Pornhammer 40k - Mordia.

Relato erótico ambientado en el universo apocalíptimo del universo de cuadragésimo milenio de warhammer.

Para quien no lo conozca, existe un juego de estrategia llamado warhammer, consistente en enfrentar un destacamento militar contra otro, ciertas tropas de la versión futurística del juego son los hermanos y hermanas de batalla, que vienen a ser una especie de monjas y monjes militares dentro de una organización religiosa donde se concreta que la humanidad es sagrada.

También están los eldars, que vienen a ser elfos estelares, los orkos y los grechins, que vienen a ser orcos y goblins, los tyránidos que son una especie insectoide gigante con aspecto de dinosaurios carnívoros y los monstruos de la película Alien, alienígenas de menor y mayor tamaño que los humanos y muchas más cosas.

Mordia

La hermana Celestine  contemplaba el desolado paisaje de las derruidas fábricas de armamento del mundo de Mordia, un lugar donde siempre era de noche pero con luminosidad por el intenso brillo de las estrellas cercanas, ella era joven y no era tan fanática como el resto de sus hermanas, de forma que tenía bastante mentalidad para discurrir que era realmente incorrecto.

Pasadas unas horas, la hermana descubrió un grupo de supervivientes, no se trataba de la legión de los mil hijos, eran piratas grechins que permanecieron refugiados entre las ruinas de un espaciopuerto, Celestine alzó su bolter pero las criaturas le comentaron que no eran enemigos, simplemente querían volver con su capitán, un corsario eldar llamado Ishar-ied, el cual había sido contratado por el gobernador planetario para frenar las cruzadas negras de la atmósfera del planeta, algo que dió

resultado haciendo que los ultimos cruceros de batalla del enemigo volvieran al ojo del caos, ella ayudó a los grechins a buscar supervivientes hasta conseguir llevar a una veintena de civiles humanos hasta un bunker que contenía alimentos, los grechins necesitaban una nave para volver a la astronave de su capitán, la cual devía marchar del planeta antes de que las autoridades inquisitoriales descubrieran que el gobernador había pactado con alienígenas, algo que incumplía los mandatos del sagrado emperador, el dios de la humanidad, así que celestine se dispuso a ayudarles, pasaron unos días y las fuerzas del imperio de la humanidad fueron llegando al mundo sin ser conscientes los aventureros navegantes y la hermana de batalla del peligro que se acercaba a ellos.

De noche, reposando en una sala del bunker usada como barracones, los grechins habían provisto la sala con unas computadoras con sonar para detectar movimiento en el exterior y unos colchones enormes para reposar, llegada la hermana a la sala despues de patruyar con uno de los grechins se sentó en el suelo agradeciendo a los xenos la ayuda ofrecida, ellos fueron a ella y la abrazaron besandola en las mejillas y diciendole que descansara mientras intentaban enviar alguna señal a la astronave, la hermana miró a sus 5 amigos con mucho cariño, para ser grechins, recordaban más al aspecto de un ralting que a cualquier otra cosa a pesar de su piel verdosa, sus orejas y narices puntiagudas, su escasez de cabello y sobre todo, a sus amigables y cómicos rostros.

Ella se acercó a uno de ellos andando a gatas, con su servoarmadura puesta y su rostro al descubierto, mirándolo fijamente con su pelo pálido y ligeramente rosado, sus ojos intensamente azules, su piel clara, su nariz chata y sus labios carnosos y pequeños, el grechin quedó extrañado hasta que Celestine hundió sus labios en los suyos, introduciendo su lengua al tiempo que él la abrazó cogiéndola de la cabeza besandola apasionadamente hasta bajar a su cuello, el cual mordió ligeramente, mientras tanto, ella miró al resto con los ojos llenos de emoción y la boca ligeramente abierta como entonando un orgasmo silencioso, los grechins se encontraban detrás  del camarada que estada besando con los labios y la lengua el cuello de la joven marine, la miraron atónitos, ellos median la mitad que ella llegándole a la tripa, pero a ellos les parecía bella y también tenían ganas de mimarla, así que no perdieron tiempo y se desnudaron rápidamente dejándose únicamente los pañuelos de guerra en la cabeza, luego ella se incorporó mientras dos de ellos le quitaban los brazos de la armadura y el resto acariciaban su trasero y se abrazaban a sus piernas, después ella se tumbó para que le quitaran las piernas de la armadura mientras 2 de los grechins lamían sus preciosos brazos y besaban sus delicadas manos con la lengua y los labios, con sus piernas al descubierto, ella las estiró hacia arriba para luego abrirlas lentamente mostrando su vagina mientras desmontaban su coraza, en poco tiempo dos de ellos se amorraron a sus pezones, otro comenzó a penetrar su clítoris con su humilde y pequeño pene a movimientos cortos y rápidos, y otros dos lamían  sus bonitas piernas y pies mientras ella gemía de alegría sollozando alabanzas.

Luego ella se dio la vuelta, los grechins continuaron lamiendo sus hombros, trasero y espalda, uno por uno terminaron eyaculando en cu clítoris, su ano  y en el interior de su esófago mientras ella se relamía babeando ligeramente, dejando caer parte del semen que terminó llegando hasta sus pechos, moviéndose salvajemente eyaculando flujos vaginales y parte del semen que habían introducido en su vagina con su culo impregnado de aquella sustancia, todos estaban agotados, habían impregnado a la hermana de batalla de saliva, sudor y semen, ella permaneció sonriendo sentada con las piernas abiertas en un ángulo de 90 grados, sonriendo de forma continuada, mostrando una sonrisa llena de alegría, inocencia y prosperidad, con unos ojos relajados y tiernos, en un momento el detector de movimiento de la computadora saltó, los grechins se apresuraron a buscar el equipo para defenderse, el cual había terminado esparcido por toda la sala, hasta que la puerta se abrió entrando Ishar-ied, que por fin había encontrado a sus desaparecidos secuaces.

En formación delante de él tapándose sus penes con los pañuelos de guerra, los grechins saludaron a su capitán, el corsario eldar contempló a aquella joven humana que lo miró sentada en aquella posición,  la cual le dijo:

Hola capitán, estaba esperando su llegada para alistarme es usted un amor para mí.