Por ti! 5 -El pecado de un Aguila-

Porque ha venido contigo? -pregunte un poco avergonzada y nerviosa... -No he podido sacármela de encima -dijo ella hablando en voz baja.... -Podías excusarte..... -Ni si quiera pude ducharme sola.

Capitulo 5

Nuestros labios se vuelven a cruzar Fabiola cae sobre mí, nuestros cuerpos con algunas partes desnudas. -Por qué siento tantas ganas de besarla? Por qué no me incomoda que me bese?- me lleno de preguntas pero no puedo reaccionar solo quiero besarla, desgastar mis labios con los suyos. Fabiola se levanta rápidamente y me ayuda a levantar, me observa apenada y sin decir nada sale corriendo a la ducha. Una hora después ella sigue allí. Sé que no me quiere ver, de seguro estará pensando que lo he hecho con intención, apago la luz, salgo de la habitación por un poco de agua debo dormir, son las 2 de la mañana necesito descansar.

-Fabiola-

No me percato de que la puerta se abre y al estar todo mi peso apoyado entre el marco de la puerta y esta y cuando me doy cuenta ya mis labios están sobre los suyos -Oh rayos- una fuerza de voluntad irremediable y me levanto la observo apenada, la ayudo a levantar y mi única escapatoria segura es la ducha. Mi piel está muy arrugada pero ella sigue despierta. Veo por la rendija de la puerta y ya todo está oscuro, salgo en silencio, un pijama que guardo en el clóset. -Donde esta?- dejo la toalla sobre el sofá, y busco entre los cajones una crema. La puerta de la habitación se abre poco a poco y entra Sofí cojeando, me levanto preocupada y la intento ayudar.

–                    Te encuentras bien?

–                    Si, solo que me golpee el tobillo con la pata de la cama. -me explico sentándose.

–                    Veamos cómo esta esto. –dije acercándome para examinarla- Pero vaya, está muy bien, te duele -pregunte moviendo el pie de un lado a otro, ella negó- Lo que tienes es una lesión superficial. Un poco de crema con un másaje como te explique. Permite me. -le coloque un poco de crema y empecé con el másaje luego de un par de minutos ya está listo.

–                    Gracias, te debo muchas ya.

–                    Nada de eso, ahora a dormir, que al parecer el cielo se caerá los truenos se están haciendo sonar.

–                    -nos acostamos y apagamos la luz, estaba lista para dormir y escucho un sollozo de parte de ella-

–                    Sofí estas bien?

–                    Si, no es nada.

–                    Hey mírame – se dio la media vuelta y me observo- por qué lloras?

–                    Me dan miedo los truenos, cuando tenía miedo papá siempre me abrazaba ahora el ya no está -y yo también, pensé viéndola con ternura-

–                    Si quieres yo te puedo abrazar.

–                    No te preocupes. Duerme.-dijo acariciando con dos de sus dedos mi mejilla-

–                    -Me acerque a ella y la abrace- tranquila te he dicho que te cuidare. -su cabeza se sumergió en mi pecho, y la abrace más fuerte -todo está bien, no temás.

Porque Dios me castigaba de esta forma?

Era mi pecado amarla tanto y no poder ser correspondida. Pero estaba bien, ahora me conformaba con tenerla así, tan cerca de mí. Los truenos siguieron haciendo retumbar la estructura. Y con cada uno ella se aferraba más a mi pecho, 2 horas y media después no había podido conciliar el sueño. Con cada tormenta ella era así, se escondía en mi pecho de esa manera.

Recuerdo el 7 de febrero yo estaba trabajando -huy se me olvido de que trabajaba- y llegue exhausta a mi casa. Era la una de la madrugada y alguien tumbaba mi puerta, me levante medio sonámbula y allí estaba su rostro escondido en sus piernas. Empapada. Esa imagen me despertó enseguida y como pude la cargue hasta el recinto secreto, ella no me soltaba solo se aferraba más y más a mí. En ese momento me jure a mi misma que siempre la protegería. Esa noche la pasamos entre sabanas amándonos, descubrí que si hacíamos el amor de la manera más suave su miedo calmaba y yo amaba calmar sus miedos.

Ahora la veía aquí, tan indefensa así que comencé a cantarle una canción que solíamos escuchar juntas:

Contigo todo va bien, Me fortaleces la fe y me haces eterno el momento de amarte. A cada instante así a cada hora mi dulce amiga

Después de varios minutos pudo conciliar el sueño. La observe y deleite mi mirar en ella. Me sentía tan viva, tan plena, deseaba tenerla así siempre; pero no se podía. 5:02 AM ella parece dormir plácidamente me levanto con cautela y comienzo a vestirme mi ropa sigue humedad excepto por mi chaqueta -Me iré en pijama- solo me coloco la chaqueta y los tacones. Paso por la sala y me doy cuenta que Mónica sigue dormida. Tomo mis llaves sin hacer ruido y desalojo en silencio aquel apartamento. Manejo por las calles oscuras y solitarias de la ciudad donde aún quedan grandes lagunas. Subo uno de mis pies sentándome en la posición inglesa -me encantaba esa adrenalina- todo parece estar solo estoy a unas calles de mi casa. Y una sirena de policías me detiene. -Esto no me puede estar pasando a mí-

Me detengo en la orilla de la acera estacionando mi moto quedando de pie. El oficial parece molesto y yo aun en pijama, con algo de frio en las piernas retiro el casco de mí.

–                    Ocurre algo oficial -pregunte dejando de ver mis uñas largas enfocándome en esa mirada de ojos negros.

–                    Fabiola Linsert, otra vez por aquí?

–                    Franco Espinosa, esto es una broma. No me pidas mis papeles.

–                    Entonces ya sabes el resto del procedimiento.

–                    Me iré en la moto, por favor. Tengo pijama, sabes donde vivo, no es la primera vez que me arrestas, quizás no sea la última tampoco.

–                    Vamos.

Franco llevaba 3 años arrestándome. Era el peor dolor de cabeza que había tenido nunca, claro jamás tomaron mis huellas o lograron sacarme una de esas fotos tan horribles, -gracias abogados magníficos- solo unas horas retenidas, de hecho ya era amiga de todo el personal de la oficina. Maneje mi moto -esta vez en la posición correcta- y llegamos a la comisaria.

–                    Tan temprano por aquí. –dijo Fausto, el secretario principal de la comisaria municipal-

–                    Llama a Victoria por favor Fausto. -dije en un tono de suplica-

–                    Siéntate. -Me dijo Franco señalando un banco-

–                    Franco no empecemos soy cliente regular de esta tienda, me conozco todo el reglamento, solo me detienes para sacarme dinero con cada multa. -dije con un tono de voz tan suave que parecía estaba drogada-

–                    Estuviste consumiendo drogas? -pregunto indignado su pregunta me molesto-

–                    La droga del...

–                    Hey basta de peleas. Fabiola ahora porque estás aquí? -quiso saber el vigilante-

–                    Hice la posición inglesa y venia a 180.

–                    QUE -gritaron asombrados, los chavales que estaban retenidos por tener drogas en sus ropas.

–                    Si, es fácil solo tomás velocidad y luego coges el hilo para levan...-Franco me llevaba del brazo-

–                    vamos señorita tiene una llamada.

–                    Sera después chicos, pero sino llámenme y hablamos les doy unas clases.

Franco me llevo del brazo hasta los teléfonos y me aventó a uno de ellos como si yo fuese un perro –

Bastardo- susurre mientras marcaba el número de Victoria. Uno, dos, tres intentos nada. -Por favor- dije viendo el techo con filtraciones. No tenía otra salida así que llame a Mónica.

–                    Bueno? -se notaba su voz cansada-

–                    Es Fabiola...

–                    Donde estas?

–                    Estoy con el hijo de madre de Franco. -veía su cara de satisfacción-

–                    Qué? Otra vez. -ya me había venido a buscar varias veces-

–                    Sácame de aquí. -dije con voz de niña.

–                    Dame 2 horas y llego.

–                    Apresúrate! -tranque la llamada y volví a ver a Franco- Ya se va tu dolor de cabeza favorito,

Le lance un beso mientras acariciaba su mejilla. Y caminaba de nuevo a la entrada.

–                    Dentro de un par de horas me iré. Él -señalando a Franco que venía detrás de mí- no puede conmigo- Fausto me prestas mi ropa por favor, quiero cambiarme.

–                    Aquí tiene dama mía.

Ya me había aburrido de que me trajera en cualquier facha a la comisaria que me acostumbre a ir los días donde estaba libre a dejar ropa allí. Pase por las regaderas y pude cambiarme. Una hora después me veía bien estaba limpia y seguía explicándole a los chavales retenidos como se manejaba moto.

–                    De verdad has hecho eso? -pregunto uno de ellos asombrado-

–                    Por favor son solo mentiras, eres una charlatana -dijo uno más grande, era un baboso-

–                    -reí con sarcasmo- Y Franco?

–                    Ha ido al baño -me contesto el vigilante lanzándome las llaves de la moto.

–                    Irán conmigo, todo estará bien. Tú te tragaras tus palabras -refiriéndome al carajito no mayor de 20 años-

El vigilante nos acompaño al estacionamiento el alba recién comenzaba a caer me sentía triunfante, mi chaqueta negra adornando mi cuerpo mientras el casco protegiendo mi cabeza, allí estaba mi moto Suzuki v-strom 650 XT ABS negra. No había cosa que me diera más placer que verla a ella, la sentía como mi mujer, la que siempre estaba para mi, para que le hiciera sentir, y que me llevara al éxtasis con solo encenderla.

Introduje en la ranura la llave y la encendí, su rugido fue de impacto, llamativo y espectacular, magnifico y sobrenatural. La moto estaba encendida, solo esperaba por mí para comenzar a correr. Subí en ella y más tarde en colocar mi cuerpo sobre esta que comenzar a correr en el estacionamiento.

Cuanto amaba esa adrenalina, para esto había nacido.

–                    Fabiola baja de allí.!! -me ordeno Franco-

–                    Mierda! -escuche a uno de los chicos- es una demente, como puede hacer eso!

–                    Fabiola! - Esta vez era la voz de alguien que no reconocí, pero finalice mi acto antes de detener la moto en las narices de Franco.

Me baje, apagándola, lentamente me quite el casco para verla a ella ahí.

–                    Porque ha venido contigo? -pregunte un poco avergonzada y nerviosa.

–                    No he podido sacármela de encima -dijo ella hablando en voz baja.

–                    Podías excusarte.

–                    Ni si quiera pude ducharme sola -me decía ella mientras yo veía a Sofía aun dentro del auto-

–                    Ya basta de tanta platica. Tu aun sigues detenida -Me dijo Franco llevándome de nuevo a la comisaria.

Paso una hora más para el que desgraciado ese me dejara salir. No sin antes reclamar y reclamar por hacer eso, que dejara de ser tan niña. Bla, bla, bla. No había entendido la mitad de lo que decía. Solo pensaba en que había muchas cosas que aun tenía que resolver, Sofía me había visto, ella estaba aquí, mi amor, la mujer que amaba! Maldición!

-      Buenos días señorita –me saludo ella con su hermosa sonrisa, ese hoyuelo seguía apareciendo mágicamente- Esta muy temprano para estar metida en líos.

-      .Agache la cabeza avergonzada- Creo es mi naturaleza –sonreí al recordar que años atrás era yo quien la venia a sacar de la comisaria a ella.

-      Tu naturaleza es poco ortodoxa, me gusta.- sonreí algo avergonzada-

-      Mónica gracias por esto! –ella solo asintió con la cabeza-

-      Estamos para ayudar, solo procura no meterte en más líos. –sus palabras eran sabias-

-      Qué tal si vamos por el desayuno? –propuso aquella mujer castaña-

-      Sería estupendo. –dijo Mónica-

-      Me parece perfecto .-sonó mi celular- discúlpenme.

Me aleje para atender la llamada.

-      Si, bueno!

-      Querida Fabiola, de nuevo andas rondando muertos que no te pertenecen?

-      Si… Simón? –su voz me congelo la respiración-

-      Pequeña, pequeña, no has entendido que no puedes estar cerca de mi nieta? –su voz era tan calmada, el sabia que tenía el control de la situación-

-      No, sabes que no es así.

-      Mi nieta no es como tú. Aléjate de ella, sino quieres verla como a su padre. –rio-

-      No te atrevas maldito! –me estaba exaltando- A ella ni la toques –le dije con autoridad-

-      Eso debería recordártelo a ti lesbiana de mierda! Deja a mi nieta en paz si no quieres ir a ver a tu padre al más allá.

-      Eso es una amenaza?

-      Por favor chiquilla tonta, yo no amenazo, es solo una sugerencia. Eres inteligente, se que sabrás elegir.

El tranco el maldito celular, detrás de mi estaba ella, sus ojos brillaban con ilusión.

-      Me temo que no podre acompañarles –dije con un hondo suspiro-

-      Por qué? –su voz de niña me enamoro aun más- Si ya teníamos pensado que íbamos a desayunar.

-      Tengo que irme –dije resignada- Para la próxima será, lo prometo. –Mi mente me recriminaba, que era cobarde, una cobarde de pacotilla, capaz de venderle el alma al diablo porque su amada estuviese bien – Mónica comunícate conmigo cualquier cosa –baje la mirada guardando el celular en el bolsillo interno de la chamarra

-      No te preocupes, así será.

-      Segura no puedes? –insistió, le hice una mueca a Mónica, ella me entendió-

-      Sofí, deja que se marche, debe irse.

-      Está bien, pero aun seguiremos siendo socias. –sonreí por eso- Cuídate  Quiso acercarse a mí para despedirse, mi celular volvió a sonar.

-      Nos vemos pronto.

Solo les di la espalda, subí a mi moto y me perdí de su vista, este tipo tenía el control y yo lo sabía.

Estacione la moto en el garaje de mi casa, la puerta estaba abierta, me lamente haber dejado mi arma en el sótano y no haberla llevado conmigo siempre, como me había dicho Victoria. Entro, todo se ve normal. Me preocupo, hay silencio. Escasos los minutos, había soledad, estaba el cojín que Sofía solía abrazar por las noches de películas tirado en el piso.

-      Por fin llegas! –dijo Victoria apareciendo por el pasillo-

-      Que paso? –dije señalando el cojín- encontré la puerta abierta.

-      Están aquí nuevamente. –entendí ese tono de voz-

-      Que han hecho? –pregunte, lo tenía que admitir, sentía miedo-

-      Dejaron esto –me entrego la fotografía de Sofía en la motocicleta- Sabia que esto sería un mal plan. Debemos protegerte.

-      Yo no me moveré de ningún lugar.

-      Fabiola! No puedes quedarte aquí, o por lo menos no cerca de ella.

-      Por favor. –le dije en forma de suplica- Marcare distancia pero no me vuelvan alejar de ella.

-      Sabes que es mi deber protegerte. Enrique me dejo encargada de ti.

-      Si, ya no necesito escuchar de nuevo eso.

Si, Victoria aparte de ser mi mejor y quizás única amiga… Fuera de Mónica, era mi guardiana. Trabajaba con algo parecido a la policía en lo cual jamás quise mezclarme o saber. Ella solo se encargaba de que mi trasero no sufriera daños por terceros. Ella fue quien me saco del país cuando paso aquel desgraciado accidente. Esa historia de cosas bellas y buenos momentos que le había comentado a Sofía que había vivido, era real, pero no la recordaba porque quien se encargo de todo allí fue Victoria. Dolía, pero no podía hacer más. Era eso o que alguien inocente –Mi amada- Pagase.

-      Porque no traes contigo el arma que te di? –me reclamo-

-      Sabes que usar esas mierdas, no es mi estilo –le dije llevando conmigo el cojín a la habitación.-

-      No es que te guste o no, es que tienes que… Si te interceptan, y si no estoy a tu lado? Como harás Fabiola? No que la amas mucho? Se consiente e inteligente.

-      Está bien, está bien. Ya, en este momento necesito seas mi amiga y no mi guardaespaldas.

-      Sabes que soy un poco de todo. Por cierto tu madre llamo preocupada, necesita hablar contigo.

-      No entiendo porque si tanto se preocupa por mí, no se viene de su puto castillo a verme.

-      -Ella suspiro, sentándose a la orilla de la cama- Sabes que no es su estilo. Tu madre no conoce este mundo para ella todo ha sido perfecto siempre.

-      Si, lo sé… Entonces que no me reclame, soy de aquí. –suspire- No quiero hacer mucho hoy.

-      Te dejare sola para que descanses. – se levanto de la cama, besando mi frente coloco un arma sobre la mesa de noche.- No vuelvas a salir sin ella – La reconocí era mi Pistola airsoft 6 mm gold arrow manual con silenciador negra, papá me la había obsequiado en mi cumpleaños 20, no sé qué clase de obsequio era ese para su única hija, pero cuando me toco defenderme dude en usarla.-

-      Para que debo tenerla? –dije ignorándola-

-      Es tu vida o la de ellos Fabiola. No te lo repetiré nuevamente, no dudes en usarla –ella me conocía bien- Que no te tiemble el pulso si tienes que m…

-      Victoria, ya me quedo claro. –le dije molesta- Déjala ahí, dudo necesitarla, solo necesito no volver a ver a Sofía y todo estará bien!

-      Aun así. Pendiente de tu teléfono.

-      Me llamaron –le dije antes que saliera de la habitación-

-      Como dijiste? –me pregunto devolviéndose de golpe a la habitación-

-      Simón, el bastardo del abuelo me llamo, no sé como supo que pasamos la noche junta.

-      Pasaron la noche? –pregunto-

-      Eso es lo que termino de decirte Victoria.

-      Joder! Es que tú piensas con la dea, sin duda alguna…

-      Con que dea? Estás loca? –le lance un cojín-

-      Con la de abajo marica, como se te ocurre involucrarte de esa manera. Nunca pienses!

-      Ya, basta, no me sigas regañando! Me quedo bastante clara la amenaza del sujeto ese!

-      Dame tu celular –Me ordeno, estuve a punto de entregárselo, pero que tal si Sofía llamaba? Dude- Fabiola, ya… Dame el móvil!

-      Ok, ok! -No podía negarme, debía ser una mujer responsable- Aquí tienes. Que harás con él.

-      Nada que no sea necesario –Tomo la pistola que me había entregado minutos atrás y con la cacha golpeo hasta hacer trizas todo el equipo.

-      Hey, estás loca? –le dije apartándola del móvil- Me costó una bola.

-      Ya dejaras de ser tan niña. –iba saliendo nuevamente de la habitación-

-      Que se supone que voy a utilizar?

-      Aquí tienes el mío –debía admitir, su teléfono era mucho más apuesto que el escarabajo recién fallecido.- Esta libre de los putos. Me lo agradecerás –si algo tenia esta mujer era un  puto buen gusto que nadie se lo podía ocultar. Podía matar a alguien sin el mínimo escrúpulo en solo dos segundos y volver como si nada fuese ocurrido.-

-      Te llamare luego para saber como estas. No salgas de aquí, ni llames a quien no debes Fabiola.

-      Aja mamá.

Victoria por fin se marcho y me dejo sola, nuevamente la sombra de Sofía recorría mi mente, podía escuchar su risa de forma tan clara. Los años que pasamos de pareja no fueron en vano.

-      A que no me atrapas…

-      Deja de correr, ven aquí. Cuando te atrape te hare el amor como nunca Sofía Esmeralda.

-      Ay si! Tú! Mira como tiemblo. –Decía corriendo como una niña por todo el lugar-

-      Aja! Te atrape! –le dije abrazándola a mi pecho- Te amo.

-      Y yo a ti. Te amo.

Extrañaba esos juegos… La extrañaba. “recuérdame, recuérdame mi pequeño pecado” decía musitando sutilmente, cuanto quería que a su mente llegase mi recuerdo. Quien era. Que esa sombra era real, tenía una vida, y esa vida era yo.

RcAdriiTorres -Facebook-

Se reserva el derecho de autor.

Despues de mucho pensarlo, lo he decidido! Continuaremos esta historia! Sea bueno o malo el comentario, la continuaremos.!

Gracias infinitamente por el apoyo!

Recuerden que si querer es aprender, quieran y no pierdan la fe en lo que sueñan! Exitos, un fuerte abrazo desde venezuela!