Postales de traición 3

¿Represalias?

REPRESALIAS

Aghh, que asco. No fumo mas. El último cigarrillo me revolvió el estómago. Estoy entumecido, encerrado en este cuarto de mierda y con el móvil apagado para evitar que me llame, las horas no pasan más.

Me entretengo revisando la bolsa de los regalos, no me vaya a confundir, la actuación debe ser perfecta yme juego los cojones...Puta madre este traje de mierda me está asfixiando.

Y para colmo no puedo descansar, los acontecimientos de los últimos días me siguen dando vuelta en la cabeza  y miles de preguntas aturden mi entendimiento.

¿De qué carajo sirvió dar tanto amor?¿Para què tanta entrega y despliegue de valores?¿Para terminar reemplazado por una buena labia y promesas de futuro?

¿Para que un cretino cualquiera, se lleve en una noche al amor de tu vida?¿Como dejas de querer? ¿Como matas el amor?¿Donde enseñan eso?

¿Donde te preparan para la humillación?

Y lo peor de todo, la inseguridad

¿En que fallaste?¿Pudiste hacer algo para evitarlo?¿Que es lo que mas te duele?

¿La traición o el sentirte un idiota??

Solo me falta un rato para que todo se vaya a la mierda, cinco años de mi vida van a ser tirados a la basura. ¿Y por qué?.

¿De que mierda sirvieron tantos años de estudio, si no me puedo contestar unas preguntas tan simples?¿Perdonar o tomar represalias?

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Temiendo represalias, ya que el primo de Rosetta nunca pudo recuperarse totalmente de la paliza y sus aspiraciones profesionales se esfumaron, mis padres me anotaron en una universidad de la capital. Como siempre, en la carrera técnica y en turno noche, para que pueda trabajar y autosustentarme.

Para abaratar los gastos, me consiguieron alojamiento en un piso compartido, en un edificio próximo a la facultad y lleno de estudiantes.

Arribé con mi vieja moto y mis bolsos un sábado por la mañana, me recibió la casera y me enseñó el departamento y el dormitorio que me correspondía.

El edificio era tipo torre, tenía una sala de máquinas aeróbicas, un muscle gym, un pequeño parque en altura con  una piscina de veinticinco metros y dos parrillas. Los departamentos tenían todos los ambientes al exterior y palier privado en los ascensores. El que yo compartía, tenía tres dormitorios, una sala de estar, un comedor y dos baños. Uno pequeño con lo indispensable y uno completo con ducha y bañera.Las habitaciones eran amplias y ventiladas, con un armario empotrado, una cajonera,un escritorio y una cama de dos metros por uno.

Me dio un folleto con las normas de convivencia del edificio y me explicó que las propias del departamento las debía conversar con los otros inquilinos.

Dejé mis cosas, tome mis utensilios de higiene, un pantalón corto y me metí en el baño. Me pegué una ducha que me supo a dioses, me arreglé la barba de dos días, me peiné con una coleta, abrí la puerta y salí vestido solo con mi pantalón corto.

-. Fiuuu, vaya, vaya, la vista es excelente, pero... ¿Tu quien eres?

La del chiflido era una rubia espectacular, vestida con un vestido corto que le hacía una figura de ensueño. Le contesté con una sonrisa

-. Tu nuevo compañero de piso.

-. Imposible, solo aceptamos mujeres, ¿como te llamas?

-. Angel Antonio Torres.

-. Puta madre, esta casera idiota, anotó Angela Torres en lugar de Angel A. Torres..Y lo peor es que le dijimos que sí, a ver como lo arreglamos cuando venga Laura. Por cierto soy Carmen.

Nos dimos dos besos, entre a mi pieza a cambiarme y nos dispusimos a esperar a Laura conversando en los sillones. Me contó que estudiaba empresariales, que estaba en segundo año, pero tenía varias materias colgadas producto de cierto desfase en las fiestas del primer año, y que este curso se iba a poner las pilas para que sus padres no le corten los víveres.

Realmente era una muchacha divertida y muy abierta, me comentó que sus anteriores compañeras se habían graduado y la primera en arribar este año había sido Laura, una chica muy reservada que empezaba abogacía. Por mi parte le conté una pequeña reseña de mi vida y cuando le comenté que iba a estudiar de noche y trabajar de día, le pareció una locura.

Cuando estábamos por preparar la cena, apareció Laura y el debút no pudo ser peor. Mirándome con odio le espetó a su compañera.

-. Habíamos quedado en no traer ligues al departamento.

-. Ja, ja , ja. Ojala fuera un ligue, está muy bueno. Es nuestro nuevo compañero de piso

Antes de que pudiera abrir la boca, Laura tomó a Carmen del brazo y se la llevó a su habitación. A las dos horas salieron y me comunicaron que a la mañana hablarían con la casera para que me rescinda el contrato.

Realmente me cayó mal la prepotencia de Laura y le hice saber que de eso nada, que yo tenía un contrato firmado y lo pensaba hacer valer. Me miró furiosa y se metió en su habitación dando un portazo, ante la mirada divertida de Carmen.

En honor a la verdad, Laura me había impactado, pelo negro, ojos verdes, una cara preciosa y una figura que se insinuaba esbelta bajo sus holgadas ropas. Pero su prepotencia me había caído mal.

En cambio Carmen era dinamita pura y muy cordial, pero el tipo de mujeres que mejor dejar de lado.

El Lunes por la mañana me levanté a las seis, desayuné liviano, lave los trastos y salí a correr, volví a las siete, me pegué una ducha y lavé el baño, me lavé la ropa, la colgué en el lavadero y a las ocho salí a publicitar mis servicios de mantenimiento en todos los edificios de la zona.

Volví al mediodía y encontré a las chicas recién levantadas, maldiciendo por el mal funcionamiento del calentador. Sin decir palabra alguna, tomé mi caja de herramientas, lo desarmé por completo y al verificar que estaba perforado el diafragma, lo cambié por uno nuevo que tenía entre mis repuestos, a la una de la tarde, ya estaba funcionando perfectamente, ante el asombro de las amigas que me miraban alucinadas..

Mientras ellas se bañaban, me preparé un emparedado y comí unas frutas, lavé todo y me fuí a la universidad a verificar horarios y confirmar mi inscripción en las materias de primer año. Esa rutina la repetí a diario y para fin de la semana empezaron a caer los primeros trabajos. De hecho ese sábado y domingo lo pasé de reparación en reparación.

A la semana siguiente empezaron las clases, por lo que a mi rutina diaria, debí recortarle dos horas para poder estudiar en la biblioteca, antes de entrar a las seis de la tarde a clase.

Dos meses mas tarde, el boca a boca, la confianza que les inspiraba, el bajo precio de mis servicios y la eficiencia de mis reparaciones, llenaron mi agenda de trabajo, provocando varios eventos en cascada.

En esos dos meses, solo me crucé con Laura dos veces y en cada una la vi mas hermosa que en la anterior, pero no le dirigí la palabra.

La cantidad de trabajo me llevó a hablar con la casera y alquilarle un localcito ubicado anexo al trastero para guardar mis herramientas y montar un pequeño tallercito.

La mejora en mis ingresos, me permitió reponer los víveres en la heladera, aún los que no consumía.

Finalmente, mi vida social se redujo a cero.

La carrera avanzaba bien, las materias no me generaban problemas y el trabajo abundaba. Mantenía mi rutina de ejercicios y lo que usaba en la casa lo limpiaba o lo reponia.

Finalizado el primer semestre y habiendo aprobado todos los parciales, tuve el primer fin de semana libre.

El viernes a la noche no tenía clase y aproveché para comprarme ropa, nada raro, un par de vaqueros, algunas remeras, zapatos, una campera de piel negra y un par de zapatillas nuevas. Mis finanzas me lo permitían.

Me vestí de estreno, tomé mi vieja moto y me fui a un pub a tomar algo y ver que se presentaba. Llevaba media hora adentro cuando vi aparecer a Laura vestida de noche con zapatos de aguja. Nada provocativa pero bellísima, estaba por acercarme a ella para invitarla a una copa, cuando un musculitos que estaba en la barra, la tomó de la cintura y le comió la boca.

Sentí como si me clavaran una daga en el estómago, cuando se separaron, Laura me vio y se quedó paralizada. Intentó decirme algo pero yo salí disparado. Mi actitud totalmente irracional me dejó tan desconcertado, que esa misma noche me fuí para el pueblo.

Llegué a las cuatro de la mañana, y le escribí a Rosetta diciéndole que estaba en el pueblo y preguntándole si estaba despierta, me contestó que recién llegaba, pero que si yo quería, nos podíamos ver.

La pasé a buscar con la moto y nos fuimos a la casa de sus abuelos de la que yo tenía llave. Entramos comiendonos la boca y arrancándonos la ropa a los tirones. Cuando llegamos a la cama ya la tenía ensartada con sus piernas rodeándome la cintura.

Una vez acostados y sin dejar de besarnos, follamos a lo bestia en un misionero clásico pero muy morboso, los golpes de cadera de Rosetta se encontraban con mis empujones en un choque de planetas, se corrió un par de veces y a la tercera explotamos juntos a los gritos.

Una vez relajados y sin cambiar de posición, ni extraer mi todavía enervada herramienta de tan sublime ubicación, le pregunté entre besos si no se tenía que ir, me contestó que le avisó a su madre que salía conmigo y que ella la cubriría con su novio.

Mi ex estaba más madura y más apetecible que cuando éramos novios, pasamos el fin de semana juntos, salimos a comer a un centro comercial de las afuera, paseamos tomados de la mano y fornicamos como bestias, el Domingo a primera hora de la tarde, la acerqué a las inmediaciones de su casa y nos despedimos con un morreo que prometía futuros encuentros.

Calmado y relajado llegué al departamento a las diez de la noche, me duché, limpié el baño y me fui a dormir. El Lunes a las seis de la mañana, retomé la rutina y como tenía dos semanas de vacaciones, trabajaba todos los días hasta las diez de la noche, inclusive los sábados y domingos.

Alguna que otra vez me cruzaba con Carmen y nos saludabamos con un beso y un piropo, pero cuando me cruzaba con Laura miraba para otro lado, en una actitud infantil que aún hoy no entiendo.

Finalmente el curso terminó, aprobé todas las materias y mi trabajo iba viento en popa. Aproveché las vacaciones para alquilar un pequeño galpón, mudar mi taller y adquirír nuevas máquinas y herramientas. Sobre el fin de ese verano en el que tuve tanto trabajo, pude comprarme una pequeña furgoneta usada en muy buenas condiciones, a la que le pinté el nombre de mi nueva empresa. AngelA Instalaciones.

En la última semana de vacaciones, se celebraba la fiesta del último día, previo al comienzo de clases. Fiesta a la que no pensaba concurrir. Paso de soportar borachines, drogatas, o sexo indiscriminado producto de la combinación de ambos.

Esa noche terminé tarde en el taller, y al llegar a mi departamento estaba solo. Laura estaba en su pueblo ya que comenzaba unos días mas tarde y Carmen seguro estaba de fiesta. Cuando me levanté a las seis de la mañana para salir a correr escuché un forcejeo y quejas en la puerta, acerque el oído y alcancé a escuchar a Carmen

-. Basta, déjenme...No pueden entrar...están mis compañeras de piso

-. Mejor guarra, si están tan buenas como tú, las follamos a todas.

-. También está mi novio...Váyanse.

-. Ja, ja, ja ¿Y nos vamos a asustar de un gilipollas, que se queda durmiendo mientras la novia sale de fiesta vestida de puta y se morrea con todos? Vamos, dame la llave.

Abrí la puerta de golpe y apenas tuve tiempo de sostener a Carmen que estaba apoyada de espaldas a ella, no así al impresentable borrachín que tenía encima y cayó de bruces al piso y al cual le apliqué mi tradicional receta de patadas sin soltar a mi compañera.

Los otros dos al ver mi cara de enojo y mi tamaño quisieron escapar por las escaleras, pero yo ya había dejado a mi amiga en el piso y alcancé a frenarlos tomándolos del cuello de sus camisas, solo para tomar envión y volver a impulsarlos con mayor ahínco, evitándoles tener que tocar los diez primeros escalones. Segundos después, al amasijo de carne del rellano se le unió el borrachin, que bajó rodando haciendo unas piruetas dignas del circo du Soleil.

Cuando me volteé a ver a Carmen, estaba semi desmayada con una vomitona importante sobre el pecho. La tomé en brazos, la llevé al baño grande y la desnudé en la bañera, la lavé suavemente apreciando su belleza , la sequé y la acosté en su dormitorio. Luego lavé su ropa y la tendí en el tender.

Mi hora de ejercicios había pasado, por lo que me dirigí al taller como todos los Lunes. Dejé de trabajar un poco más temprano para dirigirme a la facultad a confirmar horarios y materias y a las seis de la tarde comencé el primer curso de mi segundo año de ingeniería.

Al salir a las diez de la noche, retorné al taller a revisar unos PLC que dejé reseteando y volví al departamento a las doce. Pensando que estaba solo, me desvestí, me pegué una ducha y limpié el baño, puse un lavado en la máquina con la toalla y la ropa sucia y me dirigí a mi dormitorio vestido solo con un pantalón corto.

Para mi sorpresa, en la cama yacía Carmen profundamente dormida, vestida solo con un camisoncito transparente y una minúscula tanga que le dejaba todo el culo al aire. Me acerqué, la tapé y me fuí a dormir al sillón. No estaba para cargar con mas problemas por ahora.

A la mañana repetí mi rutina de todos los días y al volver de correr, me encontré con un escándalo de primera. Laura había entrado justo en el momento que Carmen salía de mi dormitorio prácticamente desnuda y la trataba de puta para arriba por violar todas las normas de convivencia.

De nada valieron las explicaciones de que yo había dormido en el sillón, no se las creía y si así fuera, opinaba que la intención de Carmen había sido clara. A partir de ese momento se declaró una guerra silenciosa, cuyas consecuencias no supe ver.

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