Por un puñado de cremas - 4
Por unos días el subidón del callejón calmó a Isabel de sus bajos instintos, pero el domingo, sola en casa después de que su marido y sus hijas se fueran a un partido, volvió a tener en su mente aquellas imágenes.
Por unos días el subidón del callejón calmó a Isabel de sus bajos instintos, pero el domingo, sola en casa después de que su marido y sus hijas se fueran a un partido, volvió a tener en su mente aquellas imágenes.
Y allí estaba con el teléfono en una mano, y el papelito con la frase y el número en la otra. No pudo evitar soltarlo todo y masturbarse con furia para conseguir un sucedáneo de placer que la calmara. Minutos después lo único que había cambiado era la humedad de sus bragas, y el deseo seguía ahí
¿si? - Escucho Isabel
Hola - dijo Isabel
- Vaya la madura desesperada por un buen pollon, ya sabía yo que llamarías puta. ¿Cuando quieres que te la meta bien?
- Mañana tengo el dia libre y he pensado que podíamos ir a un hotel, y - llegó a decir antes de que la cortara
- Mira zorra, en tu cama, ya te lo dije, piensatelo - dijo Falco, y colgó
Hasta ahora su oculta perversión había sido ajena a su vida privada, pero aquello era subir un nivel más, y el problema era que aquel vértigo le producía una sensación de placer que la horrorizaba y la arrastraba a la vez.
El nerviosismo la hizo ducharse, le hizo volver a masturbarse en la ducha, picar algo en la cocina y volver a la situación de partida. Y volvió a llamar.
- Que cojones quieres - oyó al otro lado
- Bien, mañana, a las 9 estaré sola
- Y cuánto tiempo tendremos
- No suelen volver a casa hasta las 7
- Bien zorra, conectate por whatsapp y mandame la ubicación, que no quiero perderme
Isabel, nerviosa hizo lo que le pidió, y en nada recibió un mensaje de respuesta
- Muy bien zorra, ¿tienes modelitos de lencería?
- Si
- Ponte unos cuantos y mandame fotos con ellos puestos, ya elegiré yo con cual me recibes mañana, en 15 minutos los quiero en mi movil, asi que mueve el culo
Isabel ni replico, fue a su habitacion y con el corazon desbocado se enfundo tres picardias y un conjunto de lenceria trasparente negro. Y aun con el último puesto hizo el envio. Habían pasado 13 minutos. Se quedó mirando las imágenes, todas llegaron y una a una fue viendo como se confirmaba su visualización.
- El morado, mañana nos recibirás así
- ¿Nos? - Respondió Isabel
Pero ya no recibió ninguna respuesta. Sabía que si aparecía toda la banda podría tener problemas. Pero aquello ya no tenía vuelta atrás. El día pasó lento y más aún la noche, aunque al final llegó el beso de su marido y sus hijas, yéndose a sus quehaceres.
No eran las 8 todavia, asi que se ducho, y se enfundó la selección, un picardías morado que llevaba una especie de faldita con unas tiras que por delante tapaban escasamente los pechos y se anudaba al cuello, conjuntado con un tanga transparente. Con solo andar sus pechos no se mantenían en su interior. Aun así se dirigió hacia el salón dispuesta a afrontar lo que viniera.
Aún no eran ni las ocho y media cuando sonó el timbre de la puerta. El corazón se le salía del pecho, ¿y si era su marido que se le había olvidado algo? Y ella así vestida. Se asomó con temor, pero la cara de Falco apareció al mirar por la mirilla.
Respiro profundamente y accionar el tirador de la puerta y se retiró un poco para no quedar expuesta a algún vecino.
- Mira lo que tenemos por aquí - dijo Falco
- Joder, esta mas buena al natural que en las fotos
- Ya te lo dije - dijo Falco
El compañero de Falco, rei, era un moreno, tan alto como Falco pero mucho más musculado, claro que poco le duró la observación ya que Falco se puso detrás de ella cogiéndola los brazos a la espalda, mientras reía, con toda naturalidad sopesar sus pechos.
- Joder que tetas tiene le guarra
- Y ya verás cuando pruebes sus agujeros
- Joder tio, ya se me esta poniendo dura de pensarlo
Isabel los oía como en un sueño, ya que su mente estaba ya centrada en cómo aquel mulato jugaba con sus tetas pellizcando con saña sus pezones, pero un guantazo la sacó de su sopor.
- Dime perra, como te llamas
- Isabel - dijo abriendo los ojos
- Bien Isabel traemos unas cervezas
Isabel se apartó de ellos y fue a la cocina, de la que volvió con la bebida.
- Quienes son estas putillas - dijo Falco señalando una foto de sus hijas
- ¿y esta zorra? - Repitió el gesto con otra foto
- Son mis hijas y mi hermana - dijo Isabel entregando la cerveza
Al ir hacia rei, este se había despojado de la ropa y sentado en el sofá, lucía una terrible erección, mostrando un pollón descomunal.
- Venga guarra, quítate el tanga y clavatela que tengo ganas de catar ese coño.
Isabel le entregó la cerveza sin poder dejar de mirar aquella verga que apuntaba al cielo. Como le indico se deshizo del tanga y se arrodillo sobre el, y fue ella misma la que se encajo aquel monstruo en la entrada de su sexo y se dejo caer sobre el.
- Asi puta, clavatela entera - dijo rei saboreando la cerveza mientras su polla barrenaba poco a poco el coño de Isabel
Isabel gimio con ganas sintiendo su coño totalmente relleno con aquel palpitante y caliente trozo de carne. En cuanto la tuvo dentro comenzó a follarse ella sola mientras que Rai disfrutaba tranquilamente del espectáculo.
- Joder, si que tiene un buen coño - dijo Rai
- Y ya veras cuando le des por culo
- Cuando acabemos contigo, cuando te la meta el cornudo no la vas a notar ¿verdad puta?
- Si - contestó Isabel entre gemidos
- Si zorrita, dime, ¿que eres?
- Una zorrita - dijo Isabel deshaciéndose en cada movimiento de cadera que daba
- No, las zorritas son tus hijas, tu ¿que eres?
- Una zorra, una puta zorra - dijo Isabel mientras se desmoronaba de placer
- Que hija de puta, se esta corriendo de gusto
Y si, se corria, notaba la humedad como mojaba su sexo, como trallazos electricos recorrian su cuerpo desgarrandola sin remedio, y como su interior palpitaba sobre aquel hierro candente que la atravesaba, no dejandola bajar la intensidad del placer que sentia.
- Venga, vamos a tu cama - dijo Rai quitandola de encima y levantándose
Isabel se levantó. Quería decir que no quería mancillar aquel lugar, donde su marido y ella se amaban, pero su boca no pronunció palabra, y sus pasos los guiaron hasta allí.
Al llegar al cuarto, Rai le dijo a Isabel que se pusiera a cuatro patas sobre la cama, y no tardó en empalarla furiosamente desde atrás. Ahora era Rai el que marcaba el ritmo y ella solo podía gritar por el placer extremo que le producía el frenético ritmo que la machacaba. En uno de los orgasmos que le sobrevinieron, cayó en la cama , pero Rai no dejó de follar, posada sobre ella con una agilidad encomiable. Y en esa postura, sobre ella, atrapó los pezones debajo de su cuerpo y los maltrató con dedicación mientras sus dientes se marcaban en la espalda de su entregada presa.
Aquel escandaloso espectáculo acabó cuando Rai bramando de forma ostensible noto como los chorros de leche abandonan su polla llenando el caliente coño de Isabel que aullaba de placer sabiendose regada en su interior.
No tardó Falco en sustituir a Rai, pero este la puso de lado, y sin ninguna preparación comenzó a penetrarla por el culo con fuerza. Con varios empujones el culo de Isabel era de su propiedad, y comenzó a bombearla con ritmo.
- ¿te gusta puta? - Le dijo al oído
- Si, si - dijo Isabel entre espasmos de placer
- Vamos a traer a tu maridito para que vea lo puta que eres
- No dios - dijo Isabel
- Si, perra, seguro que se le pone dura de ver como te follan buenas pollas, ¿a que se le pondría dura?
- Si, si - decía Isabel sin asimilar el placer que la emborrachaba
- Si, seguro que si, ese pichafloja seguro que se corrió de gusto mientras te oye gritar
- Oh, dios - gimio Isabel
- Si, perra, atadito en la silla mientras nos beneficiamos a la puta de su mujer
Isabel oia las burradas de Falco, como iba a romperle el culo a su hermana, como se comeria el coño a sus hijas para preñarlas despues, o como las haria follarse a su padre.
El surtidor de leche que la quemó por dentro hizo que se quedara en una especie de trance, totalmente entregada a aquellos jóvenes que la habían usado con total libertad.
- Venga dúchate y despejate que aun te quedan cosas que hacer - dijo Rai dandole un buen azote en el culo que la despertó de golpe
Isabel se levantó, como pudo y entró en la ducha, dejando caer el agua sobre su cuerpo, pero también noto como Rai entraba en la ducha y se pegaba a ella, la ponía frente a él y la besaba con delicadeza. Y no tardó en notar su polla dura en su vientre. Aquel largo beso la llevó a un estado de placer tan agradable, que, cuando este, con sus fuertes brazos la encaramo hacia el para follarla de pie, no dejó de besarle, y cuando sintió cómo la penetraba con facilidad se corrió de gusto sin más. Sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas cruzadas sobre el daban el punto de apoyo para que Rai, con sus fuertes brazos la hiciera temblar con cada embestida.
- Follame, follame - gritaba desaforada Isabel mientras Rai la taladraba inmisericorde
Rai totalmente mecánico siguió percutiendo el coño de Isabel con un metódico ritmo que la hacía gritar, llorar y gemir de puro placer.
- Toma puta, te lleno cabrona- exclamo Rai vaciandose con rabia en el interior de la extasiada Isabel que al unísono grito con desesperación mientras el semen la volvía a sembrar.
Isabel quedó bajo el chorro de agua y se quedó algo extrañada cuando el agua se paró, pero pronto descubrió el motivo, porque Rai y Falco apuntaron sus pollas y comenzaron a orinarse encima entre risas.
- Toma zorra, asi estaras bien guarra
Se sintio sucia, pero su mano posada en su sexo no dejaba de presionar su clitoris que estallaba con cada presion, mientras la orina maloliente resbalaba por su cuerpo.
Ahora si la dejaron mientras se ducho, aunque le costó muchísimo sacar fuerzas, pero en una media hora salió del baño. Se encontró ropa encima de la cama y no dudó en ponersela. Era el conjunto de lencería que había mandado una falda de punto a medio muslo, la más corta que tenía y una camisa. Ella misma eligió unos zapatos de tacón a juego y bajó al salón.
- Quítate las bragas puta y ven a sentarte aquí - le dijo Falco en tono autoritario
Isabel se puso entre los dos y Falco no tardó en ponerla de lado de espaldas a él y frente a Rai, que sin más, se introdujo entre sus piernas y se amarró a su coño deborandolo.
- ¿Te gusta que te coman el coño eh zorra?
- Si, me gusta, joder - dijo una abrumada Isabel
- Seguro que te gustaría que la zorra de tu hermana te lo devorara así
- No, dios, oh - gemía
- Porque las putas de tus hijas seguro que se lo comen entre ellas, ¿verdad?
- No, oh, uff
- Si puta, si, son tan zorras como tu, ahora mismo están abiertas de piernas con un pollón taladrandoles el coño
- Dios
- Si perra, corriendose como cerdas mientras una buena tranca las llena de leche
- Me corro, si, si
- Si, correte en la boca de ellas, cabrona
Isabel se estremeció sin poder evitarlo, gritando desaforadamente en el salón de su casa mientras su coño se derretia en la boca de Rai.
Entonces Falco se tumbó en el suelo e hizo que ella se empalara mientras Rai poco a poco la sodomizo por detrás. El grito fue desgarrador pero nada comparado con la orgia de gritos que vinieron después. Los dos se sincronizaron con las embestidas sobre una desaforada Isabel que se hundía en cada envite.
- Asi puta, correte, así os vamos a follar a todas cerda
El polvo fue eterno, durante más de 20 minutos machacaron los agujeros de Isabel con energía, hasta que primero Rai y después Falco dejaron su esencia dentro del destrozado cuerpo de su anfitriona.
Cuando Isabel se rehizo, estaba sola, en medio del salón, tirada en el suelo y con evidentes indicios de estar orinada. Se había meado encima suya y el olor era inconfundible. Eran casi las cuatro, y por suerte tenía tiempo de arreglar ese desaguisado, así que como pudo, sacó fuerzas de donde no las tenía y en una hora la casa y ella había recuperado su aspecto y olor clásico.
Estaba como en una nube, en bata tirada en el sofá, con su mano dentro de sus bragas, cuando un aviso le llegó al móvil. El visionado de aquello, le hizo acelerar sus delos sobre su sexo, verse en un video follada en su propa ducha, abrazada a un mulato la supero y volvio a correrse de gusto.