Por una enfermedad sin importancia
Por una enfermedad sin importancia me convierto en casi mujer.
Por una simple enfermedad sin importancia
Si amigos, lo que os voy a contar empezó por una enfermedad.
Resulta que una mañana me levante con unas ronchas por todo el cuerpo sin saber el porque. Pues como es lógico me dirigí a urgencias y allí me inyectaron unos corticoides y me dijeron que eso no era nada y se quitaría. Así fue por ese día pero los dos días peor, ya me salieron por todo el cuerpo e incluso levantándome la piel. Otra vez a urgencias y más de lo mismo. Me dijeron que tal vez poda ser por algo que había comido o tal vez alguna ropa, así que me inyectaron y me pidieron cita para el especialista. Mientras me recomendaron no comer alimentos propensos a intoxicaciones y a utilizar ropa interior de fibra natural.
Bueno no me he presentado, soy un hombre de 40 años de estatura media y moreno con un cuerpo mas o menos delgado y casado con una mujer de la misma edad pero a la vista de los demás no aparenta mas de 35 muy simpática y moderna.
Bueno pues pasaron un par de días pero otra vez volvió a aparecer la urticaria. Yo ya había dejado de comer los alimentos digamos de riesgo y lo que no había echo es cambiar de ropa. Mi mujer se acordó que una vez en una época las bragas le dejaban marcas por no se que reacción también alérgica y le recomendaron a usar bragas de algodón y también camisetas igual. Se fue a buscarlas pero solo encontró una camiseta pero no más, así que me dijo que mas tarde saldría a comprar unos slips de algodón.
Para ese tiempo yo ya tenia mis partes bastante dañadas pues con las ronchas la piel delicada de mis partes estaba muy sensible. Mi mujer después de salir me trajo una bolsa donde me traía en vez de slip bragas y además un par de camisetas más. Al abrir la bolsa me di cuenta que no solo eran bragas sino que las camisetas eran bastante femeninas, le llame a mi mujer y le dije que porque me traía esa ropa. Ella me dijo que al ser festivo y solo estaba abierta la tienda de la esquina y no había ropa de hombre pero que no me ofendiera que como era interior nadie lo notaria.
Así fue y use todos los días las braguitas de algodón y las camisetas con el cuello de encajes aliviándome el roce pero una vez puestas ya no me acordaba si era o no de mujer,
Llego el día que la cita del especialista y acudimos a ella esperando una solución. Por supuesto ese día me puse ropa interior masculina para la cita. Nos llego la hora y el medico al explicarle entendió el problema al minuto explicándonos que era una enfermedad nada preocupante pero si molesta y pesada pues debía estar en tratamiento por largo tiempo pero nada complicada. Al verme con mis ropas normales y las pequeñas heridas causadas por las ronchas nos dijo que era mejor que usara ropa natural que aunque era difícil de encontrar para hombre la de mujer solía venir mas preparada para no dar alergias. Mi mujer me miro y yo a ella pues eso ya era lo que estábamos haciendo días atrás.
Salimos de la consulta bastante satisfechos. Con las recetas y la cita para el mes siguiente. En la primera farmacia que vimos compramos los medicamentos y nos fuimos para casa. Al llegar me fui a cambiar de ropa pues la que llevaba me estaba matando. Me puse las braguitas de algodón y la camiseta y encima como no iba ha salir ya solo el albornoz. Mi mujer por su parte hizo lo mismo y al rato volvió diciéndome que se había acordado de lo que el medico dijo sobre la ropa de mujer y como tenia alguna ropa interior aun con las etiquetas las había leído comprobando que ciertamente eran hipoalérgicas y que casi todas eran así.
Estando ya instalado en el sillón de casa se me ocurrió ponerme a leer los prospectos que de siempre me ha interesado lo que me tomo. Unas eran unas simples pastillas para la alergia pero las otras eran una especie de drogas con bastantes efectos secundarios aunque según decía poco frecuentes, cosa que me tranquilizo. El prospecto decía además de otras cosas, que podían cambiar el metabolismo del cuerpo y provocar la acumulación de grasa, cosa que en principio no me preocupaba pues soy bastante delgado con poca grasa, otra mareos en los primeros días, y la que mas me llamo la atención es que provocaba impotencia pasajera mientras estuviera bajo sus efectos, yo soy bastante activo y mi problema siempre ha sido ese, que mi mujer no me acompaña a tanto. Así que buscando el lado bueno pues pensé, una época de tranquilidad no vendrá mal, y con una sonrisa: podrán esta pastillas conmigo?
Al día siguiente y ya tomando el tratamiento me fui a trabajar y mi mujer también al suyo. Yo me puse las braguitas de algodón blancas y una camiseta de mujer y encima mi traje de trabajo y al curro.
El medico había acertado y los síntomas no se detestaban, el malestar en mis partes iba a mejor y la vida se normalizaba aunque cuando me desnudaba delante del espejo recordaba que vestía ropa interior de mujer. No os voy a decir que nunca me la había probado puesto que como muchos de ustedes de pequeño me probaba las braguitas de mis hermanas en el baño y después las de mi mujer pero como un fetiche.
Un día casi al final de la semana cuando fui a ponerme las braguitas de algodón me di cuenta que ya no quedaban y le pregunte a mi mujer, ella me dijo que no le había dado tiempo a lavar pero que esperara. Se presento en la habitación con tres braguitas por estrenar enseñándome la etiqueta para que comprobara que eran hipoalergénicas. Así era pero al verlas me quede callado pues eran ya de colores, una negra otra rosa y otra beige, mi mujer la verme mirarlas me dijo: la rosa si no quieres no te la pongas pero las otras se disimulan bien, esa rosa me la pondré yo. Así fue, allí mismo se abrió la bata y se coloco las braguitas rosas iguales a las que yo usarla. Me las puse y la verdad es que el tacto era muy suave y al ser nuevas bastante ajustadas con lo que casi sin darme cuenta el pene se me quedo debajo y para atrás, además antes me di cuenta que en las ingles tenían un filo de encaje y me gustaba su roce. Me había puesto las beige y así como estaba me dirigí al baño a afeitarme. Estaba en ello cuando por el espejo veo que mi mujer me esta mirando, le pregunto; que miras? No, es que te quedan bien las braguitas esas, te hacen un buen culito, y sonrío.
Los días pasaron y como podéis imaginar lo de la ropa interior femenina ya no me cortaba, es mas me atreví con todos los colores e incluso cuando no las había en mi cajón las cojia del de mi mujer o viceversa y las camisetas igual. Pero mi angustia empezaba porque cuando mi mujer estaba cerca en la cama mi polla no reaccionaba como antes. Los primero días no hicimos nada por el estado de la piel en esas partes pero a esas alturas de tratamiento con tres semanas tomando mi polla no se levantaba.
Un día empecé jugando con mi esposa esperando que mi polla reaccionara pero nada y acabe masturbándola hasta que se vino. Después nos dormimos.
Esa situación si que me incomodaba y me preocupaba (con lo que yo era) aunque tenia claro que al terminar el tratamiento volvería a la normalidad.
Una mañana estando afeitándome y vistiendo solo braguitas azules y camiseta femenina al verme en el espejo me vi raro, parecía que mis pechos marcaban mas de lo habitual la camiseta, rápidamente me la quite y aun me asuste mas pues parecían hinchados como de una niña creciendo. Aprovechando me mire también el resto del cuerpo y me di cuenta que había engordado pero lo mas el culo que ahora enfundado en las bragas parecía estar hasta bueno. No tenía tiempo y termine con mi aseo matutino y al trabajo pero durante todo el día no paraba de pensar.
Al llegar a casa no dude y le comente a mi esposa lo que me ocurría, entendiéndolo ella y poniéndose en mi lugar y comprendiéndome. Al final llegamos a la conclusión que estaría tomando el tratamiento solo hasta ir al medico y después haber que decía este. También hablamos de la impotencia a que se refería el prospecto y que yo había comprobado como era cierta pues en tres semanas no se me había levantado la polla. Mi esposa se mostró súper comprensiva y trato de quitarle importancia indicando que había mucho tiempo para todo después.
Esa noche estuvimos en casa como todos los días hasta la media noche que nos fuimos a la cama. Mi esposa se adelanto y cuando llegue ya estaba dentro yo no suelo usar pijama nunca, así que iba con unas braguitas negras de ella con un encaje al frente y me había puesto una camiseta de tirantas también negra de mi esposa. Al entran en la cama mi mujer tenia puesto un picardías que le regale hacia tiempo en rojo con braguitas negras y rojas. Por lo visto tenia ganas de guerra y yo me aterrorice pues estaba seguro de no cumplir.
Ella se acerco a mi y me empezó a besar y comerme todo pero mi polla no reaccionaba me tocaba haber si eso se endurecía pero seria por la forma de las bragas que no distinguía entre la entrepierna de mi mujer y la mía. Mi mujer pacientemente trataba de excitarme y yo cada vez mas frustrado empecé a masturbarla sabiendo que si conseguía que se corriera se tranquilizaría, y así estaba pero ella no dejaba de intentarlo acariciándome por todos sitios. Al final también me estaba excitando y con ello me relaje, mi mujer mientras yo le masajeaba el clítoris me estaba acariciando las nalgas y casi al mismo tiempo pasaba la mano por mi entrepierna por encima de mis braguitas, me dejaba hacer pues me estaba gustando esa forma de acariciarme y aunque mi intención era bajarme las bragas y sacarme la polla no lo hice. Ella lo hacia casi como yo a ella e incluso sentí como en algún momento al pasar sus dedos por mi orificio anal me excitaba sobremanera. Ella también estaba muy excitada con mis caricias pero en mi cuerpo estaba pasando algo, sentía como cuando te vas ha correr pero no me había sacado la polla de las bragas y al tocarme note que tampoco estaba empalmado, mi cuerpo siguió con las reacciones cuando sentí que mi mujer se corrió en mi mano yo sentí también en mi cuerpo algo muy extraño pero placentero pues sentía como por mi pene corría el semen pero la humedad la sentía en el ano pues al estar mi polla doblada descargo allí.
Nos quedamos exhaustos los dos y mi esposa fue la que se recompuso primero, contenta porque al fin y al cabo había conseguido darme placer, sorpresa que se llevo al comprobar que mi corrida había sido sin sacarla de mi cárcel y tenia el culo repleto de mi semen.
Evidentemente me levante al servicio a lavarme las nalgas y ahora comprendía cuando yo le dejaba el coño rezumante de semen a mi mujer lo incomoda que estaba. Al volver a la cama ella misma estiro el brazo y me acerco unas bragas suyas, al estar en penumbra y no escoger la prenda resulto que me dio unas de encaje rojas, que me encanta que ella se ponga porque son súper sexy aunque demasiado para un hombre.
Al día siguiente la vida seguía igual y no hablamos más del tema. Yo me sentía mejor puesto que había descargado mis genitales y ella sentía que me había echo disfrutar.
Continuara