Pornstar (Luces, Cámara ¡Sexo!)

Decido concentrarme en mi novio, quien está siendo atravesado por la verga de un negro. Cambian de posición. Ahora es Teo quien se encuentra arriba del otro. El ángulo es perfecto para la cámara. Las cogidas se vuelven más violentas. El negro es una maquina para follar.

Anteriormente en Pornstar: Sebastián, un chico de 21 años, acompaña a su novio Teo a un casting para ser actor de películas porno gays en Miami. Tras la negación de Sebastian para que su novio hiciese la prueba con otro hombre, ambos terminan metidos en el casting. Se desnudan y tienen sexo delante de los ejecutivos de los estudios Gayxxxplosion. Al final a ambos se les ofrece ser contratados.

(Luces, Cámara ¡Sexo!)

¡¿Pero que coño?! ¿Estamos contratados? No puede ser. Yo no quería un contrato. Yo vine solo a acompañar a mi novio. Teo se ve contento, ríe, me abraza. Yo estoy confundido, estresado, con miedo.

  • Yo no vine para ser contratado –menciono, e inmediatamente el ambiente de alegría desaparece- Vine acompañando a mi novio. El contrato debe ser solo para él.

Todos me miran, callados, sin algo que decir. Tras un corto tiempo William es el que habla:

  • Pero te interpusiste en su casting. No quisiste que lo hiciera con alguien más. Entonces pudimos admirar tus dotes tanto como los suyos. ¿Por qué no quieres el contrato?

Era justa aquella pregunta, pero no sabía que responder. Todo pasaba tan rápido. Ésta mañana había despertado en mi cama, ahora me encontraba frente a tres extraños que me pedían que firmara aquella pila de hojas.

  • Estás guapo, tienes buen miembro y te mueves bien en la cama. ¿Qué es lo que te mortifica? ¿Te asusta lo que dirá la gente que te conoce? ¿O es que acaso ya tomaste una decisión y te da miedo que no es la que esperabas? No quiero presionarte, pero de verdad necesito que formes parte de nuestro staff. Creo que serías muy bueno en esto.

  • Es que… no se…

Debo pensar, debo pensar… Estudio, tengo una carrera. Tendría que abandonarla para hacer esto. No me llevo bien con mi familia, pero si se llegasen a enterar que hago porno eso los destrozaría. Debo tomar en cuenta tantas cosas.

  • No te sientas presionado. Haz lo que mejor te parezca, yo te apoyaré como tú me has apoyado hasta hoy –Teo me da un beso y camina hasta el escritorio, agarra un bolígrafo y firma.

¿Qué hago? Esto no lo puedo hacer por amor. Es mi cuerpo, mi vida. Puedo negarme y volver a mi ciudad, ver a Teo de vez en cuando (hasta que se canse y me cambie por alguien que esté más bueno), seguir estudiando, graduarme, conseguir un empleo, establecer una rutina, vivir una vida miserable, arrepentirme de la decisión tomada, jubilarme, deprimirme, morir. O puedo aceptar y entregarme a lo desconocido, la aventura. No se que hacer… ¿Me niego o acepto? Una decisión.

  • Si quieres te leo el contrato -dice William.

  • Dale el resumen, mejor – contradice Mark.

  • Bien.

William se aclara la voz con un sorbo de agua.

  • Gayxxxplosion Studios busca que sus “estrellas” se sientan cómodas con su trabajo en todo momento. De llegar a aceptar trabajar con nosotros debes comprometerte a realizarte exámenes de sangre y a mantener tu cuerpo en óptimas condiciones de higiene, estética, nutrición y musculatura, por el tiempo que dure el contrato.

  • Bla, Bla. Pasa a lo que importa –gruñe Mark.

  • Good, eh… Lo que te interesara saber es como te pagaremos ¿right? Pues bien, casi todos los estudios pagan por escena y nosotros no somos la excepción. Una escena puede tener una duración de entre 15 a40 minutos, no más, no menos. Para un “top” (activo) como tú rondaría los mil dólares por escena… Y si tus videos venden, tu cifra podría aumentar…

  • Lo que te ofrecemos son tres escenas como activo. Un contrato de un mes. Si te gusta lo que haces y a nosotros también te renovaremos el contrato por uno más jugoso –Mark ojea las páginas y luego me las da-… Ah y nosotros escogeremos los modelos con quienes compartirás en cámara.

¿Valía la pena aquello? En total serían tres mil dólares los que recibiría. No me parecía suficiente. Pero serían solo tres escenas, tres escenas que intercalarían en tres películas. Quizás nadie las vería, quizás serían un fracaso. Igual tendría tres mil dólares, un mes en Miami, una experiencia para recordar y una carrera universitaria que seguir. Nadie se acordaría de mi paso fugaz por el mundo del entretenimiento para adultos.

  • ¿Tienes dudas? Pregunta lo que quieras.

  • ¿Tendré que usar condón? –nunca los he usado, no me gustan, pero, hasta ahora, no ha tenido importancia porque mi única pareja ha sido Teo.

  • Sí, pero no siempre. Como te dije: nuestros modelos están sanos, les hacemos seguimientos mensuales.

  • Bien, ¿y mi rol será activo únicamente? –no quería ser follado por un extraño.

  • Sí, a menos que quieras firmar un contrato de versátil.

  • No, no. Así estoy bien.

  • Entonces… ¿Firmarás? –William parecía interesado más en mí que en Teo.

Respiro profundo, miro mis manos. Lo he decidido.

  • Sí, lo haré.

Escucho aplausos, Teo me besa. Firmo y todos me abrazan.

  • Les conseguiremos un departamento donde puedan quedarse cómodamente. Luego detallaremos lo que tienen que hacer… ¡Bienvenidos a nuestro estudio! –no sé si esto lo harán con todos los modelos que contratan, pero la emoción de William parece exagerada.

Los tres hombres nos despiden en la puerta del estudio-casa. Yo apenas y les dedico un ademán de adiós porque aún estoy muy confundido. Mi novio me toma de la mano y me guía hasta el taxi. Regresamos al hotel.

  • Pensé que no firmarías –dice Teo una vez que estamos recostados sobre la cama de la habitación.

  • Me sorprendió haberlo hecho. Pero creo que fue la decisión correcta. No quiero tener una vida ordinaria.

  • ¿Y crees que esto te dará lo extraordinario que buscas?

  • Tal vez. Por lo menos me dará más diversión.

  • Jaja. Tu trabajo será duro. Harás de activo y deberás mantener el pene erecto ¡por 40 minutos!

  • No me asustes más de lo que estoy. Seguro me darán una crema o una pastilla para eso. Tu culo sí terminará hecho papilla, firmaste como pasivo.

  • A eso ya estoy acostumbrado contigo. Y por cierto, ¿a que se debió tu arranque de ira durante el casting? Me estabas follando muy duro, me llegó a doler.

  • Solo quería ayudarte en la prueba, pensé que haciéndolo así se vería mejor.

Sin energía, cansados por el viaje, por el casting y por todo lo que nos ha sucedido desde que llegamos a Miami, nos quedamos dormidos durante el atardecer.

A la mañana siguiente el sol brilla y nos extrae de nuestros sueños.

Nos bañamos juntos, nos vestimos, desayunamos y partimos al estudio. Ésta vez la puerta nos la abre un muchacho más joven que yo, con apariencia y acento de colombiano. Es lindo, aunque no debe pasar de los veinte años.

  • ¿Ustedes son los venezolanos? –es lo primero que pregunta al vernos.

  • Sí –contesta Teo.

  • Ah pasen, pasen. El señor Lasry ya debe estar por llegar, me pidió que cuando se presentasen los recibiera y les hiciera las mediciones. Vengan por aquí –nos dirige a un pequeño cuarto y nos pide que nos desvistamos.

  • ¿Qué mediciones son ésas? –cuestiono.

  • Las de rutina: estatura, peso, pecho, trasero y miembro.

  • Creo que antes de que sepas todo eso de nosotros podrías decirnos tu nombre.

  • Ah disculpen, se me pasó por alto. Soy José Francisco, aunque aquí me dicen “J.F.”

  • ¿Eres de Colombia? –pregunta Teo.

  • Sí, de Bucaramanga. Llegué a aquí hace como ocho meses y un amigo me recomendó para este trabajo. Me gusta Miami, ¿y a ustedes?

  • También… ¿Eres gay? –creo que estoy ahondando en cosas que me interesan, pero que no me incumben.

Se hace un corto silencio, no entiendo porque. Si él trabaja en un estudio porno gay debería estar acostumbrado a comentarios y preguntas como ésta. Quizás metí la pata. Teo y yo estamos completamente desnudos enfrente de aquel muchacho. Él me pide que suba a la balanza para pesarme. Yo cumplo.

  • He tenido novias, pero nunca he probado con un hombre.

  • ¿Y te gustaría? –no se que me pasa, no controlo lo que digo, quizás es porque aquel chico me parece tan atractivo o quizás es porque practico perder mi inhibiciones. Teo me da un codazo.

  • No se, por ahora no.

De pronto me agarra el falo y empieza a masturbarme. Miro a Teo y él ni se inmuta.

  • ¿Qué pasa? –le digo, alejando el miembro de sus manos.

  • Debes tener una erección para poder medírtelo.

Aquello me incomoda un poco: estar en la misma habitación que mi novio y ser tocado por otro, pero ése es mi nuevo trabajo. Una vez mi pene está erecto, me mide. Luego pasa a Teo y cuando termina nos dirige a la oficina de William. Mi nuevo jefe se halla en su silla hablando por teléfono. Cuelga y nos saluda.

  • ¡Hi! ¿Cómo pasaron la noche? –su español parece estar peor que antes.

  • Bien, dormimos más de 12 horas –le contesta Teo.

  • Good. ¿Y como estuvo la medición?

  • No hemos visto los resultados.

El colombiano le pasa la lista de medidas a William y éste se asombra. Me ve y exclama:

  • ¡Tienes 21 centímetros de verga! Eres oro puro.

No se exactamente porqué, pero aquello me da una vergüenza tremenda. Teo me da unas palmadas en la espalda. Me sonrojo.

  • Me alegra haberte contratado –me dice y luego se gira hacia Teo:- Y a ti también. Necesito que te vayas a preparar porque grabaremos una escena contigo dentro de una hora.

  • ¿Ya? –cuestiona.

  • Sí, tu compañero ya debe estar por llegar.

Mi peor pesadilla se ha cumplido: mi novio follará con otro. Tengo una hora para asimilarlo. Le dedico una mirada triste y él me da un beso en la mejilla. Se va a otro cuarto para prepararse y yo quedo con William en aquella habitación.

  • A ti te tocará mañana. Follarás con uno de nuestros mejores pasivos: Patrick Robinson. Es un chico lindo de Indiana, te gustará.

  • ¿Con quien follará Teo?

  • Ya lo verás. Ten paciencia.

  • No la tengo ¿Quién es?

En eso escucho el abrir y cerrar de una puerta y percibo que hay alguien detrás de mí. Giro la cabeza y veo a un hombre alto, muy alto, musculoso y con la cabeza rapada, con tatuajes y piel negra.

  • Él es Isaac, el compañero de escena de Teo -William me señala al sujeto y yo le estrecho la mano- No habla español.

Me salgo de aquella oficina tan rápido como puedo y busco a mi novio. Lo encuentro en el segundo piso de la casa.

  • ¿Ya estás listo? Vi a quien será tu “compañero” –trato de parecer calmado.

  • ¿Si? ¿Cómo es?

  • Negro.

  • Ummm, como me gustan –el chiste de Teo no me causa nada de gracia.

  • Que bueno.

  • Jaja. Es broma… Creo que será mejor que no estés mientras rodamos la escena. Te va a perturbar.

  • Prefiero estar presente. Mucha gente verá lo que hagas hoy aquí, yo quiero ser uno de los primeros.

  • Como gustes.

Me da un beso y se aleja. Tengo entendido que la grabación durará un máximo de dos horas que luego se convertirá en un video de entre15 a40 minutos.

Tomo un sitio frente a la cama y veo como el camarógrafo y los de iluminación y sonido preparan todo. William parece que no estará presente, tendrá cosas más importantes que atender. El sujeto negro llega y bromea con los demás. Teo me mira y  saluda a su compañero.

Debe haber unas diez personas en la habitación, incluyéndome.

El director le da unas sugerencias a Teo. Me guiña un ojo y escucho: «¡Luces, cámara, grabando!»

Es hora.

Como en casi toda porno ellos hablan primero, se presentan ante el público. El nombre que le han puesto a Teo es Mike, que original. Se besan, se acarician por sobre la ropa. El negro está súper excitado, se le nota que ya quiere follarse a mi novio. El director le hace una seña para que se calme. Se siguen besando. Luego el negro se desabrocha el pantalón y muestra su enorme verga, marrón, provocativa, y se la mete a Teo en la boca. Éste se la chupa, aunque se le dificulta un poco por lo larga y gruesa que es. Sin duda tiene más centímetros que la mía. Comienzan a gemir. Entonces se quitan la ropa. Sudan. El negro pone a Teo a cuatro patas, igual a como lo hice yo. Le acaricia las nalgas, luego mete su lengua hasta donde el orificio de mi novio se lo permite. El camarógrafo se mueve por todos lados buscando el mejor ángulo. Definitivamente el culo de Teo es el protagonista de la toma. El negro se acuesta y comienza a masturbarse, mientras Teo mete su verga dentro de la boca del sujeto. Se tocan, se lamen, gimen. Aquella habitación huele a sexo. El director pide un descanso.

No me había dado de cuenta: han pasado 35 minutos. Toman agua, prueban algo de fruta. Teo debe estimular su ano, dilatarlo, pero se decide que lo hará durante la grabación para que forme parte de la escena.

Estoy nervioso por lo que viene ahora.

Retoman la grabación con Teo acostado jugueteando con su propio culo. Se introduce los dedos índice y medio. Se los chupa. El negro se monta en la cama y se mete entre las piernas de mi novio. Se las levanta, dejando al descubierto el pequeño orificio que yo me follé ayer. Se agarra la verga con una mano y la coloca en la entrada del ano del otro. Comienza a empujar, el culo de Teo se resiste. Empuja más y más, y el esfínter va cediendo. Entra la cabeza, el glande de su pene. Luego mete el resto hasta la base de su falo. Se escucha un grito de dolor, un grito de placer. El negro se folla a mi novio. Otro hombre se está follando a mi novio. Lo pienso y no se porque, pero me excito. Siento como mi verga va creciendo, atrapada entre mi pantalón. El director (un tipo como de cuarenta años, bien conservado, con tatuajes y piercings) voltea de pronto hacia donde estoy y se da cuenta de mi situación. Sonríe pícaramente y me hace señas para que participe en la escena. Le digo que no. Decido concentrarme en mi novio, quien está siendo atravesado por la verga de un negro. Cambian de posición. Ahora es Teo quien se encuentra arriba del otro. El ángulo es perfecto para la cámara. Las cogidas se vuelven más violentas. El negro es una maquina para follar. Entonces Teo se acuesta boca abajo y el sujeto se coloca sobre él. Un gemido intenso me informa que el miembro del negro ha vuelto al culo de mi novio. En ése momento nuestras miradas se cruzan y Teo parece susurrarme algo, algo como: «Te amo».

Que extraña situación. Nunca me imaginé inmerso en algo así. Me levanto de la silla. No se en que estaba pensando. Esto ha sido una locura total. No se si quiera seguir con Teo después de esto. No se si de verdad lo amo. No se si todo esto fue un error. No se que hice. No se que voy a hacer. ¿Será lo mejor? ¿Si?...

Antes de salir por la puerta del salón también susurro algo: «Terminamos».