Por ti 4

Lauren aún estaba petrificada junto a su auto, cerró los ojos y saboreo sus labios aun podía sentir el labial sabor a cereza de Camila, respiro hondo y procedió a caminar a la casa de los cabellos.

El año pasado la hija del director había sido víctima de un vídeo sexual, Austin fue el encargado de grabar y difundir aquellas escenas. Fueron momentos difíciles para la chica, se decía que había intentado suicidarse, por eso su padre quien tomo medidas extremas, prohibió el uso de celulares y cualquier tipo de aparato tecnológico. Después de ese día obligaban a dejar los teléfonos y todo dispositivo electrónico en pequeños casilleros, al principio a muchos les robaron, entonces decidieron prohibirlo definitivamente y revisar a cada estudiante antes de entrar a la institución para que nadie burlara la norma.

Lauren amaba la soledad. Desde que murió su familia, los libros, la música, el deporte y la cocina, eran su refugio, su pastilla del olvido. Ella mantenía alejados a todos, incluyendo su mejor amiga de toda la vida Camila, a veces se arrepentía haberse cerrado a ella; pero no podía evitar ese miedo de que su tranquilidad se viera amenazada si la perdía alguna vez como le sucedió con sus padres y hermanos, ya era demasiado con que Sofía haya derribado esos muros no podía dejar entrara nadie más. La hora del almuerzo era una de las favoritas de Lauren gracias a la norma de no aparatos electrónicos, ese era su momento de paz y de conexión con la naturaleza, ella tomaba una manta y se iba a comer a los jardines sola, ahí podía meditar sin interrupciones y a veces llorar, pues nadie aparecía por ahí a esas horas.

El día de ayer había sido muy extraño para Lauren, primero Cece con sus coqueteos exagerados, luego Demi con sus comentarios fuera de contextos y por último Camila, ella simplemente se comportó como una novia furiosa, a pesar de lo que le había pedido, Lauren no le hizo caso, le daba y le daba vueltas en su cabeza todo ese asunto. Tenía sus ojos cerrados concentrándose en los sonidos, la brisa en su rostro y el olor a césped. De pronto siente unos dedos tocar su hombro, abre los ojos de inmediato, un tanto asustada, es primera vez que mientras esta aquí alguien viene, al voltear, está un joven simpático a su parecer, sabía que lo había visto antes, quiere recordar su nombre pero realmente esa es una de las cosas que tampoco se permite, grabar nombres en su memoria.

—Hola Lauren, —tomo una bocanada de aire y lo soltó nuevamente— ¡oh dios! pensé que nunca podría atreverme a hablar contigo, tuve diez minutos observándote antes de poder sacar una sola palabra de mi boca —Lauren miraba al chico con el ceño fruncido, cosa que no le hacía fácil al chico seguir hablándole.

—Hola... Eh... —se le quedo observando con duda para que el chico le dijera su nombre.

—Ryan, mi nombre es Ryan. Soy el capitán del equipo de waterpolo, que causalidades de la vida que ambos amemos los deportes acuáticos tenemos tanto en común. —dijo con una gran sonrisa en su rostro, este chico era un parlanchín no dejaba de hablar, pensó Lauren— Ahora bien, venía a invitarte a salir. Lauren me pareces una chica muy hermosa y... —Lauren no permitió que siguiera hablando y le respondió.

—Robert, yo no me permito citas ni con chicos o chicas. —Hizo una pausa antes de seguir hablando— Tengo motivos que realmente nunca te diría, lo siento mucho de verdad si estoy siendo grosera contigo. —Lauren se le quedó observando con una expresión seria, esperando alguna respuesta.

—Oh, claro, comprendo, soy quien debe disculparse, —dijo apenado y con sus mejillas ardiendo. Se dio media vuelta dispuesto a irse pero se detuvo para decir una última cosa— y es Ryan mi nombre. —Lauren se sintió un poco mal por haberle cambiado el nombre al muchacho y como era costumbre antes de que el chico diera otro paso ella se levantó de la manta y lo tomo del brazo.

—Disculpa, —dijo Lauren, al ver voltear el chico, tenía una sonrisa en su rostro— ¿tú vas a fiestas seguido? —pregunto viéndolo con el ceño fruncido por la sonrisa exagerada que se dibujó su rostro.

— ¡Claro! aunque nunca bebo, sabes por el equipo y eso, pero si me gusta. ¡Oh! —Dijo como si fuese descubierto las intenciones de Lauren— ¿vas a invitarme a una? Oye me fueses dicho que los paseos no te iban, ya me había puesto un poco triste. —Lauren había cambiado su expresión de seriedad por una de incredulidad, no podía creer que este chico fuera tan zafado.

— Realmente te iba a pedir un favor. Quiero que si llegas a ver a Camila Cabello en una de esas fiestas en un estado crítico o veas que está comenzando hacer el ridículo avisa, ¿tienes donde anotar? —después de todo el discurso que le dio Lauren al chico este borro su gran sonrisa y sólo logro asentir y pasarle un lapicero que tenía en los bolsillos y estiro el brazo para que anotara ahí— Gracias Ry... Rayan. —dijo sonriendo por su logro de decir correctamente el nombre del chico, este en respuesta le dio un saludo militar y siguió su camino.

Lauren al ver desaparecer al chico de su vista, se sienta nuevamente y comienza a recordar el sueño que tuvo con su madre, donde le decía que no debía de ser cerrada a otras personas y quería que no estuviera tan sola, eso también se lo decía Alejandro el papá de Camila quien era su psicólogo. Miro su reloj y aun le quedaban quince minutos antes de ir a clases nuevamente. Hoy debía quedarse para sus prácticas de saltos ornamentales. Estaba pensando en lo feliz que llego Sofí ayer después de su salida con su hermana, se sintió bien acostarse temprano sin tener que salir a mitad de la noche por Camila con cada recuerdo se le dibujaba una sonrisa.

—Tienes una sonrisa muy bonita. —Debía ser una broma, pensó —Quita esa cara de trasero Jauregui, —dijo riendo —me llamo Dinah mucho gusto. —le tendió la mano a Lauren quien la miraba aún más seria y luego de unos segundo estrecho la mano de la morena.

Pensaba que dos veces en un día que le pidieran una cita era demasiada mala suerte y lo peor es que su santuario había sido profanado.

—Lo diré de una vez sin rodeos y voy ahorrarte el mal rato. No quiero una cita, ni salir a caminar, no me importa cuántas cosas tengamos en común, no tengo citas con nadie, lo siento si soy grosera pero... —Lauren vio su discurso interrumpido cuando la otra chica que era un poco más morena y que estaba tras de Dinah se le acerco a Lauren y tapó su boca para que no siguiera hablando.

—Calma tigre, mi chica no quiere una cita contigo. —Le dijo la chica morena y luego retiro su mano de la boca de Lauren— Mi nombre es Normani, un gusto.

—Aunque sé que no es una mala idea y estas que quemas de lo buena que estas, —Normani que hasta ahora solo había estado viendo a Lauren se dio vuelta y observo a su novia con el ceño fruncido y los brazos cruzados. A Lauren le pareció un poco graciosa la escena y asomo por primera una sonrisa de medio lado— claro mi novia es más sexy, no te ofendas lo mío son las morenas. —Normani rodó los ojos y siguió viendo a Lauren quien ya tenía una sonrisa más notoria por lo divertido de la situación— Realmente te traemos una invitación.

Lauren ya iba a protestar para decir que no, cuando siente una palmada en la mano por parte de Normani.

—Quieta, no vayas a interrumpir a mi niña. —miro a Dinah y le lanzo un beso.

Dinah estaba muerta de la risa, mientras que Lauren veía incrédula a Normani.

—Bien, basta antes de que se termine la hora, quiero invitarte a unirte al único, inmejorable y prestigioso grupo de teatro de la escuela.

—Yo... No sé y bueno —esta vez fue Dinah la que le golpeo la otra mano para que se callara.

—Jauregui, solo ve cómo se maneja todo y si no te gusta pues te dejamos en tu deprimente mundo de soledad, las prácticas son los martes, jueves y sábados. Y que crees, mañana es jueves ¡Te esperamos!

Dinah tomo a su novia de la mano y se alejó agitando la mano a modo de despedida. Lauren quien no podía creer lo que le había sucedido con esas dos, se quedó parada como una tonta sin mover un dedo pensando en todo lo que había sucedido.

— ¿Mamá así quiere que consiga amigos? —dijo mirando al cielo.


Lauren había guardado sus cosas en el casillero y fue a su última clase del día, apoyo vocacional, era una de esas materias donde te ayudaban con tu elección para la universidad. Ahí estaba Camila con la mirada perdida mientras Cece y Demi le hablaban de cualquier tontería para seguir arruinando su vida pensó Lauren.

La clase estuvo aburrida, el profesor estuvo explicando la importancia de elegir la carrera que les guste para que cuando la estén ejerciendo sean profesionales de calidad.

Sonó el timbre que indicaba el final de la clase. Lauren salió del salón y se encontraba en su casillero recogiendo sus cosas para ir a entrenar cuando siente que alguien la abraza por la espalda, su cuerpo se tensó por un momento, odiaba ese tipo de contactos espontáneos.

—Lolo, —escuchar esa voz la relajó un poco— préstame tu auto para llevar a Sofí a pasear. —movía sus pestañas de una forma muy tierna que casi convence a Lauren.

—Camila, hoy tengo entrenamiento y saldré un poco tarde, ayer te lo presté porque iba directo a casa, pero hoy no quiero irme a esas horas por ahí sola y caminando.

—Vendré por ti, lo juro, solo préstame el auto Lolo. —Camila junto sus manos e hizo un puchero que hizo sonreír a Lauren y término dándole las llaves de su Corvette clásico.

—Son las tres de la tarde, te espero a las seis y treinta en el estacionamiento y Camila cuida a Sofí, al auto y por supuesto a ti. —Camila no pudo evitar lanzarse a los brazos de Lauren y darle un beso, lento y mojado en el cuello que las hizo estremecer cuando la lengua de Camila hizo contacto con la cálida y blanca piel de la otra chica. Sin darse cuenta, ambas dejaron escapar un gemido apenas audible.

Al separarse Camila vio con una cara de victoria a Lauren quien se había estremecido y los más excitante fue el pequeño gemido había salido de la boca de Lauren gracias a su beso, lo que le indicaba que no le era tan indiferente se volteó y siguió su camino con una gran sonrisa.

Lauren tenía el corazón latiendo como nunca antes, movió su cabeza tratando de despejarla, tomo su bolso y fue hasta el área de las piscinas. Los entrenamientos comienzan a las cuatro, tenía por lo menos cuarenta y cinco minutos antes de que todos llegaran, estaba siempre un poco antes para nadar un rato antes de que comenzaran los entrenamientos. Entro a los vestidores y se colocó su traje de baño unicolor azul oscuro que era el que utilizaba para nadar antes de las prácticas.

—Jauregui. —dijo una chica muy bonita, tras de ella con una sonrisa de medio lado.

—Iglesias. —respondió en el mismo tono serio que la castaña.

— ¿Una competencia antes de los entrenamientos? —preguntó colocándose su gorro y tomando los lentes de su casillero.

—Está bien Iglesias, aunque no sería tan equitativo tu eres la campeona estatal de dos estilos y sabes que siempre terminas ganándome. —protesto Lauren en un tono de fingida molestia.

—Algún día me voy a poner a dar saltitos en las plataformas y ahí si me ganaras. —sonrió mostrando sus dientes con ortodoncia que se le veían lindos.

—Hoy si te gano Iglesias, y no doy saltitos, ya quisiera verte hacer uno. —tomo su gorro, lentes, los tapones para los oído y nariz y se fue hasta la piscina donde estaba Verónica.

Verónica Iglesias era una especie de amiga para Lauren, con la que sólo compartía pequeñas competencias. Al igual que Lauren, Verónica era un ser solitario que no le gustaba estar con nadie, esa era una de las razones por la cual se la llevaba bien con Lauren.

Calentaron un poco antes de ir al agua para no lesionarse ningún musculo y fueron a realizar la competencia, como era de esperarse Verónica ganó, salieron del agua para secarse e ir al tablero electrónico que indicaba por cuanto había ganado la castaña.

—Mejorando Jauregui, te gane por tres brazadas, —dijo mientras secaba sus piernas— ¿has estado practicando a mis espaldas? —preguntó en un tono de fingida molestia.

—Justo en la piscina pública, en el área de los ancianos, ahí tengo buena competencia, —Lauren soltó una pequeña risa y movió su cabeza al darse cuenta que estaba conversando más de lo habitual con Verónica e incluso estaba haciendo bromas, lo cual le dio el valor para pedirle que fuera su amiga, debía hacer amigos como le había dicho su madre y ella era una buena opción- Iglesias, —la castaña volteo y miro fijamente a los ojos a Lauren demostrándole que tenía toda su atención — ¿te gustaría ser mi amiga?

—Pensé que esas peticiones se hacían por facebook —rio ante la tontería que había dicho contagiando a Lauren— habitualmente tu sólo eres amigo de las personas y ya no hace falta pedírselo, pero me agradas, acepto ser tu amiga.

—Genial, ahora como las amigas se apoyan, necesito que te unas al grupo de teatro conmigo. —Verónica soltó una gran risotada.

— ¿Estás loca Jauregui? Eso nunca va a suceder, además te tiene que llegar la invitación con una lechuza. —Se burló con una gran sonrisa en sus labios que se le borró cuando dirigió su mirada al tablero de actividades— ¡Mierda! Maldito panzón, como no lo dijo ayer.

Lauren volteo y vio en la pantalla que el entrenador de verónica no asistiría hoy.

—En el grupo de teatro está esta chica V la que siempre miras, la de la sonrisa bonita que viene después de mí, quita esa cara cámbiate y observa mi entrenamiento, así tienes el pretexto perfecto para verla. —decía Lauren en un intento por convencerla, mientras se dirigían a los vestidores.

—Me has convencido, acepto, entraré contigo al grupo de teatro.

— ¿En serio? ¿Dinah te invitó? -preguntó una chica haciendo que Verónica y Lauren voltearan.

—Hola, —dijo Lauren mientras veía el traje de baño de la chica, y observaba burlona a Verónica que estaba petrificada frente a la linda chica— realmente me invitó a mí pero si no acepta a Iglesias no entro yo así de simple.

—Mi nombre es Lucía, pero me pueden decir Lucí, será divertido ver a Dinah ser desafiada. Nos vemos en la práctica Jauregui, no vemos mañana Iglesias —miro a Verónica, se mordió el labio y se fue dando saltitos.

—Esto de socializar es más divertido de lo que creí. —dijo Lauren mientras miraba a Verónica que aún seguía con la vista perdida y la mente quien sabe en dónde.

Verónica aun no creía lo que le había pasado, le dijo a Lauren que la esperaba afuera. Lauren se terminó de colocar el traje de baño con los colores de la institución que era negro y rojo, tenía la inicial de su apellido a la altura de la cintura.

Lauren salió y se dirigió a su grupo, hoy debía realizar un salto de diez metros un poco complicado.

Consistía en pararse de mano en una plataforma firme, su posición era de espalda a la piscina, luego debía dejarse caer, tomarse las piernas para quedar en una especie de c cerrada, soltarse  quedando en una especie de triángulo  y por último quedar totalmente recta cortando el agua con sus manos en posición de flecha.

El entrenador estuvo regañando a Lauren porque le faltaba uno de los pasos, siempre era uno diferente y a veces hacia un movimiento mal, gracias a dios ya eran la seis de la tarde y podría ir a cambiarse. Verónica se había ido antes de que se terminará la practica porque había recibido una llamada, así a Lauren le daba tiempo de tomar la ducha con un poco de calma, tanto que casi se le olvida que Camila la estaba esperado.

Lauren al estar lista, salió hacia el estacionamiento, al llegar vio a Camila sin zapatos sentada en posición de indio sobre el techo de auto, negó con la cabeza y se acercó.

—Ya era hora Jauregui, pensé que nunca saldrías, —dijo Camila mientras bajaba del techo —tus llaves. —le dijo mientras se las lanzaba y Lauren casi no las atrapas.

—Unas gracias Lauren sería agradable escuchar Camila.

—Como sea Jauregui vamos, tengo hambre.

Lauren abrió la maleta de su auto y metió sus cosas para luego ir meterse en el auto y arrancar.

Después de unos quince minutos llegaron a casa. Lauren bajo sus cosas, cuando estaba a punto de terminar siente que la toman de la mano y la pegan contra su auto.

—Gracias Jauregui. —dijo Camila en un susurró al oído de la pelinegra, dio dos pasos hacia atrás y la observo por unos segundo al notar que no hacia ningún movimiento y solo la veía con asombro. Tomo todo el valor que pudo y se le acercó lentamente a Lauren sin despegar sus ojos ni un instante, la tomo de la cintura pegándola tanto a ella que se podía sentir el latir de su corazón, su respiración en sus labios y no perdió ni un segundo más y le dio un beso de media luna a Lauren, uno que duro unos diez segundos. Al despegarse Lauren tenía su respiración acelerada su pecho subía y bajaba tan rápidamente que casi le dolía, sus pupilas estaban dilatadas casi no se podía distinguir el verde de sus ojos. Camila solo la miraba mientras mordía su labio inferior.

El momento fue interrumpido por un ruido que se escuchó tras de ellas. Camila se separó rápidamente y se fue caminando de espaldas hacia la casa para no perderse ni un solo segundo la mirada perdida de Lauren y su respiración aun agitada, antes de voltear le hizo un guiño y entro.

Lauren aún estaba petrificada junto a su auto, cerró los ojos y saboreo sus labios aun podía sentir el labial sabor a cereza de Camila, respiro hondo y procedió a caminar a la casa de los cabellos.

¡Qué día!

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Hola aqui esta otro capitulo un poco mas largo saludos y gracias a todos por tomarse el tiempo de leerme

disfruten