Por toda la casa

Dos desconocidos cruzan mensajes calientes ¿qué puede ocurrir?

Por toda la casa

Este relato se publicó en el XIX ejercicio de autores, lo he corregido, eliminando los fallos existentes en la primera versión, ampliando y mejorando la acción erótica.

Lunes. Suena el teléfono móvil, timbre de mensaje nuevo en el flamante smartphone Kiano Xray. “Mensaje recibido del 555629565. Cuando entre, me desnudas,  me follas hasta que me corra, luego llévame en brazos hasta el  dormitorio, tq. L”.

El hombre no conoce ese número. No es el de su esposa, aunque se le parece porque el número es similar salvo que el último número no es un cuatro sino un cinco.  Tampoco es su estilo, sus mensajes cachondos no son de ese estilo. A veces se han mandado mensajes eróticos, pero no tan explícitos como ese. Son más del tipo “te espero desnuda en la cama” ó “quiero follarte en la terraza”. Pero esa L puede ser la inicial del nombre de su mujer, Lara.

Y entonces ¿qué? El mensaje puede proceder de alguien que se ha equivocado de número. Pero también podría ser de ella. Alternativas hay varias, pero la más atrayente es hacer caso al mensaje y realizar lo que dice. Además hoy él vuelve a casa antes que ella.

Lara introduce las llaves en la cerradura, abre la puerta, entra, deja las llaves en la bandeja, el bolso y la chaqueta en el perchero, y recibe una monumental sorpresa. Su desnudo marido  la coge en brazos, la besa, y empieza a quitarle la ropa. Lara colabora, superada la sorpresa y llena de lujuria, se deja desnudar y besar, hasta que su marido la levanta en vilo y la empala en su dura verga. La acción la ha excitado tanto que luego de un rato de vaivenes, se corre.

El hombre la coge en brazos y, de esa forma, se la lleva al dormitorio. Sobre la cama, la posee con pasión. Nada del misionero, la ha penetrado desde atrás, tumbados lado a lado, le ha practicado sexo oral, y hasta le ha introducido un dedo en el ano de ella. Lara está encantada porque se ha corrido cuatro veces, algo que no sucedía desde que eran novios o recién casados.

Al día siguiente, martes,  Mario, envía a Lara, su mujer,  un mensaje.

El nuevo teléfono Kiano de la mujer vibra con la llegada del mensaje. Mensaje recibido del 555670327 “Me gustaría que me esperaras en ropa interior, para follarte en la cocina, tq, M”. Vaya, piensa la mujer. El número del que procede este mensaje es desconocido, pero es igual al de Manuel, salvo que termina en siete, en vez de el seis, que raro. Y qué curioso que hoy vuelva ella antes que él a casa, porque parece que el mensaje viene al pelo. Ayer folló de miedo, su Manolo hizo caso del mensaje que le envió y, al llegar a casa, la desnudó salvajemente y, en la misma entrada, la poseyó hasta que se corrió. Todavía se pone cachonda al recordarlo. Luego se encerraron en el dormitorio como dos animales en celo. Se corrió cuatro veces. Todavía se calienta cuando las recuerda: la primera cuando la penetró estando ella a cuatro patas, la segunda cuando la comió el coño, la tercera le vino cuando hacían un 69 y la cuarta ocurrió cuando se puso la almohada debajo de los riñones.

Después de pensarlo un rato, decide que hay algo en el mensaje que le excita. No recuerda haber follado en la cocina, así que ese mensaje le propone un juego excitante. Y decide hacerle caso.

Por la tarde, llega a las cinco, como su Manolo llega a las seis, se ha dado un baño largo y sensual. Luego se ha puesto un conjunto de bragas y sujetador negro con todo tipo de encajes, que sabe a él le excitan. Y como para redondear la situación, se ha calzado unos tacones de 10 cm. Ahora le espera en la cocina, sentada en la mesa de madera en la que desayunan. Está muy caliente, esperando a su hombre.

A la hora habitual, Manuel llega al hogar, deja su cartera, llaves y chaqueta en la entrada y, por el rabillo del ojo percibe, más que ve, una imagen lujuriosa: Lorena está sentada en la mesa de la cocina, en ropa interior, con las piernas abiertas, como esperándole.

La tarde transcurre casi más cálida que la del día anterior. Con ella encima de la mesa le ha comido el coño, la ha follado por delante, luego ella se ha puesto con los pies en el suelo, e inclinada sobre la mesa, y  la ha follado desde atrás, y luego por el culo. Él se ha llegado a correr un par de veces, ella, como unas tres o cuatro, en la hora que han pasado en la cocina. Vaya el juego que da una simple mesa en una estancia que, a primera vista, no parece buena para el sexo. Seguro que repiten en el futuro. ¿Y eso de esperarle en ropa interior y tacones?

Miércoles. “Espérame en el salón con la polla tiesa, tq, L”. Es el mensaje que Mario, de nuevo, ha recibido de la desconocida L, porque el número remitente es el mismo que el del lunes.

La llegada del mensaje hace que recuerde con excitación la tarde anterior. Lara se prestó al juego y le esperaba en la cocina, sentada en la mesa, con su biquini blanco y unas bailarinas del mismo color. Cuando volvió a casa se encontró con que ella había hecho caso al mensaje que le envió. Le esperaba casi tumbada en la mesa y abierta de piernas. Mario se desnuda, levanta las piernas de Lara y, ahuecando la braga del biquini, le mete toda la verga.

Luego de un rato así, ha sacado la verga, se ha sentado para comerle el coño a Lara, hasta que se corre. Después Lara se levanta de la mesa, se pone frente a ella, las piernas abiertas. Mario, desde atrás, vuelve a introducir su enhiesto miembro en la cueva. Esta vez termina por correrse en ella.

Por eso, a la vista del resultado de los dos días anteriores, Mario decide hacer caso al mensaje de la desconocida que, para más extrañeza, coincide con que los miércoles él llega antes que Lara. Lo que le choca un poco es haber recibido un mensaje tan caliente como el anterior de la tal L.

Así que, cuando llega a casa, Mario se ducha, ambienta el salón con música suave en el equipo, dispone unas velas para dar un ambiente más sensual y se sienta, desnudo, en el sofá, con la polla dispuesta para Lara.

Cuando ella llega a casa y suelta todos los bártulos, le encuentra, miembro alzado, sentado en el salón. Inmediatamente va hacia él y, sin decir palabra, agarra la verga y empieza una mamada lenta y placentera para su marido. Éste, antes de correrse, hace que pare, ella entiende lo que quiere, se levanta, se desnuda rápidamente, y se deja caer. La polla de él se introduce sin problema porque su coño está muy húmedo. Con el movimiento de piernas logra el vaivén follador. Luego de un rato se corren. Después juegan en el sofá cambiando de posición una y otra vez.

Jueves. “Quiero que me esperes desnuda tomando un baño, tq, M”. Vaya, un nuevo mensaje del desconocido M, porque Lara ha decidido que el tal M es un hombre. Claro que el Martes, tras el primer mensaje, decidió que no respondería ni se pondría en contacto con ese número. Pero, por desconocidas razones, ese M y ella están intercambiando mensajes. Porque está segura que los mensajes calientes que le manda a su Manolo, los recibe también ese M.

Y revive el día anterior, cuando su marido la esperaba en el salón, con unos boleros como a ella le gustan, sonando bajo en el equipo, las luces atenuadas, un olor a perfume varonil y la polla tiesa de él que sobresalía de su cuerpo tumbado. La tarde la pasaron boca en sexo, primero ella, que le dio una mamada de campeonato, luego él la comió el coño hasta el culmen, luego un 69, y luego ... Todavía se excita.

La propuesta del baño no es muy original, claro que Manolo y ella hace un tiempo que no follan en la bañera, antes si, pero hace meses que el baño no es escenario de sus placeres. Y otra vez acierta el tal M, ella regresa hoy antes que su marido. ¿La observará M sin que ella se de cuenta?

Lorena llega a casa, se desnuda, dispone en el servicio unas cuantas velas, música adecuada, el agua calentita, con sales. Se mete en la bañera  y espera la llegada de Manuel. Éste, cuando llega a casa, oye la música que sale del baño, y piensa, acertando, que algo tiene preparado en el servicio. Lo que ve le excita: Lorena está en la bañera, desnuda, rodeada de espuma, con música relajada, las sombras de las velas le invitan a que se desnude y se meta en el baño con ella.

Dentro del agua, se besan con pasión, él se recuesta en la bañera y ella en él, dándole la espalda, lo que permite a Manuel poner sus manos en las tetas, para acariciarlas, llenarlas de espuma y quitársela, mientras la besa sensualmente en el cuello, Lorena se contonea como una gata en celo, la polla de él encuentra el camino al coño de ella. Manuel se ayuda de los brazos para mover el cuerpo de Lorena y ,así, follarla hasta conseguir llevarla al climax, el jadeo continuo de ella así lo indica.

Luego de descansar recostada en su marido, y con la polla aún tiesa dentro, le invita a levantarse y, cubiertos de espuma, coloca una pierna apoyada en el borde de la bañera, y así siguen la sesión de placer.

Viernes. “Quiero un camino de flores hasta tu polla. tq. L” Un nuevo mensaje de esa tal L.

Mario recuerda el día anterior, cómo ha llegado a casa, se ha desnudado y ha encontrado a Lorena en el baño, desnuda y cubierta sólo de espuma, y agua. Cómo se ha metido en la bañera con ella, se han besado y han follado dentro del agua, uno enfrente del otro, sentados con las piernas de ella a cada lado, el coño abierto presto a ser penetrado por su polla. Luego follaron de pie, Lorena tenía un pie apoyado en el borde de la bañera, otro en el fondo y apoyada en la pared, luego se puso cara a la pared.

El mensaje es algo enigmático, pero Mario tiene una idea.

Cuando Lara entra en su casa, encuentra un pequeño ramo de flores a la entrada, con una nota: “Sigue las flores”. Mira alrededor, hay otro ramito en el pasillo, luego otro en el salón, un cuarto en la puerta de la terraza. El último ramo está encima de la polla de un  Mario sentado en la hamaca de la terraza. Como otras veces, la malla que pusieron en el borde de la terraza ocultará a ojos indiscretos lo que sucede: Lara levanta el ramo, descubre la verga tiesa, y se arrodilla para hacerle una larga mamada a Mario, luego seguirá un largo rato de sexo al aire libre.

Sábado. El mensaje dice “Te esperaré encima de la alfombra del despacho, tq. M.” Lorena se pregunta cómo sabe el tal M que ella tiene una alfombra grande en la habitación que usan como despacho ¿será que la conoce?

El día anterior se encontró, al llegar a casa, una flecha hecha de rosas rojas, indicando una nota, que sólo decía “desnúdate y sigue el camino”, y otra flecha de rosas blancas indicando el camino a la terraza de piso. Lorena se desnuda, agarra una de las rosas y se la pone, con cuidado, en su coño; une un par de rosas con un cordel que pasa por el cuello de forma que cada rosa cae sobre cada una de las tetas. De esa guisa se dirige a la terraza. Allí la espera su Manuel, desnudo en una tumbona playera, con unas cuantas rosas como única ropa encima de su sexo.

Lorena irá donde su marido, se agacha y sólo con la boca aparta las flores para descubrir el tallo tieso de su hombre, y proceder a tratarlo como se merece con la boca, luego será Manuel el que retire la flor del sexo de ella y proceda a darle satisfacción.

Ahora, ha retirado las sillas para despejar la alfombra, dispone unos cojines sobre ella porque el suelo es un poco duro para follar, se desnuda y espera a su marido. Cuando éste entra, sólo ve luz en la habitación que usan de despacho y sospecha lo que se va a encontrar, por eso se desnuda en la entrada y se dirige a la habitación, para encontrar a Lorena despatarrada, desnuda y entre cojines, invitándole a echarse a su lado e introducir su cálido y tieso miembro en ella, preludio de una tarde placentera.

Domingo. Mario se despierta junto a Lara, se levanta dejándola en la cama, dormida tras la tarde y noche fogosa que dio cierre a la larga semana de sexo que llevan. Mientras desayuna se acuerda del inicio de la tarde anterior cuando la esperó en la alfombra del despacho, desnudo con la polla tiesa y entre cojines, dispuesto a que, cuando Lara llegara, follarla tumbada en la alfombra. Así lo hizo en cuanto llegó, luego siguieron follando sobre la alfombra, una vez con Lara a cuatro patas, otra con él debajo y ella cabalgando encima, otra vez él sentado y ella frente a él. Casi repasan el Kamasutra.

Luego baja a comprar el periódico.

Lorena también se ha despertado dejando a Manuel en la cama, ha desayunado y ha comprado el diario. Simultáneamente, y en dos ciudades separadas por bastantes kilómetros, ambos tropiezan con la misma cosa.

El anuncio del diario dice: “La compañía Kiano ha detectado un fallo de programación en sus nuevos terminales Xray por el que un SMS es enviado dos veces, una al número que el usuario quiere, y otra al mismo número sumando la cifra 1. Por ello lamenta las molestias causadas a sus clientes y pone a disposición de los mismos, terminales con el error corregido que pueden cambiar por el terminal defectuoso en los puntos de venta donde los adquirieron. La compañía asimismo les abonará el importe que las compañías de telefonía móvil les han cobrado debido al defecto detectado. Nuevamente Kiano lamenta las molestias causadas a sus clientes”

Ana del Alba