Porque te amo 1/2
Puede pasar el tiempo, puede el polvo maquillar los sentimientos, pero al volver a vernos descubriremos que ni los grandes problemas nos hacen dejar de amar
Habían pasado cinco meses desde la mañana de primavera que le lleve su desayuna al trabajo, la noche previa me había dicho que ya no quería nada conmigo, en realidad esperaba que lo hubiese meditado para darnos otra oportunidad, ambas fallamos, sin embargo no fue así, no baje de mi coche porque su seriedad insistía en que me alejara de ella, y así lo hice, vi por el retrovisor lo que sería mi último recorrido por esa calle.
Precisamente era media semana, había pasado una estación del año completa y yo seguía decayendo, aunque sabía que debía salir adelante, no dejaba de pensarla, después de desayunar en mi trabajo tomé el teléfono decidida a marcarle, aun sabiendo que su fuerza de lastimar es implacable cuando quiere desquitar su coraje, y pensé que aún sentía eso por mi, no contestó, mi cuerpo temblaba sin control mientras mi pulso era inestable, sentí un frio recorrer mi cuerpo, entendí que no quería contestarme, era lógico, todo este tiempo había estado publicando su feliz vida con nuevas mujeres y un pretendiente que me presumió, de repente entro un mensaje a mi celular “me marcaste? No alcance a contestar” no pude creer lo que mis ojos leyeron, respire hondo, mi cuerpo estaba loco, simplemente era una buena señal, y le marque nuevamente
- Hola? – su voz sonaba extrañada, se que tardó en contestar porque no sabía cómo reaccionaría a mi llamada por sorpresa
- Hola, como estas? – pregunte, a diferencia de ella no oculto mis emociones y mi voz sonaba como perfecta idiota que obtiene un sí a la primera cita – Te marcaba para invitarte a comer el sábado o el domingo tengo una vuelta a la Ciudad y quería verte
- El sábado tengo trabajo por la tarde, pero el domingo si desayunamos – me respondió muy tranquila, tanto que me hizo dudar sobre su accesibilidad a mi invitación
Al colgar me sentí la mujer más feliz, creo que su voz alivió el pesar de mi ser, penetró su voz por mis oídos hasta llegar a mi corazón para darle fuerza y ánimo de que podríamos hablar nuevamente con posibilidad de arreglar nuestras diferencias. Aunque el jueves por la noche, creo que ella entro en shock emocional porque es propensa a que piense sus sentimientos y los bloqueé, tiene miedo a sufrir por amor y comenzaron sus inquietudes, platicando en mensajes por el celular me cuestionó sobre mi intención al ir a verla, me dijo que solo sería una plática porque no desea tener personas que la odien, y que no podíamos volver porque ella ya salía con alguien más, textos que realmente me pusieron triste, porque en realidad yo quería volver con ella y porque esperaba en lo más profundo de mi ser que no tuviera una relación amorosa con alguien más, aun así, nuestro encuentro siguió en pie, pero no para vernos el domingo, me dijo que nos viéramos mejor el sábado a las 8 de la noche en una calle cultural de la Ciudad.
Antes de que ella cruzara la avenida la reconocí, su caminar, note su nerviosismo, y de mi corazón emergió una fuerza intensa de abrazarla ante todo, fuertemente, sentir su magnetismo y permitir a mi cuerpo volver a sentir su calidez, si nos dimos un abrazo y un beso como saludo, no el que yo anhelé, pero la verdad me conformé con él, el nerviosismo que ella transmitía me generaba intriga y miedo de que en cualquier momento fuera a comenzar a decirme que en persona quería terminar de raíz la relación o que solo asistió a la cita para decirme personalmente que ella tenía alguien formal en su vida, en fin, tantos pensamientos circulaban como carrusel en mi mente.
Después de comprar el café y sentarnos en unas jardineras me platico que había abandonado su último trabajo, que ahora tenía otro, sus nuevos proyectos, estaba entusiasmada explicándome su nueva vida, así que comprendí que esa noche no me pediría que la dejara vivir su vida con alguien mas, el momento se tornó mas ameno mientras caminábamos entres los puestos de artesanías, pequeños grupos tocando en vivo, entrelacé mi brazo al suyo, ella se puso rígida, por un momento quise soltarla, pero espere mejor a que ella lo hiciera, y no lo hizo, entonces le pedí que avisara a su casa y fuera a dormir conmigo, que yo le prometía no tener intimidad con ella, solo le pedí su compañía en la casa y seguir platicando, como sé que le gustan las palomitas le ofrecí comprarle unas mientras seguíamos charlando en la casa, no quiso, pero insistí unas veces mas hasta que me concedió la noche, y si, mi intención solo era platicar, saber que podemos volver a vernos y medir las cosas para que volvamos a ser pareja.
Al llegar al fraccionamiento, entramos a una tienda de autoservicio, compramos un vino tinto a su elección, palomitas y otras cosas. Serví en dos vasos el vino y me senté en el comedor con ella para seguir platicando, creo que ninguna se animaba a tocar el crucial tema del cual sabíamos que era la intención de nuestra cita, quise comprobar su disposición al decirle que me gustaría probar el vino de su boca, pero dijo que no muy seriamente, no insistí, nos terminamos la botella minutos antes de la media noche y nos fuimos a dormir, ella subió de prisa y fue directo a la cama, yo tarde un poco mas al subir a la recámara, la vi acostada ya cobijada y me desvestí, dejando solo mis bragas y sostén, al entrar a la cama me di cuenta que ella vestía lo mismo, ya no cruzamos palabra alguna, me acerque a su cuerpo pensando que ya dormía, quería sentir su calor y respirar el aroma de su cuerpo, que aunque habían pasado meses sin deleitarme con su aroma fue un deleite volver a él, ella estaba recostada de lado dándome la espalda, por lo que coloqué mi mano en su cintura para dormirme.
Los minutos transcurrían, yo no podía dormir, simplemente pensaba en la maravilla de volver a tenerla en mi cama, ya había rato suficiente en el que supuse que ella ya estaba profundamente dormida, y aproveche para acercar mis labios a su espalda para darle un beso a sus hombros, lo di muy suave, no quería despertarla porque tenía miedo que se molestara y me pidiera salir de la habitación, sin embargo comenzó a moverse inquietantemente, le pregunte si estaba bien, o si necesitaba algo, dijo que no, se sentó en la orilla de la cama y yo la abrace a sus espaldas dándole un beso junto a su oreja, deje mis labios un momento para recordar la textura de su cuello, recorrí con mis labios de su oreja por el cuello hasta su hombro izquierdo, mi corazón iba a estallar, su cuerpo reaccionó a mis labios, pero en un segundo ella con voz determinante pronunció mi nombre, me disculpe por haberle hecho eso, así que ella fue al baño y yo volví a acostarme, al volver a la cama ella buscó su lugar en mi pecho, recargo su cabeza del lado de mi corazón y yo la abrace, ante todo ese fue el momento mas emotivo, porque yo me sentía plena, porque yo la amo y ella también me amaba a pesar de los problemas que tuvimos, le besaba su frente mientras le acariciaba su espalda
- Por qué viniste? –
- Quería verte
- No me digas eso, dime que viniste a despedirme - me suplicó mientras de sus ojos rodaban lagrimas que mojaron mi pecho, y mi corazón quería abrazar el de ella, yo quería fundirla en mi para que sintiera que no vine a despedirme, que vine porque la necesito y sin ella mi vida esta mal
- No te diré eso, vine porque quiero volver contigo - la abrazaba mientras mis palabras viajaban por su ser tocando la puerta de su corazón
Siempre he dicho que estos momentos, en que estamos solas, en que nuestros sentimientos fluyen como agua en arroyos que desembocan a un lago de emociones, y ambas estamos en la misma frecuencia son un regalo de Dios, porque su piel a la mía es imán que conecta sus palabras a mi cerebro y corazón, de manera que es para mi la mejor manera de platicar hasta los problemas mas graves
- Lo que pasa es que yo ya estaba empezando mi vida sin ti, y de repente llegas y lo cambias todo - dijo con palabras entre cortadas, dudosas de lo que en verdad quería decir
- Ningún día en mi vida ha transcurrido sin esperar este momento – respondí mientras la apretaba a mi pecho y besaba su frente y luego sus labios
Pasaron los minutos y pensé que ella ya dormía, sin embargo cuando me volteé para darle la espalda ella se acomodó detrás de mi mientras tome su mano para llevarla a mi pecho, de manera que ella estaba abrazándome, en eso sentí su cuerpo desprender la energía sexual que me atrapaba como antes lo hacía. Sedienta de sus besos, hambrienta de su carne y ella deseosa de que la volviera a hacer mía, simplemente lucho con su consciente para invitarme a que solo por sexo tuviésemos intimidad, yo no lo sentí como una invitación de placer, sus palabras escondían el deseo de sentir que yo la seguía amando igual, que la seguía deseando como la única mujer existente en este planeta, pero sobre todo, era una prueba que ella misma se planteaba para reconocer lo que su corazón decía a su mente y ésta a su vez no interpretaba. Besé su mano y subí sobre ella, comenzó a desvestirse, pero la detuve, yo quise hacerlo por ella, quise volver a descubrirla como si nunca antes lo hubiera hecho, sus pechos quedaron liberados, ¡Son hermosos! Su textura al rozarlos cuando quité su sostén era la misma, suave, cálida, de algodón, estaban ahí para mi, como los imaginaba, su vientre deseoso por desbordar su represa de sensaciones pedía ansioso que dejara de lado mi ritual de amor, quería remover sus aguas, motivar su manantial. Me acerque a su rostro para besarla, la verdad esperaba no ser correspondida, me sorprendieron sus tiernos besos, sus gruesos labios se acomodaban en los míos con la calma del disfrute de un postre mientras mi mano abría las puertas de su tesoro mas cuidado que me esperaba ansioso, su humedad penetro los poros de mis dedos, la textura de su fluido ya me hacía recordarlo en mi boca, ella me abrazaba con fuerza mas que con deseo, yo sentía tristeza por que todo este tiempo no habíamos dejado de sentir lo mismo, sentí felicidad por la dicha de ser una nuevamente esa noche, y sentía exceso de excitación porque quería llenar mi cuerpo con su fluido vaginal, su clítoris me exigía un masaje lingual, y mi boca llegó a él para saludarlo con cálidos besos, en ese momento ella sentía que debía castigarme o desahogar su coraje porque comprobaba que esa noche yo me salí con la mía, pues lo que ella no quería era precisamente lo que estábamos haciendo, y me pidió que ella se sentaría en la orilla de la cama y yo debía hincarme para hacerle sexo oral, y yo acepté, besé su boca, su cuello y me arrodille en el suelo frente a la cama mientras ella abría con cautela sus piernas, los primeros instantes fueron su desahogo de coraje hacia mi, lo pude percibir porque su vientre no estaba reaccionando como antes a mis caricias, tal vez pudo haber otro motivo, el tiempo transcurrido y haber perdido un poco mi capacidad de hacerle sentir esas sensaciones en su sexo, pero después, su clítoris reaccionó, saliendo del lugar de donde mi boca con tanta insistencia le pedía salir y en instantes después llegó su clímax, llegó en mis manos, llegó en mi corazón, llegó para volver a unir con mas fuerza lo que nuestros berrinches habían separado, la abrace y nos acostamos, simplemente pensaba que lo que estaba sucediendo era un milagro de su corazón.
Estaba clareando, el sol aun no salía, ella se despertó primero, estaba inquieta, algo le había perturbado…