Postre

Yendo de cena y disfrutando de un sensual postre

  • ¿Braguita o tanga? – Preguntó ella mientras rebuscaba en el cajón de la ropa interior.

  • Ninguna. – Le respondió él distraído. Estaba rebuscando en la caja que utilizaba para guardar juguetes.

  • ¿Culotte entonces? – Replicó buscando al otro lado del cajón. Estaba envuelta en una toalla, con el pelo mojado tras haber salido de la ducha unos minutos antes.

  • Ninguna. – Repitió él. – Nada de bragas.

Ella se rio. – Claro... – Cogió unas braguitas del cajón y empezó a ponérselas sin quitarse la toalla.

  • ¿Cuerda o esposas? – Preguntó él mientras sacaba un rollo de cuerda de la caja con una mano y un par de esposas con la otra.

  • Ninguna. – Respondió ella con una sonrisa mientras terminaba de ponerse las braguitas y se dirigía a dónde había dejado el vestido que llevaría esa noche para cenar. Esta noche los dos cenarían con una pareja de amigos a los que llevaban tiempo sin ver.

  • Esposas. – Decidió dejando la cuerda en la caja con el resto de los juguetes, las esposas sobre la cama y siguió rebuscando. - ¿Dónde está…? – Movió un par de cosas más dentro de la caja. – Aja…te tengo.

  • ¿El qué? – Preguntó curiosa mientras se quitaba la toalla dejando al descubierto su cuerpo solo cubierto por las braguitas. Él le sonrió y le tendió la mano para enseñarle su descubrimiento. Una especie de huevo de plástico con un largo y delgado apéndice flexible que le daba aspecto de algún tipo de vegetal reposaba en la mano abierta. – Oh… - Comentó con falsa admiración y una sonrisa. - ¿Y es…?

  • Esto. - Él le devolvió la sonrisa y agitó su otra mano, en la que sostenía lo que parecía el mando de un coche o garaje. “Clic”. Pulsó un botón del mano y el pequeño huevo empezó a vibrar débilmente durante un par de segundos antes de detenerse por completo.

  • Oh… - Volvió a comentar ella con una sonrisa aún mayor.

Él le sacó la lengua en respuesta. – Hay que ponerle pilas. – Se acercó a la mesilla de noche en busca de las pequeñas baterías. – Es un vibrador con control remoto. – Le comentó mientras abría el huevo y cambiaba las agotadas pilas por unas nuevas. Se acercó de nueva hasta ella con el juguete en la mano. “Clic”. El huevo empezó a vibrar de nuevo, en esta ocasión con mucha más intensidad, llenando la habitación con su zumbido. “Clic”. El huevo quedó inerte una vez más. Se sentó en el borde de la cama y le sonrió. - ¿Qué te parece?

Ella le devolvió la sonrisa. – Curioso.

Sin levantarse de la cama, dejó el huevo a un lado y le tendió la mano. Ella le tendió la suya y sintió como la atraía hacia si suavemente. Estando como estaba sentado, su cabeza quedaba a la altura del pecho de ella y en cuanto se aproximó la besó en uno de ellos. Sonrió de nuevo y estiró el cuerpo para besarla en los labios.

  • Mm… – Replicó ella al contacto con sus labios. Él envolvió su cintura con los brazos y la besó en el cuello. Siguió bajando y besó una vez más sus pechos. – Tenemos que vestirnos o llegaremos tarde. – Le dijo ella mientras frotaba su cabeza con una mano. – Y yo acabo de salir de la ducha. – Le dijo con falso reproche. – Vas a mancharme. – Él sonrió y le dio un gran lametón que cruzó de un pezón a otro pasando por ambos pechos. – Ug…babas. – Él se rio ante el comentario y siguió besando y lamiendo los pezones de ella, la cual cerró sus ojos disfrutando de la sensación. Notaba como sus pezones se endurecían poco a poco al tiempo que las manos de él iban deslizándose por su espalda hasta alcanzar sus nalgas. Las acarició suavemente por encima de las braguitas durante unos segundos antes de meter las manos entre la tela y rozar directamente su suave piel. Con delicadeza amasó sus nalgas, apretándolas y separándolas, rozando su ano con las yemas de los dedos, al tiempo que succionaba uno de sus pezones con delicadeza. La empujó ligeramente para que se separase del borde de la cama y él se dejó caer de rodillas al suelo. Abandonó el recorrido de sus pechos y descendió con un camino de besos por su abdomen hasta alcanzar su ombligo. Despacio, fue bajando las braguitas por sus piernas dejando su sexo depilado al aire.

  • Nada. De. Bragas. – Cada palabra fue acompañada por un beso sobre su sexo.

  • Vale… - Se rindió ella finalmente notando el cálido tacto de los labios sobre su sexo. Apoyó de nuevo su mano sobre la cabeza de él y lo empujó ligeramente contra su sexo. Él empezó a lamerlo. – Mm... – Un suave jadeo escapó de sus labios al notar como la lengua rozaba su intimidad. – Mm… - Cerró los ojos y se dejó llevar por la cálida sensación. Durante un rato el siguió lamiendo, recorriendo sus pliegues con la lengua, besando su clítoris, atrapándolo entre sus labios y succionándolo, metiendo su lengua en su interior notando como el calor y la humedad se abrían paso.

  • Separa un poco las piernas.

Ella lo hizo sin abrir siquiera los ojos, dejándose llevar por la voz. Notó un dedo acariciar su perineo en círculos al tiempo que otro pulsaba su clítoris. – Mm… - Sus jadeos ya escapaban sin restricción. Durante varios minutos más él siguió lamiéndola y acariciándola. Absorta en las sensaciones mezcladas tardó un instante en notar la presión contra su sexo. Abrió los ojos y le vio sonreírla, aún arrodillado frente a ella. En una de sus manos sostenía el huevo vibrador y lo presionaba contra su sexo. Ella se mordió el labio. Él volvió a besar su sexo mientras introducía poco a poco el huevo. No era muy grande y ya estaba lo bastante mojada para que el juguete se deslizara en su interior con facilidad. – Mm… - Él besó de nuevo su sexo. El delgado apéndice sobresalía de su sexo a modo de antena y él lo flexionó hasta que rozó su clítoris. “Clic”. – Ah – El juguete empezó a vibrar con intensidad. No solo el huevo lo hacía, sino que el apéndice también, trasladando las vibraciones directamente a su clítoris. De nuevo se mordió el labio disfrutando de la sensación. “Clic”.

  • Lista. – Dijo él con una amplia sonrisa. Ella lo miró desde su posición elevaba con mirada maliciosa. Él se incorporó sonriendo y la besó en los labios. “Clic”.

  • Ah. – Suspiró ella mientras se besaban.

El volvió a reír. – Esto va a ser divertido. – Le dio un último beso y guardó la caja de juguetes en su sitio dejando las esposas en un lado de la cama. “Clic”. – Esas para luego. Ahora a vestirse, que llegaremos tarde.

Ella le miró con incredulidad, con las sensaciones de la vibración abandonando ya por completo su cuerpo, notando el pequeño juguete en su interior cálido y húmedo. – Malo. – Comentó y le sacó la lengua, lo que recibió por respuesta una nueva risa. Recogió las bragas del suelo y las volvió a dejar en el cajón. Se dirigió al baño mientras él empezaba a vestirse, limpió su sexo y regresó a la habitación. Se puso el vestido y se miró contra el espejo del armario. A simple vista no había modo de notar que no llevaba ropa interior. El huevo en su interior, aún apagado, le enviaba pequeñas oleadas de placer con cada paso que daba. Vio el reflejo de él en el espejo, contemplándola con una sonrisa. Se acercó a ella por detrás y la besó en el cuello.

  • Estás preciosa. – El cumplido la sonrojó un poco y se giró para besarle. - ¿Vamos?

  • Vamos.

Fueron al restaurante dónde habían quedado con sus amigos en un taxi que no tardó mucho en hacer el recorrido. “Clic”. Ella dio un pequeño respingo al notar la vibración por sorpresa. Le lanzó una mirada asesina que recibió como respuesta una sonrisa y un beso. “Clic”. Sin más imprevistos llegaron al local.

Sus amigos ya estaban en el sitio esperándoles. Se disculparon por el retraso e intercambiaron saludos. “Clic”. Ella dio un nuevo respingo cuando fue a darle un par de besos a su amiga. Él sonrió y ella disimuló como pudo. “Clic”. Los llevaron hasta la mesa que tenían reservada y empezaron a hablar relajadamente. “Clic”. El juguete vibró una vez más cuando un camarero se acercó a tomarles nota. En su favor había que reconocerle que ella disimulaba a la perfección. Tal vez solo un pequeño gesto, un cruce de piernas, un ligero tono de duda al hablar, nada de lo que uno se diese cuenta salvo si miraba buscándolo, delataban que el juguete había empezado a vibrar en su interior, acariciando de forma enérgica su interior y su clítoris, mandando imprevistas descargas de placer por su cuerpo. “Clic”. El camarero terminó de tomar nota y ellos siguieron con su conversación relajada. “Clic”. Llevaban tiempo sin verse en persona y tenían mucho de lo que hablar. “Clic”. Tras una breve espera el camarero regresó con los primeros platos y empezaron a comer. “Clic”. Era un sitio bastante bueno y la comida estaba deliciosa. “Clic”. Tras los primeros llegaron los segundos, junto con nuevas bebidas. “Clic”. La conversación fluía amigablemente entre los cuatro, intercambiando sonrisas y anécdotas. “Clic”. Terminados los segundos, el camarero volvió a acercarse para anotar los postres. “Clic”. Ella pidió una tarta de queso y él prefirió pedir solo un café. Sus amigos pidieron y el camarero se marchó una vez más. “Clic”. Aunque hacía lo máximo posible para que nada la delatase, ella notaba como su sexo estaba húmedo y caliente. Sin las braguitas cubriendo su sexo se sentía expuesta, aunque nadie pudiese verla y cada vez que el juguete se encendía un escalofrío de placer le recorría la espalda, apretaba las piernas y trataba de ahogar un gemido llevándose la copa a los labios o algo de comida. El camarero regresó con los postres y puso frente a ella la deliciosa tarta de queso cubierta de mermelada. Cogió el cubierto y se llevó el primer trozo a la boca. “Clic”. El huevo se encendió en el mismo momento en que su gusto se llenó del sabor del postre. – Mm…- La combinación de sensaciones fue perfecta y el gemido que escapó de sus labios fue el resultado de la mezcla de estímulos. Se sonrojó un poco y bromeó acerca del sabor de la tarta. “Clic”. Le lanzó una mirada cómplice a él y continuó comiendo su postre mientras el huevo seguía vibrando en su interior sin detenerse. Parecía que él iba a dejarlo encendido durante todo el postre, pero una vez lo terminó el juguete permaneció encendido. Notaba como su temperatura subía cada vez más y sentía como su sexo se humedecía poco a poco. Le lanzó una mirada que este no logró interpretar. Mientras terminaban los postres, el móvil de su amiga sonó y esta se disculpó para atenderlo ya que era del trabajo, levantándose de su sitio. Su pareja se disculpó también y aprovechó el momento para ir al servicio.

  • Para ya. – Le dijo ella con tono de reproche. Él la miró extrañado.

  • Creí que ya estaba parado. No lo habrá pillado bien. “Clic”. Ya.

El vibrador seguía estimulándola en su interior. – No. Sigue encendido. – Se sacó el pequeño mando del bolsillo. “Clic”. Ella le vio pulsar el botón, pero el huevo siguió zumbando. Negó con la cabeza. “Clic”. “Clic”. “Clic”.

  • Igual… - Empezó a decir él con cierto tono de culpa. – También debería haberle cambiado las pilas al mando…

Ella le miró con furia. – Te mato.

  • Perdona. No caí en que… - La frase quedó a media cuando su amigo regresó de servicio en una sincronía casi perfecta con su pareja, la cual también regresó en ese momento. De inmediato se disculpó de nuevo y les dijo que había una urgencia en su trabajo y que tenía que ir de inmediato. Bromearon un poco con que al menos habían podido comerse el postre, se disculparon una vez más y quedaron en repetir de nuevo pronto. Agradeciendo que la sobremesa no se extendiera demasiado, se despidieron y cogieron un taxi de vuelta a casa.

  • ¿Cuánto se supone que va a durar esto encendido? – Preguntó ella algo nerviosa. Apretaba las piernas tratando de contener las vibraciones que recorrían su cuerpo dándole placer.

  • Pues son pilas nuevas y de las buenas, tal vez un par de horas. -Ella le dio un pequeño golpe en el hombro y él sonrió. – En nada estamos en casa, pongo las pilas al mando y listo. Perdona.

Tal como había dicho el taxi no tardó en llevarlos de vuelta a casa. Tan pronto entraron por la puerta, él se dirigió hacia la habitación, cogió las pilas de la mesita de noche y las puso en el mando mientras ella entraba en la habitación. “Clic”. La vibración se detuvo.

  • ¡Al fin! – Comentó ella aliviada. Él no pudo evitar reírse mientras dejaba el mando en la mesita. – No te haces idea del mal rato, creí que me corría en mitad del restaurante.

  • Perdona. – Se disculpó con una sonrisa. Se acercó hasta ella y le dio un abrazo. - ¿Estás bien?

Ella asintió. – Sí. – Le devolvió el abrazo. – Caliente, pero bien.

Él se rio de nuevo. – ¿Caliente, eh? – Sin dejar de abrazarla le dio un beso. – Bueno, se me ocurre algo para solucionarlo.

Ella le besó. - ¿Sí? – Le besó una vez más. - ¿El qué? – Notó como él bajaba sus brazos y la sostenía por el trasero. – Claro. – Le dijo y se rio junto con él. Le dio otro beso más y llevó las manos hasta su camisa, la cual empezó a desabrochar, dejando su torso al aire. Él llevó las manos hasta el borde de su vestido y lo fue subiendo poco a poco hasta sacárselo por la cabeza, dejándola desnuda. Ella le quitó la camisa y sin pausa le desabrochó el cinturón del pantalón, bajó la cremallera y lo dejó caer al suelo. Aun con el bóxer puesto se podía ver la erección que él ya tenía. Ella le rozó el miembro con una mano. – Mm…Ya veo tu solución. – Él se rio. Ella le besó, llevó las manos al borde de la prenda y se la quitó dejándolo desnudo. Su miembro estaba duro y palpitaba ligeramente. Se volvieron a besar. Ella lo empujó ligeramente hasta el borde de la cama y le dejó caer sobre ella para acto seguido dejarse caer sobre él con más besos. Sus cuerpos se rozaban, notaban el calor del otro y como su excitación iba en aumento. Su sexo rozó el miembro erecto de él y se froto suavemente contra el mismo, notando su sexo arder a pesar de la humedad. Fueron deslizándose por la cama para estar más cómodos. Ella unió sus manos a las de él y estiró sus brazos en dirección al cabecero, dejando que la gran parte de sus cuerpos se rozaran. Lo besó más intensamente, haciendo movimientos suaves con su cuerpo y jugueteando con las yemas de sus dedos contra las palmas de él. Beso tras beso se perdían el uno en el otro. Él cerró los ojos y disfrutó del calor que ella le trasmitía, de la suavidad de su piel, de…”Clac”. Abrió los ojos al oír el chasquido y la vio sonreír con picardía. Fue a cambiar de postura y notó la sensación en las muñecas. Subió la mirada extrañado.

  • Pero ¿qué…? – Las esposas que había preparado antes y dejado en la cama para luego, ahora estaban envolviendo sus muñecas inmovilizándole contra el cabecero de la cama. Volvió a mirarla y esta se escabulló de su cuerpo con un gesto ágil y pícaro.

  • Pillado. – Dijo con malicia. Se dio la vuelta y se dirigió hasta la caja de juguetes.

Totalmente desprevenido él no supo muy bien como reaccionar. Ella estaba dispuesta a jugar a sus juegos de vez en cuando, pero nunca la había visto tomar la iniciativa así. – Mm…¿Hola?

Ella se rio mientras rebuscaba en la caja. – Ya te he dicho que te iba a matar. – Le dijo maliciosamente. Sacó la cuerda de la caja de juguetes y le sonrió. La tensó de forma teatral. – Separa las piernas. – Dijo con un tono de falsa autoridad.

Él se la quedó mirando divertido. Ella carraspeó un par de veces y tensó la cuerda de nuevo. Sonrió y separó sus piernas. Ella le devolvió la sonrisa, le sostuvo una pierna y la ató por el tobillo a una de las patas de la cama. Luego repitió el gesto con la otra pierna dejándole con los brazos tendidos e inmovilizados contra el cabecero y las piernas abiertas e inmóviles contra los pies de la cama. Su miembro permanecía duro y erecto en mitad de la composición. Ella se mordió el labio ante la visión que tenia delante y se acercó hasta él. Sin dudarlo le cogió el miembro con una mano y lo acarició suavemente. Se sentó a los pies de la cama, entre sus piernas abiertas, y jugueteó un poco con su miembro. Llevó la mano libre hasta su ano y empezó a acariciarlo. En alguna ocasión ella le había metido algún dedo o jugado con un plug, ambos disfrutaban con la sensación. Se llevó la mano a la boca y lamió sus propios dedos antes de devolverlos al ano de él. Muy despacio fue dando círculos con uno de los dedos mientras con la otra mano seguía acariciando suavemente su miembro. Dejó de mover el dedo en círculos, lo apoyó contra la entrada de su ano y presionó suavemente. – Mm… - Él soltó un pequeño gemido al notar como el dedo se deslizaba sin mucha dificultad en su interior. Ella sonrió al oírle, sacó el dedo de golpe y lo volvió a introducir despacio, todo sin dejar de acariciar su miembro. – Mm… - Jadeó una vez más. Ella repitió el gesto unas cuentas veces, deslizaba suavemente el dedo en el interior de su ano, lo sacaba de golpe y repetía. – Mm…Mm… - Los jadeos eran cada vez más intensos y rápidos. Tras un rato de estimulación, con el dedo ya deslizándose con facilidad, ella introdujo un segundo dedo. Encontró algo de resistencia al principio, pero esta se fue relajando poco a poco permitiendo que los dos dedos entraran y salieran cómodamente. – Mm…Mm…Mm… - Su miembro palpitaba con cada acometida de los dedos, pero ella no alteraba el ritmo relajado de las caricias que le dispensaba directamente, prolongando su placentera agonía. Él gemía con los ojos cerrados, disfrutando de las sensaciones, mientras ella le miraba divertida, viéndolo contorsionarse en sus ataduras sin poder moverse.

  • Creo que ya estás listo. – Dijo ella divertida. Él abrió los ojos y la miró algo avergonzado. Sonrió y se puso de pie. Sin dejar de mirarle fijamente, se llevó una mano a su húmedo sexo, sostuvo el apéndice del juguete y lo sacó de su cuerpo con un sonoro y mojado plof que la avergonzó también a ella ligeramente. Se llevó la mano libre a su sexo e introdujo un par de dedos que movió un poco por su interior hasta sacarlos brillantes de humedad. Con ella en los dedos los llevó al ano de él y extendió los fluidos con una sonrisa. Se sentó de nuevo en la cama entre sus piernas y con una última sonrisa apoyó el juguete contra el ano lubricado con fluidos. Empujó. Él se mordió el labio y relajó el cuerpo lo que pudo. Poco a poco fue sintiendo como el huevo dilataba su ano hasta entrar por completo.

  • Ah. – Un nuevo gemido escapó de los labios de él no al notar como el huevo entraba sino al notarlo salir de golpe de su interior.

  • Ups… - Dijo ella con malicia. – Que torpe. – Le miró sonriendo. – Habrá que meterlo de nuevo. Él le lanzó una mirada de burla y cerró los ojos. Ella presionó de nuevo. Esta vez el huevo entró más fácilmente.

  • Ah. – Sintió el vacío de golpe una vez más.

Ella se rio. - Si que estoy torpe hoy. – Él no dijo nada y solo suspiró. Ella apretó por tercera vez hasta meter el huevo por completo en su ano, con solo el apéndice fuera. Esta vez lo dejó dentro. Jugueteó con el apéndice y lo flexionó para que rozara sus testículos. Se levantó, caminó hasta la mesilla de noche y cogió el mando del juguete. Él la miró mientras hacia todo el trayecto, y ella le sonrió. Él le devolvió la sonrisa y ella se agachó para darle un beso en los labios. “Clic”. El huevo empezó a vibrar en el interior de su ano y contra sus testículos.

  • Mm…- Él cerro los ojos y disfrutó de la sensación. Su miembro seguía duro y palpitaba con cada vibración. Ella recorrió su cuerpo con una mano hasta alcanzar de nuevo su miembro, el cual acarició un poco. Despacio se subió a la cama y se quedó de pie frente a él. Le sonrió y descendió poco a poco poniéndose cómoda sobre su cuerpo. Se fue deslizando hasta que notó como el húmedo sexo le rozaba el pulsante miembro. Sitió como ella lo cogía con una mano, lo apuntaba contra su sexo y despacio se dejó caer sobre el mismo metiéndoselo en su cálido interior.

  • Mm…

  • Mm…

Los dos jadearon al mismo tiempo al notar como el duro miembro se abría paso por el interior de ella. Durante unos instantes ella permaneció inmóvil, disfrutando de la calidez de su miembro mientras él sentía la humedad y las vibraciones del juguete. Tras unos momentos ella empezó a moverse.

  • Mm…Mm…Mm…

  • Mm…Mm…Mm…

Los dos jadeaban con los delicados movimientos de ella. Sus cuerpos brillaban de sudor y se sonrojaban con el calor. Ella tenía los pezones duros y su sexo húmedo y caliente. Él notaba su miembro palpitar al ritmo de las caderas de ella a la vez que el huevo extendía las vibraciones por su ano y sus testículos. Ella aceleró sus movimientos.

  • Mm…Mm…Mm…

  • Mm…Mm…Mm…

Cada vez más y más rápido.

  • Mm…Mm…Mm…

  • Mm…Mm…Mm…

Más y más intenso.

  • Mm…Mm…Mm…

  • Mm…Mm…¡Ah!

Con un gemido de rendición, él se corrió. Los movimientos de ella sobre su miembro combinados con las vibraciones del huevo sobre su ano agotaron toda su resistencia, y sintió como se vaciaba en fuertes descargas en el interior de ella. Esta notó como su interior se llenaba del espeso y cálido líquido de su orgasmo y detuvo sus movimientos. Durante unos segundos ambos se quedaron quietos disfrutando de las sensaciones. Su miembro palpitaba ya vacío, sensible a cada pequeño roce, a las vibraciones del juguete aún encendido en su interior. Sintió como ella se levantaba despacio, dejando que el miembro saliera de su interior mientras le sonreía. Una vez libre ella empezó a trepar por su cuerpo mientras le besaba. Empezó por su ombligo y fue ascendiendo. Durante el recorrido él notaba el roce de su cuerpo contra su miembro, como sus pechos le acariciaban el abdomen. Ella siguió subiendo, contoneándose sensualmente, besándole. Alcanzó su cabeza y le besó en los labios intensamente. Él le devolvió el beso. Jugaron con sus lenguas cálidas y húmedas. Se besaron largo tiempo. Con un último beso, ella le sonrió y empezó a incorporarse frente a él. Se mordió el labio y cambió su posición para dejar su sexo frente a su cara. Él observó la brillante intimidad de ella bañada en fluidos. Ella se llevó las manos a su sexo. Separó ligeramente uno de sus labios íntimos dejándole ver su interior y se introdujo un dedo de la otra mano suavemente. Una vez dentro lo movió en círculos, sintiendo la mezcla de fluidos que guardaba dentro. Sacó el dedo cubierto de la mezcla y lo dejó frente a su vista. Un hilo de fluidos unía su dedo y su sexo.

  • Postre. – Le dijo maliciosa. Él la miró sin entender. – No has tomado postre en la cena. – Le sonrió. - Siempre hay que tomar postre. – Bajo ligeramente el dedo hasta dejarlo al alcance de su boca. Él lo atrapó entre sus labios y lo lamió. Su boca se llenó de la intensa mezcla de sabores, los fluidos de ella, los de él, el sudor de ambos. Lamió y sorbió el dedo hasta dejarlo limpio. El hilo que lo unía al sexo de ella se quedó pegado en su barbilla y trató de alcanzarlo con la lengua sin éxito. Ella sonrió de nuevo y se lo acercó con el dedo. Él lo sorbió. Con el dedo ya limpio, ella deslizó su cuerpo hacia abajo dejando su sexo al alcance de sus labios. Él la besó antes de darla un lametón. – Ug…babas. – Dijo ella divertida. Él se rio y empezó a lamer su sexo. Ella cerró los ojos y disfrutó del roce de la lengua. – Mm… - Él lamia con delicadeza, recorriéndola de arriba abajo y de lado a lado. Atrapaba su clítoris entre los labios y sorbia, apretaba o mordía suavemente. Metía su lengua dentro y recogía los fluidos antes de sorberlos. – Mm…Mm… - El placer la iba inundando poco a poco. – Todo. – Dijo con un susurro, con los ojos aún cerrados mientras separaba más sus labios para que él metiera su lengua más profundamente. Sorbió y lamió. Besó y mordió. Tomó todo lo que se había acumulado en su interior y lo saboreó. – Mm…Mm…Mm… - Ella empezó a frotar su clítoris de forma enérgica mientras notaba los labios y la lengua recorrer su sexo. – Mm…Mm…Mm… - Cada vez más y más rápido. – Mm…Mm…Mm… - Más y más intenso. – Mm…Mm...¡Ah! – Tensó su cuerpo, abrió la boca y dejó que el placer la envolviera al tiempo que un gemido salía libre de su interior. Notó su cuerpo arder. Sintió como su sexo vibraba con la lengua en su interior. Un escalofrió recorrió su espalda, se deslizó por sus caderas, atravesó su pubis y terminó por alcanzar su clítoris. Su sexo se tensó de nuevo y sintió como nuevos fluidos escapaban de su interior en cortos e intensos chorros que desbordaron la boca de él con nuevos sabores que bebió con ansia.

Ella se apoyó contra el cabecero agotada, recuperando la respiración poco a poco, con su sexo ardiendo, notando como él lo besaba tiernamente recogiendo las últimas gotas de fluidos. Tras un momento de reposo, ella se incorporó y se sentó a su lado, sonriéndole.

  • Muy rico el postre. – Le dijo él sonriendo. Su boca y barbilla brillaban húmedos. Ella se sonrojó un poco y le besó en los labios. Sabían a ambos. Ella se puso de pie y contempló su cuerpo inmóvil. Su miembro había perdido algo de rigidez, pero seguía tenso. Ella lo acarició suavemente con las yemas de los dedos. Se giró hasta la mesita y cogió el control remoto.

  • Mm… - Le miró con algo de malicia. – Sabes, me he quedado con la duda de cuanto aguantan esas pilas. – Volvió a dejar el mando en la mesita, se inclinó para besarlo una vez más y se encaminó hacia el baño. – Cuando deje de vibrar dímelo. – Le hizo un gesto de despedida con la mano, le sonrió una vez más y se metió en el baño dejándolo atado sobre la cama, con el vibrador zumbando incasable en su ano, el roce del apéndice vibrador sobre sus testículos y la boca llena del sabor del postre.