Pornstar (Escena Uno)

Es el momento para calmar sus ansias de mi pene. Lo lubrico un poco apenas y meto la mitad de mi miembro sin aviso y con fuerza. Patrick grita y aprieta mi cadera. Espero un par de segundos y luego inicio mis embestidas. Su ano se colorea de rojo

Anteriormente en Pornstar: Sebastián acompaña a su novio Teo a un casting para ser actor de películas porno gays en Miami. Ambos terminan metidos en el casting y son contratados. Sebastian en principio tiene dudas sobre firmar o no el contrato, luego decide que si. Teo graba su primera escena con un actor negro, mientras Sebastian observa, pero antes de que termine la grabación éste se levanta de la silla y se marcha.

(Escena Uno)

La arena es tan blanca, tan hermosa; me encanta como se deja llevar por el mar. Éste la arrastra hasta sus adentros sin que ella se oponga. Incluso de debajo de mis pies logra escaparse para unirse al agua salada.

No recuerdo como llegué a éste lugar, ni siquiera se exactamente donde estoy, solo sé que huí de la filmación y ahora me encuentro en uno de los sitios más bellos que he visto. Una playa. Me siento a la orilla, mientras las personas caminan a mis espaldas. Veo el horizonte e imagino mi futuro. No se que acabo de hacer. Quizás fui estúpido. Quizás fui un idiota. No pude contener mis celos. Estoy en una de las mejores ciudades del mundo y se me ocurre terminar con mi novio por algo que no logro asimilar. Fue un momento de ira, de descontrol.

Lo cierto es que no podía quedarme en ése lugar a ver como Teo alcanzaba el éxtasis con otro sujeto. ¡No podía! Pero creo que me excedí. Debería regresar y hacer como si todo fue una broma. Un tonto juego... Debería retractarme.

Minutos antes para el mediodía me levanto y me voy. Regreso al hotel. Cuando entro a la habitación oigo la ducha, Teo debe estar bañándose. Me siento a la cama tratando de imaginar que le diré.

  • ¡Ay! –grita al salir del baño- Me asustaste… ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado. Vi que saliste de la filmación y me dijiste algo, pero no alcance a oírte. Yo llegué hace unos 15 minutos.

Guao... Ni siquiera se dio cuenta de lo que dije. Tal vez es mejor así. Eso me ahorrará mucho drama.

  • Fui a la playa. Necesitaba despejarme.

  • ¿Solo? ¿Por qué no me esperaste?

  • Quería algo de soledad.

  • Ummm… ¿Y que tal estuvo el paseo?

  • Bien, pensé en muchas cosas.

  • ¿Si?

  • Sí, pensé en lo terrible que me sentí en aquella habitación al ver mientras te entregabas a otro. Mientras otro te cogía.

  • Te dije que no debías estar presente.

  • Pero te llevé la contraria y ahora no puedo ni verte a la cara.

  • Por dios, Sebastián. Eso fue trabajo. Sexo. Ahora estoy aquí contigo –me toma por la barbilla y me besa- Todo sigue igual.

  • ¿De verdad crees que esto funcionará?

  • Sí, si los dos queremos. Tú mañana estarás con alguien más también. Y yo no pienso estar presente.

  • Te quiero.

  • Y yo a ti. Estamos juntos en esto. Y recuerda: mi culo podrá ser de otros, pero mi corazón será solo tuyo.

Aquella frase me causa mucha risa. La inventó él antes de salir de Valencia y me la repitió varias veces, pero siempre tiene el mismo efecto divertido.

  • Nos reuniremos ésta noche en el bar del hotel con William y Mark. Dijeron que hablaríamos de algo importante –me explica.

  • Bien. Quizás sea sobre un aumento de sueldo –bromeo.

  • No creo… Para tener un aumento primero debemos volvernos estrellas y, por ahora, no llegamos a compararnos ni con una luciérnaga.

Entre bromas y chistes malos decidimos pasar la tarde en la piscina del hotel. A eso de las 8 de la noche nos vamos al bar. Quince minutos más tarde llega William, con su típica ropa formal: camisa y chaqueta, y Mark, con sus bermudas playeras.

  • ¡Hi! –exclaman al mismo tiempo.

Escogemos una mesa y nos sentamos. La conversación fluye. William nos habla del departamento que alquilaron para nosotros, nos entrega las llaves y promete llevarnos allí hoy mismo. Pero antes nos da su impresión sobre el video de Teo:

  • Todo quedó genial. Luces bien en cámara. Espero que Isaac te haya parecido un buen compañero en la escena. Pronto harán otra.

  • ¿Él y yo otra vez?

  • Sí, tienen buena química –William se gira hacia mí-. No te vayas a poner celoso.

  • No, para nada –contesto, tratando de controlarme.

  • Mañana será tu escena. Ya te dije con quien la harás.

  • Sí.

  • Bien… Imagino que tu y Teo no han tenido sexo desde el casting ¿cierto? –William parece nervioso en espera de mi respuesta.

  • Sí, no hemos hecho nada.

  • Good. Se me ha pasado decirte que siempre cuando estés pautado para una escena no puedes eyacular durante una semana antes de la filmación. Ésta vez nos saltaremos ésa regla.

  • ¿No puede tener sexo conmigo? –pregunta Teo angustiado.

  • Si puede, pero sin eyacular –expone Mark con su típica risa burlona.

  • Es para que al momento de grabar su eyaculación se note abundante –culmina William.

Nos tomamos unos tragos, mientras aquellos hombres nos hablan del funcionamiento del negocio. Los observo sin casi pestañear. Son exitosos, se ven felices y son extremadamente guapos. Cuando William sonríe se ilumina todo a su alrededor. Mark es un rubio de ojos azules, con un cuerpo bien trabajado en el gimnasio, y con una actitud tan arrogante que lo hace insoportable. Aún no se a ciencia cierta que cargo desempeña en el estudio. Cuando el reloj marca poco más de las 10 decidimos irnos. Ellos nos escoltan en su camioneta hasta el departamento que nos han dado.

Queda en una zona no muy alejada de donde trabajamos. El sitio es pequeño, pero limpio y confortable. Teo empieza a desempacar y William me pide que camine con él por la cuadra. Mark se queda en la camioneta.

  • Sabes, mi historia es parecida a la tuya. Yo vine a éste país cuando tenía 19, junto a un amigo que más tarde se volvió mi novio. Él era mayor que yo. Vinimos porque queríamos ser modelos y porque en nuestro país personas como nosotros no pueden tener la libertad que se requiere.

  • ¿Ah si?

  • Sí. Trabajamos en restaurantes, limpiando casas, podando jardines. Hasta que un día tomamos valor y fuimos a una agencia, en Nueva York.

  • ¿Y que pasó?

  • Nos aceptaron.

  • Ya me imagino porque –luego de decir eso me ruborizo, él sonríe.

  • Lo cierto es que habíamos logrado lo que queríamos, pero luego comenzaron a llegar los contratos y mis pensamientos se centraban en que todo lo que había hecho era un error. Ése no era mi sueño. No quería ser modelo.

  • ¿Y que hiciste?

  • Lo dejé, dejé el trabajo y dejé a mi novio… y de la forma más cruel. Una mañana salió a una sesión para un catalogo y empaqué lo poco que yo tenía y me fui a Los Ángeles. Aún desconozco cual sería su reacción al llegar a casa y no encontrarme. Pero sé que fue lo mejor… Luego lo veía en una que otra valla publicitaria, hasta que le dejé de ver.

  • ¿No lo amabas?

  • Claro que sí y mucho; aún lo amo. Pero hay cosas que no podemos hacer por amor.

  • ¿Por qué me cuentas todo esto?

  • Porque se que aceptaste mi contrato para estar con tu novio. Para compartir la experiencia con él. Y quizás este trabajo no es el que quieres para ti. Puedo hacer caso omiso de eso, muchos ejecutivos se lucran de la inocencia e inmadurez de muchos jóvenes actores, pero yo no soy así.

  • Te equivocas. La decisión de firmar la tomé yo solo por mí. Quiero disfrutar, quiero vivir, quiero follar. Teo no tuvo nada que ver en eso. Sí, estoy feliz de compartir esto con él, pero estoy más feliz de poder hacer algo que me liberará. No quiero ser como los demás, no quiero vivir con miedo hacia lo qué pensaran las personas. –mis palabras me sorprenden tanto como a William.

  • Bien, aunque quiero que trabajes para mí porque veo tu potencial, no quiero que lo hagas si tienes dudas.

  • Puedes estar tranquilo porque no las tengo –me siento tan seguro de lo que digo que hasta yo mismo me lo creo.

  • Excellent.

Damos un giro para regresar hasta el departamento e inclino mi vista a un lado para detallar el monumental cuerpo de William. Aunque lo resguarda un pantalón negro y una camisa blanca (la chaqueta la ha dejado en el auto), se nota que debajo de todo eso hay una colección de músculos perfectos, piernas torneadas, un culo redondo y un posible gran miembro. Lo observo mientras él me sigue hablando no-se-de-que y de pronto su mirada se clava en la mía. Me siento intimidado por esos ojos tan negros. Volteo hacia la calle. Él me toma por la mano para que detenga el paso.

  • ¿Qué pasa? –pregunto.

Entonces me recuesta con fuerza de un auto estacionado a la orilla de la acera y me besa, me besa tan intensamente que siento que mi boca es violada, aunque en realidad es así. Pero contrario a lo que creería no me opongo hasta después de un rato.

  • ¡¿Qué haces?! ¿Es que no sabes que tengo novio?

  • Discúlpame, pero eso lo quise hacer desde que te conocí.

  • No entiendo porque me besaste.

  • Porque me gustas. Pero tranquilo, ya tengo lo que quería, no te volveré a molestar. Tú sigue con tu novio.

Completamente confundido me quedo allí parado; a William lo veo alejarse hasta subirse a la camioneta. Antes de arrancar grita algo:

  • ¡Mañana la filmación es a las 9!

No respondo. Veo al auto desaparecer en una esquina y entro al departamento para encontrarme con Teo. No le cuento nada de lo sucedido. Nos acostamos.

Lo sucedido con William me había puesto a mil, por tal razón ésa noche tendría sueños muy enérgicos con él. Follaríamos sin parar en el mar de mi mente. Mientras que al día siguiente follaría con alguien más.

Me baño, me aceito, y J.F., el asistente colombiano, me rocía algo de perfume. Bajo hasta el salón y ya está todo listo. Teo ha decidido no venir. Eso es bueno, así tendré plena libertad de hacer lo que tenga que hacer, sin tener que estar pendiente de mi novio.

Me piden que me siente en un sofá muy grande. Lo hago.

Visto unas sandalias playeras, un short azul que deja ver mis musculosas pantorrillas y una camiseta verde que desnuda mis marcados brazos. Estoy nervioso, pero trato de no dejar que se note.

Mi compañero entra en el salón y el director me lo presenta. Patrick Robinson. Es lindo, aunque se ve muy joven. Tiene los ojos verdes, es rubio y tiene buen cuerpo. Pero el culo, el culo es lo que más me atrae de él. No lo tiene tan grande y perfecto como el de Teo, pero está aceptable, muy aceptable.

Las luces se encienden y me ciegan por un instante. No veo nada. Luego todo se va normalizando otra vez. En el salón se encuentran el director, el camarógrafo, J.F., Patrick, yo y alguien más que no logro distinguir. Me hallo sentado sobre un acolchado mueble y a mi lado está el muchacho que me acompañará en la escena. Estoy muy nervioso.

El director nos explica que mi nombre será “Alan”. Ése nombre me recuerda a Jumanji , pero no importa, lo usaré solo ésta vez. También me dice que la escena comenzará con una serie de preguntas sobre mí y que J.F. colocará unas cartulinas con la traducción para que yo pueda entenderlas. Añade presión explicándome que el éxito de la escena dependerá de mí al ser el activo.

J.F. me da un envase con gel y me explica que debo untarlo en mi pene para que retarde la eyaculación. Lo cumplo a cabalidad y siento como pierdo algo de sensibilidad en la zona.

  • Is time –dice el director.

Nos acomodamos y Patrick coloca una de sus manos sobre mi pierna izquierda. Esa simple acción causa una erección en mí. Algo que siempre me sucede con Teo. El muchacho y yo nos miramos y reímos.

  • Luces, cámara, grabando.

Todo comienza.

El camarógrafo me pregunta como me llamo y le doy el nombre que me han puesto. Después me interroga sobre de donde vengo, que me gusta hacer, con cuantos hombres he follado. Respondo todo en español, supongo que luego, cuando el video esté editado, colocaran subtítulos a todo lo que diga. Pero hay algo que causa impresión en las caras de las personas que se hallan en el salón. Cuando contesto que Patrick será el segundo hombre con el que voy a follar todo queda momentáneamente en silencio. El camarógrafo voltea pidiendo instrucciones. El director le da una seña para que continúe.

Patrick me pregunta acerca de que parte de su cuerpo me atrae más. No tengo que mentir.

  • Tu culo –respondo.

Hay risas. Después él explica que la parte que más lo atrae de mí aún está escondida. Me da el primer beso, corto, suave, dulce. Y comienza a desvestirme. Veo una mirada de gusto en sus ojos cuando mi miembro se hace presente. Luego yo lo desvisto a él. Masajea mi pene hasta que se pone completamente erecto para después darle una probada con su lengua. Me chupa los huevos y sube hasta mi glande, ahí se detiene, abre la boca y empieza a tragarse mi falo. Mientras tanto yo acaricio su cabello, su cuello, hasta que llego a su fornida espalda. Él sigue chupando, yo me inclino y estiro mi mano hasta sus nalgas. Son blancas, sin una mínima marca, abultadas y bien ejercitadas. Le doy un par de nalgadas e inmediatamente éstas se colorean de un rojo intenso. Lo volteo y me topo de frente con tan maravilloso espectáculo de culo.

  • Fuck me –dice.

Sé el significado de tal pedido, pero aún no es momento para complacerlo.

Meto mi cara dentro de sus poderosas nalgas y su olor me enloquece. Mi lengua se pasea por el anillo de su ano. Los gemidos comienzan.

El director me da la señal para que me detenga. Es hora de que Patrick se dilate, se lubrique y para que yo me coloque el condón. No presto atención. Sigo chupando su culo y él sigue ahogándose en el placer que le otorgo. Alguien me dice que pare, una voz conocida. Volteo y se trata de William, él era el otro sujeto en el salón que no había reconocido. Se levanta de la esquina oscura donde está y se acerca al sofá. Me vuelve a repetir que pare, pero yo no estoy dispuesto a seguir órdenes ahora. Quiero terminar con esto ya.

  • Fuck me –repite Patrick.

Es el momento para calmar sus ansias de mi pene. Lo lubrico un poco apenas y meto la mitad de mi miembro sin aviso y con fuerza. Patrick grita y aprieta mi cadera. Espero un par de segundos y luego inicio mis embestidas. Su ano se colorea de rojo, no presto atención a eso. Veo a William y noto la sorpresa que ha generado en él mi desafiante actitud. Lo miro y quiero follarlo, a su cuerpo. Quiero que sea mío… ¿De que hablo? Está siendo mío. Me lo cojo con fuerza, lo penetro y él me suplica que pare. No lo hago. Me subo a él. Beso sus gruesos labios y, con mis manos en su pelvis, le voy metiendo y sacando mi verga. Paseo mis manos por sus pectorales, pellizco sus tetillas, muerdo su cuello. No puedo parar. Me siento en el mueble y saco fuerzas para subir el cuerpo de William al mío. Su culo regresa a mi miembro. Mientras lo penetro introduzco también un par de mis dedos en su ano. Grita y me vuelve a pedir que me detenga. Mi respuesta es ponerlo a cuatro patas otra vez y follármelo con más fuerza. Lo oigo decir que no le eyacule dentro del culo, pero no hago caso. Siento algo caliente en mi interior, algo a punto de ebullición. Continúo mi frenético mete y saca hasta que expulso toda la leche que albergan mis testículos dentro del culo de William. Lleno sus intestinos con esperma y estoy satisfecho al fin.

Cuando supero los efectos del clímax veo a Patrick con cara de dolor y con un hilillo de sangre que le sale del culo. William está parado junto al director con cara de espanto ¿Qué me pasó? ¿Qué hice?