Por trabajar hasta tarde - 6

En el capítulo anterior Carla y yo nos propusimos dos tríos. Ahí va el primero de ellos.

Hasta ahora, Carla y yo habíamos probado nuevas experiencias, más yo que ella, pero los dos estábamos disfrutando mucho con ellas.

Recordaréis de la entrega anterior que Carla quería que hiciéramos un trío con un hombre y como condición la puse que primero había que hacerlo con una mujer.

En ese momento me dio la impresión de que ella ya tenía idea de a quién llamar (en ambos casos) y estaba en lo cierto.

Unos días después me comentó que tenía un plan.

Una compañera suya, también guardia de seguridad de su empresa la debía algunos favores, ya que hace unos meses, con un problema por su trabajo, gracias a Carla pudo salvar el tipo.

Además, esta chica tenía, por lo que Carla había oído, cierta fama de que le gustaba mucho el sexo y que media empresa se la había beneficiado. Carla sabía que las salidas nocturnas de esta chica se contaban por polvos.

Lo que dudaba aún era si se acostaría con una transversal y si aceptaría un trío. Para no tener el riesgo de rechazo, Carla trazó un plan en el que seguro entraría la chica y no vería extraña su participación.

Marta, que es como se llamaba la compañera, sabía de la transexualidad de Carla, y eso lo iba a aprovechar.

Carla le contó que había un tipo muy raro que se quedaba hasta muy tarde en el trabajo en el edificio donde estaba ella de servicio, que sospechaba que ella era una transversal y que por ello no dejaba de ofenderla.

El tipo, obviamente, era yo.

Había planeado darme un escarmiento y para ello necesitaba a Marta. Marta la sustituiría una noche y cuando yo bajase me tiraría los trastos. Yo acudiría y trataría de tirármela y cuando mas descuidado estuviese, Carla entraría y profanaría mi culo.

Carla apeló a los favores que le debía Marta y le comentó que al fin y al cabo, el tío que tenía que seducir estaba "potable" e incluso se lo podría pasar bien.

Yo alguna vez le dije que el plan me sonaba un poco ridículo, que mejor pagaría yo a una profesional y nos dejaríamos de líos. Pero Carla sabía que si era una profesional que pagase yo, el trato que teníamos lo habría cumplido a medias y yo tendría excusa para escapar de cumplir con mi parte. Quiso intentar esto.

Me llamó Carla por teléfono y dijo:

  • A que no sabes qué?

  • Si no me lo dices, no sé qué es.

  • Ya he convencido a Marta

  • ¿Sí? ¿de veras?

  • En realidad no me ha hecho falta rogarla demasiado. No sé si lo que busca es echar un polvo, ver a un tío enculado o qué, el caso es que desde el principio ha dicho que por supuesto que me devolvía el favor.

  • Pues tú dirás que hacemos

  • Esta misma noche va a estar en el puesto de seguridad. Tú tienes que bajar tarde y preguntarla por mí metiéndote conmigo. Ella hará el resto. Yo estaré por ahí, descuida que ya me verás.

  • Ah, te veré? -bromeaba- Yo pensé que antes de verte iba a tener tu polla en el culo.

  • Que guarro! -contestó ella en plan recatado- Bueno, yo estaré por ahí escondida. Tú debes hacer que no sabes que estoy.

Esa noche no tenía pensado quedarme tarde, pero era la ocasión que quería de tirarme a Carla y a una mujer a la vez, así que había que aprovecharla.

Serían las 12 y media cuando me dispuse a salir de la oficina y bajar a por el trío.

Como otras veces, no sonó la alarma, por si acaso. Carla ya sabía que estaba arriba por que vio la luz de mi despacho encendida.

Al llegar al recibidor del edificio, en el puesto de seguridad, había una mujer de unos 30 años, algo más baja que yo y con un pelo castaño recogido en una coleta.

Sin ser un bellezón, su cara era muy agradable. Podría decir que era bonita. De momento, ya que estaba casi oculta detrás del mostrador, poco más pude ver. La saludé a modo de despedida:

  • Buenas noches! Vaya!, ya han echado a la maricona esa que estaba en este turno? -pregunté refiriéndome a Carla.

  • Por favor -respondió ella como airada-, un poco de respeto.

  • Es que sabe -insistía yo-, creo que es un travelo.

  • Pues no le puedo decir, no conozco a mi compañera. La estoy sustituyendo por que esta de baja.

  • Menuda diferencia, se nota que usted sí que es una mujer, y de las guapas!

A Marta se la encendieron un poco los ojos. Una vez la pude ver con mas detalle la verdad es que estaba muy bien. Era de rasgos muy finos y de complexión delgada, con unos pechos que se la notaban a pesar de la chaqueta del uniforme. Mientras hablábamos se apartó un poco la chaqueta y se vio una cintura en su punto justo, no se sobraba nada ni le faltaba nada.

En definitiva, entre la mujer que tenia delante y el uniforme que la cubría (ya os conté que es un fetiche mío) me puse un poco cachondo y con ganas de juerga. Naturalmente el plan era que la tuviese, pero aún sin plan me excitaba.

La conversación empezó poco a poco a caldearse hasta que llegó un momento que me ofreció pasar al cuarto que había detrás de ella.

  • Ah! que tenéis aquí un cuartito? - pregunté como si no supiera nada.

  • Sí, y verás que a gusto vamos a estar. Ven.

Se la notaban las ganas de llevarme a la cama. De verdad dudé si era por lo que había pactado con Carla o era por sí misma.

Pasé y nos fundimos en un abrazo y besos. Ella parecía impaciente y me desnudaba con cierta violencia. Yo hacía lo propio con ella. Según la iba desnudando me iba gustando más su cuerpo. Estaba todo en su sitio, con un culo perfecto y unos pechos que estaban para comérselos.

Cuando los tuve al aire, me dediqué durante un rato a sobárselos y comérmelos pasando la lengua de su aureola hacia afuera repetidas veces.

Ella parecía enloquecer. Su mano se posó en mi polla que ya estaba en guardia y la agarró fuertemente. Terminó de bajar el pantalón y se agachó metiéndosela toda en la boca. Nunca me habían hecho una mamada con tanta ansia. Pasó su mano por mi entrepierna y apoyándola en mi nalga tiraba de mí hacia ella, tratándose de meter más la polla. Gemía como desesperada.

Un rato después, cuando yo notaba que podría correrme la aparté y la eché sobre el sofá. La abrí las piernas y metí la cabeza entre ellas. Mi lengua bajaba por su rodilla aproximándose a su pubis, el cual rodeaba para subir por la otra pierna. Así lo hice un par de veces mientras con una mano sobaba sus tetas. Cuando pasé con mi lengua cerca de su coño ella se aupó buscando mi lengua. Se la planté justo encima del clítoris. Pegó un grito enorme de placer mientras decía:

  • Cómete el coño, cabrón, cómetelo.

  • Fóllame, métemela toda

  • Chupa!!!

Quería todo al tiempo. Estuve un poco rato mas metiéndola la lengua por todo el coño hasta que me dio por comprobar la elasticidad de su esfínter. Moví un dedo a la puertecita y estuve jugueteando con él. Con un movimiento brusco que hizo se lo introdujo al tiempo que gemía.

Tenía delante a la mujer mas viciosa que había conocido!!!

Me incorporé, acerqué mi polla a su boca para que la lubricase un poco y unos segundo después se la clavé. Que coño más calentito! Hacía además bastante tiempo que no me follaba un coño y aunque la polla esta más suelta y no tan apretadita como un ano, la sensación es deliciosa. Después de un rato de misionero, Marta dijo:

  • Espera, no entres!!

Jajaja, no quería que entrase Carla y la cortase el rollo. Yo creo que por un momento se vio tentada a quedarse conmigo para ella sola. Lo que no sabía es que yo era parte del plan.

  • Carla folla fenomenal -dije yo-, dila que entre.

Puso los ojos como platos!!!

Se enteró que estaba todo preparado e igual pensó que el objetivo de todo era que Carla se la follase a ella. Con lo excitada que estaba, no la debió importar mucho porque yo decidí forzar y darla mas fuerte.

Unos segundos tuvo los ojos cerrados como si estuviera pensando al tiempo que tenía cara de felicidad. De pronto Carla apareció por la puerta del aseo completamente desnuda. Pasó al lado de Marta que rauda la agarró la polla y tiró hacia sí y de un golpe se la metió en la boca.

Lo que estaba claro es que por nada del mundo quería parar el polvazo que la estaba echando.

Aún con la boca llena como la tenía, Marta seguía gimiendo. Sus gemidos fueron creciendo hasta que vi como tuvo su primer orgasmo. Carla tuvo que sacarle la polla por que se retorcía demasiado. Yo seguí bombeando hasta que vi como se recuperaba y entonces hice gestos a Carla de que la follara ella. Me salí y casi sin pausa Carla la metió su polla de un golpe. Marta aullaba de placer y pedía mas, quería mi polla en la boca.

Siempre he admirado la fuerza que tiene Carla, y esta vez, la cogió en volandas sin sacar la polla y se tumbó boca arriba. Al quedar Marta encima de ella me dejaba el culo expuesto para mí. Yo tenía aún la polla húmeda de sus fluidos pero por si acaso se la puse en la boca para que la humedeciera un poco más.

Me subí al sofá y apunté al culo de Marta. Muy poco a poco, por si fuera su primera vez (que equivocado estaba) le fui metiendo mi miembro por el culo. Marta lo recibía con alaridos que sonaban a todo menos a dolor. Notaba junto a mi polla la de Carla que horadaba el coño de Marta. Empezamos a sincronizarnos Carla y yo bombeando intermitentemente el coño y el culo de Marta, que jadeaba fuera de sí. Se corrió al menos otras dos veces.

En la cara de Carla vi el gesto que tiene cuando se va a correr así que yo procuré excitarme más para coincidir. La dije que me esperase y un par de minutos mas tarde los dos al tiempo nos corrimos dentro de Marta.

Marta se movía de forma salvaje, tanto que pensábamos que era ella la que nos estaba follando a Carla y a mí.

Un rato más tarde los dos salimos y dejamos recuperarse a sus agujeros. Marta nos miró a los dos:

  • Que hijos de puta! Esto estaba preparado, no?

  • Mmm, sí, perdona pero -comenzaba a excusarse Carla

  • Perdonar? Que coño! Graciassss! - la interrumpió Marta

Por lo que hablamos, a Marta desde hacía tiempo la apetecía por una parte tener un trío, ya que hacía bastante que no la empalaban por los dos agujeros, cosa que la encanta, y por otra Carla la daba mucho morbo.

  • Joder -continuó Marta- esto me lo decís con tiempo y hubiéramos organizado una orgía en toda regla.

Los dos nos quedamos sorprendidos. No sólo no se había enfadado sino que ahora parecía que sería la que mas iba a disfrutar de la fiesta.

  • No me digas que estáis juntos? -exclamó Marta, que parecía que acababa de caer en que estábamos liados Carla y yo.

  • Sí -respondió Carla con timidez y mirándome

  • Y tú sólo recibes o también das? -preguntó insistente Marta

  • Porque si solo recibes no sabe éste lo que se pierde -continuo Marta señalándome.

  • No me pierdo nada, no te preocupes -tercié yo.

  • Uy! -aulló Marta- qué bien lo vamos a pasar.

Se dirigió de inmediato a una bolsa de deporte donde estaría su ropa de calle y sacó de ella un arnés con un consolador. Nos miró y dijo:

  • Yo venía a dar un escarmiento a un cabrón y por si acaso... Y no me voy a ir de aquí sin abrir un culo.

Carla y yo reímos. Marta se puso el arnés y exclamó:

  • Ahora, a jugar! Que nunca he visto como se follan a un tío!

Hasta ahora tanto Carla como yo habíamos experimentado tener dos pollas dentro, una por el culo y otra en la boca. Lo que ninguno de los dos habíamos probado era un arnés con consolador. Máxime conociendo lo fogosa que era Marta eso podía ser divertido.

Como Marta quería ver como Carla me la clavaba y se había portado tan bien, no podíamos defraudarla. Me agaché y de un golpe me metí la polla de Carla en la boca que ya empezaba a perder consistencia. Como con el tiempo y la práctica había ido cogiendo experiencia, Carla se puso a tono en poco rato. Marta desde el lado empezó mientras a sobar las tetas de Carla y darlas lametazos.

Después de un rato, Marta me dijo que me pusiese para que Carla me follase. Yo, obediente, me puse frente al sofá inclinándome y apoyando las manos y Carla se plantó tras de mí. Tanto Carla como yo conocíamos perfectamente los tiempos de cada uno así que con soltura y precisión matemática Carla fue metiéndome su tranca. Yo, de cara a satisfacer a Marta, gemía más de lo habitual mientras ésta se excitaba y masturbaba su polla postiza. Se la veía en la cara que estaba deseando clavármela y Carla también lo vio así que decidió seguir en mi culo hasta correrse de modo que yo estuviese mas dilatado y mi propio semen lubricase ya que nos temíamos que Marta no tendría mucho control.

Un rato después noté como Carla se venía dentro de mí. Sin apenas tiempo de demora se salió y le ofreció mi ano a Marta que gustosa se dispuso a sodomizarme.

Tal y como habíamos pensado, Marta no tuvo ningún tipo de piedad conmigo y de un golpe me clavó su consolador. Noté una punzada de dolor ya que a pesar de estar dilatado, el consolador que tenía dentro era mas ancho que el pene de Carla.

Carla la indicó que parase un poco para que me acostumbrase y así lo hizo. Poco a poco comenzó a moverse dentro de mi culo cada vez más rápido.

Marta gemía como loca, estaba completamente desbocada sintiéndose dueña de la situación.

Como Carla sabía que la iba a tocar a ella también se puso a mi lado para que con los dedos yo la fuese dilatando y Marta no la rompiese el culo. Cuando se vio preparada para resistir la embestida de Marta la ofreció el culo.

No se lo pensó dos veces y salió de mí de golpe y encaró a Carla. Por suerte no la clavó el consolador de un golpe sino que fue poco a poco, así que Carla en ningún momento se sintió mal.

Viendo a esas dos fieras follar me calenté bastante y se me puso el pene completamente erecto. Para calmarlo no encontré mejor manera que ofrecérselo a Carla, que gustosa lo engulló y le dio el trato que sólo ella sabe darle.

Marta ya parecía estar cansada de moverse y avisó de que se iba a salir. Carla la dijo que se preparase a darse una ducha de semen y como sabe manejar mi polla como nadie, succionó y lamió para que, en ese momento, me corriese.

La leche salía a borbotones empapando las dos caras viciosas que tenía a escasos centímetros de mi polla. Cuando terminé de eyacular una a otra se lamían las caras para acaparar la mayor parte posible de mi néctar.

Caímos los tres sobre el sofá exhaustos. Al rato, Carla vio que la hora de hacer la ronda se aproximaba así que habría que cortar la función.

Ya que Marta sólo estaba por placer allí, y no por trabajo, me acompañó cuando salí. Ella se dirigió a su coche que estaba aparcado cerca de la puerta. Yo había aparcado a la vuelta de la comida algo más lejos. Le dije que si me acercaba a mi coche. Ya en su coche, y a modo de despedida, Marta me proporcionó una mamada exquisita. No tenía límite esta mujer!!!

De vuelta en casa me sentí muy satisfecho por la experiencia. La próxima ya sabía cual era: Carla quería verme follado por un hombre. Traté de disfrutar las sensaciones del momento porque temía que ya vendrían días peores en los que tendría que pagar mi deuda.