Por ser modelo me convierto en putita 1

No imaginaba que el mundo de la moda fuera un putiferio, pero ahora que estoy dentro, sólo quiero que mi novio no se entere que soy una putita barata.

Buenas a todos. Hace poco descubrí esta web, y he querido contaros una historia que no me habría imaginado hace un año escaso. Pero que me está pasando actualmente.

Primero me describo: Me llamo Marta, tengo 19 años y soy de Tarragona. Soy modelo no profesional, sólo participo en trabajos que me ofrecen fotógrafos conocidos míos o amigos, nunca he dado el salto al mundo profesional, aunque me encantaría. Compagino mis estudios de instituto con modelo, y de momento estoy muy contenta con mi trabajo. Físicamente soy muy fotogénica, tengo el cabello castaño claro, tirando a rubio, liso, medio largo, hasta los hombros o un poco más, ojos verdes claros, grisáceos según el momento del día,  con unas pestañas kilométricas naturales, que me los ensalzan. Mis labios son carnosos, cosa que ensalzo con los mejores pintalabios pero sin extravagancias, que parezca natural su color. De pecho tengo una 100, es un pecho muy juvenil y suave al tacto, y bien puesto en su sitio, afortunadamente no me ha hecho falta recurrir a la cirugía para atraer miradas masculinas. Mi piel está bronceada, pues procuro siempre ir guapa en ese aspecto. Me pinto las uñas y me las cuido como si fuera mi pelo, me gusta mucho arreglármelas hasta cuando voy al insti, las pinto de colores que me favorezcan según la ropa que llevo,  no muy chillones, pero que me favorecen. Una cintura de avispa y un trasero de 19 años (sexy, muy sexy, ya me entendéis) pequeñito pero respingón, que continúa con unas piernas suaves y bronceadas, conforman mi cuerpo.

En fin de año conocí a Dani, un chico maravilloso, alto, delgado, guapo, y muy cariñoso y atento conmigo, un chico diez. Llevamos saliendo 7 meses, casi 8, y estamos en la flor de la relación. Nos queremos mutuamente, y siempre nos estamos dando caricias, ya sea en el metro, en su casa, en la playa. Amor juvenil, pero amor loco, al fin y al cabo. Sus padres me tenían en un altar, me adoraban, era guapísima, simpática, amable y sencilla. Y lo más importante: su hijo era feliz a mi lado y yo lo era al suyo.

Esta historia empezó un buen día que estábamos en la playa él y yo, uno más de muchos el verano pasado, en actitud cariñosa, estirados. Yo estaba encima suyo, dándole mimos, los mimos que le da la mujer al hombre. Le besaba, mirando su cara inocente, dejándose llevar por mi magia femenina. No paraba de decirme ‘te quiero Marta’, y eso me encantaba. Lo llevaba al cielo con simples gestos y caricias.

Al rato, vi unos pies que se detenían a nuestra derecha. Dani tenía los ojos cerrados, disfrutando de su chica, pero yo alcé la mirada para ver quien era.

-          Buenos días pareja – nos dijo el hombre. – Me llamo Xavi, encantado. – Angel se levantó, cogiéndome del cuerpo y dejándome a los pies de aquel desconocido, boca arriba. Me cogía con una mano del ombligo, como protegiéndome.

-          Buenos días, ¿Quién eres? – le respondió mi chico educadamente.

-          Me llamo Xavi. ¿Puedo? – Nos pidió permiso para compartir con nosotros toalla.

-          Emmm sí bueno… claro Xavi, siéntate – Respondió amablemente Dani.

Se abrió paso entre nuestras cosas, echándolas a un lado y sentándose enfrente nuestro.

Miré a Dani, sin moverme.

-          Bueno, ya sé que estaréis preguntándoos que quién soy. Bueno, soy un fotógrafo profesional, y ando buscando chicas que tengan capacidad para modelar, miro su carácter, su comportamiento y sobretodo su belleza. Y déjame decirte… - se detuvo esperando a que mi chico le dijese su nombre.

-          Dani.

-          Dani, encantado. Pues déjame decirte que tu chica puede que sea adecuada para lo que estoy buscando. Tiene simpatía, es lanzada, y es muy bella. No quiero ser impertinente, dios me libre, pero si tú me dejas probar con ella, y si a ella le hace ilusión, claro, me gustaría hacerle una sesión de fotos a ver cómo se desenvuelve.

-          Bueno…- respondió mi chico, mirándome, indeciso- ¿qué dices cariño?

-          Bueno, a mí no me importaría – dije sonriendo -  si a ti no te importa…

-          No… vamos. No me importa cielo… - Dijo no muy convencido, mirando la arena.

-          ¿Ves? Esta es la actitud que me gusta de tu chica, es lanzada, algo imprescindible si quiere triunfar en la moda.

Ahí sonreí, mirando a Xavi, halagada por lo que me acababa de decir. Me gustaba estar solicitada para hacer trabajos, y esta vez no lo era menos. Xavi parecía un hombre responsable, de unos 40 años, muy bien conservado, con alguna cana, bastante guapo.

-          Esta es mi tarjeta… - hizo una pausa para que le dijera mi nombre.

-          Marta.

-          Esta es mi tarjeta, Marta. Llámame y podrás entrar en el mundo profesional de la moda. No soy falso, me interesa triunfar en la fotografía, y para ello necesito a las mejores chicas. Esto es como una carrera de caballos, si corres con un caballo malo, pierdes, y yo quiero el caballo ganador, y no dudo que tú lo eres.

Yo ya estaba en las nubes. Ser modelo profesional era mi sueño, no era buena en los estudios, sólo quería triunfar posando para las revistas de moda, desfilando delante de miles de ojos, ser una Venus, ser conocida por todo el mundo y deseada por todos los hombres. No ser la niña de Dani para siempre, quería ser autosuficiente.

-          Me halagas, Xavi… -le dije sonrojada- Lo haré lo mejor que pueda, te lo prometo.

-          No lo dudo, Marta. Bueno, nos queda ver qué dice tu chico no? – Dijo mirando a Dani, impaciente. Yo lo miraba nerviosa, no fuera que en el último momento se retractase y no me dejase.

-          A mí no me importa, chicos. Yo si tú eres feliz, yo lo soy mi amor.- Me dijo acariciándome la goma del tanga y besándome.

-          Pues entonces ya tenemos chica. Estoy seguro que vas a dar lo máximo, Martita. Mañana si quieres quedamos para preparar los últimos flecos del contrato e iremos a la agencia pasado mañana, ¿te parece?

-          Vale. –Respondí emocionada de trabajar en una agencia de modelos.

-          Bueno pues mañana nos vemos preciosa. – Me dio dos besos y se fue, dejándonos a los dos pensativos.

-¡Daniii! Me hace mucha iluuu. ¿A ti no cari?

  • Claro que sí amor. Te quiero muchísimo, quiero lo mejor para ti.

El resto de la tarde nos quedamos acariciándonos mutuamente, como dos tortolitos enamorados. Yo estaba muy emocionada, y él… no lo sé.

Al día siguiente me vestí sexy para la ocasión, sabiendo cómo subir la líbido de un chico pero sin mostrarme demasiado atrevida: me puse unos shorts ajustados vaqueros, cortitos, insinuando la línea de las nalgas, y dejando a la vista de todos mis cuidadas y largas piernas, rematadas con unas sandalias con taconcitos pequeños, para realzar mi trasero. Encima me puse una blusa voladora, con escote sexy pero no muy atrevido, redondeado, sin ceñirse a mis senos, dejando ir la curiosidad masculina para lograr ver algo más allá... De collar me puse uno de perlas largo, muy veraniego y coloreado, maquillaje justo, pelo listo, liso y al aire, nada de coletas, pendientes de perlas, discretos, y una pulsera a juego. No llevaba sujetador, si es lo que estáis pensando…

Acudí a mi cita puntual, me quedé de pie, ya que no había ningún banco por los aledaños, piernas juntitas, como una buena chica, con una mano cogiendo el bolso y con la otra jugando con mi ropa, y mirando de lado a lado.

Tardó en llegar, dejándome achicharrada bajo el sol un buen rato.

-          Buenas tardes muñeca – me saludó.

Me acercó a él por la cintura y acercándome suavemente a él. Me dio un beso en la mejilla y me dijo:

-          Me gusta tu olor Marta, acompáñame. Y acto seguido me dio un empujoncito pequeño como guiándome delante suyo.  Me puse a caminar delante suyo, sabedora de que me estaba dando un repaso de arriba abajo,  algo a lo que ya estaba acostumbrada, modestia aparte.  De pronto me cogió del brazo y me condujo al interior de un bar, pequeño, de barrio, lleno de ancianos tomando su aperitivo, y algún que otro joven charlando por el móvil.

-          ¿Qué quieres tomar princesa?

-          Nada, gracias, no me apetece nada la verdad.

-          Va Marta, no me seas así. Te invito yo. Con el calor que hace… - Mientras me lo decía me empujaba a la barra.

-          Vale… - le respondí resignada. Una cerveza fría, por favor.

Me acercó a la barra, cogiéndome de la cintura, situándose detrás de mí.

-          Una clara – pidió.

-          Tienes un cuerpo increíble Marta. Lo vamos a explotar, créeme. – Acercó un taburete.

Siéntate nena.

Me senté, de lado a él, con un brazo en la barra y el otro en mis suaves piernas. Le miré. Imponía de cerca. Me miraba el cuerpo, subió a los ojos, mientras ya tenía su brazo izquierdo sosteniéndome por la espalda.

-          ¿No llevas sujetador cariño?

-          ¿Qué? ¿Por qué lo dices?- pregunté alarmada y a la vez avergonzada.

-          Porque te veo un pezoncito cielo – me respondió divertido.

Dios! Mi maniobra para seducir había ido demasiado lejos. Ya no era lo que quería, ya no insinuaba, sino que enseñaba.

Hice el amago de taparme el escote con la mano que tenía en las piernas, pero me la cogió suavemente, sin hacer fuerza, devolviéndola a su sitio.

-          No te pongas nerviosa nena, eres modelo. Haces bien en vestir así. ¿Sabes quién va a ser tu público principal? El masculino. Y vas a tener que aprender qué es lo que pide tu público. Los chavales adolescentes, los adultos jóvenes, los mayores y los viejos sólo quieren una cosa: chicha, carne, y una chica que esté dispuesta y demuestre que le gusta darles lo que piden. Si no, no compran los productos que anuncias, no compran tus revistas, y las agencias de modelos te van a invitar a dejar el trabajo, porque no eres la única chica que quiere ser modelo a toda costa, esto lo tienes que entender, ¿vale muñeca?

Me quedé muda. Sabía que llevaba razón. Ellos eran los que me pagaban el sueldo, y como modelo tenía que enseñar carne, si no mal iba.

-          Sabes que yo no soy un pajillero, como tus amigos, y como tu novio, seguramente. Yo soy un profesional serio, que si quiero ver tetas no me hace falta indagar entre las ropas de las chicas. Esto te lo digo como consejo, que seas más receptiva y más abierta a la sociedad. En la sociedad en que vivimos, vosotras, las chicas guapas, sois las que animáis, distraéis y divertís. A cambio recibís dinero, para disfrutar de la vida y manteneros guapas para vuestro público, que siempre está pendiente de vosotras. Sois la ilusión de millones de chavales, adultos y viejetes, y tenéis que comportaros como tal, aceptar las reglas del juego, porque si no, os mandan a casa y traen a otra más dispuesta. – Se me quedó mirando, en silencio- Tranquila, no te desesperes, estoy seguro que lo vas a hacer muy bien, muchas al principio les cuesta, pero luego se van soltando y acaban siendo unas grandes profesionales. Y tú vas a ser de estas, lo sé.

Me acariciaba la mejilla, como a una niña pequeña, mientras yo miraba enfrente, asintiendo, como absorbiendo los consejos que me daba, hipnotizada. Sabía que iba a ser la diosa de muchos hombres, y tenía que actuar como tal, cuidarme para ellos y estar siempre disponible para ellos. Esa era la parte que me había impedido ser modelo profesional antes, el tiempo y la disponibilidad. Pero ahora era diferente, Dani me había dado permiso para ser la diosa de esos chavales y no tan chavales que me estaban y me iban a esperar cada día, ansiosos por ver si me he hecho nuevas fotos, o si he publicado nuevos videos de mis sesiones, para saciar sus ganas con una buena paja.

-          Bueno, vale, no me lo toco.

-          Muy bien nena, ¿ves? Esta es la actitud de una diosa de masas,  de una gran mujer , de una top model. – Me dijo peinándome el pelo, mientras le miraba desde abajo. – Acábate la cerveza anda, que vamos al trabajo.

-          Vale.

Me acabé la cerveza, sin prisa pero sin pausa, notando su mirada a mi escote, seguramente a ese pezón que sólo él veía, a mis pechos turgentes de modelo, a mis preciosas piernas, y a mis ojos.

La dejé en la barra y bajé de mi taburete, rápidamente posando su mano en mi cintura y llevándome delante suyo.

-          Me gusta como caminas nena. Sabrás satisfacer a tu público, sin duda.

Yo seguí caminando, con el único gesto de mirar a mi derecha, como para mirarle, y sonreír, como gesto de que le he oído. Me llevó a un coche, blanco, bastante nuevo y largo. Me abrió la puerta del copiloto. Me acomodé dentro, y cerró.

De camino a su estudio, hablamos relajadamente de nuestros gustos y vidas privadas.

-          Bueno, Dani es muy buen chico. Está trabajando de informático en un banco, aunque no es el típico friki eh, jajaja. – Dije divertida.

Me miró, mientras conducía.

-          Friki no sé, supongo que sí, pero muchacho con suerte sí que lo es, porque tener a una hembra como tú para él solito, y follársela cuando quiera sí que es suerte eh jeje.

Lo miré. Deseaba follarme, estaba claro. Pero la cosa no iba por gustos, sino que simplemente era imposible. Yo no era de todo el que me quisiera follar. Era simplemente de Dani. Y modelo de Xavi.

-          No seas cerdo, hacemos más cosas que esas. Vamos a la piscina, a nadar juntos, o en bicicleta por la montaña, hacemos acampadas en parajes naturales, muchas cosas que si sólo pensásemos en el sexo nunca podríamos hacer.

-          ¿Cuánto le mide a tu chico?

-          ¿Jaja a ti qué más te da?

-          Tengo que saberlo todo sobre ti, nena. En centímetros.

-          Puees unos 14. Está bien.

-          Bueno.

-          ¿Qué medidas tienes? – Me preguntó.

-          Pues no lo sé seguro, hace mucho que no hago una sesión.

-          Ahora te las miraremos.

Llegamos a su piso. Olía a comida, algo desordenado, pero en el salón tenía montajes de luz, focos, sillones, mesas y una cama. Tenía cocina americana, bastante ordenada. Al fondo del pasillo habían 3 habitaciones, con cama doble cada una y una mesita de noche.

-          Bueno,  desnúdate nena, que te mediremos tu cuerpo. – me soltó de golpe, desde detrás de mí, mientras contemplaba una de las habitaciones, a la vez que me daba un cachete en el culo.

-          ¿Qué? – fue lo único que acerté a decir.

-          Que te desnudes cielo, que te tengo que ver bien para poder aceptarte como modelo no? Y si quieres luego hablamos del contrato, vale muñeca? De mientras voy a buscar cervezas de la nevera.

-          Ah bueno. – Ese hombre sabía bien cómo hacerme aceptar sus proposiciones, lanzándome rápidamente otra proposición que me convenza rápido. Tampoco era plan de ponernos a discutir en nuestro primer día de trabajo.

Me miré al espejo que había en la habitación. Una chica preciosa, castaña tirando a rubia, unos ojazos verdes, con unas pestañas kilométricas y un cuerpo de escándalo.  Esa era yo. Dispuesta a comerme el mundo. Y hacer lo que más deseaba hacer:  ser modelo profesional.

Me quité lentamente la blusa, dejándola en el suelo y contemplando mis pechos. Estaba en tanga y las sandalias de tacón bajo. Me adornaba el collar de perlas. Nada más. No sabía si Xavi quería que me desnudase del todo o sólo topless. Me quedé así, esperando, de pie, a que volviera Xavi, y me dijera cómo tenía que estar.

Cuando volvió, cerveza en mano, me miró las tetas un buen rato, con la boca abierta. Me ponía nerviosa eso, acercó la mano y me acarició una, yo no me podía mover de los nervios. No me podía creer que le estuviera haciendo esto a Dani y a sus padres. Pero la cuestión era que estaba de pie, quieta, desnuda, dejándome manosear por un fotógrafo, sin que nadie lo sepa. Xavi no articulaba palabra alguna. Sólo se dedicaba a manosearme las tetas con una mano, mientras con la otra bebía de vez en cuando de su lata de cerveza.

-          Bueno – me dijo al fin- ese cuerpo es mucho más de lo que aparentaba eh- tendremos que explotarlo mucho mas muñeca.

-          ¿Explotarlo cómo? Pregunté.

-          Tú déjame a mi muñeca, que por algo soy tu manager.  Si me haces caso, vas a ser una estrella mundial, y yo me voy a forrar contigo nena. – Agachó la cabeza para chuparme las tetas de pleno, con la lengua fuera, como los perros. Estaba muy excitado con mi cuerpo. Me aparté, por instinto, pero me cogió de la cintura, suavemente, sin hacerme daño, como diciendo ‘de aquí no te mueves’.

-          Eres perfecta muñeca. – Me dijo cuando paró de chuparme las tetas. Se sentó en la cama, llevándome de la mano a su regazo. – Siéntate muñeca.

Me senté encima suyo, a pesar de que la cama era muy grande, mejor dicho, me hizo sentar encima suyo. Mis tetas daban directamente a la altura de su cara, mi boca en su frente y mi cuerpo a su alcance.

-          Mira nena, te voy a explicar las reglas del juego, aunque supongo que ya las habrás deducido. En este mundo de la moda la cosa es muy fácil, - me decía mientras me rodeaba el culo con la mano- si haces lo que tu público te pide, triunfas, si no, fracasas. Y tu público te pedirá desnudos y desfiles muy ligeritos de ropa, y tú se lo tendrás que dar, si no, ya puedes volverte a casita con tu chico y su sueldo.

Yo me miraba las manos, no sabía qué hacer con ellas, escuchando lo que me decía mi manager. De vez en cuando me daba alguna palmadita en el culo, como si ya fuera de su propiedad.

-          Tu sueldo va a ser de 600 euros por sesión, el resto me lo quedaré yo. Por eso te hago las gestiones, porque cuanto mejor negocie, más ganaré y mejor propaganda te daré. Si sólo ganas 700, yo me quedaré 100, y saldrás en una revista de poca monta; si ganas 2000, yo me quedaré 1400, y saldrás en una de tirada nacional, puede que en la portada. Tu también ganarás, porque las agencias que mejor pagan son las más importantes, así que cuantas más sesiones hagas con ellos más conocida serás, y más dinero ganaré yo. Cuanto más conocida seas, podrás negociar por tu cuenta, a parte de los 600 euros que te pago yo. ¿Entiendes nena?

Asentí con la cabeza. Había pasado de ser la chica más feliz al lado de Dani, sin dinero pero enamorada, a estar en el regazo de un hombre de 40 años, desnuda y acordando un contrato de modelo amateur, subordinada a un ‘manager’, un simple fotógrafo que seguramente se estaba aprovechando de mi inocencia en este mundillo.

-          Otra cosa, y ya acabo. Cuantos más favores hagas a los hombres que pueden decidir por ti, más dinero ganarás. ¿Me sigues verdad? – Ahí me di cuenta que tenía medio tanga bajado a mitad de culo y su mano explorándome la raja del culo.

-          ¿¿ Te refieres  a favores sexuales?? – pregunté escandalizada.

-          Eso depende de ti. A mayores favores, mayor paga. ¿Sí?

-          Pero… yo no soy puta. Sólo quiero ser modelo… - dije como rogando que no me haga eso.

-          ¿Pero no quieres ser una modelo internacional? ¿Conocida por todos?¿ Millonaria? Autosuficiente? ¿Independiente? ¿El deseo de todos los hombres? Pues apáñate nena, porque ahí fuera hay millones de chicas deseando eso, como tú. Y están dispuestas a todo para conseguirlo, y una vez conseguido ya no tendrán que darle explicaciones a nadie, serán independientes, ricas y famosas. Todo el mundo estará pendiente de ellas, les tendrá envidia. Dime Marta, ¿tú qué quieres ser, la envidiosa o la envidiada? – me preguntó subiendo la mano a lo largo de mi espalda, hasta mi nuca, cogiéndome del cuello y apartándome el pelo a un lado.

Le miré, avergonzada. Si había llegado hasta ahí, tenía que seguir. Sólo serían algunas mamadas, como hacía antes de salir con Dani, en fin de semana. No había riesgos. Si había que tragar el semen alguna vez, pues se tragaba. Y punto. Y si a alguno le daba por correrse en mi cara, me lo limpiaba luego. Y punto. Eso sería igual.

-          La envidiada… - Le miré sonrojada.

-          Eso es nena, sabía que elegirías la buena opción. Con esta actitud serás buena, Marta, muy buena. – Acercándose a mi oreja me susurró- Ahora demuéstrame cómo la chupas muñequita.

Dicho esto se estiró en la cama, con los brazos en la nuca, las piernas abiertas, mirándome desde lo alto de la almohada. Yo seguía sentada, observándole, en su posición de machito, esperándome. Me acordé de Dani, en lo que estaría haciendo en esos momentos, podría estar jugando a la play con algún amigo suyo mientras le hablaba de mí y de cómo me follaba, o en casa de sus padres, cenando, o simplemente mirando la tele, o incluso conectado a internet viendo tías en bolas, haciéndose pajas. Pero mi futuro dependía de aquel hombre, no de Dani, y si quería ser rica y famosa, y hacerle los mejores regalos a mi chico, tenía que chupársela, esta vez, a Xavi, no a Dani.

Me recogí el pelo con las manos, mostrando mis pechos turgentes, y lentamente me solté la melena y avancé por la cama a su entrepierna, a 4 patas. Seguía vestido, aunque se le notaba un paquete considerable, seguramente por el efecto de mi cuerpo. Lo miré. Me miraba con cara de placer, teniendo a una hembra como yo a sus pies, a punto de hacerle una mamada, sumisa a sus órdenes, a cambio de la promesa de llegar a ser top model.

Le bajé la cremallera, lentamente, mirándole a los ojos, besándole los calzoncillos, a medida que iban asomando por el orificio, con los labios, suavemente, pasé la lengua por su paquete, bajé lentamente sus pantalones, con esfuerzo, pues Xavi no colaboraba ni en levantar el culo. Me quedé ahí, yo frente a su polla, sólo nos separaban unos calzoncillos de rayas azules, tipo bóxers, manchados de un líquido transparente. Metí mis manos por debajo, por las perneras de los bóxers, hasta alcanzar sus huevos, los acaricié, notando una gran mata de pelo rizado a su alrededor. Mientras, con la boca mordí la goma de los bóxers e iba bajándolos, sin dejar de mirarle a los ojos. Cuando la tuve totalmente descubierta, empecé a saborear su matorral de pelos, para hacerme una idea de su higiene. Sabía a semen, así que mucha higiene… no tenía. Subí rozándole mis labios por el lateral de su polla, con los ojos cerrados, en la punta me detuve unos segundos, pasando mi lengua suavemente, saboreando y dejando bien limpita de líquidos sospechosos. Tragué saliva, almacenando en mi estómago sus líquidos. Volví a bajar por el otro lateral de su polla, lentamente, esta vez mirándole a los ojos, mientras con la otra mano le acariciaba los huevos desde abajo, notando cómo se contraían de placer. Saqué la lengua y se la pase por toda la polla, dulcemente, sin apartar la mirada de sus ojos, hasta que los cerró y se tumbó, disfrutando de mi mamada.

Me dí vía libre para chupar más rápido y acabar con aquello, metiendo aquella polla entre mis labios, poco a poco para que no sospechara que quería acabar rápido, y una vez dentro, empecé a foyarme la boca con su polla. Empecé a oír gemidos. Era Xavi, que se retorcía de placer en mi boca, que se esforzaba por aguantar toda esa carne dentro, junto a mi saliva y su sudor, y su más que posible eyaculación. Puso sus manos en mi cabeza, recogiéndome el pelo y sosteniéndomela, para poder penetrar mi garganta a placer. Cada vez gemía más y más fuerte, y yo salivaba más y más, derramándolo en la cama. Deseaba que se corriera ya, aunque fuera en mi boca, pero quería respirar.

De pronto, me sacó la cabeza, tirándome del pelo, y se incorporó. Lo miré desde abajo, tirada en la cama, salivando y respirando como podía.

-          ¡Abre la boca puta! – me ordenó.

Obedecí de inmediato. Le miré con los ojos abiertos y la boca abierta, me retiré el pelo que me caía a la cara y me preparé para la corrida. No tardó ni 5 segundos, señal de que lo habñia hecho perfecto. Primer chorro, ojo derecho. Cerré los dos ojos como reacción, mientras notaba más chorros en mi frente, en el mismo ojo y luego en el derecho. El semen iba resbalando por mi cara, mojando mis mejillas y mi barbilla. El último chorro fue a parar a mi boca entreabierta, escupiéndolo de inmediato y cayendo a mis pechos.

Noté cómo se limpiaba la polla en mi frente, ya flácida, y bajaba de la cama. Me quedé ahí, descansando de mi éxito. Me limpié con los dedos el semen de mis ojos, limpiándolos en la manta, y mirando a mi alrededor. No había nadie. Me levanté de la cama y me fui a buscar el lavabo. Oí cómo se lavaba, y ahí entré.

-          Bueno bueno bueno, creo que tú y yo nos vamos a entender muy bien Martita – me dijo en tono irónico mientras me tocaba las tetas con las manos mojadas.- Mañana te llamaré para preparar el contrato con la agencia. Primero vendrás aquí, a la hora que te diga, para ir preparando el terreno. – Antes de irse a la habitación me dio un beso en la boca, mientras me cogía con una mano de las mejillas.

Me lavé la cara y las tetas de semen, y me fui a la habitación con él, para vestirme.

-          Bueno Marta. ¿Has disfrutado?

-          Sí, ¿te ha gustado?- pregunté por curiosidad.

-          Me has encantado nena. De hecho, tengo unas ganas locas de follarte, pero no tengo tiempo ahora. Otro día será cielo. Por cierto, te tengo que mirar tus medidas, no te vistas.

Dicho esto se fue a por una cinta métrica y volvió. Yo le esperaba igual que antes, en topless y tanga.

-          Joder, vaya tetas que tienes Martita – me dijo mientras me las sobaba antes de medírmelas. – 96. –Bajó la cinta a mi cintura – 59. – Y por último a mi cadera- 90. Eres perfecta. Me vas a hacer rico nena. Ya me he empalmado otra vez, joder nena, estás de vicio.

Me bajó el tanga con una mano hasta medio muslo, pasando su mano por mi coño depilado.

-          No por favor, Xavi. Eso no, que tengo novio… por favor. – Le supliqué, con los ojos húmedos.

-          Recuerda que yo tengo la llave para abrirte las puertas del mundo de la moda nena, nunca mejor dicho jaja. Va, ábrete joder, que va a ser un polvo rápido, que me tengo que ir. ¡Mira cómo me has puesto zorrita!

Dicho esto me tiró a la cama, con el tanga medio bajado, boca abajo. Se abalanzó sobre mí, cogiéndome las tetas desde la espalda, mientras con las piernas me abría las mías. Puso su polla en la entrada de mi vagina, mientras me mordía la nuca. Noté un dolor en el coño. Era su polla, penetrándome a placer, entrando y saliendo de mis entrañas, a un ritmo cada vez mayor, mientras yo miraba a la derecha, sin saber qué hacer. Sólo podía abrirme más de piernas y dejarle que acabase cuanto antes.

-          Oh sí nena, eso es, buena puta. Me encanta tu coño rubia – entonces me cogió del pelo y lo tiró bruscamente hacia atrás, llevando todo mi cuerpo consigo, encurvándolo.

Mis ojos lloraban, pero mi coño disfrutaba, hasta que noté un temblor en su cuerpo. Me temí lo peor. Y sucedió. Chorros de semen acompañaban sus últimas embestidas dentro de mí, inundando mis entrañas de su ADN, sustituyendo el semen de Dani. Unas gotas de su semen iban resbalando por mis muslos, seguidas por otras muchas, que hacían imaginar la enorme cantidad de semen que había inundado mi coño.

Lloraba de rabia, por haberle hecho esto a Dani, pero había disfrutado como una puta, no lo iba a negar. Me quedé tirada en la cama, mientras oía su cremallera y sus últimas respiraciones de placer.

-          Bua Marta, eres la mejor modelo que he pillado, no sabía que en la calle habían semejantes hembras como tú. Va, vístete, que te llevo a casa de tu chico.

Me levanté sin mirarle a los ojos, me vestí delante suyo, mientras me repasaba de arriba abajo, y bajamos al coche. Estuvimos callados, cada uno pensando en lo que había pasado, hasta que me recordó la cita del día siguiente.

-          Mañana te recojo a las 9 vale nena?

-          Vale. – Fue lo único que pude decir.

Esa noche, después de explicarle algo de la sesión a Dani, sin contarle la parte sexual, hicimos el amor varias veces, pues quería darle el regalo al menos a él, ya que se lo había dado a Xavi hacía menos de 2 horas. Le pedí que no se corriese dentro de mí, para no mezclar su semen con el de Xavi, cosa que le rebajaría al nivel del fotógrafo, y yo a Dani le tengo en un pedestal.

Continuará.