Por una enfermedad mas mujer aún

Os imajinais un matrimonio de lesbianas pero de distinto sexo?

Sugiero que antes de leer este relato lo hagan en los anteriores y asi poder entender el verdadero significado de la historia. Gracias a todos por los comentarios.

Así salimos a la calle y decidimos irnos a otra parte de la ciudad para estar más alejados de conocidos. Estuvimos paseando como dos amigas por un parque y nos sentamos a tomar algo, los hombres nos miraban a las dos, mi mujer llevaba una falda corta que la sentarse enseñaba las piernas y mis pantalones ajustados me hacían un culo apetecible. Estuvimos hablando un buen rato y mi esposa me llamaba Isabel y me decía que era mejor que me dejara el pelo largo y así no tendría que usar pelucas y además que un día teníamos que ir de compras.

Decidimos buscar un restaurante para comer y según caminábamos por la avenida cojidas de la mano como dos amigas y escuchando algunos piropos mi esposa se atrevió a preguntarme que si alguna vez había estado con un hombre. Yo sin dudar le dije que no, que lo único en la adolescencia pajearnos mutuamente con amigos. Ella me pregunto que si me gustaría probar. El no! salio por sistema pero después le dije " no se".me sonrió y seguimos caminando. Se me ocurrió preguntarle que si ella había estado con alguna mujer y me dijo que igual que yo, alguna cosa en la adolescencia. Pero fui mas lejos y le pregunte que si con algún hombre después de casados. Ella titubeo y me dijo que no a lo cual me dio cancha y le dije: ¿que? Y ahora te apetece que alguno tío te metiera la polla en el coño ya que yo no puedo? Ella me miro asombrada y viendo que yo esperaba respuesta, me dijo: mira, no me vendrá mal un buen polvo pero tú tendrías que estar de acuerdo, ahora la respuesta la tenia yo. Tu misma no te lo llevare a mal.

Me asombre de la conversación pero al verme en un escaparate vestida como estaba, me reafirmé a mi misma que seria lo que quisiera mi esposa. Seguía cavilando y me acorde de una época que pensé comprarle un consolador y ahora podía ser necesario. Dos calles mas allá había un sexshop y allí fuimos. Al entrar unos hombres que había nos miraron pero yo me fui directo al estante donde estaban las pollas de goma, mi esposa miraba conmigo y la vista se le iban a las mas gordas y negras pero al ver una sujeta a un arnés me dijo que esa era la mejor, así yo me la podría poner y actuar como macho.

Pagamos y después de mi mujer escoger dos picardías muy sexys nos marchamos para de la tienda. Después de dejar en el coche el paquete nos metimos en un restaurante a comer algo pero estaba lleno a tope y decidimos comer algo en la barra. Estábamos sentadas en unos taburetes en la barra y los hombres que allí había no paraban de mirarnos y hablar entre ellos de lo buenas que estábamos las dos, mi mujer se reía y me miraba. Pero apuramos y nos fuimos de allí. Dos hombres salieron al mismo tiempo detrás y podía ser coincidencia pero caminaban detrás y al mismo paso lo cual nos incomodo y mi esposa sugirió irnos a casa, le acepte y cojimos el coche hasta casa.

Ya en la casa y después de haber andado por mi calle vestida de mujer mi esposa sugirió que nos probáramos los picardías. El mío era azul y el de ella rojo, después saco de la bolsa el consolador y después de manosearlo se lo llevo a la boca sugiriendo que me lo colocara. Lo hice por encima de las bragas y la verdad en que era una polla mediana pero muy tiesa, mi esposa no dudo y se agacho a mamarla mientras me masajeaba el culo por encima de las braguitas. Sentía gusto y mi mujer se estaba tocando el coño también hasta que levantándose y apoyándose en la mesa me pidió que se lo metiera en el coño. Así lo hice y ella se volvió loca del gusto corriéndose como posesa pero a mi se me bajo la excitación. Cuando ella me pidió que parara se dio cuenta que no me había gustado y quitándome el arnés empezó a pasarme la mano por encima de las bragas desde delante atrás, eso si me excito y ella en un momento se coloco el arnés. No dije nada pero mientras ella me seguía tocando el culo y mi entrepierna guío una mano a su polla de goma que yo instintivamente meneaba como masturbándola. No lo dudo y poniéndose detrás me restregaba esa polla de goma por mi ano excitándome sobre manera, me bajo las bragas y cuando note la punta en mi anillo de mi boca se escapo" métemela" y ella cogiendo el lubricante que venia con el juguete me embadurno el culo y la polla de goma apoyándola en mi culo. Yo ya no era el hombre, ahora si que era Isabel, solo quería que me la metiera y así lo hizo hasta que su pelvis choco con mis nalgas, se movía muy bien pero en pocos minutos una cosa muy grande recorrió mi cuerpo y soltando el grito mas femenino del mundo me corrí como una burra , mi esposa se quedo dentro de mi y yo fui el que me escape cayendo rendida.

Mi esposa y yo estábamos supersatisfechos y quedamos en las camas abrazadas la una a la otra, al rato empezamos ha hablar y mi mujer empezó diciendo: estas echa toda una mujer, Isabel. No le conteste pero con mi silencio le daba la razón pues había disfrutado al máximo la penetración y eso lo asimilo con ser mujer.

La vida seguía y yo ya me veía como mujer aunque para el trabajo debía aparentar lo que era antes, un hombre, pero por dentro me sentía mujer. Me fijaba en los hombres, en sus bultos de la entrepierna, en sus pechos cuando lo enseñaban e incluso en sus voces varoniles. Yo por mi parte aunque por fuera vestía con traje por dentro me gustaba llevar lencería muy bonita y sexy. Un día un compañero alabándome un trabajo me dio una palmada en la espalda y noto el sujetador que llevaba, el no se corto y me pregunto que si llevaba sujetador, me puse rojo pero no se como me salio que llevaba un aparato para la espalda pero que se parecía a un sujetador. Otro día en un servicio estaba sentado en la taza orinando como todas las mujeres cuando entro otro compañero y pudo ver las braguitas rosas que llevaba, este se cayo pero ya en la mesa había dejado un papelito que decía: te he visto las bragas. Al salir del trabajo el compañero coincidió conmigo en el ascensor y sin mediar palabra me cogio el culo, yo me ofendí y el me pidió perdón pero me dijo, es que te vi con las bragas. Me invente que me las puse porque no había nada de hombre limpio en mi casa. El me dijo que alguna vez le había pasado a el.

Pasaron los días y cada vez me gustaba más ser femenina y al llegar a casa me cambiaba pues ya habíamos ido de compras y yo ya tenía mucha ropa femenina de mi talla. En casa era Isabel y me comportaba como tal sintiéndome bien. Cada día me incomodaba y me costaba mas ser un hombre en el ambiente de trabajo. Otra cosa que alguna vez me llamo la atención es que ni cuando iba de hombre ni tampoco cuando iba de mujer mi voz llamaba la atención pues por lo visto también había cambiado lo suficiente como para cuando un hombre me hablaba no delatarme. Mi pelo creció y ya me hacia peinados femeninos con mi propio pelo viéndome muy bien, también me atreví a usar faldas cortas y mayas muy ajustadas pues mi pene se limitaba a un simple botón. Aprendí todas las cosas que hacen las mujeres, lavar, planchar, fregar e incluso me encantaba coser, yo me hacia muchos de los arreglos en mis ropas. En los días que no tenía que usar traje pero si vestir de hombre cada vez utilizaba más ropas unisex o más bien femeninas como pantalones ajustados que me encantaban.

Solía salir con mi esposa vestida siempre de mujer según el momento pues no es mi intención llamar la atención en exceso aunque varias veces y como es normal siempre había algún hombre que quería ligar con nosotras. En el sexo estábamos muy compenetradas las dos y satisfechas con nuestra relación digamos lesbiana pero alguna de las ocasiones que los hombres nos abordaban tanto a mi esposa como a mi nos daban ganas de irnos con ellos.

Una tarde de sábado que salimos de compras nos sorprendió una tormenta y nos puso empapadas pues no nos dio tiempo a encontrar refugio. Quedamos empapadas las dos y decidimos irnos a casa pero cuando fuimos a por el coche este nos lo habían dejado bloqueado en el aparcamiento. Estábamos buscando la forma de sacarlo cuando un hombre de muy buen ver algo mas mayor que nosotras se ofreció a ayudarnos. Buscamos entre todos a los propietarios de los vehículos pero nada, no había forma, así que el señor nos invito mientras lo solucionábamos a un café caliente en un bar próximo. Era muy amable y simpático y tanto ami mujer como a mi nos estaba encantando. En un momento cojimos como confianza hablando de cosas pero las ropas mojadas que portábamos nos daban mucho frío y decidimos intentar de nuevo sacar el coche. Fue en vano y el señor se ofreció a llevarnos a casa, no era mala idea , nos acercamos a otro lugar del aparcamiento hasta su vehiculo pero el hombre se dio cuenta que las llaves las tenia en su casa. Nos ofreció subir con el y secarnos en su casa y así podríamos recoger nuestro vehiculo luego. Después de pensarlo las dos un momento aceptamos. Estábamos cerca de su casa y por el camino nos contó que era casado pero su mujer estaba fuera en el funeral de un familiar. Era muy cortes y el llevo las bolsas hasta su casa. Esta era bastante grande y muy bien decorada con una chimenea en el salón encendida.

De momento nos arrimamos a la chimenea para entrar en calor las dos y el nos ofreció darnos una ducha caliente, no se porque nos causo buena impresión y confianza el hombre además de guapo y aceptamos. Primero entro mi esposa a la ducha mientras yo conversaba en el salón con el. Hablamos de todo y dio por echo que éramos dos amigas que habían salido de compras, se mostró ya mas directo y me di cuenta que quería ligar con alguna de nosotras, al fin y al cabo habíamos aceptado subir a su casa y ya una estaba en su ducha. Al pensar eso mi cuerpo reacciono y algo no se que empezó a correr por mis venas. Antes de meterse mi mujer en la ducha Juan, que así se llamaba, le ofreció un albornoz mientras las ropas se secaban y mi mujer apareció con el puesto y con la ropa mojada en la mano. Podía haber traído solo la ropa de fuera pero también traía en la mano sus braguitas y el sujetador. Acerco una silla a la candela y la puso a secar dejando su ropa intima a la vista de Juan. Entre yo a la ducha y los deje en el salón hablando de lo buena que estaba el agua y lo bien que le había sentado la ducha a mi mujer pero yo solo pensaba que dejaba allí a mi esposa con aquel hombre desnuda y solo con un albornoz cubriendo su cuerpo.

La verdad es que el agua estaba de muerte y no daban ganas de salir de la ducha, me seque después de un rato y al ponerme el albornoz decidí que me pondría las bragas así que con el mismo secador de pelo las seque. Aparecí en el salón y por lo visto no hice ruido pues no se dieron cuenta de mi presencia. Estaban los dos hablando y desde atrás puede ver como Juan tenia a su vista las tetas de mi mujer pues se le había abierto la bata y el pecho derecho se lo podía ver Juan hasta el pezón. Cuando me sintieron mi esposa sugirió que porque yo no preparaba un café y Juan haciendo ademán de ir el me explico donde caía la cocina. Camino a la cocina me di cuenta lo que mi mujer tramaba, quería tirase a Juan. No se si eran celos o envidia pero algo raro era así que mientras el café se hacia me acerque a espiarlos. No podía escucharlos pero con una ventana haciendo de espejo podía ver como Juan le tenía metido la mano en su escote cogiendole las tetas, al rato la bata se abrió y mientras Juan la tocaba por todo el cuerpo se besaban con pasión. La cafetera empezó a pitar y serví los cafés. No savia que hacer pero algo me dijo que tenía que participar de la fiesta con ese hombre. así que puse los tres cafés en la bandeja y me dirigí a al salón, al pasar por el lugar que antes espiaba solo veía a Juan sentado en el sillón y me extraño pero mas cerca puede comprobar donde estaba mi esposa, estaba de rodillas totalmente desnuda mamandole la polla a Juan. No dije nada y ella solo me miro a los ojos y yo a ella, deje la bandeja en la mesa y me senté al lado de Juan poniendo la mano en su pecho desnudo y velludo y besándolo yo ahora mientras mi esposa le mamaba la polla. Nunca había besado a un hombre me estaba encantando y me sentía mujer. Le termine de quitar la camisa y veía como a mi mujer le gustaba mamar esa polla con esos grandes huevos colgando, Juan me soltó el lazo de la bata dejando al descubierto mis pequeños pecho que no tardo en coger con sus manos para después llevarse los pezones a su boca. Cuando los succionaba me daba un gusto indescriptible y yo pensaba que ya mismos mancharía las bragas de mi propio semen y mas cuando mi mujer al verme asi me acariciaba por encima de las bragas mientras mamaba a Juan. Lo siguiente fue ver como mi esposa se levanto poniéndole el coño al alcance de las manos de Juan para que el notara lo caliente que estaba pero al mismo tiempo y después de Juan haberle metido los dedos en el coño se sentó encima de la polla de Juan. Ya el me soltó y poniendo las manos en ambas caderas de mi esposa intentaba dominar la clavada que mi esposa le hacia, yo quede libre y quise ver eso grandes huevos que me habían llamado la atención poniéndome detrás de ellos agachada. Le colgaban bien grandes y podía ver como toda la polla de Juan entraba en el coño de mi esposa. Ella estaba ida y a yo veía a Juan como el hombre mas macho del mundo, tal vez sea por estar follandose a mi mujer como yo no podía hacerlo, pero yo también tenia ganas de estar allí sentada con esa polla en el interior de mi cuerpo. Me incorpore a ver la cara de mi esposa y era todo un poema la cara de disfrute que tenia, era algo que se veía que necesitaba y a Juan los ojos se le cerraban pero con sus dos manos le agarraba a mi mujer de las tetas , yo le coji una mano y se la lleve a las mías que el acepto y después me acerque y mientras follaba a mi esposa me morreaba con el. Savia que estaban a punto de correrse y quería sentir la corrida de esos huevos y sin moverme le pase una mano por detrás del culo de mi mujer hasta alcanzar los huevos de Juan, estaban como apretados dispuestos a bombear semen al coño de mi esposa y así fue, el empezó como a tener espasmos y sus huevos a tener contracciones llenando el coño de mi esposa y ella al sentirlo caliente en su cuerpo se corrió como no recuerdo verla. Juan quedo rendido y mi esposa no menos pero yo me había puesto muy caliente y solo había besado a Juan. Cuando mi mujer se levantó dejo caer un buen chorro de semen en el suelo y me dieron ganas de agacharme a bebérmelo pero vi que Juan tenía la polla aun morcillona repleta del mismo y no lo pensé y me dispuse a mamarsela como lo hiciera mi mujer antes. Estaba repleta de semen con un savor riquísimo, después de dejarla limpia y viendo que cada vez estaba mas flácida la deje y al levantarme mi esposa me esperaba para compartir el sabor de su macho con un beso en la boca conmigo. Juan al vernos besándonos nos miro extrañado al principio pero después sonrió.

Los cafés como es normal estaban fríos y Juan se ofreció a poner otros y así desnudo con su polla colgando se fue a la cocina, yo estaba en bragas y supongo que Juan aun no sabia mi realidad y mi mujer totalmente desnuda. Nos acercamos a ver como estaba de seca nuestra ropa cuando apareció Juan con los cafés. Nos invito a quedarnos un rato más pues estaba lloviendo a mares en la calle. Le dijimos que vale, porque no. El traía una bata puesta pero abierta por lo que descubría su bello pecho y su polla y huevos colgando. Mi mujer ya se estaba poniendo las sexy braguitas delante de el y note un movimiento hacia arriba en la polla pues yo no le quitaba ojo de encima. Juan dejo que también se colocara el sujetador para decir, no te pongas nada mas, mientras estéis en mi casa estaréis en ropa interior. Nos echamos a reír y accedimos las dos, yo me puse también mi sujetador y así nos sentamos a tomar el café.

La conversación fue normal pero su tono era ahora mas autoritario y de alguna manera quería decir que mandaba el. Nos mando a recoger las tazas y así solo en bragas y sujetador nos llevamos las tazas a la cocina y allí hablamos de lo que queríamos hacer.

Mi mujer me pregunto que si estaba bien y yo a ella, me dijo que le hacia falta que le echaran un polvo de esos y me pregunto que si yo también quería. Le dije ya mas seria que Juan quera un coño mejor, que como reaccionara cuando vea que soy lo que soy. Déjate llevar, déjame a mí, te follara si quieres, claro. Yo si quiero conteste sin pensar. Si trata de follarte por delante le decimos que tienes la regla y que no te toque hay. Las dos entramos al baño a peinarnos y estando allí vimos un bote de vaselina que mi mujer cojio y me mando a bajarme las bragas. Primero con los dedos me dilato el ano y después con un bote de no se que me lo metía y sacaba para que en el momento no me doliera. Estuvimos un rato solas allí y mi esposa también se lavo el coño pues decía que Juan la había echado mas leche que ningún hombre en su vida.

Llegamos al salón y Juan se había servido una copa y nos invito a nosotras que aceptamos. Juan nos dijo que estábamos muy guapas así en ropa íntima por su casa, yo llevaba un conjunto de encaje negro con detalles rojos y mi esposa rosa con detalles negros. Nos hizo sentar una a cada lado y mientras charlábamos el nos acariciaba por todos los sitios que quería, parecía que éramos sus esclavas. Nos contó que aunque estaba casado hacia poco el amor pues su esposa era mas mayor y no quería y el a sus 55 años tenia mucha falta de sexo. Yo fui quien le empezó a comer la boca primero y después mi mujer también, mientras le pajeabamos entre las dos, yo tenia el culo preparado para recibir ese trozo de carne pero mandaba mi mujer y esperaba lo que ella tenia pensado. Me insinuó que se la mamara y poniéndome de rodillas le estaba haciendo una mamada lo mejor que sabia mientras mi mujer poniéndose de pie en el sofá le puso el coño en la boca para que se lo comiera. Estuvimos un rato así hasta que se bajo y poniéndose frente al fuego encima de la alfombra cuatro patas mi esposa lo incito a que la follara así. Juan quiso poner la polla en el agujero del culo de mi esposa pero ella se fue para delante y cojiendola con la mano la guío a su jugoso coño, Juan la follaba con ímpetu y los músculos de sus nalgas empujaban la polla dentro del cuerpo de mi esposa mientras yo acariciaba el pecho desnudo y alguna vez las tetas de mi esposa. Al momento mi mujer se zafo y quedo la polla de Juan en el aire sin agujero donde entrar. Quieres que te folle Isabel? Me dijo, me coloque donde estaba ella y mi esposa bajándome las bragas solo lo justo apunto la polla de Juan al agujero donde antes había querido el. Sentí un poco de dolor pero el calor de la carne y sentir el cuerpo de un hombre como Juan detrás haciéndome mujer me encantaban el casi no se movía y era yo quien sacaba y metía esa polla de mi cuerpo, la polla cada vez la sentía mas gorda y podía llenarme de semen en cualquier momento. Sentí como se apretó contra mi sintiendo los huevos en mi culo y el semen corriendo por esa barra de carne hasta mis entrañas, en mi cuerpo sentí esa corriente eléctrica y me corrí cayendo el semen en las bragas semi bajadas. Juan después de correrse en mi interior se retiro al sillón donde mi mujer miraba, derrotado como en el primer polvo nos miraba mientras íbamos camino al baño las dos con las ropas ya secas en la mano. Al volver al salón Juan estaba con la bata y sentado tranquilamente esperándonos. Salimos vestidas y arregladas con la intención de volver a casa de inmediato y así lo hicimos pero antes Juan nos dijo que lo había pasado muy bien con nosotras y quisiera volver a vernos más veces. Mi esposa hablo y le contesto que ya veríamos entonces el nos dio su teléfono para que le llamáramos. Nos despedimos y volvimos a coger el coche camino a casa.

Caminando por el aparcamiento unos hombres que allí estaban nos piropearon y mi esposa y yo nos miramos y reímos. Al sentarme en el coche note como tenia húmedas las bragas del semen que me salía de mi culito y me sentí mas mujer si cabe. No hablamos demasiado por el camino pero en la cara de las dos se notaba la felicidad y satisfacción. Mi mujer había sido follada por una buena polla y yo también había sido desvirgada y sentirme mujer completa por primera vez con un hombre de verdad.

Llegamos a nuestra casa y de momento entre a cambiarme de bragas a lo cual mi esposa se dio cuenta y comento: nos ha llenado de semen bien llenitas a las dos, tú no tienes porque preocuparte pero yo tengo peligro de quedarme preñada pues estoy en mis días de más riesgo. La mire su cara de preocupación pero ella salto diciendo que al día siguiente iría a la farmacia por la píldora del día después y pediría cita en el ginecólogo para algún método anticonceptivo. Le pregunte? Es que piensas seguir viendo a Juan? Ella me contesto con otra pregunta ¿es que tu no lo quieres volver a ver? Y yo calle asintiendo.

Era hora de acostarse y como buen matrimonio normal nos tiramos en el lecho conyugal pero las dos lucimos sendos picardías súper femeninos y sexys, yo me tuve que poner una compresa pues de mi culito no cesaba de salir humedad y mi esposa rebosaba plenitud. Caímos rendidas no sin antes darnos un beso de buenas noches.

Continuara