Postales de traición 2

¿Virgen o mojigata?

¿VIRGEN O MOJIGATA?

-. Te gusta, puta ehh…Te gusta ???

-. Si, sii...siii... No pares... hmmm

-. Al final, te hacías la estrecha y eres igual de puta que tu madre.

-. A ella no la metas... es una mujer decente hmmm

-. Noo por supuesto como la voy a meter...a ella se la mete mi padre esta tarde en la verdulería... como todos los jueves.

-. Ughh... cállate...no inventes y sigue.

-. ¿Estas caliente puta, tu novio no te toca ?

-. Hmm no... a él no lo dejo.

-. Ja, ja, ja, que imbécil, hoy no te me escapas sin que te folle.

-. Si insistes con eso paramos... sabes que soy virgen...solo una paja... hmmm.

-. Estoy cansado de tus pajas, hace un año que me tienes así, hoy por lo menos me la chupas.

-. Buenoooooo Gggghhh...

Y la puta se corrió como una fuente.

Como en los trabajos más complejos que había encarado, una fría calma tomó posesión de mí cuerpo controlando mi odio y evitando que hiciera un desastre. Sacando el teléfono tomé una hermosa serie de instantáneas de cada una de las escenas que veía .

Permanecí oculto en silencio esperando el momento justo para saltar y sabiendo que vendrían fotos mejores, me obligué a esperar.

Las siguientes tomas mostraban a mi cachonda novia sin bragas y con las tetas al aire, con el falo normalito del prota en una mano recibiendo una tremenda chupada de tetas, mientras la masturbaban otra vez. Como indica el manual, las fotos que siguieron la mostraban engullendo el falo de su amante hasta la garganta.

Ahí dije basta, era todo lo que estaba dispuesto a tolerar, una cosa era registrar la traición y otra muy diferente verla follar en mis narices. Guardé el teléfono y me acerqué a la pareja.

-. ¿Que tal puta, está buena la piruleta?

El salto que pegó en medio de un grito de terror la dejó de culo en el piso. El prota, que estaba despatarrado con los pantalones por los tobillos, intentó agredirme con tanta mala suerte, que se enredó en su ropa y cayó de rodillas, donde recibió una clase acelerada de mi especialidad. Lo cagué a patadas

Y como mi educación no me permitía pegarle a una mujer, la furia se la comió toda el amante frustrado, creo que no le quedó un centímetro de piel sin moretones ni parte del cuerpo sin machacar,  ya que lo estuve pateando en el piso hasta que me cansé.

Por chulo, por hijo de puta, por querer follarse a mi novia y porque estaba furioso.

Sin decir ni una palabra más y  desoyendo los ruegos de la traidora, me dirigí raudo a la verdulería de su tío.

El lugar lo conocía bien luego de haberle puesto toda la instalación eléctrica a nuevo. Era un local grande, con un fondo libre donde almacenaban los cajones vacíos. En el mismo patio se hallaba  una escalera que conducía a un balcón corrido, al que asomaban, una cocina y una habitación con baño, donde almorzaba y dormía sus siestas el hermano de Antonio.

Entré por los fondos y sin hacer ruido, ascendí al balcón y me asomé a la ventana. La escena que se representaba dentro era merecedora del mejor cine porno.

El gigante tío de Rosetta, de frente a mi con los ojos cerrados, tenía a su cuñada en el aire, tomada con sus manos por debajo de las nalgas y con las corvas de ella apoyadas en sus antebrazos, mientras la hembra, tomada del cuello de su cuñado, subía y bajaba el culo donde tenía enterrada la polla del pariente.

Ver su culo profanado de esa manera, los gritos que pegaba y la cara de puta salida con la lengua afuera que se reflejaba en el espejo que tenía enfrente, me produjo un empalme doloroso.

Por suerte pude reaccionar y filmar toda la escena hasta que le llenó el culo a presión en medio de gritos demenciales.

-. Aghh... puta... aghh... diez años follando y cada vez lo haces mejor.

-. Es que tu polla me enloquece Ayyyyyyghh...

Mientras los amantes se calmaban, la rubia levantó la cara y contempló horrorizada mi imagen en el espejo. Le guiñé un ojo y me retiré sin hacer ruido.

En la noche del día siguiente, tocaron el timbre en casa, mi madre fue a atender y al asomarse a la puerta, esta se abrió violentamente, tirándola de culo al piso.

-. ¿Dónde está el hijo de puta?

Gritaba desaforado Antonio, mientras su avergonzado hermano levantaba a mi madre y le pedía disculpas.

Me asomé a ver que pasaba y antes de poder hablar, me pegó un mamporro de revés que me tiró al piso contra la pared del hall de entrada. Cuando se disponía a volver a sacudirme se interpuso mi padre, que alertado por los gritos del cornudo, se había levantado de la cama.

-. ¿Qué está pasando acá? Preguntó furioso, mientras en ese preciso instante, entraba Rosetta pálida y llorosa, llevada de los brazos por su tía y su insegura madre.

-. Este desgraciado ha mancillado el honor de mi familia y ha lastimado a mi sobrino.

Cuando escuché eso, me vino un ataque de risa tan violento, que me hizo olvidar del dolor de mi cara, solo me calmé cuando vi el rostro iracundo de mi padre. De ser ciertas esas palabras, iban contra todo lo que me había enseñado y eso para él, era intolerable.

Los hizo pasar a la sala de estar, les ofreció un trago y les pidió que se expliquen. Mientras tanto, Rosetta temblaba mirando al piso y su madre me miraba preocupada.

El pobre hombre, relató lo que Rosetta le contó, que había ido a ver entrenar a su primo y contenta de verlo después de muchos días, le dio un beso y un abrazo efusivo justo en el momento que yo entraba al gimnasio.

Que enloquecido de celos, la trate de puta para arriba, y que a traición y por la espalda, la emprendí a golpes contra el indefenso muchacho, lastimandolo tanto que quedó internado y no iba a poder presentarse a las pruebas para entrar a jugar en un equipo profesional.

Mi madre, pensando que había vuelto a mis años de brutalidad, me miraba con reproche, mientras mi padre me preguntó preocupado.

-. ¿Las cosas fueron así hijo?

Me levanté despacio de mi lugar y acercándome a Rosetta le pregunté

-. No tienes nada que decir ?

Ella solo miró al piso negando con la cabeza y a pesar de la insistencia de sus padres, no me contestó.

Me acerque a la pantalla de TV y la encendí, coloque un pendrive que tenía en el bolsillo y di play, ante la tensa mirada de su madre que se palpitaba que lo que iba a ver, no le iba a gustar. Le sostuve la mirada y me disculpé.

-. Lo siento, yo no quería esto, pero no voy a quedar mal con mi padre.

Una a una se fueron desgranando las imágenes que me tocó presenciar en vivo, ante la consternación de Rosa, el asombro de Antonio, la tristeza de mi padre y el llanto de Rosetta.

Cuando finalizó la función, mi padre sacó la memoria de la pantalla y me preguntó...

- . ¿No hay mas copias?

-. No

-. ¿Y las del teléfono?

-. Las borré porque me avergonzaban.

Se acercó a Antonio y se la dio. Este la tomó agradecido y se levantó pesadamente, se acercó a mi madre que lo miraba preocupada, hinco una rodilla en el piso y con lágrimas en los ojos le pidió disculpas, se irguió, le dio la mano a mi padre y se retiró en silencio junto a su familia. Los tíos de Rosetta completamente avergonzados, no dijeron una sola palabra en toda la noche.

La última en retirarse fue Rosa, que se volvió a disculpar con mis padres y vino a saludarme. Dándome un beso en la mejilla, me susurró al oido

-. Lo siento mucho.

-. Yo también...Toma, llévate esto, te pertenece, míralo en privado, tu hija está al tanto. Tú sabrás lo que tienes que hacer.

Y le puse la otra memoria en sus manos.

Una semana más tarde, recibí un mensaje de Rosa  en mi teléfono, citándome en un cruce de carreteras a la salida del pueblo.

Me acerqué con mi moto y al llegar hasta su auto me pidió que la siguiera. Diez kilómetros más adelante llegamos a una casa antigua, que luego supe era la casa de fin de semana de los padres de Rosa

Aparcamos y nada más entrar, me hizo sentar en un sillón grande mientras servía unas bebidas, refresco para mi y gin tonic para ella.

Se paró frente a mí mirándome con intensidad, vestida con unos escandalosamente cortos pantalones y un top que marcaba pezones. Estaba para comérsela

-. ¿Por qué lo hiciste?

-. ¿Filmarlas? Para tener algo con que defenderme.

-. ¡No!... Darme el video y no mostrarlo en tu casa

-. ¿Y que hubiera ganado con eso?¿Joderles la vida? Vuestra vida privada no me interesa. Si no hubieran venido a casa, tampoco hubiera mostrado el otro.

Rosa me miró con curiosidad

-. Eres un buen chico y serás un gran hombre, te han enseñado bien. ¿Eres virgen?

Esa pregunta me descuadró. Asentí avergonzado con la cabeza. Rosa se levantó y tomándome de la mano me llevó hacia adentro.

-. ¿Qué haces? ¿A dónde vamos?

-. Te has portado bien, voy a hacerte un regalo.

Entramos a la habitación principal, Rosa se sentó en la cama y haciéndome parar frente a ella, me indicó que me saque la remera, mientras ella me soltaba el cinto.

La imagen era tan sensual y surrealista que mi empalme fue inmediato. Cuando Rosa bajó el cierre, soltó el pantalón y bajó el boxer, mi falo saltó erguido a la búsqueda de novedades.

La infiel lo tomó en sus manos, lo descapulló y me miró con cara cachonda.

-. Vaya, vaya, lo que tenias escondido, me parece que me voy a dar un festín.

Acto seguido engulló media polla de un tirón y comenzó una mamada frenética. Podría contarles de una resistencia heroica, pero la verdad es que me corrí en un minuto. Verdad también es, que mi polla permaneció dura y que ella se tragó todo el manantial.

La jaca observó con complacencia la dureza remanente y después de hacerle una limpieza profunda al objeto de sus deseos, procedió a desnudarse lentamente frente a mis ojos desorbitados. Cuando soltó su sujetador y las peras saltaron oscilantes, creí ver un milagro de la naturaleza, pero cuando se paró, se dio vuelta y doblándose a noventa grados procedió a bajarse el tanga, desnudando lentamente su culo de ensueño sentí que había alcanzado el nirvana.

Se echó en la cama boca arriba, abrió las piernas y me invitó a comer, guiándome en el uso de los cubiertos. Puse sus piernas sobre mis hombros y siguiendo sus instrucciones me puse a la tarea con devoción, llevándola a un orgasmo explosivo a los pocos minutos.

Me fuí subiendo a su cuerpo y mientras se recuperaba, me dí un atracón de tetas. Poco a poco volvió a calentarse y tomando mi falo con su mano lo guió a la entrada sagrada. Describir lo que se siente entrando a un coño por primera vez requeriría de un manejo del lenguaje que no poseo, solo puedo decirles que me resultó extraño que siendo tan puta, tuviera el coño tan estrecho.

Desde ese día, todas las semanas teníamos entrenamiento sexual dirigido, para su placer y el mío, eso duró todo el verano hasta el ingreso a la facultad.

Para la despedida, organizamos un fin de semana completo para nosotros, no sé qué excusa le pondría al marido, ni me interesaba, pero estaba ansioso porque llegara el momento.

Ese viernes al llegar a la casa, la puerta estaba entornada, abrí despacio por precaución y no vi a nadie, solo una luz proveniente del dormitorio principal, me desnudé en la sala de estar y me acerqué despacio, vestido solo con los boxers.

Al entrar a la habitación, encontré a Rosetta apoyada de costado en el marco de la puerta del baño, vestida solo con un deshabillé transparente y zapatos con tacones de aguja.

Se la veía tensa, esperando mi reacción. En un mundo de valores, me habría dado vuelta indignado y la hubiera dejado pagando. En este mundo pagano en que vivimos, me saqué los boxers, me abalancé sobre ella y le comí la boca.

Mi ex, sorprendida por mi arrebato, no tardó en devolver atenciones metiéndome la lengua hasta la garganta. Besándonos como desesperados, caímos sobre la cama y no tardamos en enroscarnos en un sesenta y nueve apoteósico conmigo abajo, donde compartimos aprendizaje,  yo le comí el coño como aprendí de su madre y ella me devoró la polla como le enseñó su primo. Explotamos casi al unísono en un orgasmo abismal,

Cuando se calmó, se dedicó a limpiar mi polla con su boca provocándome una nueva erección en pocos minutos. Cuando la logró, se dió vuelta, se puso en cuclillas sobre mi pene y tomándolo con su mano, lo dirigió a su coño y se empaló de golpe con un alarido que me dejó sordo.

Quedó echada sobre mi torso respirando agitada, cuando se calmó, empezó a mover sus caderas suavemente hasta alcanzar un orgasmo que la desmadejó. Repitió esta operación dos veces mas, hasta que en la última, me arrastró con ella.

Quedamos tendidos de costado, mirándonos a los ojos, llevé la mano a su coño y recogiendo la lefa que salía de él, ví que estaba ensangrentada.

-. ¿Por qué?

-. Porque te lo debía.

La tomé de la nuca y la besé profundamente agradecido, mientras ella sollozaba pidiéndome perdón. Ese día lo hicimos dos veces más, solo paramos para comer algo. A la mañana siguiente me desperté temprano con ganas de orinar. Aproveché para darme una ducha refrescante y volví a la cama.

Rosetta se había dado vuelta y estaba boca abajo con las piernas ligeramente abiertas y su culo prodigioso llamándome a los gritos. Me acerqué despacio, gateé entre sus piernas y le dí una serie de mordisquitos en las nalgas, cuando las separé para lametear el oscurito, lo noté con un extraño brillo.

Acerqué un dedo y comprobé que estaba perfectamente lubricado. Levanté la cabeza y comprobé que Rosetta sonreía con la cara apoyada de lado sobre la almohada, acerqué mi pene y aunque costó un poco, se deslizó adentro con suavidad. La miré asombrado y ella lanzó una carcajada.

- . Que fuera virgen no significa que fuera una mojigata, me he preparado temprano para tí..

Ante su acotación, inicié una penetración suave y profunda, que poco a poco fue in crescendo, hasta terminar en una cópula bestial con activa participación de Rosetta, que por los culazos que daba, estaba disfrutando como loca.

Durante la siesta volvimos a repetir y le volví a llenar todas sus cavidades de lefa. Al final mi ex mojigata resultó ser una excelente feladora y con gran trayectoria en el sexo anal. Para no arruinar el día, preferí no preguntar desde cuando tenía tanta experiencia en estas artes.

Al llegar las seis de la tarde, me avisó que debía marcharse. Su novio la estaba esperando en su casa, jugando ajedrez con su padre.

-. ¿Novio?

-. Si, Martín... Cuando se enteró que rompimos, se me declaró. Te estoy muy agradecida de que nunca se supiera el motivo de nuestra separación.

-. Lo debes tener muy contento

-. Claro que sí. Es mi novio oficial, como lo fuiste tú.

-. ¿Y qué hay con eso?¿Folla bien?

-. Nooo, de eso nada. No lo dejo que me toque... a ver si se piensa que soy una cualquiera..

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