Por un maduro

En un bar gay, un hombre ya entrado en edad seduce al protagonista para que lo haga sentirse joven una vez más

Durante mi pubertad y adolescencia experimente una gran revelación en mi vida. Un sentimiento de libertad de hacer con mi cuerpo lo que yo quisiera sin que me importe lo que digan los demás. Me fui de casa apenas termine la secundaria y afortunadamente he podido sobrellevarme cómodamente.

Desde secundaria empecé a practicar mis técnicas sexuales, para nadie era secreto que yo era la putita de casi todos los profesores, y la putita completa del director y el conserje, pero eso jamás me genero burlas o desprecio por parte de mis compañeros ya que lo supe llevar todo con humor y buen ánimo.

Dichas experiencias me sirvieron mucho. Conseguí trabajos en clubs nocturnos, satisfaciendo a hombres viriles en busca de diversión y relajo, aunque la verdad es que yo lo disfrutaba más que todos ellos. La verdad es que esos trabajos me generaban más ingresos que mis simples trabajos de oficina en el día, tanto así que por una buena temporada solo me dediqué a trabajar en los clubs nocturnos, esforzándome mucho hasta llegar a ser el animador y estrella principal, recibí muchas ofertas para operarme y ponerme más buena aun, pero aunque estuve por aceptar varias veces, hoy en día sigo siendo 100% natural…a veces me arrepiento.

Reconozco que era increíble, primero era una putita barata, la que todos querían cogerse, papel que disfrutaba no me estoy quejando, uno a uno iban metiendo sus penes en mi boca o en mi ano. Podía atender a 15 o más hombres en una sola noche…lentamente me volví una “perra de elite”, todos me rogaban por follar conmigo, e incluso podía elegir entre quienes entraban o quienes directamente se largaban del club.

Una vida de desenfreno que no supe controlar, me retire luego de 5 años de “carrera nocturna”, mi salud estaba en juego. Espero algún día volver

Decidí ayudar a un viejo amigo en la administración de su bar gay…algo mucho más sutil. No me quejo, la paga es buena, conozco a gente agradable y puedo vestir pantalones pegaditos sin que el jefe me regañe por eso, al contrario, parece que a todos les gusta, al punto que mi amigo me agradece por traerle mucha más vida a su negocio.

Creo que por respeto nadie me toca en el bar, he recibido muchos piropos lindos por parte de mis clientes, pero esperaría que por ahí alguno me dé una palmada en mi trasero, no me molestaría, a lo mucho se lo devolvería en señal de cortesía.

Una noche tranquila me toco llevarle una cerveza a la mesa de un señor muy madurito. Deje la cerveza en su mesa y este dirigió su mirada a mi paquete – gracias encanto, que camareros tan lindos tienen en este bar- me sonroje un poco- jijiji es usted muy amable- le respondí, el hombre cogió suavemente mi nalga derecha y comenzó a acariciarla, se lo permití, para mí no había ningún problema, mientras sutilmente puso un dólar por encima de mi pantalón, vendré mas seguido corazón, y espero que siempre me atiendas tú.

Lo platique con mi amigo, el gerente del bar, al principio se burló insinuando que ya era mi novio, luego ya con un poco más de seriedad, me dijo que era un hombre inofensivo, que era un señora ya jubilado que solo venia de vez en cuando a tomarse un par de cervezas, a veces con sus amigos.

Siempre venía a la misma hora, algo dentro de mí me dirigía hacia el a saludarlo y tomar su orden, aunque siempre pedía lo mismo, una cerveza y un bocadillo. Para mí era una adorable rutina, y verlo feliz…de alguna manera me hacía feliz a mí también.

-No esteras pensando en coger con él, o si??...cuantos años llevas sin sexo…1, 2…- me comento mi amigo

-4 años…y lo estoy pasando bien aunque no lo creas- le respondí

-Pues no lo creo…eras toda una diva en la cama, aun lo recuerdo, eras el alma de las fiestas- me respondió.

Aun así no terminaba de entender, realmente había algo que me prendía…cuando aquel hombre maduro tocaba mi trasero me sentía nuevamente como en aquellas épocas que anhelaba…pero me daba miedo no poder controlarme…aun así…lo deseaba.

Otra noche en el bar, todo normal, aquel madurito viene y se sienta en la misma mesa. Tengo que hacer lo mío, ir a pedir su orden. Cuando dejo la cerveza en la mesa el hombre hace en un movimiento rápido de manos y la coloca por debajo de mi pantalón, dedeando mi pene y aún más mi culo…me sonroje, pero tuve que adherirme a las reglas y apenado le pedí que no lo hiciera aquí

Estábamos a punto de cerrar el bar, yo había pasado buen tiempo platicando con el señor. Poco a poco él se ponía mucho más caliente y entrabamos en más confianza. Finalmente mi colega cerraría el bar.

-Realmente me gustaría pasar más tiempo contigo- me comento el señor, curiosamente yo también quería lo mismo.

-Me podrías acompañar hasta mi casa, te invitare algo y seguiremos platicando- añadió.

Mi colega me saco de esa situación, de la cual estaba hipnotizado por las palabras de aquel hombre, al principio me jodía un poco, pero me sugirió que acompañe al hombre…y eso hice.

Llegamos a su casa, era muy grande y la tenía bastante ordenada, el sujeto cuidaba mucho su apariencia.

Nos sentamos a continuar nuestra plática, era un hombre simpático, solitario, que quería revivir viejas glorias.

-realmente disfruto el excelente servicio que me das en el bar- me dijo

-es parte de mi trabajo, aunque contigo hay un trato especial ya que eres mi mejor cliente- le dije

-lo disfruto mucho, tan joven, tan simpático y con un gran trasero…

-veo que te ha llamado mucho la atención- añadí

Inmediatamente me dio un beso…nos acariciarnos y nos echamos en el sillón, lo estábamos disfrutando mucho, realmente volvería a prenderme como hace años? Estaba a punto de averiguarlo.

-hace mucho que no me sentía así, esta explosión de emociones me hace sentir joven una vez más, por favor, disfruta de este viejo semental- no pude evitarlo y me eche encima de el para seguir besándole. Durante varios minutos ni hacíamos nada más que besarnos y acariciarnos.

-realmente quisiera ver este culo rico que tienes- dijo

Él se quedó sentado y yo me puse de pie, con ambas manos cogió mis nalgas por encima de mi pantalón, las separaba y luego las juntaba constantemente, me incline ligeramente para que tuviera más con que jugar, con sus pulgares presionaba y trataba de hundirlos en mi ano, aún estaba encima de mi pantalón, pero trató de abrir bien mis nalgas y lamer mi ano, traía puesto un pantalón tipo pitillo bien delgado, podía sentir los movimientos de su lengua, me hacían gemir un poco.

Me quite los pantalones, mis calzoncillos y los zapatos también, vi como aquel madurito estaba babeando, estaba ansioso cuando vio mi culo desnudo por primera vez, se metió el pulgar a la boca y lo uso para dar frotar mi ano, mientras con su otra mano estrujaba mi nalga, yo trataba de contenerme, quería ir lento.

El hombre sin previo aviso metió su índice entero dentro de mi ano, primero con movimientos circulares sin sacarlo me volvía loco, luego empezó a meter y sacar su dedo repetidas veces, yo no podía evitar gemir, y mientras lo hacía besaba mis nalgas y le daba leves mordiscos, luego lo hizo con 2 dedos, se sentía mejor, me estaba taladrando solo con sus 2 dedos, con ambas manos le abrí bien mi culo para que lo metiera hasta el fondo, me estaba costando mantenerme en pie, era muy bueno usando la lengua y los dedos. Cuando usó 3 dedos tuve que ponerme a 4 patas para seguir manteniéndome en pie, se sentía rico, pero prefería que usar solo 2 dedos, la manera como usaba sus dedos, metiendo y sacando y también movimientos circulares, me hacían gemir y gozar.

Yo estaba así a cuatro patas, sentía que el hombre estaba un poco agitado, no me percate que estaba sin pantalones haciéndose una paja mientras me dedeaba. Me puso de cuclillas y comencé a masajear su pene, era muy velludo en esa parte, al principio pensé que tenía un tamaño pequeño, sea como fuera eso no me importaba en ese momento. Comencé por meter solo la cabeza de su pene en mi boca y lamerlo bien por un buen momento, quería volverlo loco con los movimientos de mi lengua. El hombre comenzó a acariciar mi cabeza por un momento, luego me comenzó a meter lentamente todo su pene en mi boca. Desde ese momento lo lamia metiéndolo y sacándolo de mi boca, el hombre gemía de placer-eres la mejor perrita, tu técnica es muy buena- dijo.

Mientras se lo lamia sentí como su pene crecía dentro de mi boca, esto me motivo a hacerlo más rápido y más profundo, poco a poco mi boca se estaba llenando por su enorme polla, había alcanzado un tamaño que no podía creer, lo saque de mi boca y aún seguía impresionado cuando aquel hombre me quito la camiseta, me tomó de los hombros y me puso contra el suelo alzando bien mi culo. El hombre también se quitó toda la ropa, estaba bien erecto y decidido a todo.

Nuevamente uso dos dedos para dilatarme bien, más le valía, esa cosa iba a partirme al medio. Entro lentamente hasta la mitad, gemí fuerte no pude evitarlo, luego la saco, me puso un poco de su saliva y esta vez si la metió entera de una sola vez. Era muy brusco, muy dominante, no me podía explicar de dónde sacaba energía para embestirme tan duro y tan rápido.

Me daba nalgadas, me pellizcaba, la metía de una hasta el fondo, yo no podía hacer más que gemir y babear con la cabeza en el suelo mientras recibía, luego me puso con una pierna apoyada en el suelo y la otra bien levantada. Me estaba haciendo su putita personal, y a mi realmente me encantaba.

-te está gustando- dijo jadeando

-me encanta…no te detengas…por favor no te detengas...-respondí del mismo modo

-cariño…no aguantare más tiempo-

-no lo dudes lindo…dámelo todo…déjame bien preñada- dije

Con sus últimas fuerzas me embistió tratando de llegar cada vez más profundo, yo solo cerré los ojos y gemí del placer hasta lleno todo mi interior con su leche…había soltado una buena cantidad. Ambos estábamos exhaustos, lo recosté en el suelo y lo besé por todo su pecho y toda su cara mientras de mi culito salía su lechita…pasamos la noche abrazados hasta quedarnos dormidos.

Amaneció, el hombre se había despertado antes…

-Dormiste bien?- me preguntó

-De maravilla- le dije

-Lo disfruté muchísimo, eres el mejor- lo dijo antes de darme un beso

-Yo también lo disfrute mucho, deberíamos hacer esto más seguido- le dije

-Y que dices si lo hacemos más seguido, o podríamos vernos todos los días- me dijo- podrías vivir conmigo- añadió

Me quedé pensativo…pero ustedes saben que respondí.

Gracias por leer este nuevo relato, espero que les guste y espero seguir escribiendo

Besos BangsMario