Posesión

El infinito deleite de penetrar tu culo con mi incansable verga, logrando producirte un placer inigualable.

POSESION

Con las manos apoyadas en la cama, boca abajo, de rodillas, con las nalgas ligeramente levantadas, me ofreces el delicioso espectáculo de tu sonrosado ojete, que se abre y cierra espasmódicamente, un tanto escondido entre tus dos montañas de carne palpitante, en elocuente invitación para que lo penetre con mi verga, que ante tan lindo espectáculo, se me pone dura, como de roca, y bate de arriba hacia abajo como burro en celo, ante la hermosa posibilidad que se presenta ante mi vista. Yo acaricio con deleite la curva de tus nalgas, gozando de la cálida sensación que me proporciona tu piel encendida de placer. Las acaricio con deleite buscando el delicioso remolino, que tantos placeres me ha obsequiado.

Hago jugar mi dedo, centrándolo ligeramente, previamente impregnado de lubricante, para que al ensartarlo no sientas el dolor y puedas gozar del placer que se experimenta en la posesión de tu ano por mi pene, que encuentra en él deleites inolvidables. Una vez que la lubricación ha quedado a satisfacción, presionando ligeramente tus caderas y con una amplia cooperación de tu parte, enfilo mi pene hacia tu sonrosado remolino, apuntando cuidadosamente, hasta que la cabeza de mi verga se introduce lentamente en él.

Moviéndome despacio para no hacerte daño, penetro dentro de ti poco a poco, para irte acostumbrando al grosor de mi verga, que ante tan deliciosas sensaciones, quisiera meterse más profundamente, lo más pronto posible, pero por no causarte un dolor desagradable, se contiene en sus deseos y va entrando con lentitud, moviéndose continuamente hacia delante y hacia fuera, en un vaivén delicioso, que si no fuera por el gran deseo de hacerte gozar largamente, me provocaría un orgasmo inmediato. Una vez que mi verga se ha quedado profundamente sepultada dentro de tu recto, hasta que el vello que cubre los labios de tu vagina frotan mis hinchados cojones, las paredes deliciosas de este sabroso conducto se forran con deleite sobre todo el cuerpo de mi cilindro sexual y lo oprimen cariñosamente, produciéndome un mar de emociones ricas, que me elevan al paraíso del placer.

Con el aliciente del frote, me remuevo locamente dentro de ti, buscando producirte un gran placer en cada embestida de mi pene, atacando fuertemente tus nalgas, que se estremecen ante este fiero ataque hacia su fortaleza.

Atrapando tus hermosas nalguitas, que vibran cada vez que mi pene se entierra profundamente en tu ano, atraigo tu cuerpo para penetrarte hasta lo más hondo que sea posible, y acaricio con delectación infinita la fina seda de su piel.

Sigo perforando tu recto, adentrándome en lo más profundo de tu intestino, que frota mi verga en su trayecto, hasta que no pudiendo contener más la presión, dejo escapar un chorro de leche ardiente, que invade todo tu interior, escurriéndose por tu vagina lo que no has podido contener.

Totalmente seco, con los cojones desinflados, te atraigo hacia mí y te beso dulcemente, mientras tu mano acaricia mi pene, y le agradeces las atenciones que ha tenido para ti, tratando de erectarlo nuevamente, para que repita su hazaña en beneficio tuyo, cosa que, no dudes, sucederá, pues tu le das, vida, y lo incitas a renacer de nuevo.