Porno

El amor como musa es bueno... pero si también agregas placer... es mejor...

Muerdes mi labio hasta casi hacerlo sangrar, provocando una corriente eléctrica que nace en mi sexo y recorre todo mi cuerpo.

Ambas jadeamos de deseo mientras luchamos con nuestras ropas, en un torbellino de manos que van y vienen entre nuestros cuerpos, acariciándonos, tocándonos, apretándonos.

Suspiro de puro placer cuando una de sus manos entra por debajo de mi brasier y aprieta mi erecto pezón, mientras bajo de golpe sus pegados pantalones de tela, casi reventando sus costuras, para apretar sus blancos y tersos glúteos, atrayéndola aun más hacia mí.

Fue su turno de suspirar estremeciendo mi propio ser al escucharla, luego de que mi mano se metiera desde atrás entre sus piernas, haciendo a un lado su pequeña panti, sintiendo por fin su sexo húmedo y vibrante, hambriento de mi y por mí.

Escuchar sus gemidos cada vez más fuertes y sin control, es una droga que lleva mi mente a otro nivel de placer primitivo, mucho más allá de cualquier entendimiento, cualquier prejuicios, cualquier universo conocido.

Mis dedos entraron en su interior húmedo, sintiendo su calor, Ella grito de puro placer cuando mi vaivén aumento de velocidad, su orgasmo era inmediato, irreversible, y llevaría mi nombre en el.

Cuando su orgasmo llego, yo lo recibí con el mayor de los deseos, su cuerpo entero se tenso, y apretándose contra mí cuerpo con tanta fuerza que sus manos dejaran marcas, pero no me importa, abrió la boca ahogadamente, sin poder respirar.

-¿Qué está pasando allí?- Sonó la voz de una chica, afuera del baño de ese cine, mientras nosotras haciendo silencio y aguantando la risa nerviosa, nos abrazábamos tiernamente.

-Te amo.- Me susurro… -Yo más…- Le conteste.