Prácticas inesperadas con mi amigo

Sin llegar a preverlo termine convirtiéndome, no solo la hembra de mi amigo, sino en acatar todo sus pedidos.

Prácticas inesperadas con mi amigo

Esto que relatare ocurrió en un periodo entre mi adolescencia y mi mayoría de edad.

En esa época solía a jugar con mi amiguito al doctor, algo habitual en esa etapa de la vida, donde hay una cierta curiosidad ver las partes de otros cuerpos con un dejo de sexualidad, con cierta excitación que nos produce, diría algo natural y propio de nuestro ser.

En esa época lo hacía con un amigo, pero de una manera inocente, donde ni nos sacábamos el calzoncillo, hasta llegábamos a montarnos haciendo ciertos movimientos, que llegaba a desconocer cuál era el  real fin.

Hasta que un día nos descubrió mi madre, dejando Manu de venir a casa durante un par de meses, por la manera en que fuimos castigado.

Pasó el tiempo y fui con mi amigo a un campamento de verano donde había chicos, agrupados por edad, lo que nos tocó dormir en una carpa para dos, algo que nos encantaba ese tipo “ aventura”

La primer mañana fuimos a bañarnos, creo que fue la primera vez que veía desnudo a Manu, lo mismo que él a mí, nos sonreímos, mientras observando tímidamente a los otros chicos, que estaban más desarrollados que nosotros,  nos acostamos a las 10 pm, hora algo temprano.

Me vino  a la mente, cuando jugábamos al doctor, comentándoselo, y la vez que mi madre nos descubrió y retó, a pesar que no estábamos desnudos, cuando me dice:

“Quieres hacerlo”

“Bueno total nadie nos ve”

A pesar que había pasado un buen tiempo de eso, me entusiasmo, así que mi amigo hizo de paciente, iniciamos la charla habitual, preguntando, que le pasa, donde le duele, hasta que le levanté la remera, tocar su espalda, comenzando a tener una cierta excitación, algo muy extraño.

La necesidad de dar un paso más, algo que supongo que a Manu le sucedería lo mismo, por la manera pasiva de recibir mis “ caricias” , le bajé su slip apreciando su culito blanco, que no tardé en tocar, posteriormente quité su remera, al igual que su calzoncillo.

Hasta dejarlo desnudito, algo que me iba subyugando paulatinamente, tocando sus glúteos, pasando el dedo por la raya, hasta tocar su ano.

Todo a un ritmo lento disfrutando de ese momento, bastante tensionado, volví a incrustar mi dedo en su esfínter, hasta sentirle originar unos leves quejidos, eso me incitaba a continuar. Cuando se me ocurrió, buscar el cepillo de dientes, incrustando el mango en su orificio, pensando que al otro día lo lavaría, mientras presionaba suavemente, notando que se desplazaba levemente, al no oír quejas, permaneciendo continúe introduciéndolo, acrecentándose su respiración.

En escasos minutos, solamente afloraba solo la cerda mientras el resto permanecía en su recto, así estuve un rato metiéndolo  y sacando cuando su cuerpo comenzó como a tener una convulsión, acariciaba su espalda oprimiendo el cepillo, donde sus movimientos se fueron incrementando al igual que ciertos gemidos.

Fui retirando el objeto que estaba incrustado en su ano, algo temeroso de que le había sucedido algo extraño, pero para mi tranquilidad se quedó quieto como reposando  de lo sucedido.

No sé que me llevó a desnudarme, pegándome a su cuerpo, disfrutando de ese contacto que me atraía y hasta sentía una excitación, muy agradable.

Solo nos acariciamos, mientras mi amigo tocaba mi sexo, hasta que nos dormimos, despertándonos a la mañana siguiente, vistiéndonos rápidamente. Y algo avergonzado por lo sucedido, que no llegó a mayores.

Lamentablemente esa era la última noche, dado que cerca del mediodía regresábamos a casa. Días después me comentó que se mudaba porque a su padre lo trasladaban a otra ciudad.

Pasó bastante tiempo hasta que volvimos a reencontrarnos, me alegro mucho saberlo, no vivirían muy cerca de nuestra casa, pero eso ayudo a que se quedase a dormir o yo en su casa.

No pasó nada, ni tampoco se comentó sobre aquella época, y nada menos la vez que introduje en cepillo de dientes por su orto, pero una noche que se quedo, al salir del baño, estaba desnudo y vi su verga. Un estremecimiento invadió mi cuerpo, mas por el tamaño que había adquirido desde aquella época, en el campamente.

A pesar de no tener una tendencia homosexual, tuve una cierta atracción, al sexo de mi amigo.

Esa noche, comenzamos a tirarnos con los almohadones, prosiguiendo con una lucha, donde Manu intentaba sacarme el pijama y yo el suyo, con ciertos roces que se fueron acrecentando, hasta que después de esa intensa lucha quedamos desnudos, a lo que nos impulso a tocarnos nuestras respectivas vergas.

Apretándolas, acariciándolas y hasta llegar a tenerla cerca de mi boca, de acuerdo a esos movimientos que efectuábamos, en esa lucha que traía implícita, una connotación bastante sexual.

Hasta que mi amigo, tomándome por atrás, sentí su aparato bastante erecto, apoyado sobre la raya de mi culo. Esa sensación me altero suficiente, hasta sentir una erección, cuando su mano lo oprimió, mordiendo mi cuello,

Hasta que oímos unos gritos de mi madre, que durmiéramos, comprendí, que de continuar ese juego iba a terminar de otra manera. Nos quedamos quietos, aunque estaba bastante estimulado, pensando en pasarme a su cama, con el riesgo de  tomarnos de “in-fraganti”

A la mañana siguiente se levanto pasando a mi cama, manoteando mi verga, que como suele ocurrir en esa época estaba bien dura, haciendo un forcejeo que comenzó a alterarme, cuando el grito de mi madre, anunciaba que estaba listo el desayuno.

Era difícil concretar algo, pero siempre uno busca el momento propicio, decidimos ir esa tarde al cine, sentándonos en la parte trasera de la sala, nos tocamos, generando un pequeño alboroto que hubo quejas de parte del público presente.

Manu seguía haciendo barullo, así que para aplacarlo le toqué la pierna, cuando manotea mi bulto, que rápidamente se altera mi verga, traté de quitarla, pero al rato volvió a insistir, terminando accediendo a ese manoseo.

No tardó en bajarme la cremallera, oprimiendo a través de mi calzoncillo, con un continuo roce que me puso a mil, intentando bajar mi prenda, para tocarla directamente. En silencio disfrutaba de ese contacto, hasta que volvió a intentar bajar más mi prenda, que terminé, levantando mi traste, hasta caer sobre mis tobillos.

Realmente estaba muy caliente, sumado a estar en  un lugar público, con escasa luz, sintiendo agitar mi miembro, donde la adrenalina, se sumaba a esa inesperada excitación,  me contenía para no eyacular, hasta traté de separar su mano, impidiéndolo, para continuar pajeando mi verga, acariciando mi glande con su dedo pulgar, hasta que en escasos minutos, eyaculé, con un chorro, que mojó el asiento delantero, mis pantalones y su mano.

Fue en el momento que me besó metiendo su lengua en lo más profundo de mi cavidad.

Apenas termino la película regresábamos a casa, durante la caminata nos besamos y toqueteamos bastante, a pesar de la masturbación, estaba bastante caliente, y Manu más que yo. A pesar de estar mis padres fuimos a mi dormitorio, besándonos, y sacándonos la ropa, cuando mi madre golpea la puerta diciendo:

Tus padres te vienen a buscar, Manu”

Nos miramos sorprendidos y molestos a la vez, y a pesar a nuestra insistencia, no pudo quedarse a pasar la noche. El fin de semana fui a su casa, la madre me dice:

“Creo que se esta bañando, espéralo en su habitación”

Cuando entro aun estaba en el baño, me senté en su cama ojeando una revista, cuando minutos después sale envuelto con un toallón, hasta que se lo quita, observando su verga, haciendo una especie de ostentación, agitándola, volcándose sobre mí, iniciando una nueva lucha.

Con el furor de esa querella infantil, al tener cerca su verga de mi boca, la lamí levemente, reaccionando rápidamente, rozando lentamente su glande, ante las exclamaciones de satisfacción de mi amigo. Sentir ese contacto a través de mi lengua, erizo mi piel, oprimiendo sus glúteos lamiéndola totalmente, era algo más que seductor, sumado a esa mezcla de sumisión, donde mi apetito sexual se iba acrecentado, hasta introducirla totalmente en mi cavidad bucal.

Nunca creí que podía sentirme así, haciéndole un sexo oral apasionado, chupando sus testículos casi lampiños, hasta introducirlos en mi boca, estaba más que incitado, vehemente a ese trato sexual, para lamer su abdomen, volviendo a chupar su pene, succionándolo de una manera obsesiva y lujuriosa.

Sentí que su cuerpo se convulsionaba, llevándome a proseguir más intensamente mi sexo oral, mi amigo contenía  mi cabeza, tratando de introducirla a lo más profundo de mi cavidad.

Ante ese impetuoso acto, el estremecimiento de Manu era más que evidente, donde su falo parecía vibrar en mi boca, sacándolo, en el momento que me dice:

“”Quiero cogerte”

Mientras besaba mi boca, sacándome rápidamente mi calzoncillo, hasta que mi desnudez delato mi estado, tirándome desnudo sobre la cama, acariciando mis glúteos, a la vez que su tronco lo apoyaba en la separación de mis posaderas.

Me sentí avergonzado, pero a pesar de eso, dejé que actuase, apoyando la punta de su bálano en la puerta de mi ano, empujando tratando de penetrarla, con algo de molestia por ambas partes, aunque ese contacto me enardecía bastante. Cuando separa mis cachetes, escupiendo en mí ano con el fin de lubricar el acceso, sin lograr su objetivo.

Su intención duró varios minutos, y ante ese frustrado intento, pone su aparato entre mis piernas, oprimiéndola, hasta que después de una seria de movimientos, percibo su cálida leche mojar mi entrepierna.

Por supuesto que esa no era la intención, a pesar de quedar desilusionados, que en parte me alegré de lo sucedido,   me dice:

“No pude, amor, pero lo disfrute, me encanta tu pomposo culo”

Después de lavarnos, nos vestimos y salimos, pasó por una farmacia y me mostró un lubricante, creo que me excitó al verlo, a escondidas nos besamos, regresando cerca de la 1 AM, sus padres dormían, sin hacer demasiado ruido entramos en su habitación.

Rápidamente iniciamos una serie de juegos estimulantes hasta que comenzó a untar su miembro,  como quedando implícito quien sería el “pasivo”, apoyándolo inmediatamente su glande en mi orificio, oprimiendo un poco para ver si se introducía, que como algo sobrentendido, acaricio  mi culito, conjuntamente con  mi espalda, separando mis nalgas, hasta tocar mi esfínter, mientras mi verga estaba cada vez más candente, pendiente y expectante a lo que de alguna manera se iba acontecer.

Ese juego previo, de su sexo erguido en mí traste me crispaba, no tardó en apoyar su punta en mi ano, que poco a poco la iba introduciendo, siendo recibido por mi intacto cauce. Percibiendo como se desplazaba a través de mi conducto renal, con algo de trabajo, que dado su tamaño, me producía temor y por supuesto dolencia, mis gemidos parecía estimular mas a mi amigo, rodeándome con sus brazos, intentando abrir camino a través de mi conducto.

La dolencia se acrecentaba, tuve intenciones de parar, llegando a efectuar unos quejidos, que a pesar de percibir mi sufrimiento, no se detuvo, posiblemente en el estado en que estaba era difícil de censurar.

Pegando un fuerte empujón, su extremidad usurpó mi interior, seguido de un grito que no pude contener, pereciendo que me partía, a pesar de eso traté de relajarme, notando como se iba abriendo camino, centímetro a centímetro, dándome la sensación que mis órganos eran oprimidos, sintiendo como si me partiese.

Se tomó de mi cintura, apoyándose para empujar con fuerza hasta sentir sus testículos contra mis glúteos, cuando dice:

“No pensaba que sería tan delicioso, cogerte”

Sentía las palpitaciones de su aparato, a través de mi membrana intestinal, que sin moverse demarcaba su dominio de mi interior, en un acto de posesión, de propiedad sobre mi cuerpo.

Instante después comenzó su bombero, cambiando el ritmo, como probando entusiasmado por esa nueva experiencia. Sus movimientos se hicieron más intenso, hasta quitar totalmente su aparato reproductor, y meterlo nuevamente con todo, una y otra vez, algo que me enardecía al igual que a mi amigo.

Gemía, mientras continuaba bombeando en mi desvirgado culo,  a la  vez que sus manos oprimían mi cabeza sobre la almohada, me sentí su hembra, era extraño lo que me acontecía, me excitaba ser posesionado de esta manera, hasta que el roce sobre la sabana, y su continuo y apasionado coito hizo que me viniese, mientras Manu continuo varios minutos hasta eyacular en mi interior.

Cuando salió,  sentí un ardor y algo de molestia, era lógico, estuve un rato más, en su casa me vestí y regresé a mi casa, pensando en lo que había hecho..

A la  tarde siguiente fui a su casa, no sé si deseaba tener sexo con Manu, pero había una reunión familiar, que lo hacía imposible, en parte sentí un alivio. Cerca de las 4 PM, salimos,  alejándonos .llegando a un lugar que solo había una casa, aprovechando lo desértico del lugar, comenzó a besarme, intentando desvestirme,  pero no quería, acariciando mi verga, que rápidamente se fue rigidizando.

Me giró, apoyándome contra un árbol, terminando de bajar los pantalones y los calzoncillos, tomando su verga apoyándomela nuevamente, metiéndome el dedo, mordisqueando mí cuello, cuando estaba bien a punto, oímos unos gritos, de un viejo que venía hacia nosotros, gritando:

“Degenerados, putos de mierda vayan a coger a otro lado”

Salimos corriendo riéndonos del jovato, regresamos al centro, y Manu me hizo entrar en un cine, llevándome al baño, entrando en una de los escusados, haciéndome desnudar, besándome, mamándola, hasta que nuevamente estaba más que caliente.

No tardó en introducir su verga, cogiéndome rápidamente, cuando acabo, se la mamé, percibiendo ese sabor entre su leche y las deyecciones que impregnaron su miembro.

A partir de ese día, comencé a ceder entregándome a sus intenciones, si bien la mayoría de las veces teníamos sexo en nuestras respectivas casas, trataba de buscar lugares, donde la adrenalina se sumaba a esa excitación propia de nuestro “ pecaminoso “sexo.

Era una ciudad bastante chica, donde no contábamos con muchos lugares donde tener nuestro sexo, hasta que un día Manu me dice:

“Hay un lugar algo alejado, bastante arbolado, con un arroyo no  muy          profundo, carente de gente, podemos pasar el día, que te parece? “

Me pareció algo atractivo, haríamos lo que nos pareciese, solos, alejados de la gente, que rápidamente nos llevó a planificar, esa apetecible “excursión”

Hacia bastante calor, decidimos bañarnos después de acomodar las cosas, realmente era un lindo, lugar muchos arboles, y el arroyo que no era demasiado profundo. Después de salir tuvimos sexo, fue muy placentero, comimos y cuando estábamos por irnos, aparecieron varios perros, el mas grande era uno negro de aspecto algo agresivo, me dio algo de temor, aunque Manu, los llamó entrando ya más en confianza.

Jugó con ellos y después nos fuimos del lugar.

A la semana siguiente regresamos, mas o menos todo se fue repitiendo, solo que esta vez mientras mano me penetraba, los perros se fueron acercando oliendo y hasta pasarnos le lengua, mucho no me agradaba, aunque a mi amigo  parecía entusiasmármele, hasta que me convenció, para disfrutar de sus lenguas. Tenía el temor de ser mordido, aprestándome lentamente a ir cediendo.

Manu, exhortó en ver que hacían, si me ponía en cuatro, me negué, pero terminé ante su insistencia, si bien traté de eludirlos, me fue como atrayendo o más bien  sentí curiosidad.

No pasó más nada, pero una cierta excitación me invadió, al punto de que Manu, captó mi estado, terminando arrodillado, mamando su verga,  completando uno de los canes a finalizar con unos lengüetazos.

A la semana siguiente volvimos al lugar, hacia varios días que carecíamos de sexo, Manu, apenas llegamos comenzó a besarme, desnudándome inmediatamente, algo que enervaba mi cuerpo, algunos besos previos, pero me acostó elevando mis piernas penetrándome rápidamente. Mientras entre cambiábamos miradas, bombeándome ávidamente, acabando antes de lo pensado. Resultado, que me quedé bastante calentito, nos dimos un chapuzón, pero salimos pronto por estar el agua bastante fría.

Nos tiramos a la sombra, y por el sopor del día, dormitamos un rato, cuando surgió el perro negro,  moviendo su cola, apenas nos vio, Manu lo acaricio, tocando su sexo, que rápidamente apareció una punta roja. No sé porque, me sentí estimulado, al observar la reacción del perro, pasando mi mano por su lomo, cuando mi amigo comenzó a besarme, automáticamente tuve una erección, mientras el animal inicio un olfateo en nuestras partes intimas.

Mientras Manu succionaba mis tetillas, el perro olía mi entrepierna, mi alzamiento, y una leve secreción, llevaron al animal a lamer mi verga. El perro parecía excitado y eso me estimulo bastante, comenzó a efectuar movimientos, tratando de aparearse, comenzando a tocar su bulto con mi pie. Debo confesar que comencé a entrar en un estado de total enajenación, cediendo a esas lamidas tan estimulantes, cuando en determinado momento quedé en cuatro, parte por ocurrencia de Manu y parte en que lo fui permitiendo.

Un fuerte chirlo en mis nalgas, que me proporciono mi amigo, hizo que me montase, sintiendo su miembro refregarse por mi espalda y glúteos, levante mi culito para ponerme en la posición correcta, a la vez que Manu, intentaba acomodarlo para meterme su verga, que antes de lo pensado, en un ligero movimiento, logro introducirse con todo, gracias a su lubricación, lo sentí friccionar  las paredes de  mi membrana intestinal

Abrazándome con sus patas delanteras,  moviendo su pelvis a un ritmo acelerado, era una sensación distinta, rápida, apasionada y bestial, percibiendo un rápido  crecimiento en mi interior, transformándome en su nueva hembra,

Me producía la sensación, que ese animal descargaba toda su  voluptuosidad en mi, era algo esquizofrénico, era muy posible que ambos estábamos experimentado algo nuevo.

Estaba en un estado de paroxismo total, ya no pensaba, mis cinco sentidos estaban compenetrados en esa vehemente follada, hasta los arañazos  que me trotinaba el perro, me producían placer, la transpiración comenzó a bañar mi cuerpo. Jadeaba igual que el perro, mientras las gotas de su baba, caían en mi espalda. El animal empujaba cada vez mas prendiéndose a mi cuerpo, y yo levantaba mi culo para sentir su esquizofrénica penetración, esa impresión de ser poseída por una bestia, era algo patético.

En ese momento de total placer, algo pareció partirme, pequé un grito, en el instante que su bola se atasco en mi interior, cuando en escasos minutos regó mi interior con su semen, vibrando como una hoja, sentía como descargas eléctricas por todo mi cuerpo.

El atascamiento duró bastante, Manu estaba alteradísimo, mientras ayudaba para quedar culo con culo, arrodillándose para mamar su verga. Creo que en parte me sentí subordinado, a ellos, penetrado por un animal desconocido, mamando la verga de mi amigo, pero accedía  conforme a esa morbosa situación.

La posición de culo con culo, era una situación inverosímil, algo que no creía que me llegase a suceder. Recapacitaba pensando si venia alguien, pero hasta me producía una especie de morbo, que alcanzasen a verme en esa situación. El perro trataba de salirse, pero el acople se mantenía, hacia que en mi posición de perra, trataba de acompañar sus movimientos,  para impedir de que un brusco desacople

Cuando el perro después de haberme eyaculado, intentaba despegarse, pero su bola estaba atascada en mi interior donde mi esfínter no cedía para ser retirada.   Mi amigo notó que aún permanecía excitado, mi pija estaba aun erecta, aprovechando en no sacarla de mi boca.

No sé cuánto tiempo nos mantuvimos enganchado con el perro, pero no puedo negar que fue una rica experiencia, algo distinto. Apenas el perro se destrabó mi amigo no se hizo esperar demasiado, sin darme demasiado respiro volvió a penetrarme, hasta acabar en mi interior, conjuntamente lo hice sobre la manta, como consecuencia de los roces y la  calentura que me embargaba.