. Empezó a dar gritos enloquecido y a llenarme el ojete fogoso y golosos, rebalsando mi cola juguetona. Mordí su boca y le metí la lengua en un beso profundo. Húmedo. Quedé con la cabeza apoyada en su propia cabeza, la lanza latía en mi ojete buscando desfallecer.
Finalmente salió de mi. Caía a un costado, sintiendo como caían borbotones de leche de mi interior.
__¡Que amor me has hecho gozar de forma inigualable!¡Serás mi preferido desde ahora!
__¡Ohh tienes muchos amantes!__ dije convencido de eso
__¡No tantos…pero verás que soy muy ardiente!¡Aunque tu me gustas de siempre!__ dijo y poniéndose sobre mi me comenzó a besar de forma caliente.-