Postboda

En las bodas hay muchas chicas pero no se puede ir con fuego a discreción. Hay que elegir presa, aunque luego resulte ser una leona.

Este fin de semana he estado de boda. El sábado tuvimos la ceremonia y la celebración, y al día siguiente los amigos de la pareja nos fuimos a un chalet a seguir la fiesta en modo resaca. Ver chicas en trajes de noche es una gozada, luciendo como mejor pueden sus cuerpos, con escotes de infarto y culos moviéndose mientras atrona la música. Pero me lo he pasado mejor en el chalet. Con este tiempo de verano, obviamente pasamos el mayor rato en la piscina y en bañador nosotros y en bikini ellas. No estaban por la labor de hacer topless, pero el verano es el verano.

Cuando hay tantas chicas hay que marcar objetivos y yo me fijé en una amiga de amiga con la que he coincidido poco. Estaba buenisima del tipo discreta: ella no se cree lo guapa que es, pero es mucho más guapa que sus amigas zorronas, aunque tampoco es una mosquita muerta. Pero bien, por la noche anterior había sentado las bases y a la mañana siguiente era a mí a quien recurría para pedir cosas. Como tonteabamos había bromitas, sobre todo cuando se puso boca abajo, se quitó el bikini de arriba y me plantó la botella de crema en la mano. Mis amigos se me quedaron mirando y yo me puse manos a la obra. Empecé restregando como podía la crema, y haciendo preguntas si le estaba gustando intentando hacerle sonreír. Necesitaba forzar una carcajada para empezar a manosear el culo y lo conseguí, planté la mano encima y se paró en seco. Chavales, eso es mano de santo: no quieren parecer estrechas y dicen no, no, no pasa nada. Así que seguí manoseando y restregando hasta que ya estuvo bien preparada para tomar el sol. Tanto que al acabar las amigas me dieron un aplauso y le animaron a devolver el favor. Ella zanjó el tema con un luego, luego... mientras me miraba sonriendo.

Cuando se quiso levantar me avisó para que se lo atara y le dije así le quedaba bien (oooooohhhh, de todos), pero ella dijo "demasiado" y se lo tuve que atar. Aproveché mientras iba hacia dentro para meterme en el agua que estaba buenísima y al volver solo quedaba ella fuera y se tuvo que meter también. Como pude me moví para que se colocara a mi lado y... oh, antes de que mi mano llegara a ella, ella ya se estaba acomodando delante de mi con su culo en mi polla. Yo le respondí con caricias en la cadera y me pregunté cómo iba a salir de ahí tan empalmado como me iba a poner. Por suerte, tras un rato de charla nos pusimos a jugar al balón y pude rebajarla. Pero ella lo había notado y me estuvo felicitando o criticando golpes a la pelota con palabras para hacermelo notar. Cuando perdió mi equipo y ganó el suyo anunció que tenía ganas de comer y le pidió a su amiga que le acompañara a un burger que había cerca, aunque casi rogando que le dijera que no. Y "no" le dijo su amiga, me lo pidió a mí y nos fuimos. "No hace falta que te cambies mucho, Fer, si total vamos ahí al lado". Yo me puse la camiseta y ella se puso otra, pero con ese aire de vestidito corto me la ponía más dura aún. No habíamos doblado dos esquinas cuando ella me plantó la mano encima de la lechera y me dijo que me la iba a chupar pasara quien pasara. Pero la hija de puta me dejó a medias cuando me iba a correr y me dijo, en el baño del BK.

Fue la caminata más corta que más larga se ma hecho. Ibamos abrazados pero de vez en cuando ella me bajaba la mano al culo y me besaba, y antes de cruzar la calle se levantaba un poco la camiseta y restregaba el culo en la polla. Estaba a punto de correrme solo por el morbo. Al llegar pensaba que ibamos a ir al baño directamente pero tocó hacer cola, y cuando nos tocó... se inclinó sobre la barra y me puso otra vez el culo en pompa y en contacto con la polla, solo separados por las telas de los bañadores. Encima de cachonda, le iba el exhibirse. Como tenía que comer con las manos, al sentarse solo le quedaron libres los pies para masajearme las pelotas y la pitón, y así comí mi hamburguesa y las cinco bolsitas de patatas de fritas que se pidió, fijo que para alargar la situación porque tanta hambre no podía tener con lo que habíamos comido.

Al acabar me cogió la mano y nos plantamos en el baño. De repente se sacó del bikini unas bolsitas que llevaba un liquido para limpiarse los dientes. Y empezó a chupar, como si no hubiera comido nada en todo el día. Pasaba la lengua a lo largo, se la metía toda en la boca y hacia amago de ahogarse mientras me miraba a los ojos, me pidió que le arrancara la camiseta y el bikini, y le tuve que frenar para que no me arrancara el bañador a mí. Le podía dejar mi camiseta pero yo tenía que irme con algo. Se le veía gozar chupando, me pregunté a qué edad empezó y me puse malo de pensarlo. Pero esas tetas tenían pinta de haber probado mucha leche. En una de esas miradas hacia arriba me devolvió la jugada de antes. Se relamió, me preguntó algo que intuí que era cambiar el hueco de entrada... y resulta que me empezó a meter el dedo por el culo. Me quedé congelado. Pero estaba tan cachondo que le dejé seguir. De hecho me gustó tanto que le tuve que parar para no malgastar así la corrida. La paré. La levanté y la puse boca a la pared. Le abrí de piernas, le abrí el culo, me aseguré que iba a entrar, dijo que no que no que no, por ahí no, hijo de puta, por ahí no, casi rogando que lo hiciera, y tras unas cuantas embestidas me corrí dentro de ese culazo que me llevaba loco toda la tarde. Al final estabamos sudando y daba vergüenza salir. Más cuando tocaron a la puerta.

Pero ella, ni corta ni nada, se quitó el bikini, se puso mi camiseta, y me dijo que nos íbamos. Yo era más alto que ella y no había riesgo de que se le viera nada, pero con el aire acondicionado puesto no me fiaba nada. le puse la mano en la cadera y nos fuimos despacito. Las miradas eran de todos los gustos. Los hombres la miraban con un deseo de vicio puro. Alguna otra la miraba con envidia. Pero lo que más me ponía era la cara de censura que ponían algunas señoras cuando Sandra les devolvía la mirada y me tocaba la polla por encima provocando que el bañador se transparentara con la lefa aún reciente. La pistola humeante, la prueba del delito.

Cuando ya habíamos salido se acordó de una cosa y entró para preguntar por alguna farmacia cerca. "Es que lo hemos hecho sin fundita, ¿sabe?".