Por una promesa 3

Gracias a todos por sus comentarios, de verdad me alientan para seguir escribiendo a pesar del cansancio, obviamente las criticas seran bien recibidas, un beso y abrazos para todos.

El domingo di mil vueltas antes de ir a su casa,  por un lado esperaba que cumpliera su promesa y no estuviera, y por el otro me moría por verla, fuera de la oficina, saber más de ella, pero  fiel a su palabra no estaba, Doña Clara me dijo que había salido con unos amigos.

Don Roberto estaba muy desmejorado, se me cayó el  alma al piso cuando lo vi, como pude me sobrepuse y le contaba anécdotas de la empresa, diciéndole lo maravillosa que era Natalia y lo bien que nos complementábamos, bueno al menos eso era verdad.  Después de comer quiso acostarse porque no se sentía bien, yo decidí quedarme un rato mas, hablando con Doña clara, ella era muy consciente de que a su esposo le quedaba muy poco tiempo, y agradecía que Natalia estuviera con ellos, es más sabia que Natalia quería irse a vivir sola, estaba acostumbrada de esa vida desde los 18 años, pero dado el difícil momento se quedaba con ellos.  Deliberadamente la incite para que contara cosas de ella, y como toda madre orgullosa me regalo con mil anécdotas que yo disfrutaba oír como toda mujer enamorada, así fue como supe que estuvo a punto de casarse en Paris, cuando tenía 26 años, pero ni su madre sabia porque se separo  semanas antes del casamiento, ella suponía que el novio la había engañado porque a partir de ese momento, su hija se volvió mas retraída, y siempre le notaba una sensación de tristeza que ella disimulaba y decía que todo estaba bien.

Se nos paso el tiempo hablando , pronto se hicieron las 5 de la tarde y el ruido de la puerta de calle nos sobresalto,  la razón de mis desvelos apareció en la sala, vestía con jeans y camiseta, súper sencilla pero no menos adorable, me miro como recriminándome que todavía estuviera ahí, pero como estaba su madre me saludo con amabilidad.  Rápidamente me despedí de ellas y me fui,  no quería ir a mi casa, sabía que solo pensaría en ella así que vague con el  auto sin rumbo, y al anochecer  llegue a mi departamento.  No note el BMW que estaba estacionado enfrente, así que  abrí el portón y entre, cuando llegue a mi habitación para desvestirme  sentí el timbre, era raro que un domingo a esa hora alguien me  visitara, abrí la puerta y me encontré con Natalia

-No vas a invitarme a pasar- me dijo ironicamente, ya que yo solo la miraba y no atinaba a nada.

-Que necesitas Natalia, ya es muy tarde y estoy muy cansada, además......- no me dejo terminar, se acerco a mí, me tomo de la nuca y me beso como si quisiera comerse mi boca,  después de la sorpresa inicial, yo correspondí a su beso, al notar mi respuesta sus labios se suavizaron y el beso se hizo más dulce, sus manos tomaron mi rostro y no dejaba de darme besos cortos pero intensos

-Natalia, necesito decirte...., - iba confesarle que la amaba, que moría por ella, pero con sus besos no me dejaba hablar, - shhhhhh no hables, siempre lo arruinamos todo cuando hablamos- me dijo, fuimos  abrazadas  y besándonos hasta mi cama, ella me saco mi camisa y el corpiño y se dedico a comerse mis senos jugando con ellos en su boca  yo no podía parar de gemir y pedirle que siguiera,  separe las piernas  mientras acariciaba la cabeza de Natalia que bajo hasta mi vagina, su lengua inquieta empezó a besar mis labios y a penetrar rápidamente dentro de mí, hasta que encontró el lugar exacto donde estaba el clítoris, lo beso con ternura y después con pasión, mis gemidos eran incontrolables, hasta que llego el orgasmo, provocándome convulsiones de placer y caí agotada.  Natalia subió hasta mi boca y comenzamos a besarnos suavemente, ninguna de las dos podía hablar, no queríamos romper la magia del momento, lentamente con mi manos comencé a estimular su sexo, mientras lamia sus senos que sabían a miel, todo en ella era embriagador, hasta el roce de su piel, ella cabalgaba sobre mi mano, y al fin pude penetrarla,  mis dedos se  deslizaron suavemente  por su tibia humedad, pronto el juego se transformo en algo salvaje,  nos penetrabamos las dos   sin control, mientras nos besábamos  desesperadas,  en el momento del clímax su excitación fue tanta que me mordió  el hombro dejándome su marca.

Llegamos juntas al orgasmo y caímos agotadas sobre la cama, ella se dio cuenta de que había lastimado mi hombro, y comenzó a pedirme disculpas, y darme tiernos besos sobre el machucón, así nos quedamos dormidas

Nos despertó poco después su celular, era su madre avisándole que su padre estaba muy descompuesto, salto de la cama, ni siquiera me miraba, yo apenas me había puesto la ropa interior cuando ella ya estaba en  la puerta de salida

-Natalia, espera  te acompaño, solo me visto y voy con vos-

-No, no hace falta, gracias- ya era la misma de siempre, fría y dura, -yo te llamo si pasa algo grave- estaba saliendo de mi apartamento, cuando la llame,- Natalia- me acerque, y le acaricie el rostro, una lagrima se escapo de sus ojos, le di un suave beso en los labios y se fue.

Un mar de sensaciones me invadía, sentir sus labios y sus caricias fue sublime,  ahora sabia que ella también me deseaba pero  no era suficiente, yo la amaba y necesitaba estar con ella, que fuera mi mujer, pero no tenía ni idea de cuáles eran sus sentimientos.   Estaba terminando de ducharme cuando me llamo al celular, me pidió que llevara a su madre al hospital ya que ella iba en la ambulancia, su padre estaba muy mal, su voz sonaba angustiada.

En 20 minutos llegue a su casa, manejé como una loca,  recogí a Doña Clara y partí rumbo al hospital, cuando llegamos , ella estaba en un pasillo sentada llorando, cuando sintió nuestra presencia, se levanto, me miro y supe que lo peor había ocurrido, destrozada se abrazo a su madre,  yo me aleje para brindarles un momento a solas, mi cara también estaba llena de lagrimas,  Don Roberto era alguien muy especial para mí, lo quería mucho y sabia que lo iba a extrañar más aun.   Una enfermera se acerco y las llevo para que se despidieran, mientras yo fui a la administración del hospital para hacer todos los arreglos,  no quería que ella pasara por todo eso,  así que solo le restaba firmar la autorización correspondiente.

Cuando estaba  terminando sonó mi tel., era ella, -donde estas?- me pregunto   molesta se notaba que estaba llorando

-Estoy aquí- en la administración,  pero ya termino, no podrías venir un minuto, solo tú puedes firmar  ya que yo no soy familiar directo-

En un momento estaba a mi lado, le explique lo que tenía que firmar y volvimos junto a su madre, lo único que quería era abrazarla y consolarla pero ella me evitaba, estaba como ausente, totalmente retraída, yo todo el tiempo buscaba su mirada pero era inútil.  Me quede junto a ellas, hasta que todo termino pero en realidad con la única que podía hablar era con Doña Clara, Natalia atendía a los visitantes y recibía las condolencias de todos menos las mías.  Di la orden de que la empresa permaneciera cerrada por 3 días, ni siquiera se lo consulte, parecía que yo era invisible para ella, todos los empleados, acudieron al funeral consternados,

Cuando todos se fueron,  fui a buscarla, estaba en su habitación, golpee y entre, sabía que si le pedía permiso me botaría, me acerque a ella, -Natalia, me voy a casa, necesito ducharme  y descansar un poco, a ti también te vendría bien hacer lo mismo-  me miro como siempre y su frialdad me helo el alma, -yo no te pedí que te quedaras, y no me digas que es lo que tengo que hacer,  no te necesito- y se dio vuelta alejándose de mi, la tome del brazo y la abrace, al principio empezó  a luchar e insultarme, yo cada vez la abrazaba más fuerte y caímos en su cama

-No te voy a dejar sola nunca- le dije suavemente,  mientras acariciaba su pelo -así que deja de pelearme-  comenzó  a llorar desconsoladamente y se aferro a mis brazos, -llora mi amor, deja salir todo , no dejes que te haga más daño- con suaves palabras y caricias se fue calmando, y pronto las dos nos quedamos dormidas abrazadas.  Ninguna escucho la puerta que se abría, y menos vimos a Doña Clara que nos miraba desde el vano de la puerta

Desperté un par de horas después y no quise despertarla, le hacía falta descansar,  así que le deje una nota, - voy a mi casa, mas tarde nos vemos, besos- mi orgullo no me dejo escribir lo que en   verdad quería, tenía que asegurarme de lo que ella sentía primero.  Llegue a casa y caí completamente dormida, hacia  2 días que no dormía, cuando desperté era muy tarde, casi las 2 de la mañana,  no quise llamarla para no molestarla, además ella tampoco  intento comunicarse conmigo, hayyyyy Vale, no pienses en eso, ya sebes que ella es muy complicada, dale tiempo pensé.

Al otro día a media mañana fui a su casa, pregunte por Doña Clara,  pero  Doris me dijo que seguía descansando, había venido el médico y le había recetado algo para dormir, cuando pregunte por Natalia,, sentí que alguien bajaba por la escalera, levante la mirada sonriendo, pero la sonrisa se me congelo en la cara, Doris rápidamente desapareció,  y me encontré frente  a frente con Natalia que era abrazada en forma posesiva  por una escultural rubia

-Hola, buenos días, me alegro de verte  mejor- mi voz estaba cargada de ironía, la rubia le pregunto algo en francés, y Natalia  le respondió, solo en ese momento   me extendió la mano para saludarme y decirme algo incomprensible, no entendía ni jota del francés.

-Decile a tu amiga que estoy encantada de conocerla, es un verdadero placer conocer a tus amigos- las venas del cuello parecía que me iban a explotar, hervía de indignación.

Entonces la rubia, con un castellano bastante aceptable, clavo la estocada final, -querida no soy su amiga, soy  Juliette, su pareja desde hace 4 años, nunca te hablo de mi?, y la beso en los labios.

-La verdad es que no, Natalia y yo no somos lo suficientemente amigas como para hablar de nuestras vidas privadas-  sarcasmo puro.

Natalia estaba dura, me miraba como pidiéndome disculpas pero no la desmintió, así que  tratando de parecer lo más fría posible,  volví a sonreír, y  me despedí  de las dos, cuando salía me voltee, y vi que la rubia le hablaba, pero Natalia tenia la vista fija en mi - ah Natalia, no te preocupes por la empresa, voy a cubrirte en tus tareas el tiempo que haga falta, seguro no va a ser difícil reemplazarte-,   la mire de arriba abajo, con todo el asco que pude imprimirle a mi mirada, - en ningún aspecto- escupí las palabras y me fui.