Por una deuda me veo obligada a hacer sexo oral 2

Continuación de cómo tuve que acceder a hacerles una mamada a cambio de dinero a los amigos de mi hermano.

Desde que amaneció me sentía nerviosa. El dia anterior habia hecho un trato con mi hermano de hacerle sexo oral a 5 de sus amigos a cambio de una suma de dinero que necesitaba para cubrir los gastos de mi ya muy proxima graduacion.

Ayer me pareció una pendejada pero que podía realizarla. Hoy me seguía pareciendo una pendejada pero no me sentía con los ovarios suficientes para poder hacerlo. Seguramente mi incomodidad y nerviosismo eran tan visibles que incluso mi madre me preguntó si algo me sucedía.

¿Que tienes, China? -dijo mi madre- Ni has comido nada del almuerzo y eso es raro en ti, eres bien tragona. ¿Estas bien?

Si, má. Ando agobiada por el calor -le respondí para no levantar sospechas- Pero todo bien, no te preocupes.

No terminaba de hablar cuando mi celular vibró anunciando una llamada de mi hermano. Le contesté al tiempo que me salía de la cocina para encaminarme a mi recamara para poder hablar libremente.

China, ya está todo listo. Te doy una hora para que te bañes, te arregles y te pongas bien pero bien sexy -dijo mi hermano Javo- Voy a hacer unas compras y luego paso por ti.

Javo, no se si lo pueda hacer. Ayer pensaba que si pero hoy que me levanté traigo muchos nervios. Hasta el estómago me duele -le respondí- ¿Y si lo cancelamos?

No mames China, ya quedé con los compas. De los 5 solo 4 se reportaron y 3 ya me pagaron. Ya traigo el dinero aquí -dijo Javo- El 4 no me ha pagado pero él fue quien puso la casa para juntarnos así que le di quebrada de pagar después. No me falles, hermanita.

Pues es que no es fácil, Javo. Luego capaz que van andar hablando de mi o que se yo. La neta me da chingo de nervios y miedo.

Nada, nada. Ya está todo arreglado, no me hagas quedar mal -contestó mi pinche hermano sin darme más tiempo de replicar- Paso por ti en una hora, ponte buenota. Si te aplicas machín en una hora te ganas 100 dólares fácil.

Apenas iba a contestarle cuando oí el click! que hizo el cel anunciando que mi hermano había cortado la llamada. Al muy cabrón se le hacía fácil pues no era él quien se iba atragantar de verga de 4 hombres diferentes. La verdad yo ya no quería hacerlo pero ya era tarde para huir. Debí haberme negado ayer, hoy ya no tenía caso decir que no. Ni modo, a lo hecho, pecho como dice el dicho. Me puse manos a la obra y preparé todo para darme mi ducha.

Entré a mi recamara y buscando en el closet saqué una pequeña cajita de plástico que mantenía escondida debajo de mis cajas de zapatos. Ocultandola en medio de mi toalla me dirigí al cuarto de baño y apenas al entrar me despojó poco a poco de mi ropa. Aún estaba en mi pijama que consistía de una blusa de tirantes por la que anteriormente me había ganado algunos regaños de mi madre. Y es que al ser muy holgada permitía que por los lados se vieran mis pequeñas tetas al mínimo movimiento, cosa que a mi madre le molestaba pues decía que no podía andar así enfrente de mi hermano y mi padre. La jalé pasándola por encima de mi cabeza y la tiré al suelo.

La parte de abajo era un también pequeñísimo short también holgado que igual dejaba a la vista toda mi panochita, sobre todo cuando me sentaba con las piernas cruzadas. Un par de ocasiones llegué a atrapar a Javo perdido en el paisaje que le daba mi pucha, y más cuando lo usaba sin calzones. Lo bajé por mis largas piernas y luego también mi pantaleta de algodón, la cual la sostuve por un momento, inspeccionandola. Mostraba una sucia mancha blanca en la parte inferior donde hacía contacto con mi panocha. Regularmente solían amanecer siempre asi mi ropa interior debido a mis secreciones nocturnas. Pero esta vez lucía más sucia de lo normal. Quizás inconscientemente me sentía caliente de solo imaginar que este día iba a tragar una cantidad de verga en un solo día como nunca antes lo había hecho. Sonreí para mi misma de sentirme tan putita.

Abrí la cajita de plástico y tomándola conmigo ingresé a la ducha y saqué su contenido: un consolador color piel con forma de verga de 6 pulgadas con una base en forma de testículos y una copa de succión que servía para poder adherirse a la pared o cualquier superficie plana. Justo como las paredes de la ducha.

Abrí las llaves y luego de controlar la temperatura sentí como el agua corría sobre mi cuerpo. Lavé mi larga cabellera negra con abundante shampoo y acondicionador. Luego empecé a pasar el jabón por todo mi cuerpo, rozando mis pequeñas tetas y acariciando mis duros pezones. De ahí pasé mis manos por mis grandes nalgas, abriéndolas con una mano y con la otra pasando el jabón por mi culo para dejarlo completamente limpio. Incluso me di unos leves piquetes en mi ano con el jabón como tratando de introducirlo. Era una pequeña travesura que me hacía a mi misma cada que me daba una ducha. Y finalice frotando el jabón por la fina capa de vellos púbicos que mantenía en mi puchita. Uno de mis ex novios decía que le gustaba sentir en su lengua la sensación rasposa que le daba mi escaso vello vaginal, así que desde entonces me había hecho la costumbre de nunca dejar totalmente depilada mi panocha.

Luego de finalizar la limpieza de mi cuerpo, tomé el juguete sexual y empecé a darle de besos como si se tratara de una verga real. Lo introduje en mi boca tanto para ensalivar como para irme haciendo a la idea de lo que haría más tarde con los amigos de Javo. Lo estuve mamando varios minutos, dándome yo misma una garganta profunda que no tardó en producirse gran cantidad de babas que empezaron a escurrir por la comisura de mis labios. Si bien el juguete no era demasiado largo ni grande en su grosor, lo metia lo suficiente para tocar mi campanilla y producir pequeñas arcadas que yo misma controlaba.

Cuando sentí que estaba lo suficientemente bien lubricada de mi saliva, tomé la verga artificial y presionando su base de succión la pegué a la pared de la ducha justo a la altura de mi entrepierna. Dándole la espalda, escupí mi mano con la abundante saliva que mantenía en mi boca y la extendí por mi ya hambrienta panochita que parecía expectante a lo que estaba por pasar. Presionando mi pucha contra la punta de la verga de plástico, puse mi cuerpo en movimiento de reversa empalándome yo misma en el juguete sexual. Seguí presionando sintiendo cómo el falo penetraba poco a poco en mi cueva y no paré hasta sentir los huevos artificiales de su base chocar con mi pucha. Me lo había tragado completo con mi panocha y si bien no era muy largo si lo suficiente para sentirlo llegar a mis adentros.

Inicié movimientos de atrás hacia adelante y viceversa, encajandome yo sola en la dura reata de plástico que estaba pegada a la pared. Empecé despacio para luego tomar velocidad, tratando de meterlo cada vez más adentro y deseando que el juguete fuera más largo y grueso. Me sentía tan caliente que lo cambiaría por una verga de caballo en ese momento.

Oh sí, sí...dame más, no pares bebé, no pares -empecé yo sola a dialogar conmigo misma imaginando estar con algún compañero sexual en la ducha.

Así Javo, así...dame más duro, maaas duro cabrón! -sin sentir ningún remordimiento empecé a utilizar el nombre de mi hermano -jodeme cabrón, chingate rico a tu hermanita así como siempre has querido. Cogeme rico, hermanito. Cogeme cabrón!

Y no es tanto que tuviera deseos sexuales con mi hermano, si no que más bien trataba de mentalizarme para poder aguantar que Javo estuviera presente mientras mamaba las vergas de sus amigos. Y bueno no lo voy a negar, trataba de agregarle morbo a mi mente para poder llegar lo más caliente posible a mi encuentro de esta tarde.

Estuve cogiéndome yo sola por un par de minutos más, para luego detenerme cuando ya sentía llegar mi orgasmo. Luego volvía a reiniciar de nuevo pero siempre deteniéndome cuando sentía que estaba por venirme. Por más que quería terminar preferí quedarme con las ganas de llegar al orgasmo. Siempre que leo relatos sexuales me masturbo pero aguantando las ganas de llegar al orgasmo, para poder devorar otro relato y luego otro más y otro hasta llegar al límite de mi excitación y terminar con el mayor orgasmo posible después de leer varios relatos. Si acaso llegara a terminar con el primer relato entonces dejaría de leer al ya sentirme satisfecha. Y ahora usaba esa misma técnica. Quería dejarme con las ganas de tener mi orgasmo para poder acudir caliente y hambrienta de verga a mi cita.

Después de pasados unos largos y angustiosos 15 minutos, cerré las llaves del agua y saliendo de la ducha procedí a secar mi cuerpo por todos los rincones. Me fui a mi recamara y ya ahí guardé de nuevo mi amante de plástico en su pequeña cajita y lo volví a esconder en mi closet. Procedí a pasar todo mi cuerpo con mi crema favorita y a pesar de que el trato era solo hacer sexo oral, bañé mi cuerpo de mi perfume favorito, incluyendo mi panocha y mi culo. Una nunca sabe qué puede pasar.

¡Qué pinche buenota estoy! -me dije a mí misma viendo el reflejo de mi cuerpo desnudo en el espejo.

Una hora después ya estaba mi hermano afuera de la casa marcándome a mi cel para que saliera. Nunca en la vida recordaba tan puntual al desgraciado. Me hice nota mental de matar a mi hermano mayor ya que todo esto de la graduación pasara.

Había decidido ponerme una minifalda de mezclilla azul corta que apenas y llegaba abajo de mi culo con una tanga negra por debajo. De esas tangas que solo son un pequeño triangulito enfrente semi transparente y atrás un hilo que se perdía en medio de mis nalgas. La parte que decidí ponerme arriba consistia en un top pequeñisimo de color rosa. De hecho era la prenda más pequeña de todo mi guardarropa. Más que un top solo era una tira de tela con unos listones al frente que servían para hacer un nudo y un espacio enmedio que hacía de escote dejando ver el centro de mis pechos. Era tan breve la prenda que muy apenas cubría mis pezones. Soy de tetas pequeñas asi que estaba perfecto para mi. Obvio no podía salir así de casa, así que me puse encima una camisa a cuadros de botones al frente y remataba con unas botas vaqueras. Mi imagen frente al espejo me recordó a Daisy Duke de la serie Dukes of Hazzard. No me veía puta, me veía sexy y eso me gustaba. Me despedí rapido de mi madre y sali lo mas pronto posible para no darle tiempo de joder por mi vestuario. Ya estaba Javo esperándome afuera en su auto.

¡Fiuuu, fiuuuuu! -silbó mi hermano- No mames, China. Que vienes echando tiros. Me haces olvidar que somos hermanos.

Callate y no estés grosero. Apúrate o me bajo del auto. No me gusta para nada esto y la verdad que tengo mucha necesidad si no te mandaba a la chingada a ti y tus pinches amigos -le dije poquito enfadada.

Ya pues, ya. No te engoriles -respondió Javo arrancando el auto- Hazlo rápido y sales pronto de esto. Además yo voy a estar ahí para protegerte.

Mmm...bonito consuelo. Si tu fuiste quien me metió en este pedo jaja -le respondí sin poder evitar soltar una pequeña carcajada.

Javo solo atinó a apretar mi mejilla como lo hacía siempre que trataba de ser cariñoso conmigo. A pesar de lo inusual del momento me dio gusto sentir el amor de mi hermano. El resto del viaje lo hicimos en silencio, cada uno metido en sus pensamientos.

Fue un viaje no tan largo, 20 minutos máximo para luego llegar a una casa que si bien no era una mansión si se notaba que los dueños tenían buenos ingresos. Hubiera preferido que Javo me hubiera puesto al tanto de cuáles de sus amigos iban a estar presentes, pero supongo que no quiso hacerlo para no ponerme más nerviosa.

Apenas estacionó el auto mi hermano cuando salió a recibirnos un chavo que si bien no era muy mayor tampoco estaba en el rango de edad de mi hermano. Le calculé entre 28-30 años. Era un tipo no muy alto, quizás un par de pulgadas más alto que yo y un poquito regordete. Tenía la facha del típico tipo de dinero y presumido pero buen rollo. Se saludó efusivamente con Javo, quien luego hizo las presentaciones.

Mira Chinita te presento a Giussepe, pero le puedes decir Pepe. Es un buen amigo y el patrocinador oficial de las pedas de los compas jaja -dijo mi hermano con una de sus clásicas carcajadas.

Ohh, no me quemes así tan gacho -dijo Pepe al mismo tiempo que estrechaba mi mano- Mucho gusto, Chinita.

Mucho gusto, Pepe -le respondí- Yo soy Abigail, Abby o China. Como gustes decirme.

Pepe se encaminó hacia la casa para luego darnos pase al llegar a la puerta, donde nos fuimos directo a lo que era el living room. Era una habitación grande con una gran televisión de chorrocientos mil pulgadas colgada a la pared y con un ventanal igual de grande que daba vista hacia el patio de la casa donde había un hermoso jardín. La habitación estaba elegantemente amueblada y había un par de sofás, uno grande y otro más pequeño, de apariencia costosa y en medio una mesa de centro. Y en los sofás estaban 3 chicos como de la edad de Javo que apenas entré y ya me comían con los ojos. Sentí como si me desnudaban con la mirada. No reconocí a ninguno de ellos como amigos de mi hermano. De hecho era la primera vez que los veía. Javo hizo las presentaciones.

China, te presento a Miguel, de mis mejores compas de la high school -dijo Javo mientras el mentado Miguel se levantaba del sofá para darme la mano.

Hola China, mucho gusto de conocerte -me dijo Miguel dándome un leve apretón de manos.

Para ser sincera Miguel era muy apuesto. Me recordaba un poco al cantante Carlos Rivera en cara y cuerpo. Bueno, después de todo quizás esto no iba ser tan difícil como creía, pensé para mis adentros mientras le devolvía la sonrisa y saludo al apuesto Miguel.

El segundo en presentarse fue Anthony, era el clásico gringo guerito flaco de pelo rubio y pecas. Me resultó agradable también. Incluso me ofreció una cerveza la cual acepté para darme valor.

El último en saludarme dijo llamarse Ricky. A este no se como describirlo. No era feo, pero emanaba algo que me hizo desconfiar de él casi de inmediato. Como dije, no era feo, pero parecía de esos guapos que son soberbios y que eso mismo los hace indeseables y que caen mal. Llevaba una barba sin rasurar de un par de dias y el cabello negro y algo alborotado. De cuerpo no estaba mal tampoco, se veía atlético igual que los demás. No estaba mal pero había algo en el que me prendió luces rojas en mi cerebro.

Supuse que eran compañeros del equipo de soccer de Javo, por eso se mantenían más o menos en forma. El único que desentonaba de todos era Giussepe en edad y físico. Como dijo mi hermano seguramente era más compañero de parrandas que de deportes. Afortunadamente solo eran 4 en vez de 5 y no eran feos, lo cual me tranquilizó un poco y sentí que no sería tan desagradable después de todo mi recolección de dinero (y semen).

Y ahí estaba yo, saludando y tomándo una cerveza con 4 desconocidos como si estuviera en una reunión casual entre amigos y no a punto de mamarles la verga a todos y cada uno de ellos. Supongo que todos estaban ansiosos de que empezara el show pero ninguno se atrevía a decirlo.

Y bueno...¿A qué horas empieza la mamadera? -fue Ricky quien lo dijo sorprendiéndome con su comentario- ¿A eso venimos, no?

A pesar de lo molesto de su comentario nadie dijo nada. Supongo que aunque los demás no lo decían también estaban ansiosos de “empezar la mamadera” como dijo el pendejo de Ricky.

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Hasta aquí dejo la segunda parte porque ya me extendí demasiado y terminé haciéndolo muy largo el relato. A todos quienes me han seguido prometo en el siguiente relato contar con todo detalle como trague leche de 4 vergas diferentes. ¿O fueron 5 vergas? En el siguiente relato les cuento a detalle.

Y a quienes me han mandado correos, se los agradezco infinitamente. Así como quizás para ustedes es divertido y cachondo leer mis relatos, lo es igual para mi leer sus correos, sus cosas que me dicen y me muestran. Los leo todos pero solo respondo los que realmente invierten su tiempo en entablar una conversación amena y no solo escribir 2 renglones de pendejadas. Si van a mandar correos solo para pedirme número de whats, redes sociales o enviar la foto de su verga que nadie pidió, les aseguro que logran más con una buena conversación.

Hasta la próxima.

abbyrivero315@gmail.com