Pornstar (El Casting)

Imagínense tener que acompañar a su novio a un casting, una especie de entrevista de trabajo, en otro país, con otras personas, con otro idioma. Es abrumador. Y más si el casting es para ser actor. Sí, para ser actor porno.

Estaba aterrado. Imagínense tener que acompañar a su novio a un casting, una especie de entrevista de trabajo, en otro país, con otras personas, con otro idioma. Es abrumador. Y más si el casting es para ser actor. Sí, para ser actor porno.

No existe escala para medir mi ansiedad durante el viaje a Miami. Simplemente no la hay.

Mi nombre es Sebastián, tengo 21 años y soy de Valencia, Venezuela… Ummm, creo que soné a reina de belleza. No importa. Lo cierto es que soy gay y tengo un novio desde hace tres años, al que hoy me ha tocado acompañar en su aventura. Estudio diseño gráfico, pero me he tomado una semana de vacaciones. Ése será el período de duración del viaje si a Teo, mi novio, no lo contratan. Pero si sucede, si lo aceptan… Ya veremos que pasará entonces.

El avión parece crujir y estremecerse un poco, luego habla el capitán: «Señores pasajeros es tiempo de aterrizar, por favor abrochen sus cinturones» A mi lado yace Teo, calmado, escuchando música. Es como si el casting fuese para mí y él fuera mi acompañante. No ha mostrado una pizca de nervios desde que envió sus fotos al estudio y desde que el estudio lo contactó. Yo, por el contrario, he sido un desastre desde entonces. En principio no supe que pensar, era mi novio postulándose a un puesto donde por contrato tendría que follar con otros hombres. Pero ahora creo que lo apoyo. Desde que lo conocí me reconoció que su sueño era trabajar en lo que le gustaba y como lo que le gustaba era el sexo, decidió que entraría en la industria pornográfica gay americana. Yo analicé la situación. Es increíblemente bello, sin presumir, pero lo es. Mide 1.83 de estatura, tiene 26 años, es moreno de pelo muy corto, musculoso sin exagerar, con labios carnosos, sonrisa muy blanca, ojos verdes, con un pene considerablemente bueno y con grandes capacidades para usarlo, y con un culo, dios ¡que culo! Estaba casi seguro de que había sido su culo lo que le había conseguido el casting. Lo tiene perfecto: abultado, redondo y con un ano estrecho. Además, Teo habla inglés y posee una mirada que lo describe como inocente y salvaje al mismo tiempo, una combinación difícil de hallar. Lo tiene todo para obtener un contrato. Hasta creo que tiene algo de más, me tiene a mí. No se como reaccionarán los ejecutivos del estudio cuando lo vean llegar conmigo. Ellos saben que tiene un novio, pero no saben que viajaría con él.

«Es una tarde soleada en Miami damas y caballeros, bienvenidos», la voz del capitán resuena por última vez antes de que bajemos del avión. Teo se quita los audífonos y me guiña un ojo.

A la salida del aeropuerto buscamos un taxi que nos lleve hasta el hotel. Nos recoge uno manejado por un mexicano

  • ¿Estás nervioso? –le pregunto a Teo luego de que llevamos rato andando.

  • No mucho, en realidad. Creo que lo estaré más cuando lleguemos al lugar.

  • Yo estoy que me desmayo.

  • Jaja y ¿es que acaso eres tu quien hará la prueba?

  • No, eso lo sé. Pero no puedo dejar de pensar que hoy se decide nuestro futuro. Quiero que te acepten para que concibas lo que sueñas. No quiero que lo hagan para no tener que compartirte con nadie.

  • Ya hablamos de esto, ¿no? Será solo trabajo, un buen trabajo. Y, si lo consigo, al final del día habrá solo una persona junto a mí: tu.

Sin duda estoy enamorado ¿Qué otra explicación cabría para lo que siento por Teo que me hace seguirlo, incluso, hasta otro país? Locura, miedo de perderlo, celos. Quizás sufro un poco de todo eso.

Llegamos al hotel, nos duchamos rápidamente, nos cambiamos. Teo se coloca unas bermudas con una franela ajustada, yo uso jeans y una camisa. En menos de media hora estamos listos. Continuamos la travesía en otro taxi.

Miami es hermosa y, por ahora, no me hace extrañar a mi país. El recorrido hasta el estudio es más largo de lo que imaginé. Aprieto la mano de Teo entre la mía y cierro los ojos.

El auto se detiene. La hora ha llegado. Estamos frente a una lujosa casa de ésas que se ven en las películas de Hollywood y en las series de televisión. El taxista nos deja en la acera, recibe el pago y se va. Aquella parece una bonita zona residencial; de hecho, un par de calles atrás pude ver a un grupo de niños jugando en el asfalto. No logro entender que un estudio pornográfico tenga su sede detrás de aquellas bellas paredes. Pero es así.

Caminamos, tocamos el timbre, esperamos. Hay un intercomunicador al lado de la puerta que se activa con la voz de un hombre. Habla en inglés. Teo le explica a lo que ha venido y el sujeto no parece convencido. Pregunta porque hay dos personas en la entrada. Él le responde que yo soy su novio. Pasan unos segundos y luego la puerta se abre.

  • Welcome –dice un muchacho muy rubio con barba muy amarilla.

La sala de aquel lugar está plagada de pósters con sujetos desnudos, afiches de películas. Reconozco algunos de mi colección de descargas online. No me quiero ni imaginar que Teo tenga que hacer una escena con siquiera uno de ellos. Hay un arco que une la sala en la que estamos y otro salón más grande, sobre el se halla un letrero que expone: “Gayxxxplosion Studios”

El muchacho que nos abrió la puerta nos pide que tomemos asiento. Aunque yo no hablo inglés lo entiendo un poco.

  • ¿Ahora si estás nervioso? –le digo a Teo.

  • Ahora sí.

En el otro salón puedo ver una cama, sofás y muebles de varios tipos. También hay cámaras y reflectores. Sin duda aquel sitio ha servido de locación para muchas películas.

  • ¡Hi! –dice un alto y fornido hombre con un irritante tono de voz gay- How are you?

Teo empieza una plática con el sujeto. Trato de llevarles el ritmo, aunque no lo logro. Hablan del viaje, de Miami y de mí. Entiendo claramente cuando le explica que soy su novio. El sujeto esboza una sonrisa maliciosa. Entonces le pide a Teo que pase a otro cuarto, a una especie de oficina. Yo intento ir tras él, pero el sujeto me detiene. Me pregunta si sé hablar inglés y yo lo niego.

  • Es mejor que esperes aquí, lo examinaremos, le pediremos que se quite la ropa –comienza a explicarme en un español poco entendible.

  • Eso no es problema. Ya lo he visto desnudo.

  • Sí, pero el casting consiste en algo más.

¿Algo más? ¿A que se refería?

  • ¿Qué quieres decir?

  • Tu novio tiene que mostrarse en acción para nosotros. Tiene que mostrarnos claramente sus habilidades.

¡Van a poner a Teo a follar con otro! ¿Tan pronto?

  • Déjame pasar, me comportaré. No soy celoso –mentí.

  • Lo hago también por Teo. Quizás se desconcentre al verte ahí.

  • No lo hará.

En ése instante sale mi novio de la oficina en compañía de un tipo increíblemente guapo con pinta de israelí. Teo va hacia mi lado, me toma por la cintura y me presenta a los tres hombres que tengo enfrente. El sujeto con rasgos árabes es William Lasry, copropietario del estudio, mantiene mi mano estrechada contra la de él por más tiempo del necesario, me observa de pies a cabeza sin disimulo alguno. Más allá está Sean, el asistente súper rubio que nos recibió en la puerta. Y por último me topo con Mark, Mark Collins, el que no me dejó pasar a la oficina. Les digo mi nombre y ninguno logra pronunciarlo bien. Teo me explica también que William y Mark saben hablar español. Ya yo sabía lo del último.

  • En una ciudad como ésta es very importante hablar su idioma –dice William con una pronunciación muy torpe.

  • Sí, ya me doy cuenta.

  • Si les parece podríamos empezar a hablar de negocios –corta Mark.

  • Ok. Pasemos todos a mi oficina –sugiere William.

En el escritorio colocan una carpeta con hojas, que imagino es el contrato. Nadie le presta atención a eso.  Deciden llevar la conversación en español, a petición de Teo, para que yo pueda entender. El árabe empieza:

  • Bien, Teo… Como te decía antes, nuestro estudio produce gran cantidad de películas al año y tenemos gran variedad de modelos: negros, blancos, rusos, egipcios, asiáticos y latinos. Tú serías nuestra próxima estrella latina. Ya vi tus fotos y me gustaron, vi tus exámenes de sangre y está todo bien. Pero antes de que firmes el contrato necesito verte en acción delante de la cámara. No grabaremos, pero tú imagina que sí lo hacemos. Tienes que sentirte cómodo y estar completamente seguro de que esto es lo que quieres.

  • Está bien –es lo único responde.

  • Tu acompañante en la escena ficticia será Mark.

¡¿Qué?! ¡No puede ser! Desde el primer momento éste sujeto me cayó mal y ahora resulta que follara con mi Teo. No me agrada para nada. Tengo que hacer algo.

  • ¿No puede hacerlo con alguien más? –cuestiono y todos se sorprenden por mi pregunta.

  • No hay nadie más, honey. ¿Acaso te asusta que me coma a tu novio? –detestaba su arrogancia, su tono de voz y su sonrisa. Detestaba a Mark y apenas lo conocía.

  • ¿No pueden contratarlo y ya? –yo seguía diciendo más de lo que debía. Teo parecía enfadarse conmigo.

  • Pues haz la escena con él –soltó William y yo me enfrié- Háganla juntos y se acaba el problema.

  • ¿Qué? No. Yo aquí vine a trabajar. Tú lo sabes Sebastián. No hagas que me arrepienta de haberte traído.

  • Don’t worry, Teo. No te molestes con tu novio. Si tú estuvieses conmigo tampoco dejaría que otro te tocase. Pero esto es solo una prueba. Pueden hacerla juntos –William parecía más convencido de eso que nosotros- Siempre y cuando Sebastián acepte.

Todos se giraron hacia mí. Yo estaba pálido. No sabía que hacer. ¿En que me había metido? Tampoco podía dejar que un tipo tan engreído como Mark se follara a mi novio. Debo ser valiente. Debo ser valiente.

  • Está bien, hagámoslo.

  • ¡Excellent!

Teo se acercó a mí y me preguntó si estaba seguro. Yo le di un beso largo y movido y entendió que por él haría lo que fuese.

Me preparé, me quité toda la ropa y me enrollé en una toalla. Teo hizo lo mismo. Pasamos al salón y nos sentamos en la cama. De pronto oí: «¡Action!»

  • Ayúdame a conseguir esto –me susurró Teo a la oreja.

  • Siéntete libre –me aconsejó William.

Debía desinhibirme, debía disfrutar. Por él. Por mí. Para el disfrute de los tres hombres que observaban desde el sofá.

Nuestras toallas cayeron al suelo y un sonido de sorpresa escapó de la boca de Mark.

  • Is big –lo escuché decir.

Sí, mi falo era grande… y grueso.

Al contrario de lo que la gente que nos veía imaginaba, nuestros roles en la cama no iban acorde a nuestra apariencia. Las pornos siempre nos han mostrado al tipo más grande y musculoso follarse al más pequeño y delgado. Esa no era nuestra realidad. Soy unos centímetros más bajo que teo, menos musculoso, pero definido, soy de piel muy blanca y heredé los ojos grises de mi papá. Mi cabello es muy negro y lo llevo siempre bien peinadito, al estilo de ejecutivos empresariales.

Nos besamos primero, muy intensamente. Teo me mete su lengua, yo le meto la mía. Ocupamos las manos acariciando nuestros pectorales. Bajo a su cuello y lo chupo, él se estremece. Me recuesto luego, apoyado sobre mis codos y lo invito a que meta mi miembro en su boca. Él cumple inmediatamente. Pasa su lengua por mi glande, lo ensaliva. Así comienza a chuparlo y, poco a poco, mis huevos se ponen duros y mi pene se acrecienta aún más. Teo hace un túnel con sus carnosos labios y lo usa para que mi falo pase de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Estoy muy excitado ahora, ya no noto las miradas de los tres hombres, solo veo nuestros reflejos en las cámaras apagadas.

  • Ven acá –le pido a Teo y lo acerco a mí. Nos besamos de rodillas en la cama- Voltéate.

Lo pongo a cuatro patas y me topo con su gran culo. Es un manjar que nunca me canso de probar. Se ha depilado completamente para el casting y eso le da una textura y una apariencia inmejorable a su piel bronceada. Aparto sus nalgas y meto mi lengua. Alcanzo su orificio y lo hago gemir. Chupo su culo, lo muerdo. Tomo un lubricante que está sobre la almohada y engraso mi pene. Le digo a Teo que se quede en ésa posición y me subo a él. Acerco mi falo y lo pongo entre sus nalgas.

  • Te amo –le digo al oído.

  • Y yo a ti –me responde

Coloco la punta de mi glande en la entrada de su ano. Siento como palpita. Lo introduzco, parte por parte, y cuando ya está casi todo dentro, noto a Teo soltar la respiración contenida. Ahí empieza mi mete y saca. Lo penetro, con amor, luego con furia. Furia por tener que hacer esto por él, por tener que desnudarme delante de extraños, furia por ser su esclavo, su fiel seguidor y furia por tener que llegar a compartirlo con alguien más.

No me doy cuenta de lo fuerte que lo estoy bombeando sino hasta que Teo agarra uno de mis tobillos y lo aprieta con mucha fuerza.

Me bajo de él y me acuesto en la cama. Pienso darle una buena visión del culo de mi novio a los tres espectadores.

  • Ven, siéntate –le digo.

Como un niño obediente Teo se levanta de su anterior posición y se sienta en mi falo. Se oyen murmullos de placer. Le doy unas nalgadas que resuenan en aquella habitación y lo sigo penetrando con furia.

  • No tan duro –lo escucho suplicarme, pero no me detengo, no se si estoy en personaje o si de verdad estoy molesto con él.

Aparto sus nalgas con mis manos y les doy una vista clara a William y a Mark y a Sean del culo de Teo siendo penetrado por mí.

  • Stop, detente –dice William. Le hago caso-

Teo se levanta y toma su toalla, me pasa la mía.

  • Están contratados… los dos.

  • ¿Que?