Por tu amor (3)

Capítulo III – Nace un imperio (Primera parte)

Capítulo III – Nace un imperio (Primera parte)

María Fernanda se sintió identificada con Sofía en cierto punto, llegó a pensar que su actitud se debió más a una carencia, que a ser una perra propiamente. Quiso aprovechar que Sofía estaba abierta a contarle de su vida, y le preguntaba acerca de ella.

- ¿De dónde nació... la... idea de . - Comenzó a toser intensamente. - La compañía? - Ella colocó una mano sobre su pecho, su rostro reflejaba dolor.

- Bueno, básicamente, lo que hice fue absorber una “estrella gigante”, de ella me alimenté y empecé a absorber otras más pequeñas, fue un trayecto empinado, pero, disfruté muchísimo.

FLASHBACK

Nunca tuve necesidad de ejercer mi carrera, sin embargo, me apasionaba el tema empresarial. Mi familia estaba orientada por tradición hacia la medicina, pero, yo no nací para eso. Desde muy pequeña me fascinó el mundo de los negocios, siempre me vi tras un escritorio dando órdenes y teniendo a mi lado una asistente muy sensual con la cual poder tener sexo luego de la jornada laboral. Eso, señores, es vida.

Conseguí empleo en una compañia de bienes raíces, necesitaban una asesora económica y, si bien había personas más calificadas que yo, o con más experiencia, ellos no tenían algo que yo sí: Salomé Pocaterra.

El día de la entrevista, me vestí bastante conservadora, un traje sastre negro de falda a una altura de medio muslo, con una camisa blanca con cuello largo y puntiagudo, maquillaje modesto y accesorios adecuados. Salomé me indicó que debía hablar con Thais Gutiérrez, ella era la dueña y señora de aquella empresa.

Llegué a buena hora, el lugar era hermoso, me encantaba que las divisiones de los espacios estuvieran hechas con vidrio templado, siempre me ha gustado sentir que el espacio es abierto, una gran oficina con una ventana que sea una pared completa y que dé hacia la vista más hermosa de la ciudad... siempre pensé en grande aquellas cosas que quería para mí. Me anuncié en la recepción, y no pasó mucho tiempo antes de que ella apareciera.

Thais era una mujer muy bella, elegante, y de apariencia dura. Unos ojos verdes de mirar profundo, era lo primero que notabas. Su piel era clara, sin ser blanca. Usaba cabello corto, y algunas canas se asomaban discretas en sus sienes, y su cuerpo, ¡Dios mío bendito!, llevaba una falda que dejaba ver sus piernas, estaban torneadas, y sus caderas eran muy provocativas. La blusa que llevaba, me daba una visión perfecta de sus pechos, enormes y jugosos. Me abrió el apetito solo verla.

- Tú debes ser Sofía. Un placer, Thais Gutiérrez. - Ella estrechó mi mano con picardía. - Acompáñame a mi oficina.

La seguí, necesitaba apreciar mejor el movimiento de esas caderas, para eso necesitaba quedar un poco rezagada en relación a ella. Durante el trayecto en el ascensor, se mantuvo en silencio, pero, había “tensión sexual”.

Cuando entramos en su oficina, quedé maravillada, era bastante amplia, tenía un juego de recibo en cuero negro, hermoso. Pude notar que tenía un mini-bar a su disposición, y mentalmente, yo hacía inventario de las cosas que querría para mi futura oficina. Ella me invitó a sentarme y me ofreció algo de beber. Yo rechacé su invitación y traté de estimular la conversación.

- Háblame de tu negocio, ¿qué necesitas exactamente? - Dije, cruzando mis piernas y reclinándome un poco sobre el respaldo del sofá.

- Veo que Salomé no bromeaba cuando me conversó respecto a ti . - Ella sonreía, y toqueteaba su barbilla.

- Exactamente, ¿qué te dijo?

- Que no te ibas por las ramas. Que eras decidida y también me dijo que tenías excelentes ideas, que eras "empresaria nata". Algo así necesito en este momento. Verás, estoy atravesando un momento complicado, las cosas no están marchando como debería, es más lo que invierto que lo que percibo, en definitiva, algo no está bien. Entonces, necesito un asesor que evalúe mi estructura desde lo macro, hasta lo más pequeño, que no quede sin analizar un alfiler. Necesito dirección. Soy buena en lo que hago, pero, creo que mi equipo ha tomado malas decisiones últimamente. Necesito reparar esto, antes de irme a pique.

- Bien, por lo que me dices, hay que reevaluar las estrategias de mercado que estás aplicando, puede que no estés usando indicadores fiables. ¿Hace cuánto no haces un análisis organizacional?

- ¿Un qué? - Su rostro mostró sorpresa.

- Es peor de lo que pensé. Bien, ¿cuándo empiezo? - Dije, sonriente.

- ¿En qué momento torciste la entrevista? - Risa nerviosa, nivel Thais.

- Tengo la respuesta a tus problemas, si quieres seguir “jugando a la entrevista”, te cuento que, por cada segundo que estamos perdiendo aquí, tu capital se evapora. Tómame o déjame.

Thais se sorprendió de mi actitud, pero, noté cierto rubor en sus mejillas. No solo salvaría su empresa, muy probablemente sería mía, y esto sería “ganancia” para mí.

- Siendo así, vamos a poner manos a la obra . - Ella se levantó y se acercó a mí. - Debido a la premura de la situación, trabajarás conmigo aquí mientras te habilito una oficina. ¿Te molesta? - Preguntó con timidez.

- Para nada, tienes una oficina muy “acogedora” . - Hice cierto énfasis en la palabra, que llamó su atención.

- Tu acento ... - Trataba de adivinar.

- Holandés.

- Vaya, eso explica muchas cosas . - Sonrió mientras iba hacia su escritorio y rebuscaba entre un montón de papeles.

- ¿Cosas? - Pregunté curiosa.

- Tus rasgos. Tu apariencia . - Nuevamente apareció ese rubor en sus mejillas.

Esto sería divertido, en menos de 15 minutos, ya estaba coqueteando conmigo. - “Cuánta desesperación hay en el mundo” . - Pensé.

- Mira, tengo los últimos indicadores del trimestre, revísalos y dime qué opinas.

Cuando revisé los documentos, estuve a punto de salir corriendo. Hablo en serio.

- ¿En qué nivel de la jerarquía estaré? - Pregunté.

- Solo me reportarás a mí, así que, podemos decir que serías un apéndice de presidencia.

- ¿Apéndice?, un apéndice no te va a salvar del cierre técnico que te vislumbro en 6 meses, solo viendo esto. - Agité los documentos cerca de su rostro. - Necesito que modifiques la estructura, una figura de auditoría interna o consultora, ni más ni menos.

- ¿Así de grave?

- Necesitaré pedir informes, pedir explicaciones y girar instrucciones, nadie le prestará atención a una simple asesora.

- De acuerdo. Serás auditora. - Thais se mostró abrumada por mi manera de hacer las cosas.

- Bien. Convoca una reunión con todo el equipo, y dame toda la información relacionada con todos los movimientos que hiciste durante este trimestre. - Regresé a sentarme en el sofá, y comencé a escudriñar con mayor atención en la documentación.

Thais se dio cuenta, algo tarde, que la hice colocarme por encima de ella en la estructura, ya le estaba dando órdenes, y ella todavía no entendía cómo habíamos llegado a este punto.

Unos minutos después, me entregó todo lo que le pedí, y solicitó a su secretaria convocar a la reunión, dentro de la siguiente hora. Yo miraba complacida cómo se hacía mi santa voluntad.

Mi mente trabajaba en estrategias mientras avanzábamos hacia la sala de juntas. El equipo no era muy grande, 16 agentes estaban presentes, sin embargo, Thais me advirtió de un número mayor. Posiblemente estarían “trabajando” con algún cliente en ese momento.

Thais dio inicio a la reunión, presentándome como auditora interna. Muchos rostros palidecieron en ese instante.

- Señores, ella es la Ecónoma Sofía Sneijder. A partir de hoy, será nuestra auditora interna. Espero que estén al día con su papeleo, ni siquiera yo tendré influencia sobre lo que ella determine. Sofía, quedan contigo.

Thais se sentó y bebió un poco de agua, yo estaba a su lado, me senté con toda la tranquilidad del mundo y comencé a girar instrucciones.

- Primero, necesito un análisis funcional de los logros alcanzados este trimestre, esto deberá ir acompañado por un informe que contemple varios aspectos, económico, socio-político, y que detalle el comportamiento del mercado en esa etapa. Principales clientes, punto fuerte de las ofertas, recesión, ofertas perdidas, competencia desleal de los rivales. Todo con impacto en el corto plazo, no quiero proyecciones a futuro, consideren el trabajo que han venido haciendo como un rotundo fracaso.

Una joven se levantó y se dirigió a Thais, como si yo no estuviera presente.

- Thais, ¿cómo permites que nos trate así? - Ella se veía disgustada.

El silencio de Thais, fue complaciente. Yo sentí esa imperiosa necesidad de echarle más leña al fuego, obviamente, si ella estaba permitiendo todo esto, estaba desesperada, y no la culpo, la quiebra era inminente.

- ¿Qué formas son esas de dirigirse a la presidenta de la empresa?, Thais, me extraña que permitas esto. Tienes un serio problema aquí. Hay que modificar muchas cosas.

La joven me interrumpió.

- Como yo llame a mi jefa no es asunto tuyo.

- De ahora en adelante lo es. Si no estás de acuerdo, renuncia.

Todos se alarmaron, incluso Thais. Quien me susurró al oído en ese momento.

- Creo que se te está pasando la mano.

- ¿Quieres cerrar?. - Pregunté, sonriente.

Me puse de pie, y continué con mis peticiones, a pesar del reclamo de la muchacha.

- Señores, estructuralmente estamos limitados, el marco de acción del cual nos sujetamos, no ofrece mayor flexibilidad. Si queremos crecer y diversificarnos, necesitamos reorganizarnos y establecer nuevas estrategias de trabajo. Si quieren sostener este esquema, prepárense para engrosar la lista de desempleados en 6 meses. ¿Creen que estoy aquí por necesidad?, no, podría estar en Ibiza, o recorriendo las Cícladas por enésima vez. Estoy aquí porque USTEDES me necesitan, no al revés.

- Sofía... - Thais estaba nerviosa.

- Tienen 3 días, y estoy siendo benevolente.

Recogí los documentos y salí de ahí. Como era de esperarse, Thais me siguió.

- Vamos a mi oficina, Sofía. - Su tono era algo quebradizo.

Una vez dentro, cerró la puerta, se acercó al mini-bar y se sirvió un trago de whisky.

- Fuiste demasiado hostil. Definitivamente, Salomé se quedó corta. - Dio un gran sorbo a su trago.

No pude evitar reírme, se estaba comportando como una niña, y, podría asegurar que me doblaba la edad.

- Para esto, necesitas ser racional, pensar en tus metas, sin escatimar en los medios de los cuales te valgas para alcanzarlas. Eres la máxima autoridad aquí y te tratan como “la que sirve el café”. Yo en tu lugar, habría despedido a esa insolente. - Me dejé caer sobre el sofá, esa situación me produjo jaqueca. Cerré mis ojos por un momento.

- ¿Me acompañas con un trago?

- Si tienes brandy, no me negaré, esa “plebeya” me descolocó un poco. Un mes, solo necesito un mes, y verás todas mis decisiones con otros ojos.

Sentí que se acercó, colocó la copa cerca de mis labios, el olor me hizo abrir los ojos, y la forma en la cual me estaba mirando, resultó muy atractiva. Recibí la copa y ella se sentó a mi lado. Choqué mi copa con su vaso y sonreí.

  • Confía en mí, brillarás. - Bebí moderadamente de aquel dulce néctar, podía sentir su mirada clavada en mí, y lo estaba disfrutando.

Esto era solo el comienzo.

Continúa...